J.R.R. Tolkien – Ventana a la Tierra Media – Personajes únicos: el Sagaz Sam
Nos parece bien empezar esta serie dentro de la serie. La hemos dado en llamar así, “Personajes únicos”, porque creemos que, en efecto, lo son.
Decimos, pues, que nos parece bien que el primer personaje que aquí traigamos sea el del fiel servidor del Portador del Anillo, Frodo Bolsón. Y sí, nos referimos a Sam Gamyi que es, en sí mismo, todo un personaje, si ustedes nos entienden…
EXCURSUS
Hacemos, antes de esto, una advertencia que, creemos, ya hemos hecho otras veces.
El caso es que el esto escribe hizo petición expresa a la Editorial que, en España, tiene los derechos de explotación de la obra del profesor de Oxford. Y, como hemos dicho otras veces, aún no ha obtenido ni el permiso para hacer uso de los citados textos con la cita expresa, como es lógico, de quién es propietario de los supracitados derechos, ni, tampoco, el no.
Esto lo decimos porque no vamos a citar, expresamente, ningún texto de la obra de J.R.R. Tolkien. Y no lo hacemos por los derechos citados arriba. Y eso nos pesa más que más.
Por cierto, desde aquí se pide, encarecidamente, a los bibliotecarios de la Sociedad Tolkien Española que intercedan por quien, humildemente, escribe esto. Y es que tenemos entendido (y leído) que la Editorial en cuestión agracia, de vez en cuando, con ejemplares de la obra de Tolkien (Padre o hijo) para que los mismos engrosen la Biblioteca de nuestra casa… Es de suponer que existe algún tipo de relación entre Editorial y Biblioteca a la que, por supuesto, no puede alcanzar el que esto escribe en el fango como está…
De todas formas, creo que ya he escrito algo sobre esto pero no puedo negar que escribir, digamos, de oído, no es lo mismo que con la partitura…
FIN DEL EXCURSUS
Bueno. Una vez sentado lo que parece ser la general de la ley en este especial caso y circunstancia, vayamos con lo que de verdad importa: Sam Gamyi, nuestro tierno, valiente y fiel Sam.
Se ha dicho y escrito que, a lo mejor, viene a ser la figura de este Hobbit como un trasunto del nuestro autor. En realidad, eso debe importarnos bien poco porque es posible que muchos de sus personajes tengan algo de quien los ha creado o, en fin, puedan afirmar lo que Tolkien padre era, sabía y creía. Y, además, no vamos a decir que era una alegoría de sí mismo… ¡Faltaría más!
El viaje a Rivendel, formando parte, de forma inesperada, de la Compañía del Anillo, rumbo a Mordor pasando por el Bosque Dorado y visitando a la dama Galadriel, en su actuación en los últimos momentos de la existencia del Anillo Único y, por fin, en su actuación procurando la sanación de La Comarca; siempre en ayuda, apoyo y auxilio de su señor Frodo, de quien no se despega sino cuando hay quien lo despegue de sí… Así encontramos a Sam Sagaz, aquel en cuya existencia de hermandad se manifiestan una serie de virtudes que, no por extendidas en muchos personajes de la Tierra Media, dejan de tener importancia. Es más, son las que, precisamente, definen a nuestro querido personaje.
Podemos decir que, en lo tocante a su vida ordinaria, Sam es, simplemente, un hobbit. Por tanto, es más que sabido que, por eso mismo, es amante de la buena comida (varios almuerzos o meriendas si se puede…) además de gustar mucho de conocer historias y cuentos. En eso nada se diferencia del resto de hobbits. Sin embargo, es bien cierto que este mediano ansía la aventura.
Sí, Sam Sagaz, desde bien temprana edad, ha querido ver a los Elfos. Por eso sus historias son con las que más gozaba. Y le gustaría verlos por sobre todas las cosas. Y, para eso, como cualquiera puede suponer, sería necesario más de un viaje (él, que nunca había ido más allá de La Comarca) y alguna que otra aventura. Y es bien cierto y verdad que, para eso, estaba más que dispuesto. Y, como sabemos, vio a más de uno y se relacionó con bastantes desde que llegó a Rivendel, a la casa de Elrond el medio elfo…
Podemos decir que algunas características de Sam son, por ejemplo:
- La humildad,
- La sencillez,
- La lealtad,
- La fidelidad,
- La honestidad,
- El espíritu de sacrificio.
Así, por ejemplo, es tal su humildad que la muestra sin duda alguna cuando se somete a quien considera su superior, su “amo” (como él mismo lo llama y otros lo tienen por eso) de todas las formas posibles. Y nos referimos a Frodo Bolsón, para quien trabajada como jardinero y con quien se embarca (obligado por Gandalf que sabía de la necesidad que tendría su amigo Frodo en la misión que iba a emprender) en una más que segura aventura.
Es sencillo, como hemos apuntado arriba, porque su vida es sencilla. Y, aparte de su espíritu de aventura (tan distinto al de otros hobbits) ama la sencillez de la vida en La Comarca, una buena comida y fumar una pipa con la mejor hierba de tabaco, escuchar las aventuras que otros hayan tenido o, en fin, ocuparse de todo aquello que, digamos, no requiere ordenes o mandatos sino lo más pedestre, lo que puede querer hacer alguien que ama la tierra y su tierra.
En cuanto a la lealtad, virtud que atesora más que mucho nuestro hobbit, la muestra muchas veces a lo largo de lo que sería una verdadera aventura. Por eso mucho tiene que ver la misma con el espíritu de sacrificio del que hace un constante ejercicio. Sacrificio, sí, por Frodo y, dadas las circunstancias por las que pasa, por todos los miembros de la Compañía del Anillo.
Y fiel lo es hasta la casi muerte. Y es que, a lo largo del camino que los lleva a Mordor y al Monte del Destino, no son pocas las ocasiones en las que muestra que su fidelidad puede ser puesta a prueba de las más difíciles pruebas. Nunca hace algo que no se mostrar lo fiel que se puede ser a favor de alguien a quien se ama.
¡Qué decir de su honestidad!
La misma la manifiesta siempre que es necesario que la muestre y, aunque eso pueda ocasionarle pasar un mal rato es de reconocer que la tal virtud viene muy bien en más de una ocasión porque pone sobre la mesa una forma de ser que no es falsa sino, al contrario, más que franca y, como tal, manifiesta lo que de verdad piensa sin esconder nada que le pueda beneficiar. Es, pues, honesto a carta cabal.
De todas formas, no podemos negar que Sam también manifiesta una forma de ser, a veces, algo irascible y terca. Por eso, por ejemplo, vigilaba de tan cerca a Smígol/Gollum y más de una vez deja bien claro que, si por él fuese, aquella criatura que considera maligna, habría cruzado de la vida a la muerte…
No hay duda alguna que cada una de las virtudes que aquí hemos apenas citado nos muestran a un ser humano (eso sí, mediano de estatura pero grande en lo demás) en el que es posible confiar los secretos más secretos que se puedan tener.
Sam Sagaz es, por tanto, todo un personaje. Y lo es porque nuestro autor quería compendiar en su mediano cuerpo toda una forma de ser que, en sí misma, era noble y no exenta de grandeza que es la que, con su hacer y su devenir, ganó para su raza.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
Eleuterio Fernández Guzmán - Erkenbrand de Edhellond
1 comentario
Siga escribiendo, por favor.
Saludos en Cristo.
EFG
Muchas gracias a usted le tengo que dar por su amable comentario aunque, cómo tantas veces digo, el mérito no es mío sino de quién es el origen de todo...
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