Serie tradición y conservadurismo – El falso progresismo
“Nos hacemos conservadores a medida que envejecemos, eso es cierto. Pero no nos volvemos conservadores porque hayamos descubierto tantas cosas nuevas que eran espurias. Nos volvemos conservadores porque hemos descubierto tantas cosas viejas que eran genuinas.“
G.K. Chesterton
“De progreso en progreso hasta el abismo final”; “No se mira hacia atrás ni para coger carrerilla… todo debe ser progreso”.
Las frases anteriores muestran, exactamente, lo que está pasando desde hace ya demasiados años en el mundo que nos tocado vivir.
Es sabido que el diccionario es muy sufrido y lo mismo vale para decir las cosas por su nombre como para hacer uso de las palabras que contiene para tergiversar su sentido y darle uno último que no sea más que fachada y encubridor.
A este respecto, cualquiera puede sostener que progresar, lo que se dice progresar, la humanidad lo ha hecho desde que el ser humano salió despedido del Paraíso por querer, precisamente, “progresar” más de la cuenta. Y eso es cierto, lo primero decimos, pero, como suele decirse, una cosa es una cosa y otra… pues es otra.
Se supone que uno progresa o, en general, que una sociedad progresa cuando avanza. Pero avanzar, sin duda, se puede hacer para un sitio o para otro. Es decir, podemos avanzar hacia el bien y podemos hacerlo hacia el mal. Y podemos decir, sin temor a ser exagerados, que el progreso en cuando avance que se propone desde el Nuevo Orden Mundial y sus múltiples servidores, no es de la primera clase sino de la segunda.
Progreso, necesario, sí; progreso retrógrado, no. Y esa es la posición que aquí defendemos. Y veamos porqué.
Arriba hemos aludido al diccionario. Pues bien, de la entrada “Progreso” dice esto:
1. Mejora o avance que experimente una persona o una cosa hacia un estado mejor, más avanzado o desarrollado.
2. Desarrollo continuo, gradual y generalizado de una sociedad en los aspectos económico, social, moral, científico, cultural, etc.
A su vez, porque esto ayuda siempre y mucho, palabras que se asimilan a “progreso” son, por ejemplo: avance, adelanto, perfeccionamiento, desarrollo, adelantamiento, proceso, prosperidad, aumento o mejora.
En fin, podemos ver que, en general, la idea de progresar no es mala cosa porque supone, en general, una mejoría bien personal, bien de la sociedad en la que se incardina el ser humano.
El problema es que no siempre se entienden así las cosas y se llega a creer que se progresa cuando, en realidad, se consigue la barbarie, se produce un retraso o, en fin, se va contra eso sobre lo que se quiere avanzar. Es más, se suele oponer el progreso a esto, como se dice aquí (Wikipedia que muestra, seguramente mejor que otra cosa, el estado de las cosas):
“En el progresismo, como subespectro político, tienden a confluir diversas doctrinas filosóficas, éticas y económicas del socialismo democrático, de la socialdemocracia y del socioliberalismo. Como contraste, comúnmente se considera que estas corrientes aglutinan fueras opuestas al conservadurismo en lo cultural y al neoliberalismo en lo económico.”
Pero, luego, viene el meollo de todo esto:
“No obstante, al progresismo a veces se le suele enmarcar dentro del espectro de las izquierdas, pero sobre todo alrededor de la centro izquierda”
Y, ya, para que nadie se lleve a engaño, esto que, podemos decir, lo resume todo y explica muchas cosas:
“Aunque el término tiene precedentes en la Revolución francesa -mal empezamos…-, cuando políticamente era sinónimo de reformismo, el progresismo tomó forma como tendencia política de las luchas contemporáneas por los derechos civiles y políticos que dieron vida a movimientos sociales como el feminismo, el ecologismo, el laicismo y la sexodiversidad, entre otros.”
Pues bien, hasta aquí podemos decir que el espectro político (en el puro sentido de imagen de alguien fallecido -ideas antiguas, por ejemplo- que se aparecen) que ampara el progresismo es el que es y, lógicamente, el resultado de la aplicación de tal ideología es, también, el que es.
Así, por ejemplo, el progresismo (falso) pretende, por ejemplo:
- Hacer pura y simple ingeniería social imponiendo la corrección política, el lenguaje inclusivo y todas las aberraciones similares que se les pueda ocurrir.
- Imponer la creación de “nuevos derechos” aparecidos a imagen y semejanza del falso progresismo: el aborto, ahora la eutanasia, mañana… veremos lo que pergeñará el progresismo mañana.
- Imponer la ideología LGTBI a toda la sociedad.
