Un amigo de Lolo – Confianza en Dios
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.
Un amigo de Lolo – Confianza en Dios
“La misma ocultación desconcertante de Dios hay que valorarla dentro de su generosidad. Si en ella se reitera el fango y la humillación suyos, el Señor sólo nos pide que colaboremos con la simple aprobación del Misterio e insiste en que no nos importe, ya que a nosotros nos queda, junto a la lima, la garlopa o las teclas de máquina, cierta intimidad divina que recrea en cada latido la futura dicha, que algún día hemos de paladear sin cortapisas.” (El sillón de ruedas, p. 107)
Confianza.
Esta palabra, que dice más que mucho de quien la pone en práctica, es un buen hilo de unión entre Dios y su semejanza y, aquí entendemos, de aquella que cree que el Creador es el Único Dios existente, que todo lo ha creado y mantiene y que es inmensamente Bueno y Misericordioso.
Así dicho, en general, nosotros manifestamos confianza cuando nos entregamos en manos, por así decirlo, de alguna persona. Y eso es lo que debemos hacer con Dios.
El Beato Manuel Lozano Garrido, que sabe muy bien que confiar en Dios no es sólo importante sino más que conveniente para sus hijos, reconoce muchas veces que Dios, que nos perdona siempre, nos espera, también siempre, cerca de su corazón. Y por eso nos pide lo que aquí y hoy nos pide.
Sí. Es más que cierto que hay muchas realidades espirituales que son un verdadero misterio para nosotros. Y así, el Misterio, con mayúsculas, que puede ser el destino que Dios nos tiene preparado, hacia dónde vamos si seguimos su santa Voluntad es, eso, un gran Misterio.
¿Qué hacer, pues, en tal caso?
Confiar. Lo que nos pide el Beato de Linares (Jaén, España) es que confiemos en Dios porque lo tiene todo más que bien pensado para nosotros y nunca, ni, nos va a abandonar ni, tampoco, va a permitir que nos perdamos sin hacer algo a nuestro favor, por nosotros.
Lo que se nos pide, y no sin razón, es que, eso, colaboremos con lo que nos corresponde que no es otra cosa que hacer según quiere Dios que hagamos. Entonces, en tal caso, estaremos manifestando una gran confianza en lo que, al fin y al cabo, no entendemos pero aceptamos por y con fe.
Para que no se nos olvide lo que más importa en nuestras vidas, que no es otra cosa que la vida eterna, esa dicha de la que habla Lolo, debemos saber que, a pesar de los misterios que no entendemos, del gran Misterio de nuestra propia vida, siempre tenemos la esperanza de saber, y de reconocer por nuestra fe, que el futuro que nos está preparado, el definitivo Reino de Dios, el Cielo, es, eso… que nos ha sido preparado por nuestro Creador y Todopoderoso.
El caso es que nos habla de “cierta intimidad divina”. Y es que, al fin y al cabo, nos corresponde a nosotros aceptar la misma para que eso que es, ahora, misterioso, resulte claro y diáfano en el Cielo. Y querer ir al Cielo es, aquí, algo más que importante.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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