Rubalcaba, si te vuelves, te lo clava
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Hay temas que, como suele decirse, se escriben por sí solos. Algunos, además, te obligan a esconder un poco la tecla para no escribir todo lo que se te ocurriría escribir. Es más, incluso los hay que requieren de mucha paciencia para poder frenar el ímpetu escribidor que te coge de pleno y no te suelta ni por esas.
Uno de ellos es, precisamente, el provocado por el acompañante a la X del GAL pues el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, era, por aquel entonces, Portavoz del Gobierno de un impresentable individuo llamado Felipe González Márquez, otro socialisto.
Excursus
Para quien no lo sepa (sobre todo personas de otras naciones) los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) fueron creados, al parecer, por las zahurdas (o pocilgas, sitios donde vive el gorrino o cerdo) del Estado español en los años 80 del pasado siglo. Al parecer altos cargos del mismo Estado se implicaron de tal forma que algún ministro ingresó en prisión y muchos otros mandamases y chupacabras del presupuesto público se vieron implicados en aquel turbio asunto.
Lo de la “X” viene referido a que el juez que juzgó el caso GAL puso tal letra a la persona que se supone fue la instigadora de todo aquello y que todo el mundo, salvo quien debería saberlo, está en la casi seguridad que era, presuntamente, el mismo Presidente del Gobierno citado arriba del que, como digo, Rubalcaba era Portacoz (por las coces que daba).
Fin del Excursus
Pues bien, como Alfredo P. le van las cosas bastante mal, en cuanto a expectativas de voto, tiene que echar mano de los fantasmas izquierdistas y ora quiere aprobar una ley propiamente de eutanasia, ora pretende limitar lo religioso católico con otra norma sobre, dice, libertad en tal materia o, como no podía esperarse otra cosa, quiere, dice, dar al traste con lo que llama “privilegios” de la Iglesia católica. Además, lo cual indica el grado de entendimiento que tiene el candidato siniestro (en todos los sentidos de esta palabra) de la Constitución española aún en vigor (de 1978) y lo que, en realidad, piensa de tal Carta Magna.
Por otra parte, y antes de seguir con lo dicho inmediatamente arriba, el título del artículo no pretende ir por donde alguno puede pensar. Tal forma de expresarse, al parecer, es propia de los socialistas españoles que han visto, y ven, a Rubalcaba, como una persona, en lo político, poco de fiar. Y, por ejemplo, hizo eso, clavarle al Papa un cierto puñal cuando, a las pocas horas de que el Santo Padre abandonara España en su visita de agosto pasado, dijera que la primera ley que iba a aprobar en caso de que resultada victorioso en las elecciones del 20 de noviembre próximo, sería la de, dice, “muerte digna” que es lo mismo que ir citando, para el más allá, a todas aquellas personas a las que se quiera hacer morir antes de tiempo. Vamos, que se trata de la eutanasia disfrazada de lenguaje políticamente correcto y para incautos que se quieran dejar engañar por Satán.
Por eso dicen que “El proceso del fin de la vida debe realizarse en un contexto de prestaciones y de atención especialmente atento a las necesidades y al respeto de la intimidad personal y familiar“, que, conociéndolos como los conocemos ha de querer decir que, en caso de que una persona, por estar enferma, suponga un gasto excesivo para el Estado, se adopta por ir por la vía más rápida y se le da pasaporte al otro mundo antes de que haya comprado el billete. Y es que eso del “contexto de prestaciones” suena bastante mal y demasiado pragmático.
Al parecer, el candidato socialista quiere aplicar unos “valores” laicos que, según entiende, contiene la Constitución española. Y, sin embargo, olvida algo que también recoge la misma norma suprema y que se encuentra en el apartado 3 del artículo 16 que dice:
“Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”
Esto es más que suficiente como para que se comprenda, por parte de Rubalcaba y por parte de muchos otros (no sólo socialistas sino, incluso, católicos que pretenden lo mismo) que la situación de la Iglesia católica en España es la que merece la tradición que en nuestra nación ha sido. No ha sido otra y, por lo tanto, otra cosa no pueden hacer los poderes públicos que respetarla que es lo que, precisamente, no suelen hacer sino que actúan haciendo de su capa un sayo y, en fin, como les da la verdadera gana.