- El apoyo y amparo a la religión musulmana que, como sabemos, tiene como objetivo primordial destruir tanto al cristianismo como al judaísmo.
- Establecer una especie de “barra libre” a la inmigración ilegal.
- Hacerse cargo de la ortodoxia democrática imponiendo sus nigérrimas ideas a todo ser humano que caiga bajo su bota.
- Imponer un sistema económico que se ha visto más que perjudicial en aquellos lugares donde se ha aplicado.
- Imponer, a fuerza de leyes y reglamentos, el igualitarismo sobre la verdadera igualdad.
Y todo esto se hace, según se dice, en aplicación de un progresismo que, como bien ha quedado demostrado allí donde se está llevando a la práctica, no obtiene más que resultados francamente mejorables.
Para más abundancia, en un artículo publicado por Antonio Antón en nuevatribuna.es se, digamos, disecciona al progresismo por tantos por ciento Y se dice esto:
“La ideología política de la base social de progreso, según el CIS y sumando la primera y la segunda opción, es: progresista (40%), feminista (26%), ecologista (21%) y socialdemócrata/socialista (27%) /…/ Además, la gran mayoría se considera de izquierdas (en torno al 90%) y la mitad se siente perteneciente a las clases trabajadoras y algo menos a las clases medias.”
Volvemos a comprobar que aquí la única clase política que quiere el progreso de la humanidad, es, precisamente, la izquierda. Y, al parecer, a la derecha o al conservadurismo, le importa algo así como un bledo o un pimiento…
Esto, como podemos imaginar y siendo quienes son los adalides del “progreso” es, seguro, más falso que un billete de 3 euros.
Sin embargo, nosotros creemos que también, dentro del conservadurismo, se quiere progresar y se pretende que la sociedad no quede estancada. Sin embargo, el, digamos, progresismo conservador tiene un sentido más bien contrario al de izquierdas. Así, por ejemplo,
- Pretende que se respete el derecho a la vida y no se le oponga cualquier ocurrencia moderna.
- Pretende que se respeten las tradiciones históricas porque las mismas le han venido más que bien a la humanidad.
- Pretende que se respete la ley y el derecho naturales.
- Pretende que la libertad personal sea un valor que vaya más allá del ejercicio del voto.
- Pretende hacer hincapié en las características de las naciones en cuanto a sí mismas consideradas.
- Pretende no aplicar un Nuevo Orden Mundial colectivista y no humanitario.
- Pretende defender de verdad la propiedad privada de la insaciable voracidad del Estado progresista de izquierdas.
- Pretende evitar el dirigismo desde la organización del Estado.
Además, en algunos casos, se suele considerar “reaccionario” lo que es, en verdad, un verdadero progreso porque lleva al ser humano por el camino correcto hacia Dios:
- El respeto a la tradición espiritual judeo cristiana.
- El respecto al principio de prudencia, a partir del cual, antes de tomar una decisión se han de tener en cuenta las consecuencias de lo que se vaya a hacer.
- El respeto al principio de la variedad, en el sentido de que todos somos diferentes y no cabe una uniformidad social forzada.
- El respeto a la creencia en el principio de los actos voluntarios, a partir del cual ningún ser humano no puede ser obligado a llevar a cabo actos contrarios a sus creencias.
- El respeto al principio de la prescripción por el cual se cree en el conocimiento del pasado y no pretende cambiarlo o modificarlo según ideas nuevas.
- El respeto al principio según el cual Dios Todopoderoso tiene un designio para el hombre y el mismo debe seguirlo para aceptar su santa Voluntad.
- El respeto….
Muchas cosas podrían ponerse aquí mismo. El caso es que progreso, lo que se dice progreso, no suele ser el camino por el que nos lleva, hoy mismo, la izquierda mundial y mundialista sus poderes fácticos (o, seguramente, al revés). Y es que ya sabemos lo que se está formando en cuanto a ideología y a todo lo que eso implica: la formación de “una” humanidad bajo el yugo de los poderes del mundo que, muy al contrario de lo que deberían hacer, sólo actúan en beneficio de lo que llaman “progreso” cuando, en la mayoría de las ocasiones, no es más que retorno al pasado donde lo visto ahora ya estaba visto y más que visto.
Nosotros creemos que existe un progreso, un claro progreso claro y diáfano que lleva a cada hijo de Dios a buscar a su Padre Eterno. Y que, por eso mismo, todo aquello que obstaculice tal camino es algo que debe ser derogado y, en cuando se pueda, enfrentado.
Y es que el ser humano, desde que nace, ya está progresando hacia su Padre del Cielo. Sólo falta que le dejen.
Artículo publicado en The Traditional Post.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Sólo lo bien hecho ha valido y vale la pena.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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