Hoy hace 9 años de la Beatificación de Lolo

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

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Era en 2010. Un tal día como hoy, 12 del mes sexto de aquel año, un día lluvioso aunque, por la fecha, pueda parecer extraño, un jienense de Linares (España) subió a los altares porque merecía subir a los altares. Su nombre, más que conocido, es Manuel Lozano Garrido aunque es reconocido como Lolo.

Tengo que reconocer que para hoy tenía previsto escribir sobre unas líneas del libro de Lolo de título “El sillón de ruedas” que desde hace bastantes semanas estoy trayendo a este apartado del Blog. Pero, la verdad, al darme cuenta de la fecha que era el día 12 de junio… no me he podido resistir y he cambiado la cosa.

Como pueden ver, no estoy utilizando términos como “tenemos que reconocer” o “nos hemos dado cuenta” que es lo que se hace cuando se quiere, uno, dar cierta importancia al escribir en tercera persona (la vanidad es un vicio, a lo mejor, muy extendido…). No. Aquí sólo cabe el uso de la primera persona porque yo, el que esto escribe, celebro más que mucho este día. Y es que es muy personal como suele serlo lo de los santos para sus hermanos aún en el mundo.

El que esto escribe ha hecho eso, escribir, mucho sobre aquel joven que, en años de dolor y sufrimiento, supo llegar al corazón de muchos a través, primero, de su propia existencia personal y, luego, a través de los libros que escribió y los pensamientos que pudo dejar dichos en páginas de la prensa o donde fuera que pudiera dejarlos. Sin embargo, por mucho que escriba aprovechándome, por así decirlo, de lo que dejó escrito nuestro Beato (Dios quiera que pronto sea santo) es mejor decir las cosas como son en cuanto al bien que me ha hecho y me hace este hombre, en apariencia débil porque, sí, físicamente seguramente lo era pero en lo otro, en el espíritu, bien sabemos que era, y es, más que fuerte, grande, inmenso.

Aquel día, digo, subió Lolo a los altares. Y lo hacía, estoy seguro de ellos, con la aquiescencia de Dios mismo que quería a su lado a quien había escrito tanto acerca de la importancia que tiene el Creador en la vida de su semejanza, creada a su imagen.

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Cuando pasa algo de esto, una beatificación quiero decir, se nos pone delante un ejemplo. Y es un ejemplo que no debemos olvidar porque se nos muestra que es posible ser hijo de Dios… siéndolo de verdad.

Si hay algo de Lolo que no debemos olvidar es el tesón, la perseverancia y todo lo que supone de bueno el ser y el actuar de tal forma que nada de lo que a uno le pasa, físicamente quiero decir, lastre su ser y su actuar. Y Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia de Cristo, que tan mal lo debió pasar en vida por los muchos sufrimientos que padecía, muestra que no, que no es imposible sufrir y padecer y gozar con ello. Y no queremos decir con esto que fuera masoquista o algo por el estilo sino que, como él mismo dice muchas veces, “sobrenadaba” sobre tal sufrimiento y sobre sus muchos dolores físicos.

Manuel Lozano Garrido, luego Lolo, luego Beato de la Iglesia católica, nos mira desde el Cielo y desde allí ha de querer para sus hermanos los hombres lo mejor que Dios nos desea. Y lo mejor es intentar, al menos intentar, reconocer en nuestra vida que el Creador, el nuestro, es importante y que, por mucho que podamos pasar malos ratos o, alargando la cosa, malos momentos, siempre queda la esperanza de saber que no estamos solos y que Dios está con nosotros, siempre, llevando nuestra carga que, a veces, cuando comprendemos, llamamos cruz. 

 

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

  

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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