Y Dios se presentó al mundo

 Resultado de imagen de Epifanía

 

Por tradición tenemos por cierto y verdad que los Reyes Magos se presentaron en el portal de Belén en el momento del nacimiento. Sin embargo, no sabemos si eso fue así o lo hicieron pasados unos días, antes de que se fuera la Sagrada Familia a Egipto por el aviso que se le dio a San José acerca de las malas intenciones de Herodes de pasar a cuchillo al Hijo de Dios o, en todo caso, a todos los que pudiera. Y eso fue lo que hizo pero, gracias al Todopoderoso, no sucedió lo mismo con su Hijo.

Esto lo decimos porque se puede pensar que los Reyes Magos, fuera de la imagen idílica del Belén… en fin, como que no pueden ser. Y estamos más que seguros de que sí, lo fueron y allí estuvieron pero en unas circunstancias menos, digamos, edulcoradas… Y eso no nos quita, para nada, ni un ápice de nuestra fe y de nuestra creencia en lo que sucedió… eso que no se olvide nunca.

Aquí, de todas formas, no creemos que tenga importancia, siquiera, aquella visita sino que la misma venía a confirmar lo que era la Voluntad de Dios y lo que había hecho al procurar el nacimiento de su Hijo de una joven Virgen y, para más señas, Inmaculada.

Lo que queremos decir es que lo que importa en este día es, sin duda alguna, la manifestación, llamada por eso Epifanía, del Mesías al mundo, entonces, conocido.

Que Dios tuviera que hacer aquello y de aquella forma, es decir, manifestarse al mundo, era porque era totalmente necesario que lo hiciera. Y lo llevó a cabo, eso sí, no con alharacas ni con grandes luces sino, al contrario y muy al contrario: en un lugar más humilde de lo que cualquiera querría para propia descendencia.

Eso era, ya, un síntoma de lo que estaba por venir. Y lo que estaba por venir no era, precisamente, el ejército armado que muchos querían y creían iba a traer consigo el Mesías que Dios había prometido al pueblo que se había escogido como su elegido. No. Y esto era así porque su reino, para empezar, no iba a ser de este mundo y, luego, iba a venir con Amor, así dicho con mayúsculas y eso le iba a acarrear muchas o demasiadas incomprensiones.

Ahora, en este día, entonces, se producía la manifestación de Dios al mundo. Y eso quería decir que sí, que el Creador había cumplido la promesa a la que hemos hecho referencia arriba. Y, por eso, aquel momento fue (y es cada vez que lo recordamos, ahora en estas fechas o cuando sea que lo hagamos) tan importante que nada de lo que pasó luego fue lo mismo y no tuvo importancia. No. Todo lo que vendría al pasar unas décadas, cuando aquel Niño se convirtiera en hombre y fuera por ahí predicando la Buena Noticia acerca del Reino de Dios que ya había llegado, era, por decirlo así, el cumplimiento del Plan del Todopoderoso que, como podemos comprender, no se deja vencer ni por incomprensiones (tipo José antes del aviso en sueño) ni por las de aquellos que preferían defender sus mundanos intereses de tal forma que estaban dispuestos a matar Inocentes por si su reino les era “robado”. En fin…

Recordamos, por tanto, que los Reyes Magos certificaron con su presencia la manifestación de Dios al mundo. Y eso, aparte de oros, inciensos y mirras que tienen su espiritual significado, supone que el Creador, Aquel que nos ha creado y mantiene, quería que su criatura humana se salvase. Y por eso quiso que aquellos tres poderosos representantes de otras tantas naciones humanas se arrodillaran ante un Niño recién nacido. Y nosotros, a tantos siglos de distancia, tenemos sana envidia aunque sepamos que nunca puede ser sano, si hablamos del espíritu, un vicio como ése.

Pero, vamos, envidia tenemos y más que tenemos…

Eleuterio Fernández Guzmán Erkenbrand de Edhellond

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dios se manifestó al mundo porque el mundo lo necesitaba.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

1 comentario

  
Rafael
Los Magos tuvieron que adorar al Niño cuando tenía más de cuarenta días, pues Jesús fue presentado en el Templo a los cuarenta días del Nacimiento. El ángel advirtió a José que huyeran a Egipto después de la visita de los Magos. Si la Sagrada Familia se fue inmediatamente a Egipto y antes habían presentado al Niño.....
09/01/20 12:51 AM

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