Así es como más de uno se echa al monte para asilvestrarse
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Es lo que suele pasar con los partidos políticos que entienden el poder como el propio y absoluto de una secta; es lo que les pasa a los que se ven sin el sillón y el coche oficial: radicalizan su radical posición entorno a determinados temas.
Las cosas son así de claras y así las tenemos que decir.
Las personas que, formando parte de partidos totalitarios como, por ejemplo, es el PSOE y que tienen antecedentes de perseguir a la Iglesia católica y a sus fieles hasta no ya desearles la muerte sino, directamente, a matarlos, es comprensible que se suban al monte cuando dejan de tener acceso a los presupuestos oficiales y que, cuando dejan de mangonear la cosa pública (¡Sí!, la res publica latina) se sienten legitimados para hacer lo que mejor les cuadra con su maloliente ideología.
Además, se les nota demasiado el tinte totalitario cuando pretenden, ahora, que los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español se cambien o, si es posible, pasen a mejor vida.
Esto es, no vaya a creerse otra cosa, además de pretender dar por saco y meter el dedo en el ojo a la Iglesia católica, un ataque directo contra la constitución que, aprobada el 6 de diciembre de 1978, aún está en vigor.
No piensen que exagero. Pero es que, además, estos despilfarradores del dinero público y encargados de arruinar a España en tan sólo 8 años, ni saben contar ni tienen, de los números, una idea siquiera medianamente presentable. Y es por lo que sigue.
Muchos de estos chiquilicuatres de la política española, exactos don nadie que se han visto aupados al poder por la falta de conciencia de lo que conviene de otros muchos, tienen la impresión de que los citados Acuerdos pudieran ser inconstitucionales o que, en todo caso, no responden a la realidad misma que, realmente, hay en la España real porque ellos ven las cosas desde su particular punto de vista que consiste, en general, en hacer verdad sólo lo que tienen como bueno y falsedad todo acuerdo que no acuerde con ellos.
Y, sin embargo, y en primer lugar, como cualquiera sabe el orden numérico de los años indica que cuando uno de ellos es posterior, lo anterior ya ha pasado y que, por lo tanto, las consecuencias de lo pasado son, ahora, lo que son y que a ellas tenemos que conformarnos.
Pues bien, el artículo 16. 3 de la Constitución de 1978 dice lo siguiente:
3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.
Ahora… si los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español son del año 1979 esto quiere decir que fueron aprobados después de la entrada en vigor de la denominada Carta Magna. Eso debería hacer pensar (cosa, a veces, imposible) a más de uno que los Acuerdos son perfectamente constitucionales y que, como cualquiera que no sea sectario de izquierdas puede observar el contenido del supracitado apartado del artículo 16 se ajusta a la realidad. Y quieren revisarlos para, seguramente, derogarlos.
Lo que aquí pasa es que el PSOE ya no está en la realidad desde que perdió las últimas elecciones de noviembre pasado. Por eso ahora saca su verdadera cara nigérrima y rostro laicista y provocador que es, en suma, el que le ha caracterizado desde que un malcarado llamado Pablo Iglesias (¡Vaya apellido!) empezara a hacer de las suyas hace ya, demasiados años.
Por eso quieren, también, molestar con el asunto de la asignatura de Religión católica. Quieren sacarla del horario lectivo seguramente para que nadie pueda adquirir conocimientos de moral católica pero sí de los propios de Educación para la Ciudadanía que era la que antes habían obligado, ¡Obligado!, a recibir estos partidarios del palo y tentetieso cuando no están de acuerdo con mis cogitationes.
Y esta sarta de zánganos de la política, chupasueldos oficiales y sacamantecas públicos, se atreven a poner palos en las ruedas de las relaciones Iglesia-Estado porque son lo que son y son como son. No pueden remediarlo.
Pero
Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española.
Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española.
Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española…
Esto les debería estar martilleando en su cerebro todos los días de sus vidas porque es lo que hay. Y no nos da la santa gana que sea de otra forma lo quieran sus majestades los políticos siniestros o no lo quieran.
Eleuterio Fernández Guzmán
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9 comentarios
Que algo haya sido aprobado después de la constitución no significa que automáticamente sea compatible con la carta magna. Y ahí están los ejemplos de tantas leyes que algunos se empeñan en declarar anticonstitucionales a pesar de aprobarse treinta años después, (matrimoniogay, ley de plazos del aborto, etc.).
