J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – Ver con los ojos de Tolkien

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Es cierto y verdad que cuando alguien descubre la obra de J.R.R. Tolkien difícilmente lo ha hecho sin nada o, lo que es lo mismo, no sería de lo más normal que alguien viera un libro, fuese del profesor de Oxford y nada supiera, de antemano, de qué había escrito este buen hombre.

Esto quiere decir que, de una manera o de otra, los lectores del autor de El Señor de los Anillos vamos condicionados cuando nos topamos con sus libros. Y ya podemos imaginar el condicionamiento que tiene alguien que lee todo esto después de haber visto las películas que se han hecho en los últimos años sobre la obra fantástica de quien hablamos…

Todo esto lo decimos porque una cosa es lo que cada uno de los lectores de Tolkien padre podamos ver a la hora de leer la obra de este inmortal autor y otra, a lo mejor, muy distinta, es lo que el mismo John Ronald Reuel Tolkien pudo ver, en su día, acerca de lo que podría ser un proyecto de escritura y lo que, luego, fue una obra impresa.

En realidad, también es cierto y verdad que a nosotros lo que nos importa (más que las opiniones y visiones de cada cual) es lo que vería, eso, J.R.R., cuando hizo lo que hizo.

No podemos negar que los ojos y el corazón de nuestro autor no andaba, para nada, desencaminado a la hora de imaginar un mundo como la Tierra Media. Y eso no lo decimos porque sepamos que ya lo había imaginado sino porque si no había una fuerte base fantástica en el corazón del autor de todo esto… en fin, como que resulta difícil que un día se sentara en su mesa y dijera algo así como “pues ahora creo la Tierra Media”. No. Estamos más que seguros que base, lo que se dice base, la tenía y más que fuerte en su mente y en su corazón. Y así salió lo que le salió.

También es verdad que alguien pueda decir esto y lo otro sobre la citada base porque, como ya hemos dicho otras muchas veces, nuestro conocimiento, en profundidad clara, de Tolkien padre es el que es y no se pueden pedir peras al olmo pues, aunque se pidan es seguro que no las va a dar… Al fin y al cabo, nosotros también hablamos desde el corazón y, ante eso, a lo mejor están de más citas y cifras…

Los ojos del corazón de J.R.R Tolkien estaban repletos de mitos que quería para su patria, Inglaterra. Al parecer, no contaba con ellos o, al menos, no eran del gusto de quien tanto conocía las sagas nórdicas con sus historias, leyendas y demás reinos, a veces, en guerra. Y quería eso, al menos quería eso para su amada nación.

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Los ojos del corazón de J.R.R. Tolkien estaban repletos de virtudes y de principios que, siendo él fiel católico, debían verse reflejados en su obra. Y aunque no escribió en la superficie de esta como lo hiciera su amigo (hasta cuando lo fue) C.S. Lewis, si es verdad que él mismo reconoce en una carta que se dio cuenta, a lo mejor no en el principio, que había escrito una obra católica.

Aquellas virtudes y principios, a lo mejor, se habían perdido o estaban en camino de hacerlo en el tiempo de la vida terrena de Tolkien padre. Por eso quería que se vieran reflejados en una obra en la que el amor, la perseverancia, el perdón, el darse al prójimo incluso la propia vida, etc., tuvieran no sólo un hueco donde estar sino que toda la esencia de esta tuviera su raíz en tales virtudes y principios.

Los ojos del corazón de J.R.R. Tolkien debían ansiar un mundo donde el Mal cayera vencido por el Bien y que, en el fondo, lo bueno acabara prevaleciendo sobre lo malo y feo. Y en eso, es casi seguro que su paso por la I Guerra Mundial tuviera mucho que ver y, sobre todo, la imposición del maquinismo sobre un mundo natural donde lo justo es justo porque así está establecido y no se impone por la fuerza de la máquina o de sus colaterales ayudas.

Los ojos del corazón de J.R.R. Tolkien debían ansiar ser uno de los personajes que iba a crear. Incluso creemos que Él mismo gustaba en considerarse un Hobbit porque, lo mismo que sus personajes de tal raza (o al revés, seguramente) llevaban una no desdeñable buena vida apartada del mundanal ruido de los avances tecnológicos donde lo natural tenía una notable prevalencia sobre lo que era artificial y artificioso.

Los ojos del corazón de J.R.R. Tolkien, en fin, es posible quisiesen que todo aquello que iba a crear, o estaba creando, hubiese existido en la vida real e, incluso, existiera entonces mismo. Sin embargo, estamos más que seguros que los ojos del corazón de J.R.R. Tolkien, consciente de la real situación del mundo subcreado, gozara, al menos, sabiendo que una ilusión así era suficiente para subsistir en un mundo tan oscuro como el que le había tocado vivir.

Y es que, en definitiva, todo esto no es un monstruo surgido del sueño de la razón sino, en todo caso, una mullida almohada donde poder recostar nuestro corazón cansado.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond

1 comentario

  
Tulkas
Cualquier padre responsable debe evitar que sus hijos vean las pelis antes de leer los libros.

Y lo dice uno que está deseando ver la serie de Amazon, pero claro, ver a Sauron vestido de ángel de luz es que me priva.

EFG

Si, tienes razón en las dos cosas. Ya veremos cómo les queda el asunto de la serie porque ganas hay más y muchas.
15/10/20 11:32 PM

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