J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – De Gondolin a Númenor
Es bien cierto que se puede decir que no existe, en principio, relación alguna entre la Ciudad Escondida de Gondolin y la isla estrellada de Númenor. Y es posible que pueda sostenerse eso.
Sin embargo, existe una relación más que directa entre ambos lugares si bien, como es sabido, Gondolin fue ciudad de los Elfos mientras que Númenor fue, en esencia, puesta en el lugar donde fue puesta, para los Hombres.
Ahí, en la relación Elfos-Hombres es donde podemos encontrar la relación. Y, mejor, en una saga familiar que da mucho de qué hablar y, sobre todo, en qué pensar.
De todas formas, aquí no hablamos de relación temporal en el sentido, por ejemplo, que se hubiera producido relación comercial o, simplemente, personal, entre un lugar y otro. No. Y es que eso no pudo ser posible porque ambos lugares no “coincidieron en el tiempo material de la Tierra Media”. Aquí hablamos de relación familiar. Sí, de eso hablamos.
Podríamos decir, emulando una vieja serie televisiva en la que un personaje, anciana ella, decía (antes de contar algún sucedido de su vida) algo así como “Sicilia, año 1940…” para, acto seguido contar lo que quisiera contar. Nosotros, pues, decimos, “Gondolin, más o menos, año 496 de la Primera Edad, Tuor, hijo de Huor, entra en la Ciudad Escondida”. Tiempo después se enamora de Idril, hija del Rey Turgon y Elenwë. Y es cuando todo empieza…
A partir de tal momento o, lo que es lo mismo, desde cuando Tuor se enamora de Idril y, tras el casamiento de ambos nace, en el año 504 un niño al que pondrían por nombre Eärendil, es cuando entendemos que se estableció una relación entre Gondolin y la isla estrellada de Númenor. Y la cosa fue tal que así, decimos, como sigue.
Los terribles sucesos que acaecieron por la traición de Maeglin en Gondolin son más que conocidos y, además, fueron relatados aquí mismo hace ya casi tres meses. Todo ello sucedió en el año 511 de la Primera Edad y, por entonces, aquel niño que había nacido fruto del amor entre el hombre Tuor y la elfa Idril (Eärendil, claro está) tenía apenas 7 años. De aquella ciudad nadie quedó que pudiera, allí mismo, revivir sus mejores tiempos y todos los que pudieron huyeron por el túnel que Idril (no confiando nada en Maeglin) había ordenado construir.
Todo, de todas formas, se va tejiendo con hilos finos que, en la historia de la Tierra Media y sus mares adyacentes, tienen pleno sentido… Pero nosotros dejamos ahí, al niño fruto del amor entre Tour e Idril. Y lo dejamos ahí porque luego tendrá mucho que decir e, incluso, que hacer como, por ejemplo, colaborar de forma decisiva en el nacimiento a sus hijos Elros y Elrond venidos al mundo en el seno de Elwing (nieta de Beren y Lúthien a través del hijo de ambos, Dior Eluchíl), esposa del que sería navegante Eärendil…
Mientras tanto, hay muchos hombres que luchan contra el Enemigo y sufren, como podemos imaginar, daños humanamente (o élficamente, si puede decirse así) irreparables. Podríamos decir, por tanto, que la Primera Edad fue el recorrido de una derrota seguida de otra para hombres y elfos que, al parecer, no iban a poder hacer nada contra Melko-Morgoth…
Ante tal situación, Eärendil y Elwing consiguieron llegar a Valinor (las Tierras Imperecederas) a pedir auxilio a los Valar. Es cierto que los poderes (podríamos llamar dioses o espíritus) atendieron sus ruegos y fueron a la guerra (en la Tierra Media) contra el valar Morgoth (Enemigo de nigérrimo hacer y pensar) y que el Mal, entonces, fue derrotado en la llamada Guerra de la Ira (y con razón la tal ira de parte de los Valar y del mismo Eru-Ilúvatar) pero eso no quitó, para nada, que los hombres (además de los elfos y todos los que entonces lucharon a favor del Bien) sufriesen más que mucho.
