InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Febrero 2014, 26

26.02.14

Ad pedem litterae – 1. P. Pablo Cabellos Llorente .- 2. Homilía en sufragio por el alma del P. Jorge Loring, SJ.

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos .

Hay muchas formas de morir, por supuesto.

Pero, aunque no sea nada nuevo esto, lo bien cierto es que la Eutanasia está siendo utilizada por aquellos que aman poco la vida ajena (o, incluso, la suya) como instrumento de ingeniería social.

Sin embargo, hay otros tipos de muerte dulce que es lo que se quiere decir la misma palabra “Eutanasia”. Está la muerte, por ejemplo, de quien, con fe, sabe que tiene determinada enfermedad y eso no le va a arredrar ni hacerlo de menos. Es la muerte de quien sabe que llega pronto pero cuya realidad la soporta con alegría (¡incluso con alegría!) demostrando que Dios da lo mejor a quien quiere recibirlo.

El autor de este artículo, que es optimista y dan ganas de afrontar la muerte como el protagonista del mismo, Luis Mari, hace lo mejor que puede hacer por nosotros: ayudarnos a comprender qué puede haber en el sufrimiento y, sobre todo, cómo no debemos actuar.

Claro está que cada cual es como es pero Dios también es como es y prefiere lo que prefiere cuando, además, nos da fuerzas para todo. Incluso para tal tipo de muerte que es, en realidad, una verdadera muerte dulce. Y no como otras que otros procuran con egoísmo y desfachatez científica.

Y, ahora, el artículo del P. Pablo Cabellos Llorente.

Muerte dulce con Dios

Pablo Cabellos Llorente

“Finales de los años sesenta. Luis María era tornero en un taller de automóviles. Había conocido en su ciudad –Pamplona- la Peña Egulbati, que realizaba numerosas y variadas actividades para gente joven y para algunos menos jóvenes: desde deporte –sobre todo, futbol con la participación en el campeonato Los Boscos, muy popular entonces entre las peñas de la capital foral-, hasta otras acciones lúdicas y formativas, como cursos de formación cristiana, de temas de actualidad, retiros espirituales, atención de personas necesitadas, etc. Por allí pasaron personajes tan diversos como el futbolista Zoco o el Marqués de la Real Defensa.

Egulbati organizaba también excursiones al Pirineo o tertulias musicales, en especial para celebrar santos, cumpleaños o días festivos. Nunca faltaban las jotas navarras que surgían de la voz potente de El Chato, hermano menor de Luis Mari. Los dos, y otros cuantos hermanos más, hijos de una familia numerosa encantadora, amable, ejemplar. ¡Qué bien se pasaba en su casa!, sencilla y humilde, pero alegre, luminosa como sus sonrisas. El Chato –en realidad, se llama José Miguel- no era el único que aportaba en las tertulias musicales: Pepe, que también cantaba jotas de la Rioja, Javier, que componía canciones…, Juan Ignacio, algún otro que contaba chistes de vascos; improvisados poetas, muralistas y también Luis Mari, que tocaba el acordeón.

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