Apuntes inesperados – Lo natural
En realidad, son cosas que pueden pasar un día cualquiera. Momentos son que pueden originar una reflexión o algo así como un pensamiento que se alarga más o menos según sean las circunstancias y el pasar y ser de las mismas.
En realidad no se trata, esto, sino de unos inesperados apuntes o de unos apuntes inesperados que, al fin y al cabo, viene a ser lo mismo.”
Lo natural
Hay términos que, a lo mejor, son susceptibles de llevar a engaño a quien los utiliza. Y es que lo que se considera como buena aplicación de los mismos, en realidad, no lo es.
Cuando se dice que algo es “natural” diera la impresión de que se está refiriendo a lo que es ancestral, lo que viene de siempre. Y eso se opone a lo que es “artificial”, como algo creado por el hombre. Y sí, eso es así o, al menos, es algo así.
Los adalides de la vuelta a la naturaleza (vamos, a lo salvaje) sostienen que así, en la vida natural, todo atiende mejor a lo que es el ser humano. Y lo dicen perpetrando un timo de mucho cuidado. Y es que tal tipo de pensamiento acaba sosteniendo algo que es, digamos, de antaño pero no del antaño que podemos pensar como bueno y mejor sino del antaño más que antañoso. Y es que se pretende una vuelta, como decimos, al estado natural del ser humano para huir de todo lo que está contra tal tipo de comportamiento.
¡Si pudiéramos volver a lo más antañoso que hay que es el Paraíso…qué gozo tan grande! Pero, claro, eso no puede ser lo que pretendan los defensores de la vuelta… a lo salvaje pues ya sabemos cómo son de ateas o, como poco, de agnósticas tal tipo de personas.
No es tal el caso de lo que aquí defendemos. Y es que nosotros estamos de acuerdo con quien defienda que lo “natural” es lo “original” o, lo que es lo mismo, lo que no ha sido alterado por cualquier tipo de circunstancia, ley o lo que sea… Y eso es lo natural.
Por “original” entendemos aquello que es en sí lo que en sí era cuando tuvo que ser antes de no serlo. Y eso no es un trabalenguas ni nada por el estilo sino la forma más directa de expresar lo que entendemos por realidad, eso, “natural”. Y todo lo que trate de modificar su naturaleza debería ser enviado mucho más lejos que al ostracismo que no es más que, al fin al cabo, un poco más lejos de su situación actual aunque eso pueda parecer mucho al alejado…
En realidad si, por ejemplo, decimos que el hombre es hombre y que la mujer es mujer lo hacemos porque por “naturaleza” son lo que son. Y quien sostenga que lo son por algo así como por roles sociales como si hubiera sido la sociedad a lo largo de los siglos la que hubiera incidido de tal forma en la persona que la haya hecho hombre o mujer… en fin, como que es para dar de comer aparte a quien eso sostenga.
Pues no, lo natural (en este caso referido a eso) es que quien es hombre, sea hombre y quien es mujer… pues lo sea. Y no parece eso tan extraño.
Lo que aquí pasa es que hay quien con tal de ir contra lo que es, de suyo, como es, es capaz de darle la vuelta a todo para salirse con la suya. Y no podemos negar que no se haya salido con la suya quien eso piensa…
Y, claro, frente a lo natural está lo antinatural o, lo que es lo mismo, aquello que va contra la naturaleza de las cosas. ¿Se entiende?
Al parecer, no se entiende esto que, de suyo, es tan sencillo de entender aunque, claro, haya que tener dos dedos de frente y, es verdad, que no podemos pedir, en ciertos pensamientos, peras al olmo…
Y aquí les dejo, hasta otro apunte.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Es inesperado todo lo que por inspiración nos llega.
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