Libros de Lolo : “Bien venido, amor”
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Recibir al corazón al amor como eje de la conducta de un cristiano no debería tan extraño como, a veces, parece.
Y, ahora, el artículo de hoy.
Presentación de la serie:
Manuel Lozano Garrido, más conocido como “Lolo”, beato de la Iglesia católica, es más que conocido en este blog de InfoCatólica porque el que esto escribe lleva unos meses prestándole la atención, no toda, la que se merece.
Lolo escribió, a lo largo de su vida, una serie de libros que, en el número de 9, traen a la actualidad misma de ahora mismo, una realidad espiritual profunda, llena de luz y de gozo en Dios y, sobre todo, son expresión de un ser cristiano como tiene que serlo un hijo de Creador y que es siendo consciente que se es y gozando con ello.
Pues bien, esta serie va a estar dedicada, si Dios quiere y Dios mediante, a traer aquí cada uno de los libros escritos por aquel joven de Linares (Jaén, España) que supo, a lo largo de una trabajosa vida física cultivar un corazón sano y lleno de todo aquello que tantas veces nos falta a los que no nos podemos mirar en su espejo físico pero sí, y mucho, en el espiritual.
Por otra parte, voy a seguir, para la publicación de las recensiones, el mismo orden que siguió Lolo para publicarlos.
6. Bien venido, amor
Título: Bien venido, Amor
Autor: Manuel Lozano Garrido, “Lolo”
Editorial: Edibesa
Páginas: 178
Precio aprox.: 1,85 €
ISBN: 84-89761-75-2
Año edición:
Lo puedes adquirir en Editorial Edibesa o dirigirte a la Asociación Amigos de Lolo.
6.- Bien venido, Amor (Manuel Lozano Garrido, “Lolo”)
De los libros escritos por Manuel Lozano Garrido este es, digamos, el que condensa su pensamiento en unas páginas llenas de luz y de esperanza para el ser humano, hijo de Dios que, aún siéndolo, puede poner a buen recaudo tal verdad. Lolo, por supuesto, no hace eso sino que, al contrario, consigue que nos adentremos en su pensamiento total en cada uno de estos aforismos.
Dice el P. Rafael Higueras Álamo, a la sazón postulador de la causa de beatificación (ya cumplida) y de canonización (aún en ella se encuentra) escribe en el Prólogo de este libro que “Las mil y más ‘frases’ (así las llamaba él cuando las iba rumiando), que componen este libro, están traspasadas de poesía. Poesía que es belleza. Belleza que es ternura. Ternura que es retrato ‘a plumilla’ del Ser supremo y Eterno que se llama y es AMOR (1 Jn 4, 16)”.
Pues eso es, exactamente, “Bien venido, Amor”.
El libro está dividido en cinco apartados que son, a saber, Dios, Amor, Creador por Amor, El hombre, Amor, Humana sed de Dios y Proyección de Dios sobre el hombre. Y cada uno de ellos está dividido, a su vez, en otros apartados que se componen, también, de otros apartados donde se recogen, una a una, aquellas frases de las que habla Lolo y que refiere el autor del Prólogo. Frases que son acercamientos al alma de quien escribe y, por extensión, a la de cualquiera que pueda llevarse al corazón pensamientos tan importantes para el creyente.
El mismo autor del libro, antes de empezar la recopilación de frases, dice, recordando aquella expresión de Jesús “… a traer fuego a la tierra…”, que “El fuego es el elemento primordial del Universo /…/ Pero el fuego también sobre nosotros, en profundidad. Toda llama que es limpia arde siempre hacia arriba, como sorbida por un misterioso llamamiento. Como hombres también. ¿Qué hay delante o detrás de las estrellas, que tire de cada uno con unos constantes modos poderosos? Lo que es está en lo alto y, a la par, desciende, para envolvernos y penetrarnos vitalmente /…/ El fuego, así, en su razón de eternidad. Se apagan los astros, y no se extingue en el hombre la aspiración a la felicidad porque el cometa del verdadero amor ha constelado el firmamento de los hombres y una lluvia de dulces meteoros salpica la inmortalidad sobre nuestras frentes”.
Así vemos, por lo tanto, que el contenido de “Bien venido, Amor” (el título es, ya, sintomático de lo que viene después) sea gozoso de recibir es de esperar porque, en efecto, gozamos con cada una de las frases que Lolo sabe consignar en cada uno de los muchos apartados (caso 120) y nos adentramos en un modo de pensar, en una forma de ser que debe ser imitada, al menos, por aquellos que queremos llegar, al menos, a la suela de las zapatillas que pocas veces tocaron el suelo en los muchos años de confinamiento que soportó Manuel Lozano Garrido en su sillón de ruedas.
Y dice, por ejemplo, Lolo esto:
“¿Qué importa el camino con los ojos vendados, si una mano me lleva y esa palma, Amor, es la tuya?” (282)
“Los más desgraciados son los analfabetos de Dios” (435)
“Dios sólo invade cuando las puertas de un corazón se le abren de par en par y en el umbral le espera la bienvenida de un ‘fiat’” (783)
“¡Preséntame a Fulano. Relacióname con Zutano! Y ¿con Dios no te apasiona?” (5)
“Fe se escribe con “f” de fuego y “e” de esperanza” (569)
“La oración es un generoso camino de devolución de la visita de Dios” (585)
“Hay cosas sin las que uno no puede vivir, como el oxígeno, el agua y el sol, pero ¿sin Dios?” (420)
Y así podríamos estar un rato muy largo y gozoso rato porque Lolo, en “Bien venido, Amor” ha sabido, supo y sabe, llegar hasta lo más profundo de nuestro corazón. Y lo hace, además, avisando, además, desde el propio título: da la bienvenida al Amor de Dios y, claro, luego, ya sabemos qué pasa.
Eleuterio Fernández Guzmán
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