Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Dios con nosotros
Presentación
Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.
El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.
Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que mucho. Y, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro “Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.
Frases que bien valen la pena – Dios con nosotros
“¡Qué grandes con Dios, qué Dios más grande!” (Beato Lolo, de su libro Bien venido, amor, nº 5)
Debemos tener en cuenta que, a lo largo de la historia de la cristiandad católica ha habido muchos creyentes que, por su forma de ser fiel y su modo de comportarse han subido a los altares. Y no puede ser casualidad que de sus plumas hayan salido palabras no sólo sabias sino, además, santas. Y con eso queremos decir que nosotros, los creyentes, sabemos a qué atenernos cuando necesitamos algún tipo de auxilio pues hay muchos hermanos en la fe a los que podemos dirigirnos en sus escritos pues sus personas hace mucho tiempo (o poco) que están cabe Dios.
Y eso de arriba no lo decimos por decir sino porque de verdad estamos seguros de que no hay nada mejor para un hijo de Dios que fijarse muy bien en lo que los mejores de entre nosotros (suscitados por Dios entre sus hijos) han dicho las cosas y las han dicho muy bien y bien puestas en el sitio que debían ser puestas.
Todo esto lo decimos porque también con Manuel Lozano Garrido el Espíritu Santo (como con las citados creyentes arriba dichos) hacía de las suyas e inspiraba textos que no es que nos vengan bien sino que nos vienen la mar de bien para comprender muchas cosas de nuestra fe católica que tantas veces están alejadas de un corazón que, como el nuestro, es muchas veces más mundano que de arriba…
Pues bien, no podemos negar que el texto que hemos traído hoy aquí es muy escueto. Es decir, que largo, largo, no es. Y, sin embargo, contiene una verdad o muchas verdades según lo veamos como lo veamos.
Aquí podemos ver dos cosas: a nosotros y a Dios mismo. Así de claro. Y, como decimos, en apenas ocho palabras que, además, están puestas de una forma más que certera.
En primer lugar, a nosotros nos pone Lolo tan cerca de Dios que, con Él, podemos ser mucho más que simples seres humanos que han aceptado su naturaleza (de creación divina) Y por eso y sólo (ni más ni menos) podemos llegar a mover montañas si tenemos fe. Si, decimos si porque no nos ha de resultar muchas veces fácil acabar de comprender que es tener fe. Aunque, eso es cierto, estando cerca de Dios todo es posible porque el Todopoderoso lo puede hacer posible.
Pero hay más porque, como es verdad, al hablar de Dios no es que siempre nos quedemos cortos sino que nos resultará casi imposible acertar acerca de cómo es en realidad nuestro Padre del Cielo. Pero, para eso, Lolo nos dice que Dios es grande.
Ciertamente, tampoco podemos decir que acaba de descubrir América nuestro amigo Manuel al decir eso. Sin embargo, en el contexto en el que lo dice y que no es otro que en relación a nosotros, a ser grandes con el Todopoderoso, no es poco cierto que sí parece que Lolo nos descubre que, en efecto, Dios es grande y, en concreto, no sólo el Único sino el más grande.
Que nosotros podemos ser mucho es cierto y verdad. Dios nos ha entregado, o entrega cuando crea conveniente, dones y gracias y con ellos podemos, en efecto, ser grandes como personas al serlo desde la fe, fieles a Quien todo lo ha creado y mantiene. Y Lolo fue uno de los más grandes porque quiso ser fiel a Quien lo había creado y mantenido a lo largo de los años (pocos, debemos decir) que vivió en el mundo. Y es que ahora, estando en el Cielo como es seguro que está (no sería por falta de merecimientos espirituales antes de ser reconocidos oficialmente los mismos con eso que llamamos “fama de santidad” y que precede a todo otorgamiento reglado…) es cuando habrá comprobado que, ciertamente, fue grande con Dios por haber sido fiel a un Dios tan grande. Y ante eso nosotros sólo podemos decir: Amén.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Entender el sufrimiento es un bien más que importante.
Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bien venido, amor” (86)
“La Redención es el más abnegado acto de caridad de la justicia del Padre”
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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