Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Amar el sufrimiento (VIII) – Ser loco de la Cruz

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Amar el sufrimiento (VIII) - Ser loco de la Cruz

“Y es que ya sé que el dolor sin más, aséptico, desnudo, con la arista como fin, no tiene cabida en el dulce paraíso del Amor.

Ser santo, y paciente, y amante, y loco de Cruz es vivir la magia de las adivinaciones, el milagro de las transmutaciones.” (El sillón de ruedas, p. 313)

“Con la arista como fin”. Esto que nos dice el Beato Manuel Lozano Garrido establece una clara diferencia entre lo que supone entender o no entender el sufrimiento.

Tener como fin el propio sufrimiento, la arista, lo malo, o, en fin, aquello que no podemos soportar y no queremos soportar, supone no haber entendido muy bien que el mismo puede no ser sólo, y exclusivamente, una mala realidad o un mal augurio.

Lolo nos habla de una forma tan clara que no resulta excesivamente difícil entenderlo aunque, ciertamente, no es lo mismo de fácil atenderlo y llevarlo a la práctica.

En realidad, como nos dice El Beato de Linares (Jaén, España) sabe que el dolor puede tener una relación más que gozosa con el amor pero no todas las formas de tener en cuenta el sufrimiento pueden llegar a tenerla.

Digamos que el dolor, así, sin más es aquel que es así, seco, sin medida espiritual, sin sobrenaturalizar.

Digamos que el dolor aséptico no expresa sentimiento alguno y, por tanto, dista mucho de tener una buena relación con un espíritu que acepta, que reconoce lo que le pasa.

Digamos que un dolor desnudo es aquel que es así, que no está cubierto por nada que le pueda hacer menos sufriente y que, digamos, no está relacionado con una fe franca que acepta el mal en beneficio espiritual de su alma.

Vemos, por tanto, que el Amor, así escrito con mayúscula ha de tener relación, la tiene porque lo es, con Dios mismo, con Aquel que, sí, ve y reconoce que sufrimos pero sabe que el sufrimiento puede encauzarse para algún espacio mejor que el del abismo del espíritu.

Por eso, un amor que es así: que no tiene en cuenta su fruto, que no se enfrenta a la realidad con franqueza y con alivio del alma y, por fin, que sólo busca su propio sufrimiento, tiene poco de aprovechable…

Sin embargo, cuando se es, como dice Lolo, “loco de Cruz” se sabe muy bien que, si de la de Cristo, se obtuvo la salvación eterna para  todo aquel que confiese la naturaleza divina del Hijo de Dios, también se puede obtener abundante de la o de las nuestras. Y esto ha de querer decir que no será, el sufrimiento, algo que quede ahí, como pasarlo mal, sino que puede cambiar muchas cosas en nosotros.

Y sí, es verdad que muchas cosas en nuestro interior, pueden transmutar o, mejor, transmutarnos para bien, para mucho bien de nuestro corazón. Y por eso el sufrimiento ha de ser más, mucho más, que un tropezón en nuestra vida de hijos de Dios.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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