Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Y dice Lolo “casi nada”
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.
Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.
Y dice Lolo “casi nada”
“Yo, como mejor cabalgo es sobre el brioso corcel de un libro. Lo monto y al galope todo el año. De cuando en cuando, para abrevar, los articulejos y otras cosillas que me oxigenan. Ahora me ronda una idea y, como no cristaliza, ando que boto. Entretanto, prensa. Preparo una revista mensual, una serie de artículos para un concurso y estudio lo de otra publicación más amplia, que me han encargado para Semana Santa y que no sé si podré atender; en resumidas cuentas, casi nada” (“Las golondrinas nunca saben la hora”, p. 59)
Este texto de su libro “Las golondrinas…” muestra bien a las claras cómo era el Beato de Linares (Jaén, España) y, en fin, que era prácticamente indestructible que, según eran sus circunstancias, es decir mucho pero es decir verdad.
Ciertamente, se confiesa al respecto de cómo trabaja mejor. Y es que la producción de un libro es, para él, lo ideal. Y lo es porque supone concentración durante un tiempo bastante largo. Por eso dice que cuando tiene claro sobre qué va a escribir o cómo va a ser la forma del libro “al galope todo el año”. Y es que, sin duda, quien haga eso, escribir un libro, sabe muy bien a qué se refiere Lolo cuando afirma lo que afirma que es una verdad como una catedral de grande.
Así dicho, como lo dice Lolo, da la impresión de que para él, aún teniendo al respecto de qué va a escribir las cosas claras, fuera todo sencillo y fácil. Y como sabemos las circunstancias, digamos, físicas, de su vida, es sencillo saber que no debía de ser nada fácil para nuestro amigo escribir un libro sino que, muy a pesar de que lo muestre como algo a llevar a cabo sin problema lo bien cierto es que no debía serlo. Pero para él, que es hombre con espíritu fuerte, todo le parecía la mar de bien sabiendo a qué iba a dedicarse.
Pero como es más que conocida la producción literaria de Lolo (en los campos en los que así era) no nos extraña nada que diga eso de que “para abrevar” o, lo que es lo mismo, para nutrirse espiritualmente como si se tratase del agua que hidrata su corazón, hace otras cosas. Y es que el linarense universal escribió mucho más que los libros que dio a la luz pública (9) y eso es lo que nos dice aquí mismo. Y lo hace como para “oxigenarse” que es como afirmar que eso, los artículos y “otras cosillas” le vienen la mar de bien para darle fuerza mientras está escribiendo un libro.
Esos “articulejos” de los que habla Lolo son más de unos cientos que publicó a lo largo de su vida y que muestran a una persona muy preocupada por todo lo que pasa a su alrededor y mucho más lejos. Y es en ellos, mientra se “oxigena”, donde podemos apreciar el valor literario de un hombre creyente católico que no deja de demostrar que lo es al darle ese tono en la escritura que muestra la hondura de su fe y que, de verdad, se la cree…
Pero también tenía intención de publicar una revista mensual además de querer participar en un concurso y algo para la Semana Santa, suponemos, que de Linares, su pueblo.
De todas formas Lolo tiene muy claro que, aunque sea un trabajador fuera de serie (digamos que sobrenatural según son sus circunstancias personales) a todo no puede llegar pues el día, también para él, tiene las horas que tiene. Y estamos seguros de que en ese “no sé si podre atender” hay mucho pesar y mucho saber que sí, que no todo es posible y que será lo que Dios quiera…
Es cierto y verdad que todo esto que nos dice Lolo es mucho y más que mucho. Pero estamos seguros de que por mucho que diga “casi nada” el tal casi nada llenaba su corazón de ansia de mejorar y de servir a Dios y, así, a los hombres de su tiempo. Y, en realidad, no sólo lo consiguió entonces sino que ahora, algunos decenios después de su subida a la Casa del Padre y más de cien años después de su nacimiento, llega a hoy mismo lo que entonces hizo.
Y nosotros, ¡qué menos!, la mar de agradecidos a Lolo.
Eleuterio Fernández Guzmán
Llama Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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