La Palabra del domingo – 1 de septiembre de 2019
Lc 14, 1.7-14
“1 Y sucedió que, habiendo ido en sábado a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando.
7 Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: 8 ‘Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, 9 y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. 10 Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba.’ Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. 11 Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado’. 12 Dijo también al que le había invitado: ‘Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. 13 Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; 14 y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos’”.
COMENTARIO
Saber lo que, verdaderamente, importa
Sabido es que había grupos sociales en el tiempo del Hijo de Dios que, ante su mensaje y actos no estaban a su favor. Cada vez, por tanto, que podían, procuraban hacerle caer en trampas espirituales para ponerlo en evidencia. Por eso San Lucas nos dice en este texto de su Evangelio que los fariseos “le estaban espiando”.
Sobre la actitud que mostraron muchos fariseos (y otros) habría que decir que aquello que diría Jesucristo acerca de que no “sabían lo que hacían” lo podemos poner en reserva. Y es que los que eran considerados “sabios” dentro del pueblo judío tenían muchos conocimientos acerca de sus Sagradas Escrituras y no podían ignorar que lo que decía y hacía aquel Maestro que enseñaba con autoridad no era de su especial gusto. Y sabían que, para ellos, era muy peligroso que el pueblo lo siguiera más de la cuenta.
Y lo espían.
Esta forma de actuar supone bastante cobardía porque otras veces le hacían frente y le preguntaban. Pero había otras veces que, simplemente, miraban qué hacía y se emboscaban en sus cosas para, al fin y al cabo, pillarlo en un renuncio.
Jesucristo, sin embargo, siendo Dios hecho hombre, tenía todas las respuestas a sus muchas preguntas. Y ahora, en el caso de aquellos que querían ser los primeros recomienda, al contrario, ser los últimos. Y es que ser los últimos suponía, en sí mismo, una manifestación de humildad.
Ciertamente, el Hijo de Dios sabía mucho de humildad y de ser humillado. Lo primero lo practicaba siempre y lo segundo se lo practicaron muchas veces…
Recomienda ser humilde porque, quien eso hace, ha de ser enaltecido y, justo al revés, quien se crea más de la cuenta y se enaltezca ha de ser humillado.
Sí, pero humillado ¿cuándo?
La humillación de quien así actúa ha de ser recibida cuando Dios, en su Justicia, y entonces quien se haya enaltecido y haya querido mejor que los demás no siéndolo… en fin, que el Tribunal de Dios sabrá más que bien aplicar lo que se le deba aplicar que, como vemos, no es nada bueno ni mejor sino malo y peor.
Relacionado con esto, con el castigo que supone el enaltecimiento inmerecido, está justo lo contrario: quien tenga en cuenta a los necesitados será, cuando corresponda que sea, premiado en el momento justo en el que resuciten los justos que será, cuando sabemos, cuando Dios quiera que sea.
El caso es que el Hijo de Dios plantea tanto la situación de quien se cree superior y se enaltece como la de quien se humilla; tanto la situación de quien quiere quedar bien con los suyos de quien tiene en cuenta a los necesitados. Y el resultado es bien claro y determinado: lo malo y peor o lo bueno y mejor.
PRECES
Pidamos a Dios por todos aquellos que prefieren enaltecerse y no humillarse.
Roguemos al Señor.
Pidamos a Dios por todos aquellos que no ven lo que puede suponer no aceptar la Voluntad de Dios.
Roguemos al Señor.
ORACIÓN
Padre Dios; gracias por poner sobre la mesa la Verdad.
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Palabra de Dios; la Palabra.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
1 comentario
Un gran análisis de este fragmento del Evangelio. D. Eleuterio. Muchas gracuas.
Simplmente recordar que en muchas ocasiones N.S. hablaba metafóricamente, una forma muy usual de enseñar entre los orientales.
No se trata de llenar nuestra mesa y casa de pobres y menesterosos sino de atender sus necesidades nosotros, de manera individual, no como colectivo; cumpliendo con las Obras de Misericordia que nos enseña la Iglesia.
¡Feliz Domingo!
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