J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – Frodo y Gildor: dos frases que dicen mucho y más que mucho

Estamos más que seguros que frases de una inmortal obra como es El Señor de los Anillos (cualquiera que haya leído el libro) pueden ser entresacadas de muchas formas y colores. Es decir, que no resulta nada difícil destacar esto o lo otro con fruto incluido de tal expresión o expresiones destacadas. 

Pues bien, nosotros hemos hecho lo mismo y, no por casualidad (en la cual, ya de paso decimos, no creemos para nada) nos han salido estas dos que tienen como protagonistas a dos personajes de la tan leída, admirada y querida obra de J.R.R.Tolkien que son, a saber, Frodo y Gildor. 

Ambos personajes, claro, juegan papeles diferentes y distintos en nuestra obra: del primero nada vamos a decir ahora porque sale por aquí de forma más que continua; de Gildor, sólo decir que es un Elfo que pertenece a la Casa de Finrod y cuyo nombre, para que se entienda, quiere decir algo así como “Estrella Noble” y que se encuentra (En “La Comunidad del Anillo”) con Frodo, Sam y Pippin. En tal encuentro se produce, claro está, una conversación y de la misma hemos entresacado las dos frases que son la causa y, sobre todo, el motivo de este artículo. 

Digamos, por añadir algo más de Gildor, que su canto ahuyentó a un Nazgûl que seguía a nuestros amigos y lo hacía, como podemos suponer, con no buenas intenciones. Y, además, les hace una buena recomendación: ir a Rivendel lo antes posible… 

Bueno, después de esto dicho aquí con la brevedad requerida para el caso, les ponemos a ustedes las dos frases que han sido el origen de esto. Son las que siguen: 

“Una  estrella brilla en la hora de nuestro encuentro” (Frodo a Gildor cuando se encuentran en el camino) en el Capítulo 3 de El Señor de los Anillos.

 

“¡Que las estrellas brillen para ti hasta el fin del camino!” (Gildor a Frodo justo antes de despedirse, al final del Capítulo 3 de El Señor de los Anillos).

Resulta curioso aunque, por supuesto, nada fruto de la casualidad, la relación tan directa entre lo que dice uno, Frodo, y otro, Gildor. Es decir, se podrían haber saludado y despedido de cualquier otra forma pero no es así. En realidad, lo que hacen es decir mucho acerca de la situación en la que se encuentran y, sobre todo, el todo de la misma. 

Que nos perdonen aquellos lectores que sepan más que mucho de El Señor de los Anillos y sean capaces de llegar a las profundidades más profundas de tal obra. Esto lo decimos porque es posible que lo que digamos pueda parecer superficial pero es lo que creemos nos pueden aportar estas dos frases. 

Y bien. Una vez hecho uso de eso que se dice sobre que “excusa no pedida, acusación manifiesta” (de ignorancia, por nuestra parte o, al menos, de un conocimiento no demasiado elevado…) digamos, 

En primer lugar: que a nosotros nos parece que esto tiene que ver mucho con el origen mismo del pueblo Elfo. Es decir, cuando despiertan los Primeros Nacidos, sólo las estrellas iluminan. Aún no hay Sol o Luna y, por tanto, ellos admiran aquellos astros que ven sobre sus cabezas. Por eso creemos que la estrella, las estrellas, representan aquel origen, lo que vieron nada más despertar en Cuiviénen que, no por casualidad, significa “Laguna del despertar”. 

Además, creemos que las estrellas iluminan, más que nada, en la noche porque en tiempos de Frodo y Gildor ya hace unos buenos miles de años que hay día y noche. Pero el significado profundo de hacer uso de la estrella, o de las estrellas, ha de querer decir que uno y otro se desean lo mejor, la iluminación, en la noche por la que estaba pasando la Tierra Media con aquel terrible pie sobre sus cabezas de aquel ser superior, Melkor, que se había decidido por el mal camino, un a modo de Breaking Bad (famosa serie de producción de droga o de malas elecciones personales que afectan a muchas personas) o forma de proceder, pudiendo elegir, por la mala cosa, la mala acción, en fin… el pecado. 

Hay algo, por tanto, que ilumina, por sobre la noche u obscuridad, el encuentro entre Frodo y Gildor y hay un ferviente deseo de que aquella luz ilumine el camino de los que se van o se separan (que es lo que desea Gildor a sus amigos de encuentro, en especial, a Frodo) 

En segundo lugar: la luz que ilumina el encuentro y el deseo de que lo mismo hagan las estrellas hasta el fin del camino tiene todo que ver con la esperanza. Es decir, tanto un personaje como otro, se dejan llevar por la voluntad expresa de que lo mejor esté pasando, en el encuentro o esté por pasar, hasta que llegue el fin anhelado y buscado. Y ahí la esperanza juega un papel más que importante porque nuestros personajes no son de los que caen derrotados (o se dejan derrotar fácilmente) ante las adversidades muchas por las que van pasando unos y otros sino que, al contrario, se hacen fuertes en sus debilidades porque tienen esperanza y nunca le dan de lado sino que se apoyan en ella. La luz, así, de las estrellas, ha de conducirlos con mayor facilidad que si caminasen sin ellas a través de la noche. 

En realidad, ¿es posible decir más en tan pocas palabras? 

Seguramente, para un maestro como J.R.R. Tolkien era lo ordinario y nosotros, por eso, le estamos más que agradecidos una vez más.

Eleuterio Fernández Guzmán - Erkenbrand de Edhellond

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.

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Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna