Eppur si muove - ¿Se puede creer en Dios pero no en la Iglesia católica?
Un tal Cipriano, santo de la Iglesia católica, le dio por decir algo que a muchos creyentes trae al fresco y no les importa ni un bledo. Dijo el pobre hombre que “Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre“. Luego lo citó otro individuo, poco importante, de nombre Agustín, también santo de la misma Iglesia católica por cuya cristiandad tanto oró su madre Mónica, también santa. Otro pobre hombre que, al parecer, sabía poco de fe y nada podía decir al respecto.
Pues eso, llegado hoy el siglo XXI e, incluso, antes, no vale para nada ni se tiene, muchas veces en cuenta.
Ahí va eso: catecismo de la Iglesia católica, 759 que dice lo siguiente de parte del Padre:
“’El Padre eterno creó el mundo por una decisión totalmente libre y misteriosa de su sabiduría y bondad. Decidió elevar a los hombres a la participación de la vida divina’ a la cual llama a todos los hombres en su Hijo: “Dispuso convocar a los creyentes en Cristo en la santa Iglesia". Esta ‘familia de Dios’ se constituye y se realiza gradualmente a lo largo de las etapas de la historia humana, según las disposiciones del Padre: en efecto, la Iglesia ha sido “prefigurada ya desde el origen del mundo y preparada maravillosamente en la historia del pueblo de Israel y en la Antigua Alianza; se constituyó en los últimos tiempos, se manifestó por la efusión del Espíritu y llegará gloriosamente a su plenitud al final de los siglos (LG 2)”.
Ahora, el Hijo: catecismo de la Iglesia católica, 765 y 766 que dicen lo siguiente:
“El Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la plena consumación del Reino. Ante todo está la elección de los Doce con Pedro como su Cabeza (cf. Mc 3, 14-15); puesto que representan a las doce tribus de Israel (cf. Mt 19, 28; Lc 22, 30), ellos son los cimientos de la nueva Jerusalén (cf. Ap 21, 12-14). Los Doce (cf. Mc6, 7) y los otros discípulos (cf. Lc 10,1-2) participan en la misión de Cristo, en su poder, y también en su suerte (cf. Mt 10, 25; Jn 15, 20). Con todos estos actos, Cristo prepara y edifica su Iglesia.
766 Pero la Iglesia ha nacido principalmente del don total de Cristo por nuestra salvación, anticipado en la institución de la Eucaristía y realizado en la Cruz. ‘El agua y la sangre que brotan del costado abierto de Jesús crucificado son signo de este comienzo y crecimiento’ (LG 3). ‘Pues del costado de Cristo dormido en la cruz nació el sacramento admirable de toda la Iglesia’ (SC 5). Del mismo modo que Eva fue formada del costado de Adán adormecido, así la Iglesia nació del corazón traspasado de Cristo muerto en la Cruz (cf. San Ambrosio, Luc 2, 85-89).”
Y, para más abundancia, el Espíritu Santo: catecismo de la Iglesia católica, 767 y 768, que dicen que
“’Cuando el Hijo terminó la obra que el Padre le encargó realizar en la tierra, fue enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés para que santificara continuamente a la Iglesia’ (LG 4). Es entonces cuando ‘la Iglesia se manifestó públicamente ante la multitud; se inició la difusión del evangelio entre los pueblos mediante la predicación’ (AG 4). Como ella es ‘convocatoria’ de salvación para todos los hombres, la Iglesia, por su misma naturaleza, misionera enviada por Cristo a todas las naciones para hacer de ellas discípulos suyos (cf. Mt 28, 19-20; AG 2,5-6).
768 Para realizar su misión, el Espíritu Santo ‘la construye y dirige con diversos dones jerárquicos y carismáticos’ LG 4). “La Iglesia, enriquecida con los dones de su Fundador y guardando fielmente sus mandamientos del amor, la humildad y la renuncia, recibe la misión de anunciar y establecer en todos los pueblos el Reino de Cristo y de Dios. Ella constituye el germen y el comienzo de este Reino en la tierra (LG 5)”.
Se dice con bastante claridad: a través del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, la Iglesia católica, fundada por Jesucristo, es la Madre que acoge a sus hijos y a los que da cobijo espiritual. Quien no ama a su Madre puede, sin duda, decir que ama a su Padre pero bien le podemos decir que es un hijo algo regular y que tiene un amor, como mucho, escaso. Lo dice o, se dice, sobre la Santísima Trinidad y su relación con la Iglesia católica.