Pero es que, además, se habla de “privilegios” que es, más o menos, dar a entender que la Iglesia católica se beneficia, de alguna forma, de su situación. Y eso es más que falso pues el privilegio se entiende que existe si, en iguales circunstancias, a alguien (persona o institución) se le sitúa mejor ante la misma situación.
El caso es que todo esto ha salido de un aquelarre que celebró el Partido Socialista a modo de Conferencia para poner negro sobre blanco lo que quieren llevar a las elecciones generales de noviembre. Por eso sostiene Rubalcaba (pues tal Conferencia ha estado al servicio del candidato) que pretenden mantener una “laicidad positiva”. Esto lo dice porque, como Benedicto XVI ha mantenido como bueno tal término pretende ponerse al mismo nivel que el Santo Padre siendo, Rubalcaba, un enano intelectual al lado del Vicario de Cristo pero creído como está de que el poder otorga sabiduría absoluta o, al menos, poder para mantener la mamandurria sociata, dice lo que se le antoja sin darse cuenta de que es un farfullador de palabras que no comprende.
Digo que tales privilegios no existen porque si se refiere a la existencia de la asignatura de Religión Católica (cada vez más arrinconada en el calendario escolar) no puede negar que tal presencia se debe a unos acuerdos con la Santa Sede de 1979 y que los mismos están en vigor a pesar de que la misma Sante Sede podía haberlos denunciado, precisamente, por incumplimiento de tan importante aspecto.
Por eso dice “Propugnamos avanzar en la aconfesionalidad y la neutralidad de la enseñanza ante el hecho religioso en la escuela pública” lo que, conociéndolos como los conocemos ha de querer decir que, de ser posible, Religión Católica acabará fuera de las aulas para poner alguna cosa como alternativa que bien podría ser jugar al parchís, a las cartas o al ajedrez (y esto no es raro porque ya ha pasado) que es, como puede verse, toda una alternativa a las virtudes cristianas, muy propia de zafios partidarios del ateísmo más rancio.
A lo mejor se refiere al hecho de que el personal pueda, en su Declaración de la Renta, hacer indicación de que quiere que parte de sus impuestos (un 0’7%) vaya dirigido al sostenimiento de la Iglesia católica cuando, en realidad, todo parte de lo mismo y que no es otra cosa que reconocer que las cosas, en España, están como están y que quien, por ejemplo, expulsó a los musulmanes de territorio ibérico fueron, precisamente, católicos y, claro, eso acaba calando en la población de una nación. Y contra eso no pueden luchar por mucho que pretendan adulterar la historia y tratar, como “insidiosa” aquella Reconquista , como aquí puede leerse, en letras de otro defensor de tesis socialistas.
Y así irán, quieren ir, recortando lo que ellos consideran “privilegios” cuando, en realidad, lo que no quieren es ver a la religión católica ni en pintura y procurarán, de eso pueden estar todos seguros, causar el mayor malestar posible (aborto, divorcio exprés, gaymonios, Educación para la Ciudadanía, eutanasia, etc.) e imponer el peso de su bota socialista sobre las cabezas y corazones de los que no piensan como ellos, Rubalcaba el primero porque tal es su naturaleza y, como tal, no pueden evitarla ni, además, quieren.
Por cierto, para aquellas personas que no sean españolas, deben saber que para un español que sea de bien y quiera bien a su patria, escribir sobre Alfredo Pérez Rubalcaba y, además, relacionado con la religión católica y con su Iglesia, da bastante asco y no escribir todo lo que le gustaría escribir resulta bastante difícil.
A esto lo pueden llamar autocensura aunque en verdad, en verdad, es un ejercicio de salud mental. Eso como poco porque, tan cierto como que el sol calienta es que Rubalcaba, en cuanto nos demos la vuelta del 20 de noviembre, nos la clava si es que puede, o antes si le dejamos.
Eleuterio Fernández Guzmán
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2 comentarios
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EFG
Jejeje. Pues va, Ud. bastante desencaminado.
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