Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro”- Ansiar la salvación
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
Ansiar la salvación
“Querer lo que quieres al toque del despertador, la firma en la oficina, la subida del ascensor y el contacto de las gentes, para un día cumplir también la otra, la Grande, la Última, la de la Salvación” (Mesa redonda con Dios, p. 18)
Continuamos con el apartado de título “Los ojos más hermosos (‘Tu Voluntad’) del libro del Beato Lolo “Mesa redonda con Dios. Y, ciertamente, lo que aquí nos dice nos conviene y más que nos conviene.
El caso es que nuestro amigo, del que nos preciamos que lo sea, lo tiene, por decirlo de forma popular, más claro y cristalino que el agua limpia. Y es que la Voluntad de Dios en nuestra vida no es algo que debamos tener por bueno y verdad cuando nos conviene sino, exactamente, siempre y siempre; o sea, en toda oportunidad, en toda ocasión y a cada paso. Y sí, eso sabemos que es difícil, pero…
Quizá podamos parecer exagerados pero no hay más que leer (o escuchar si se nos lee) lo que propone Lolo que es, a saber, que tenemos en cuenta a Dios:
1º, desde el mismo momento en el que, tras la noche o el descanso, nos incorporamos, por decirlo así, a la vida ordinaria, a la nuestra, a la de cada día. Por eso habla de “al toque del despertador”.
2º, luego en nuestro trabajo labor, pues saber en tal momento qué es lo que Dios quiere para nosotros y qué es lo que no quiere en nuestra vida, es un seguro de existencia que vale la tener contratado…
3º, cuando contactamos con aquellos que son nuestro prójimo. Y aquí hay que hacer una distinción que es:
-Cuando volvemos a casa y, en general,
-Cuando nos encontramos con las personas que forman nuestro alrededor y aunque sea más lejos…
En realidad, esto nos hacer ver que siempre, como hemos dicho arriba, debemos hacer que nuestra vida “acuerde” con la Voluntad de aquel que nos ha creado y, no lo olvidemos nunca, nos mantiene y por eso podemos dar ese primer paso cada día que es apagar el despertador o, en todo caso (pues hoy día hay otros medios que cumplen tan función) darnos cuenta de que otro día se abre ante nosotros.
Este siempre supone, claro está, una obligación más que evidente y ha de conformar nuestra vida a la medida de la que Dios quiere para nosotros. Y sí, repetimos, no siempre va a ser fácil e, incluso, no siempre la vamos a aceptar pero…
Pero, como no puede ser de otra forma, Manuel Lozano Garrido nos pone, por así decirlo, la zanahoria (¡cuántas veces somos más que “burros” en lo tocante a esto) para que, al menos, nos demos cuenta de que todo esto, todo este ser y este estar acorde con lo que Dios quiere para nosotros, tiene una gracia grande y un don que nunca podemos olvidar y que ha de ser lo que nos guíe: la Salvación, la nuestra, sí, la nuestra.
El caso es que Dios quiere “nuestra” salvación, la de cada uno de sus hijos. Y por eso nos dice Lolo que hay que cumplir la Suya que es la que decimos: la Grande, la Última y que es la Salvación eterna. Pues se refiere a lo que supone la nunca ya muerte porque estaremos salvados y que, como diría Santa Teresa de Jesús, dura para siempre, siempre, siempre que es una forma decir que no termina nunca, nunca, nunca.
Todo esto, todo este recorrido que debemos hacer a lo largo de nuestra vida, tal acordar nuestro corazón con el Dios… en fin, que tiene un final, sí, feliz, que no es otro que gozar de la Bienaventuranza y la Visión Beatífica. Y eso, se diga lo que se diga, no es poco sino mucho y más que mucho.
Ansiar la Salvación, así, con mayúscula. ¿Habrá algo que sea más importante?
Eleuterio Fernández Guzmán
Llama Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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