Además eso de "se tendrán en cuenta las creencias religiosas...", es una afirmación abstracta. Lo mismo se tiene en cuenta esas creencias si la Iglesia paga el IBI como si no, si se cede el 0,5% del IRPF a la Iglesia como si es el 1%, si los ministros juran el cargo como si lo prometen, etc.
Es curioso que en esta web se suele destacar el peso del voto católico en la derecha francesa, cuando en realidad la Iglesia tiene muchos más privilegios en España que en el país vecino, donde todavía impera la llamada "Ley francesa de separación de iglesia y estado", de 1905 que se resume en el concepto:"La República no reconoce, no paga ni subsidia religión alguna".
Como ejemplos, el estado francés solo reconoce el matrimonio civil, siendo el religioso una ceremonia sin validez oficial, mientras que aquí no es necesario casarse dos veces y el matrimonio religiosos es reconocido por el estado. Además los templos católicos anteriores a 1905 son ¡propiepad del estado francés!, no de la Iglesia. Etc.
En definitiva nadie pretende cambiar la constitución, solamente modificar el concordato, porque desde luego la sociedad española no es la misma ahora que en 1979.
Pero bueno, supongo que ahora toca cuato años de criticar a la oposición y no meter tanta caña al gobierno, debe ser una sensación extraña.
Me gusta el argumento:
"En definitiva nadie pretende cambiar la constitución, solamente modificar el concordato, porque desde luego la sociedad española no es la misma ahora que en 1979."
Claro que el concordato es posterior a la propia Constitución... o para ella la sociedad no ha cambiado :-)
Si los templos católicos anteriores a 1905 son propiedad del Estado francés, entonces ¿quiere decir que no están abiertos al culto? Y si lo están, ¿cómo pueden estarlo sin la existencia de algún tipo de acuerdo entra ambas entidades?
La Iglesia y el Estado, para mi es como, la madre y el padre de una sociedad, los une el amor, cada uno con un rol diferente, para mantener la armonía familiar, económica y espiritual, lamentablemente la ambición de poder, con preceptos puramente humanos, a desvirtuado el equilibrio social.
Estamos viviendo en un mundo ambicioso y lujurioso, donde el prójimo no importa, a uno lo matan con dadivas (vivir sin trabajar) al otro con cataratas de impuestos, (vivir trabajando) una vida indigna no deja levantar los brazos ni la mirada al cielo.
Supongo que tampoco hace falta recurrir a la frase atribuida a Guerra de "A España no la reconoce ni la madre que la parió".
El concordato se firmó en 1979, una época en la que divorciarse era imposible, las españolas iban a Londres no de Erasmus sino de aborto, los mariquitas estaban en el armario, en los cuarteles todavía colgaba el retrato de Franco en lugar de el del rey, y vivir "arrejuntados" era cosa de rojos.
Hoy en día gobierna Asturias un señor de derechas que es muy aficinado a divorciarse, la gran "Esperanza" de la derecha neoliberal subvenciona actos del colectivo gay, el futuro rey está casado con una divorciada, la secretaria general del partido del gobierno es madre soltera, y curiosamente va a ser un gobierno de derechas el que mueva el calendario de las fiestas religiosas, por aquello de pasar todos los puentes a los lunes.
Solo son algunos ejemplos del desapego de la sociedad española, incluso de los más "fieles", respecto de la Iglesia.
Vicente Carreño:
Pues claro que hay acuerdos entre el estado francés y la Iglesia para el culto en los templos. la ley francesa lo que hace es separar no consagrar la ignorancia mutua. Pero es un ejemplo de cómo los católicos franceses saben distinguir la esfera religiosa de la política. Desde la II Guerra Mundial hasta hoy Francia solo ha tenido un presidente de izquierdas: Mitterrand, sin embargo nadie desde de Gaulle hasta Sarkozy ha modificado la ley de separación Iglesia-Estado, a pesar del peso del voto católico en la derecha francesa. Y nadie pone el grito en el cielo.
Saludos y Bendiciones.
Saludos y Bendiciones.
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