Eppur si muove - Gracias a los santos la Iglesia católica se mueve
Hoy es 1 de noviembre. Por tanto, también es el día en el que recordamos, más especialmente a cómo lo hacemos siempre, a los santos, a Todos los santos.
El papel que estos hermanos nuestros juegan a la hora del devenir diario de la Esposa de Cristo es más importante de lo que pudiera pensarse. Es más, bien podemos decir que gracias al papel fundamental que representan los santos en la vida del creyente católica, la Iglesia fundada por el Hijo de Dios, sigue caminando por el mundo y peregrinando hacia el definitivo Reino de Dios.
Empecemos diciendo que la santidad es un modelo o, lo que es lo mismo, es algo a lo que debe tender todo hijo de Dios. Por eso el ejemplo de los santos que, a lo largo de la historia, han sido tenido como tales, tiene tanta importancia. No es baladí que digamos, por tanto, que mirándonos en los santos podemos entender qué es, exactamente, eso de la santidad. Y eso es un motor que mueve.
También sabemos que, a resultas de la llamada Reforma Protestante, el papel de los santos no es tenido en cuenta por los cristianos que se suman a tal opción religiosa porque creen, y eso sí está bien, que Jesucristo es mediador entre el hombre y Dios (“Único es Dios, único también es el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, verdadero hombre” (1 Tim. 2, 5). Sin embargo olvidan, por ejemplo, este texto del Apocalipsis (8, 3-4):
“Entonces vino otro Ángel y se paró delante del altar de los perfumes con un incensario de oro. Le dieron muchos perfumes para que los ofreciera con las oraciones de todos los santos… y la nube de perfumes, junto con las oraciones de los santos, se elevó de las manos del Ángel hasta la presencia de Dios”.
¿Unos “santos” que nada tienen que ver con sus hermanos en la fe que aún peregrinan? No, eso no es posible ni puede ser verdad.
Y es que tal es así que los Padres de la Iglesia comprendieron y enseñaron que a los santos nos podemos dirigir como intercesores. Así por ejemplo,
San Cirilo de Jerusalén:
“Que a través de sus oraciones y súplicas, Dios recibiera nuestra petición”.
San Efrén:
“Vosotros santos interceded por nosotros que somos hombres tímidos y pecadores, llenos de pereza, para que la gracia de Cristo pueda venir sobre nosotros, e iluminad nuestros corazones para que podamos amarle”.
De la Liturgia de San Basilio:
“Por la orden de tu Hijo unigénito nos comunicamos con la memoria de tus Santos … por cuyas oraciones y súplicas tened misericordia de nosotros”.
San Gregorio Naciaceno:
“Sí, estoy seguro que la intercesión de (Cipriano) es de más utilidad ahora que su instrucción en días pasados, ya que está más cerca de Dios, ahora que se ha librado de sus ataduras corporales”.
San Juan Cristóstomo:
“Aquél que tiene la diadema, suplica al fabricador de tiendas (Pablo) y al pescador (Pedro) como patrones, aunque están muertos”.
San Jerónimo:
“Si los Apóstoles y los Mártires mientras estén en cuerpo pueden orar por otros, en un tiempo cuando tenían que estar pendientes de ellos mismos, cuánto más lo harán después de coronas, victorias y triunfos”.
San Agustín:
Celebramos… la memoria de los Mártires, tanto para estimular el que sean imitados, como para participar de sus méritos y ser auxiliados por sus oraciones”.
Sentado, pues, esto (que es esencial para poder seguir) digamos que los santos procuran, con su ejemplo y sus vidas, aliento a los fieles que nos fijamos en ellos para darnos cuenta que la santidad no es nada imposible sino, al contrario, más que posible.
Como los santos interceden por nosotros, como ha quedado dicho y como los así considerados son ejemplo para el resto de fieles católicos, no es de extrañar que se les tenga en una consideración elevada por parte de los discípulos de Cristo que militamos en la Iglesia que fundó el Hijo de Dios y cuyas llaves entregó a un pecador llamado Pedro. A ellos nos dirigimos con la frecuencia que la fe y, ¡Ay!, las necesidades de cada cual tiene. Seguramente no lo haremos siempre bien y ni, tampoco, hagamos lo que tenemos que hacer.
Sin embargo, lo que sí es más que cierto es que gracias a los santos, a lo que significan y a lo que, en definitiva, son, la Iglesia católica camina por el mundo no con pasos equivocados o desviados sino sobre las huellas de los que nos precedieron y supieron entender, a la perfección, qué significa ser hijo de Dios.
Y terminamos con esta oración (Sermones de San Bernardo, abad)
“Dios todopoderoso y eterno, que nos has otorgado celebrar en una misma fiesta los méritos de todos los santos, concédenos, por esta multitud de intercesores, la deseada abundancia de tu misericordia y tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.”
Amén.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Por la libertad de Asia Bibi.
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Todos santos; santos, todos.
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EFG
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