La Palabra del Domingo - 6 de febrero de 2011 - Ser sal y ser luz
Mt 5, 13-16. Vosotros sois la luz del mundo.
13 Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. 14 Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. 15 Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa.16 Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
COMENTARIO
Cuidado con el celemín
En realidad, somos lo que somos, en cuanto hijos de Dios, porque voluntariamente aceptamos lo que nos corresponde en cuanto tales. Ni más ni menos hacemos porque no somos nosotros los que escogemos al Creador sino que es Él mismo el que se dirige a nuestro corazón y espera, de su descendencia, una respuesta positiva.
Entonces, no podemos hacer como si la llamada del Padre no fuese con nosotros y, mirando para otro lado, seguir caminando hacia el definitivo reino de Dios.
El evangelio de san Mateo lo dice con una claridad meridiana a la que sólo podemos decir Amén.
Jesús utiliza imágenes de la vida diaria. No se va por las ramas ni acude a bonitas historias floreadas para dar a entender su mensaje, a quién va dirigido y cuál es su intención última o, mejor, la primera de todas.
Sal y luz son dos elementos muy importantes en la doctrina explicada por el Maestro enviado por Dios para clarificarlo todo y poner Su Ley donde le correspondía estar.
Si no somos como tenemos que ser y damos, a nuestra vida, un sentido espiritual de tal manera que, en verdad, puedan decir de nosotros, son hijos de Dios y eso se les nota, venimos a ser como el condimento que, sin servir ya, no vale para nada y no cumple la función para la que está hecho. Somos, entonces, un vacío que Dios nada sirve. Se nos echa fuera que es una forma de decir que si no servimos para ser hijos de Dios lo mejor es que hagamos otra cosa.
Y la luz tampoco podemos dejarla de lado. Sirve para iluminar una estancia donde estamos o para llevarnos por un camino oscuro y en el que, con facilidad, nos podríamos perder. Sirve, también, para llamar la atención de donde estamos si pasamos por un momento de tiniebla general; para que nos vea y, sobre todo, para servir para otros que no ven bien o, en fin… no ven nada de nada.
Y eso no puede esconderse por egoísmo. Celemines para dejar la luz y la sal no sirven a Dios porque no dejan transparentar lo que somos en cuanto hijos del Creador. Y hay muchos, tantos como excusas queramos utilizar, para decir que no somos capaces de hacer esto o lo otro o que nuestro apostolado a lo mejor no sirve, etc. Muchos celemines que ocultan nuestro verdadero miedo a la Verdad y a lo que significa.
Muy al contrario… como somos hijos de Dios eso tiene que saberse y se tiene que anunciar desde las terrazas (como dijo Jesucristo en una ocasión) Y que brille “nuestra luz” ha de ser, para nosotros, obligación grave.
PRECES
Por todos aquellos que no quieren ser sal y luz en el mundo.
Roguemos al Señor.
Por todos aquellos que prefieren esconder su fe y no la muestran.
Roguemos al Señor.
ORACIÓN
Padre Dios; ayúdanos a ser sal y a ser luz. Que seamos, para el mundo, riqueza que dé sabor y luz que ilumine la vida y existencia de nuestro prójimo.
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
Eleuterio Fernández Guzmán
…………………………….
Para el Evangelio de cada día.
…………………………….
InfoCatólica necesita vuestra ayuda.
Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:
Y da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7), y haz click aquí.
5 comentarios
La Carta a los Hebreos dice que Cristo aprendio sufriendo a obedecer. ¿Por qué tenemos que sufrir si nadie quiere sufrir? Yo no quiero sufrir. Es difícil entender el sufrimiento y darle un significado. Vivimos como si fueramos seres condenados cuando somos seres de luz.
El sufrimiento nos asusta y nos llena de espanto…basta ver esas imágenes terribles de las montañas de esqueletos del PUEBLO JUDIO ASESINADO en Auschwitz o las caras de terror de las pobres gentes que estaban en los pisos de las Torres de Nueva York segundos antes de lanzarse al vacio y destruir, por culpa de otros, lo mas sagrado que tienen: su cuerpo.
¿Dios y el mal? ¿Por qué Dios permite el mal? Son preguntas todavía sin respuesta.
Yo no quiero morir. Tengo un miedo terrible a la muerte. El miedo a la muerte es algo que la religión todavía no ha podido vencer.
La muerte es un trago muy duro que nadie se escapa. Ya lo dijo San Pablo: DIOS NO PERDONO NI A SU HIJO.
---
EFG
El católico sabe que la muerte sólo es el paso a la eternidad. Por eso el miedo que se puede tener es relativo.
Y Dios perdona siempre.
La luz (¿la luz de las buenas obras?¿la luz de la fe?), no te ocultes, no tengas miedo. Todos necesitamos ver, conocer a gente que con su vida nos ilumine (ojalá nosotros podamos ser luz también). No se trata de prepotencia, la luz es humilde, en un rincón alumbra la estancia, como en la vigilia pascual transmitimos la luz de Cristo, cada uno en su medida. La luz, la vela, vigilancia, constancia, temor y temblor.
Los desastres naturales no ocurren "porque Dios permite el mal" sino porque nosotros, los mismos humanos, hemos usado indiscriminadamente los recursos del planeta, sin ser prudentes ni considerar las consecuencias. Dios nos instó a usar los recursos y a trabajar las tierras, NO a DESTRUIRLOS.
Me parece que el cambio empieza por uno mismo, por tratar de ser luz en las estructuras corruptas que observamos todos los dias y por tratar de ser sal, sabor, en la vida de los que nos rodean, llevandoles con nuestro actuar amor y esperanza. Si Dios quiere llegará el dia en el que todos pensemos y actuemmos asi, (incluso las personas de otras religiones)y ese dia podremos convivir todos en paz.
Los mejores deseos para todos y Carlos, no te sientas angustiado, trata de ser vos también una lucecita de esperanza para todos los que te rodean.. En la vida no hay solo sufrimiento, hay miles de cosas hermosas que disfrutar! :-)
Irene
Dejar un comentario