Esto lo digo porque hay creyentes, que se dicen católicos, que demuestran que lo son poco y se permiten el lujo espiritual de amar a su Padre pero no a su Madre. Otros dirían que, simplemente, no son católicos porque hacer eso demuestra que las cosas no las tienen demasiado claras.
Y, a lo mejor tienen razón acerca de su falta de catolicismo, aunque podrían haber empezado, los anti-Madre Iglesia católica diciendo que lo que no les gusta es ésta Iglesia católica. Ellos se ahorrarían ser zaheridos y, los demás, perder el tiempo.
Eleuterio Fernández Guzmán
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7 comentarios
La razón de esto es primero la falta de formación de la cual padecemos los católicos en muchos países y la otra, es que el relativismo y el indiferentismo que surgieron sobre todo en países protestantes, que de unos años para acá han expandido su dominio a nuestros países otrora católicos.
El elemento de desconfianza en los hombres (en detrimento de la confianza en las promesas de Dios), que está implícito en el fundamento mismo del protestantismo, tiene como hijos y nietos al subjetivismo, al relativismo y a la indiferencia religiosa, de la cual ahora padecemos hasta los católicos.
No es de extrañar que aquellos "católicos" que dicen "creer en Dios" pero no en la Iglesia, usen los mismos argumentos que los protestantes, los agnósticos y aquellos "cristianos sin denominación", que siempre van por aquello de que "no creo en la Iglesia porque hay hombres pecadores"... "porque se ha equivocado...", "porque es soberbio decir que algo es la verdad y no sólo una opinión...", etc.
Uno de los pocos bloggers que no censuraba y ahora también se ha unido a la moda
Este sitio cada vez degenera más.
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EFG
Es que la cosa se había puesto demasiado fea porque algunas personas no entendían que en un portal católico no es lo mejor ir a blasfemar como si fuera lo más normal del mundo. Por lo demás, puede decir lo que piense, en contra de lo que yo escribo pero con un sentido, digamos ceñido a eso y no acabando en los cerros de Úbeda (ciudad donde, por cierto, yo viví hace muchos años).
De hecho la frase completa es "creo en Dios pero no en los curas".
Esto igual se debe a falta de formación de los fieles o a falta de vocación de los curas.
Y estos es peligroso porque los que creen pero se alejan de la Iglesia acaban torciendo su fe y cayendo en manos del esoterismo y creencias raras, distorsionando la propia doctrina católica.
Si hay gente que cree en Dios y no en la Iglesia es prque la Iglesia les ha decepcionado. Y esto es fallo nuestro no de ellos. Habrá que repasar eso que dice Eleuterio:
"la Iglesia católica, fundada por Jesucristo, es la Madre que acoge a sus hijos y a los que da cobijo espiritual".
Si la Iglesia no acoge y cobija, es normal que las ovejitas se escapen del redil. Si no, un ejemplo: cuántas veces has ido a hablar con el cura y te responde que vayas a hora de despacho, que no puede porque bla,bla,bla? Yo respondo,tres veces porque a la cuarta pasas del cura. Y esto me ha pasado a mí.
Pero los tiempos cambian y en menos de medio siglo la sociedad europea ha pasado del viejo FUERA DE LA IGLESIA NO HAY SALVACION a dentro de la Iglesia dificilmente hay salvacion.
Ya lo dijo Pablo VI, la Iglesia tiene que dejar de ser una madrastra.
Hay muchos anti-madre-Iglesia-Católica, especialmente entre los teólogos.
Eleuterio, es necesario combatir contra esta peste de necios que son un gran número de los teólogos alemanes y de tantas partes del mundo. Ver noticia de hoy aquí: "144 profesores de Teología católica de Alemania, Austria y Suiza han suscrito un manifiesto en el que exigen profundas reformas de la Iglesia Católica,"
http://www.abc.es/20110204/sociedad/rc-cerca-teologos-exigen-manifiesto-201102041227.html
Oremos y combatamos el buen combate contra estos lobos con piel de oveja que quieren pervertir a las almas
González C. Hombre, pedir reformas en la Iglesia no es no creer en ella. Al que no cree en la Iglesia le es indiferente que ésta se reforme o no. Si queremos que algo se reforme es porque lo amamos y queremos que mejore. En mi caso toda reforma que se acerque lo más posible a Jesucristo y su mensaje es magnífica.
De hecho la historia de la Santa Católica Apostólica y Romana es la historia de reformas sucesivas en multitudo de temas.
Lo siento, pero en estas condiciones prefiero no participar.
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