¿Qué les parecen estas buenas razones?
“A cualquier alma que visita a Jesús en el Santísimo Sacramento le dice este Señor: ‘Alma que me visitas, levántate de tus miserias, pues estoy aquí para enriquecerte de gracias. Date prisa, llega a mi, no temas mi majestad, porque está humillada en este Sacramento, para apartar de ti el miedo y darte toda confianza’”
San Alfonso Mª. de Ligorio
Visitas al Stmo. Sacramento, 8
Aunque es cierto, una hermana ya me lo dijo por correo electrónico, que el decálogo que aquí traigo se encuentra en la red de redes, no puedo callar el hecho de que me llegó a través de un mensaje electrónico de una hermana perteneciente a la Asociación Pública Internacional de Fieles denominada “Hogar de la Madre”. Y, como es de justicia agradecer lo agradecible… pues así queda hecho.
Pues bien, como sabemos, desde que Dios entregara a Moisés el Decálogo conteniendo su Ley, muchos otros decálogos han ido desfilando por el mundo en el que peregrinamos. Todos ellos buscan, en el mismo número de recomendaciones o de lo que bien esté en ellos indicado, decir que algo es bueno y benéfico. No siempre, claro, eso es así pero es de suponer que la intención de quien eso hace es dejar dicho, en el mismo número que aquel citado arriba de los llamados Mandamientos de la Ley de Dios, lo que se cree vale la pena tener en cuenta.
Otro tanto, lo mismo, podemos decir del que ahora traemos aquí. Es más que posible que sea conocido por muchas de las personas que esto lean pero no está mal recordarlo por lo que supone y porque es más que probable que otras muchas personas nada sepan de este decálogo.
Va referido a la visita a Jesús Sacramentado y dice, a modo de razones y recomendaciones para acercarnos de esta forma tan especial al Hijo de Dios, lo siguiente:
“1) He de visitar a Jesús, mi Salvador, porque está presente en el Santísimo Sacramento, como mi Dios y Señor, y por lo tanto le debo adoración y homenaje de sumisión.
2) He de visitar a menudo a Jesús, mi Salvador, porque el Corazón de Jesús que por mi fue traspasado en la cruz, late en el altar y desea que le ame.
3) He de visitar a Jesús, mi Salvador en el Santísimo Sacramento, porque de esta manera doy la mayor alegría a María, mi queridísima Madre, a San José y a todos los ángeles y santos del cielo, que sin cesar adoran a Jesús Sacramentado.
4) He de visitar frecuentemente a Jesús, mi Salvador en el Santísimo Sacramento, porque es un acto meritorio y una profesión pública de mi fe.
5) He de visitar frecuentemente a Jesús Sacramentado, mi Salvador, porque el Señor ha reservado gracias especiales para los que le visitan. En el altar el Señor es puro amor, y distribuye sus gracias a manos llenas a los que le visitan.
6) He de visitar frecuentemente a Jesús en el Santísimo Sacramento, porque de este modo puedo resarcir las injurias del género humano, especialmente los sacrilegios, y la frialdad de tantos cristianos.
7) He de visitar frecuentemente a Jesús Sacramentado, mi Salvador, porque allí Jesús, me enseña la humildad, la obediencia, el amor, en una palabra: el espíritu de sacrificio, que tanto nos falta para el fiel cumplimiento de nuestros deberes de estado.
8) He de visitar a menudo a Jesús Sacramentado, porque de este modo puedo ayudar a las pobres almas del purgatorio.
9) He de visitar a menudo a Jesús Sacramentado, porque Dios es el mejor pagador, que remunera cada sacrificio que por El hacemos.
10) He de visitar a Jesús en el Santísimo Sacramento del altar, porque de este modo me preparo mejor para mi adoración que he de dar a Dios por toda la eternidad en el cielo.”
No podemos decir que sea poco lo que se nos dice y, sobre todo, lo que podemos entender que es importante para nosotros, creyentes en el Hijo de Dios y en lo que supone que esté, en nuestros templos, donde se encuentra.
¿Es poco que Jesucristo sea Dios, sea nuestro Dios, y a Él nos dirijamos de tal forma?
¿Es poco que diera su vida en una cruz para que fuésemos salvados?
¿Es poco que manifestemos la fe que tenemos haciendo tal visita?
¿Es poco que Dios pueda perdonar muchas ofensas viendo el amor que tenemos por Su hijo?
¿Es poco que, acercándonos a Jesucristo en tal forma, aprendamos muchas de las virtudes que lo adornan?
¿Es poco que, además, echemos una mano a las benditas ánimas del Purificatorio?
¿Es poco prepararse así para lo que, cuando Dios quiera, tendremos que hacer siempre, siempre, siempre, cerca del Creador?
¿Es poco que alegremos el corazón de María, Madre de Jesús y madre nuestra y de su padre adoptivo José, mostrando el amor que tenemos por su Jesús?
¿Es poco, en fin, tal acto de adoración?
Esto, en realidad, es “Un 10 en 1” o la forma mejor de ser lo que somos: diez formas de dirigirnos al único que es Único y que tanto hizo y hace por nosotros. Visitándolo, pues, y más ahora en este tiempo de Adviento en el que volvemos a esperarlo, sanaremos muchas de las penas de nuestro corazón y manifestaremos que lo esperamos de verdad, como quien sabe que lo mejor aún está por llegar y que viene, viene, viene.
Eleuterio Fernández Guzmán
Ha salido el recopilatorio de “El Pensador”
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Cristo siempre nos espera. Siempre.
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