La Palabra para el domingo – 19 de junio de 2022
Como es obvio, hoy no es domingo 19 sino sábado 18 de junio de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.
También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.
Lc 9, 11b-17
“Les hablaba acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados. 12 Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: ‘Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado.’13 Él les dijo: ‘Dadles vosotros de comer.’ Pero ellos respondieron: ‘No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente.’ 14 Pues había como 5.000 hombres. Él dijo a sus discípulos: ‘Haced que se acomoden por grupos de unos cincuenta.’ 15 Lo hicieron así, e hicieron acomodarse a todos. 16 Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente. 17 Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos.”
COMENTARIO
Confianza, plena, en Dios
Algunos sostienen que aquella multiplicación de los panes es algo simbólico y que, en realidad, Jesús no hizo tal cosa sino que se supone que quería decir algo así como que es importante compartir, etc.
Sin embargo, los creyentes estamos más que seguros de que si de aquello dejó constancia el Evangelio era porque sucedió y porque era muy importante entender lo que eso quería decir.
Jesús sabe que toda aquella muchedumbre difícilmente podría ser alimentada por vías humanas. En realidad, haría falta una cantidad de dinero muy elevada de la que no disponía el Hijo de Dios ni sus Apóstoles.
Pero el Mesías quiere poner a prueba a los que más de cerca le siguen. Y les pone una prueba no fácil: que den ellos de comer a los que le están escuchando. Pero ellos, reconociéndose humanamente muy limitados saben que lo único que pueden hacer es, simplemente, comprar la comida. Pero también sabían que no tenían tan gran cantidad de dinero.
Jesús, sin embargo, confía plenamente en Dios y en el poder de la oración de petición.
Aquel hombre que había venido al mundo a que se cumpliese la voluntad de Dios se dirige a Quien todo lo creó y mantiene para pedir por aquellas personas que habían puesto su confianza en Él y que ahora se veían en una situación de difícil solución a no ser que interviniese el mismo Todopoderoso.
Y la oración surte el efecto deseado. Todos comen e, incluso, sobra mucha comida (recogen doce canastos) que no puede echarse a perder o desperdiciarse. Nada de lo divino puede quedar perdido sino recogido para alimentar, espiritualmente, a quien lo necesite.
Jesús les había enseñado mucho con aquello. Por ejemplo, que no hay que perder nunca la esperanza; que Dios siempre escucha cuando se pide para dar solución a las necesidades de otros; que es muy importante orar al Padre por medio de su Hijo Jesucristo.
Los apóstoles actuaron como hombres y sólo se les ocurrió que Jesús mandara a sus seguidores que fueran a buscarse el alimento. Pero Jesús tenía un alimento que sacia el hambre de eternidad. Y se lo dio y quedaron todos saciados. Comieron de aquel milagro y todos quedaron gozosos con aquello que habían visto y gustado.
PRECES
Por todos aquellos que no confían en Dios.
Roguemos al Señor.
Por todos aquellos que no se dirigen a Dios en petición o
agradecimiento.
Roguemos al Señor.
ORACIÓN
Padre Dios; ayúdanos a tener siempre confianza en el poder de la oración.
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Oró y repartió; tal era su confianza en Dios.
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