Entre la luz y la tiniebla - Ponerlo todo en duda
El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, es uno que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio podemos, entre la luz y la tiniebla, ser de Dios o del mundo según donde nuestro corazón nos lleve.
Ponerlo todo en duda
En el siglo que nos ha tocado vivir hay un mal muy extendido que se ha apoderado del corazón de muchas personas. Facilita, así se piensa, el existir y hace que sea más llevadero. Además, no fomenta la enemistad sino el acercamiento que, aunque a veces vacío, procura un pasar del que dicen bueno.
Cuando alguien dice que todo es relativo enseguida le viene a la memoria la famosa frase de Einstein. Sin embargo se ha llevado la misma demasiado lejos y no ha podido evadir, el catolicismo, tan mala influencia intelectual.
Antes de seguir, sin embargo, es conveniente decir que resulta difícil creer que fuera Einstein el que dijera lo de que todo es relativo para presentar su teoría de la Relatividad porque, en realidad, la misma tiene su fundamento en el hecho de que la velocidad de la luz en el vacío es, al contrario, absoluta. Es decir, nada de relativa.
Pero, como el ascua se suele arrimar a la sardina de cada cual según convenga no es poco cierto que el relativismo, visto como la forma de pensamiento débil que todo lo admite ha causado grandes estragos en las mismas creencias cristianas, aquí católicas.
Dice José Luis Martín Descalzo en su “Vida y misterio de Jesús de Nazaret”, en concreto en el primero de sus tres libros, algo que debería hacernos pensar al menos durante un rato sobre lo que está pasando. Y dice que “A la fe tranquila de generaciones que aceptaban todo, sucederá el escalpelo que todo lo pone en duda”. Y se refiere a la fe de antes y a la de ahora mismo. Es más, mucho más a la de ahora mismo por cuanto hace casi veinte años que subió a la Casa del Padre Martín Descalzo y, desde aquel 1991, mucho ha acontecido en tal campo de la fe perdida.
El libro de los Proverbios es rico en enseñanzas. Por ejemplo, aplicado “Vengan a comer de mi pan y a beber del vino que he preparado. Dejen su ignorancia y vivirán; avancen por el camino de la prudencia” (Pr. 9,5-6) a nuestra vida de creyentes con cierta facilidad refutaremos a aquellos que pretendan imponer desde fuera o, peor, desde dentro de la misma Iglesia católica, dudas acerca de lo que tenemos como bueno y benéfico para nuestra vida de hijos .
de Dios.
Y es que dudamos demasiadas veces de lo que nos propone la fe a la que decimos pertenecer; demasiadas veces ponemos en solfa a la doctrina que debemos seguir; demasiadas veces no estamos seguros, ni siquiera, del propio Jesucristo, al que atribuimos comportamientos que son, más bien, de nuestro particular gusto tan sólo para defender una posición, seguramente, ajena a la que fuera voluntad del Maestro.
Dudar. Es una forma muy postmoderna de ser relativos. Dudar para que no se nos note, para que no se note lo que pensamos y para pasar, si eso es posible, desapercibidos en un mundo en constante aumento de la increencia y del abandono de Dios.
Dudas que nos hace caer, además, en la fosa de la que tanto escribió el salmista y que tan real es: fosa de desmemoria del Creador y olvido del Padre.
Dudas que nos hacen menos fieles a Dios y nos llevan por el camino equivocado por donde no se llega a su definitivo reino y que quiso enderezar el Bautista, hijo de Isabel y Zacarías, mientras bautizada en el Jordán.
Quizá deberíamos seguir el siguiente aviso de S. Josemaría en el número 384 de “Camino” :”Supe que vacilaba la rectitud de tu criterio. Y para que me entendieras, te escribí: el diablo tiene la cara muy fea, y como sabe tanto no se expone a que le veamos los cuernos: No va de frente.- Por eso, ¡cuántas veces viene con disfraz de nobleza y hasta de espiritualidad.”
Y es que no nos conviene dejarnos engañar pero menos aún hacer como que nos engañan.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Para el Evangelio de cada día.
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6 comentarios
Sin la Luz de la Gracia ¿a dónde irá el naufrago?
"La lámpara del cuerpo es el ojo. Si el ojo está sano, todo el cuerpo estará iluminado. Pero si el ojo está enfermo, todo el cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en tí se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!" (Mt 6,22-23)
Gracias Eleuterio.
-La lámpara del cuerpo no es el ojo. Pero sí que es la ventana o la puerta por donde entra la Luz que ilumina y mantiene vivo el alma.
De aquí que la Nueva Jerusalén, (Ap.21,1-27) en cada uno de los seis lados de su dimensión cúbica, dos a dos, tenga doce puertas como ojos, perlas por donde entra la Luz que ilumina toda la ciudad.
el "ojo" que se refiere Jesús es un ojo sobrenatural. La Gracia lo abre y la desgracia lo cierra.
No hace referencia a los ojos ni al sentido de la vista.
Saludos
: )
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Una vez más Eisntein y su teoría de la Relatividad donde se pretende que: "Energía es igual a la masa por la luz al cuadrado".
-Menudo rollo que se tiran los científicos de hoy. Los que sin conocer qué es la luz, la energía o la masa del Universo siguen postulando la causa y efecto de las mismas. Y aquí en su ordenamiento -cosmicidad- universal; Ya sea como de luz en su velocidad lineal, (6=6; 6X6=36; como de plano en energía cuadrangular (6x6=36); o como de masa en dimensión cubical (6x6x6=116)
Dicho sea algo así donde se pretende que la masa en su dimensión cúbica es igual a la luz en su dimensión esférica, menos la enegía que es mitad masa cúbica y mitad luz esférica al cuadrado...
Rastri,
el "ojo" que se refiere Jesús es un ojo sobrenatural. La Gracia lo abre y la desgracia lo cierra.
No hace referencia a los ojos ni al sentido de la vista.
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JSC
En la parte de la parte: A todo aquello que es sobrenatural lo pones un velo negro; y, esto, sin dejar de ser sobrenatural lo tranformas en natural.
-Dicho sea.: En la parte de la parte: A lo que es más la diafana Luz y Vida del infinito Espacio Celestial; lo pones el menos oscuro y opaco velo negro de la oscuridad y la muerte temporal. Y lo transformas en lo que es el limitado Tiempo Universal.
Comprendido esto, comprenderás porqué a la muerte del Cristo se rasgó el Velo del Templo (Universal)
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