Y, entonces, ablandado el corazón de los Valar deciden los mismos hacer surgir de las aguas una isla. Tiene forma de estrella (digamos que de cinco puntas o penínsulas como puede verse en la imagen de arriba) y es denominada Númenor, llamada también “Tierra de Occidente”. Allí podrían vivir si es que tenían en cuenta que no podían ir a Valinor que, por cierto, no estaba muy lejos. Y no podían allí porque aquella era tierra de los Valar donde la inmortalidad, por cierto, no se adquiría sólo por pisar su suelo… Y corría, por entonces, los primeros años de la Segunda Edad del Sol.
Mientras tanto Eärendil y Elwing habían procreado a dos gemelos. Lo que pasa es que son conocidos por los nombres que les pusieron dos hermanos del hacedor de los Silmarils, Fëanor, a la sazón Maedhros y Maglor, que atacan los Puertos de Sirion (el Sirion era el río donde fueron a parar los desheredados de Gondolin en su huida de una muerte segura…) cuando Elros y Elrond (nombres puestos por los citados hermanos de Fëanor) tenían sólo 6 años de edad (lo cual quiere decir, como decimos abajo sobre el nacimiento de Elros – 532 Primera Edad- que aquello sucedió en el año 538 de la, aún, Primera Edad)
Pues bien, cuando los Valar dieron a escoger a Elros y a Elrond si querían pertenecer a la raza de los Hombres o a la de los Elfos, el primer de ellos decidió ser hombre; Elrond, al contrario, quiso seguir la naturaleza de los Elfos. Y, por eso, cuando los hombres, aceptando el regalo-don de los Valar de la isla de Númenor, viajan hasta Elenna (nombre, también, de Númenor) va con ellos.
Digamos que no sólo se les concedía aquel lugar para vivir sino que también se les concede vivir más años que el común de los hombres mortales. Y como Elros tenía preparado, ante sí, un destino muy importante que cumplir, se le concedieron 500 años de vida, que se sustanciaron tal cual sigue :
Cuando Elros llega a Númenor, tiene 90 años (58 desde que nace, en 532 de la Primera Edad hasta que termina la Primera Edad, en 590, + los 32 (año 32 de la Segunda Edad que comienza con la fundación de los Puertos Grises y Lindon -año 1, pues-) en los que llegan los hombres a la isla de Númenor. Es nombrado su Rey (también llamado Tar-Minyatur) en el año 32 de la Segunda Edad. Muere en el año 442 con 500 años porque se les había concedido a los hombres de Númenor, como decimos supra, una vida más larga que, en general, a la raza de los hombres (y a él más, por ser hijo de quien era y haber escogido llevar la vida de un hombre en cuanto años por vivir) Gobernó, como primer Rey de Númenor (y dando lugar a la Casa de Elros) por un período de 410 años. (tenía 90 cuando llegó a Númenor + 410 años como Rey: 500 que se le habían otorgado para vivir al hijo de Eärendil)
Y aquí, como podemos imaginar, termina todo esto porque hemos querido establecer una relación, digamos, familiar, entre Gondolin y Númenor que, como vemos, se cumplió a la perfección. Eso, a nuestro modesto creer, si ustedes nos entienden. Y, es más, aún hemos alargado un poco la cosa hasta la propia muerte de aquel que, pudiendo vivir vida inmortal escogió ser hombre y vivir, con aquella aguerrida raza, los años que tuviese que llenar con su tiempo y acción. Y es lo que hizo, estableciendo (aunque tal no fuera su intención, queremos pensar) una relación más que directa entre una maravillosa ciudad, Gondolin, y una maravillosa isla, Númenor. Y a lo mejor alguien dice que esto está traído por los pelos pero, sí es así, se trata de una peluca más que grande…
Y aquí queda eso, que no es poco.
Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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