Inesperados apuntes – A punto de pelea
En realidad, son cosas que pueden pasar un día cualquiera y sin tener que haber sido preparadas. Momentos son que pueden originar una reflexión o algo así como un pensamiento que se alarga más o menos según sean las circunstancias y el pasar y ser de las mismas.
En realidad no se trata, esto, sino de unos inesperados apuntes que pueden llegarnos al corazón de aquí o de allá, según sean las cosas.
A punto de pelea
La otra tarde, era sábado, mientras leía a Martín Abril, Francisco Javier, me llegaron a los oídos unos sonidos bien característicos de algo que va a pasar: dos gatos mantenían algo así como una pre-pelea, si se puede decir así. Maullaban con mala intención y nada bueno podía esperarse de una tal situación. Y creo que cualquiera de nosotros habrá oído alguna vez algo así.
El caso es que a nosotros muchas veces nos pasa igual. Y es que lo que nos pasa nos pone en esa situación según la cual… en cualquier momento vamos a saltar y hacer algo inconveniente o decir lo que no debemos decir.
Estar a punto de pelea es mantener el alma ojo avizor, algo así como sin descuidarse de lo que pasa a nuestro alrededor y estar preparados para lo malo. Y es que estar a punto de pelea supone ese estado del alma ante lo que no queremos, como un estar preparados para el zarpazo de la realidad y saber, eso, que estamos a punto de pelea.
La realidad, esa cosa que nos rodea y en la que estamos, nos pone muchas veces a punto de pelea y nosotros, que no siempre estamos dispuestos a no estarlo, hacemos algo así como mirar para otro lado por si acaso tal pelea, en el fondo, no nos incumbe.
De todas formas, estar a punto de pelea supone, como digo arriba, mantener el alma alerta y eso, se diga lo que se diga, es una forma de mantenerla viva y no dormida como, por desgracia, es la voluntad del mundo hacia nosotros.
Y aquí les dejo, hasta un nuevo apunte.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Es inesperado todo lo que por inspiración nos llega.
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