J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – Algunos, seguramente buenos, caídos en el Mal
Desde mucho más que antiguo, allí donde se pierde la memoria de los que fueron y murieron; allí donde todo es pasado y ha quedado para cuentos o fantasías; allí donde se pudo haber perdido algo bueno… en fin, allí mismo ya hubo quien prefirió lo malo a lo bueno y lo que nunca se debe tener en cuenta a lo que sí.
Es bien cierto que, a lo largo de la obra más conocida de J.R.R. Tolkien (digamos, como podemos imaginar, El Hobbit y El Señor de los Anillos) muchos de los personajes creados por el profesor de Oxford, sencillamente, cambiaron de bando. Y sí, algunos de ellos se pasaron al de los malos porque aquí, como sabe cualquiera, hay buenos y malos… como en la vida misma, la de la Tierra Media y la de aquí, la de ahora mismo.
Sobre esto, al menos de forma muy escueta, ya se ha escrito en este blog. Es decir, sobre algunos de los personajes creados por Tolkien padre que han preferido el lado sombrío de la realidad algo ya se ha dicho. Pero ha sido, eso, algo muy escueto, poca cosa. Y lo ha sido porque donde fue esto escrito bastaba y sobraba mencionar brevemente a los que se perdieron para el bien y se aliaron con lo que creían sería “su” bien que es siempre, claro está, algo demasiado subjetivo y, por tanto, egoísta.
De todas formas, bien sabemos que al Mal, encarnado por la Sombra-Ojo-Sauron-Morgoth-Mordor, etc., tiene la naturaleza que tiene y tiende siempre a pervertir, convertir a su bando o, por decirlo pronto, echar a perder todo lo que es bueno porque no quiere lo bueno y lo bueno quiere convertir en mal. Y, claro, como pasa en este nuestro mundo, muchas veces lo consigue (como pasó, por ejemplo, con Adán y Eva, aquellos buenos que, por egoísmo y por codicia, lo perdieron todo y se quedaron, así, con sus propios males bien a resguardo…)
Hemos, pues, sentados las generales de la ley que son, a saber:
-Hay muchos seres buenos.
-Está el Mal.
-El Mal busca fieles de su bando.
-Hay quien se deja corromper por el Mal.
-El Mal, a veces, vence aunque sea una victoria con fecha de caducidad…
Nosotros hemos escogido a unos cuantos de los personajes de J.R.R. Tolkien, que creemos se han pasado a la mala sombra, al lado de quien nunca debían haberse pasado. Y decimos, por ejemplo, que son estos que siguen:
Smígol,
Saruman,
Reyes de los hombres tocados por los anillos,
Algunos hombres que aceptaron promesas del Mal.
En cuanto al primero de ellos, Smígol (en realidad, su nombre era Trahald), pues tal era su hombre, digamos, original de quien luego llamarían Gollum, es bien cierto que era un hobbit de la raza de los fuertes, por decirlo así, ordinario. Bueno, a lo mejor era ya, de por sí, algo huraño pero en nada se podía esperar lo que llegó a ser.
Fue Déagol, primo de Smígol, quien encontró el Anillo perdido en el río. Corría entonces el año 2463 de la Tercera Edad. Y aquel momento o, mejor, a partir de tal momento, quien era un hobbit como era devino un ser, verdaderamente, deleznable. Y todo fue por la codicia, por querer hacerse con aquel tesssoro que tanto le había gustado al verlo. Ya estaba haciendo el Anillo o, mejor, el Mal, su trabajo de atracción hacia sí.
Es conocido de cualquiera que haya leído la obra de J.R.R. Tolkien el devenir de aquel hobbit que vino a ser criatura maléfica por su ansia de bienes ajenos. Y el papel que juega en el final del camino que lleva, dentro de la Compañía del Anillo, a Sam y a Frodo al Monte del Destino es, digamos esencial: la codicia le llevó a la muerte y, de haber podido cambiar algo desde el momento en que descubrió el Anillo… seguramente, no lo habría hecho…
El segundo de ellos, Saruman, era, como Gandalf, un istari que fue enviado a la Tierra Media para echar una mano a los que eran perseguidos por el Mal. En principio, pues, nada hacía pensar que se apartara de la misión que tenía asignada y se alineara, en su especial forma egoísta, con el Mal. Fue llamado Saruman el Blanco y, siendo elegido jefe del Concilio Blanco, ostentaba una serie de poderes no desdeñables (podía influir en las mentes del prójimo, por ejemplo).
Cierto es que tenía amplios conocimientos sobre Sauron que, como sabemos, era un Ainu (maiar de Aulë) que fue seducido por Melkor/Morgoth y pasó a ser su garra derecha…
Pues bien, la codicia acerca del Anillo hizo que Saruman, en principio inofensivo (al contrario era la verdad en aquel principio) para con los buenos, se pasara al lado del Mal. Seguramente creía que iba a obtener pingües beneficios de aquel alineamiento pero sabemos más que bien cómo acabó toda su ambición: en nada o, vamos, en su propia muerte a manos, ¡nada más y nada menos!, que de Lengua de serpiente su supuesto servidor…
Como decimos arriba, dentro de la raza de los hombres hubo más de muchos que se pasaron al lado del Mal. Y no fue por otra cosa, también aquí, que la codicia de bienes y, claro, de poder.
Eso fue, por ejemplo, lo que pasó con los Reyes de los hombres que recibieron Anillos de aquel reparto original de tales joyas, en el fondo, maléficas, y por ansia de poder acabaron transformándose en Espectros que tanto daño podían hacer y, claro, hicieron cuando pudieron.
Pero estos eran, digamos, los más elevados de entre aquellos hombres. Pero había otros muchos que siendo, digamos, del montón (entiéndase esto), de la plebe, por decirlo así, siguieron al Mal por codicia, también aquí por codicia, y ansia de bienes ajenos.
Así, por ejemplo:
Los Aurigas, que lucharon contra Gondor tomando Rhovanion,
Los Balchoth, a la sazón Hombres del Este que estaban sometidos al poder de Sauron e hicieron todo el mal que pudieron mientras pudieron. Estaban emparentados con los Aurigas,
Los Númenórenos Negros que eran los Hombres del Rey que se manifestaron contra los eldar y los valar y, claro, a favor de la rebelión que terminó, no por casualidad, con la isla de Númenor,
Los Variags, que era el grupo de hombres que vivían en Khand y eran, tampoco por casualidad, aliados de Mordor.
Es más que posible que, entre aquella raza de Hombres se nos haya escapado algún o algunos grupos que se aliaron contra el Mal en busca de lo que no debían haber ansiado ni buscado. El caso es que podemos ver que, al respecto de los que pasaron de un bando al otro, los hay de toda especie y calidad.
Sin embargo, lo que les une a todos es la codicia y el ansia de lo que no es suyo y la falta de valores benéficos para la vida de la Tierra Media que es, justamente, lo que caracteriza, sí, a la parte buena y mejor de toda esta maravillosa historia.
Eleuterio Fernández Guzmán - Erkenbrand de Edhellond
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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