Eppur si muove - Sobre la tolerancia
“La tolerancia es la virtud del débil.” (Marques de Sade)
“La tolerancia es la puerta de entrada del mal.“
“La tolerancia es un mal menor.”
Cuando hace unos cuantos días publiqué en InfoCatólica el artículo titulado “Intolerancia” más de una voz escrita quiso hacer patente su disconformidad para con la tolerancia. Al parecer, no es nada buena para la fe porque da la impresión de que supone dejar de lado a la misma en aras de no se qué relativismo.
También se sostiene, al respecto de lo dicho arriba, que “Si los Apóstoles, San Francisco Javier o cualquier misionero hubiesen sido tan tolerantes con las ideas y creencias ajenas, se habrían quedado en sus casas.”
Entonces, llegado a este momento y teniendo en cuenta las aportaciones tipo cita que encabezan este artículo y que no son excesivamente favorables a la tolerancia, quisiera tratar de discernir si la misma es, o no, importante para la fe y para una forma de ver el mundo o si, al contrario, supone un lastre tanto para una como para otra.
Las cuatro acepciones que el Diccionario de la lengua de la Real Academia Española encargada de tal menester, son las siguientes:
1.-Sufrir, llevar con paciencia.
2.-Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente.
3.-Resistir, soportar, especialmente un alimento, o una medicina.
4.-Respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.
Al respecto de lo aquí se trata bien podemos descartar la segunda y la tercera y ceñirnos a las otras dos.
Benedicto XVI, como era de esperar, también ha dicho lo que piensa al respecto. Básicamente es que “Cuando el relativismo moral se absolutiza en nombre de la tolerancia, los derechos básicos se relativizan y se abre la puerta al totalitarismo.“
Por lo tanto, en principio no es contrario a la tolerancia sino, en todo caso, a una extralimitación de su absolutización por parte del relativismo. Y esto ya debería decirnos algo porque, no siendo el Santo Padre muy partidario que digamos del relativismo es lo contrario lo cierto decir que admite la tolerancia religiosa en cuanto no sea mediatizada por aquel.
Es más, cuando en septiembre de 2006 recibió, en el Vaticano, al nuevo embajador en la Santa Sede de Alemania, dijo que “La tolerancia no puede confundirse con el indiferentismo”. Es decir que tolerar no es hacer como si nada me importase porque “Toda forma de indiferencia es radicalmente contraria al profundo interés cristiano por el hombre y su salvación. La verdadera tolerancia presupone siempre el respeto del otro, del ser humano, que es criatura de Dios.”
Y, siguiendo con el razonamiento anterior, demuestra Benedicto XVI ser partidario de la tolerancia cuando entiende que para tolerar hay que respetar, en cuanto ser humano creado por Dios, al prójimo.
Entonces, un católico, al respeto de las ideas ajenas pero, sobre todo, al respecto de las creencias religiosas ajenas, ha de mantener una actitud paciente y, en lo que quepa, saber sufrir las consecuencias de tal respeto porque sólo así demostrará un respeto hacia lo que, en definitiva, puede ser muy contrario a su doctrina o, en general, a lo que piensa de la vida y sus circunstancias.
A este respeto, podemos imaginarnos lo que tuvo que sufrir Benedicto XVI al respecto del famoso discurso de Ratisbona del que se derivó una dura campaña contra su persona por haber manifestado su disconformidad con ciertos comportamientos del Islam.
Ahora bien, eso no quiere decir, ni se puede entender que eso signifique, que bajo el instituto espiritual de la tolerancia no se tenga que distinguir entre el bien y el mal. Esto sería llevar las cosas demasiado lejos.
Por eso, Benedicto XVI, cuando el 25 de junio de 2008 dedicó su catequesis a San Máximo Confesor (monje del siglo VI) se vio obligado a decir que “una tolerancia que no supiese distinguir el bien del mal sería caótica y autodestructiva“.
Por tanto, al contrario de lo dicho por el Marqués de Sade, no se trata de una expresión de debilidad de la persona ser tolerante sino, al contrario, una que lo es de fortaleza en el espíritu que la mueve y en la fe que la sostiene.
Por tanto, al contrario de lo que puede significar que entre el Mal a partir de la tolerancia, de ser tolerante, al contrario es lo que pasa porque tolerando y respetando al prójimo se conoce, precisamente, lo que no nos conviene y, por tanto, lo que el Maligno puede querer que nos embaulemos o, simplemente, aceptemos.
Por tanto, al contrario de creer que, al fin y al cabo, tolerar es algo con lo que tenemos que lidiar porque no nos queda más remedio, quien es tolerante desde la fe sabe que es un instrumento válido para convivir en una sociedad como la que nos ha tocado habitar y que, además, no es que no haya otro remedio sino que es lo que, al exigirlo a los demás al respecto de nuestras personas, ideas y creencias, tenemos nosotros mismos que llevar a cabo.
Ahora bien, hay que entender bien las cosas porque la misma persona, Benedicto XVI, que reconoce y práctica la tolerancia, sabe y así lo expresa que respetar al prójimo sólo puede hacerse desde una creencia y una fe en Dios y cuando, precisamente, no se cree y no se tiene fe, es cuando, con toda probabilidad, la intolerancia será la pauta habitual de existencia y se aprovecha tal forma de pensar para zaherir lo que la Iglesia católica pueda entender como buen y benéfico. Se es, así, intolerante.
Y eso, claro, ya no es tolerar sino todo lo contrario.
Eleuterio Fernández Guzmán
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8 comentarios
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Y aquí el dilema: ¿qué y hasta cuándo y cómo el totalitarismo es necesario sin reserva de tolerancia.
Pues acaso no dice el Cristo; -El que no está conmigo está contra mi, el que no siembra desparrama- ¿No es esto totalitarismo?
Creo que el Papa debiera declarar, de una vez por todas y sin ambages, que sólo un es la totalirad de todos los totalitarismos existentes y por existir y es ese el Dios Creador. Y el que quiera entender que enrienda.
“La tolerancia es la puerta de entrada del mal.“
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Esas dos frases inspiran la sentencia pakistaní contra la chica condenada a muerte por ser cristiana y no musulmana.
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EFG
A mí me extraña que pueda ser cierto que tolerar haya sido lo que ha inspirado tal sentencia recaída sobre Asia Bibi. Al contrario, lo que ha habido ha sido poca tolerancia. Vamos, ninguna.
Acabo de leer la ultima Exortacion apostolica del Papa y mas de lo mismo...solo repetir dogmas frabricados en el laboratorio vaticano. Asi no avanzamos, es como un callejon sin salidad.
Una cosa es mentir y otra cosa es mentir sabiendo que se esta mintiendo sistematicamente.
¿En Jesucristo se cumple la Escritura?...muy bien ¿y cuando se cumple la Escritura en nosotros? de eso no se habla porque nada se sabe...ni tampoco menciona el Papa cosas tan vitales como LA RESURRECCION DE LOS MUERTOS EN EL DIA DEL SEÑOR ni del Reino de Dios, ni nada de nada...la exegesis catolica es pobrisima.
Pienso que la Iglesia debe intentar una "nueva cristologia" orientada con optimismo hacia el futuro y no hacia un pasado atrofiado que ya no volvera...
Pero el mundo de las semántica es un campo minado... hay que tener cuidado.
Dios le bendiga :)
El que permanece en Mí y Yo en él ..ése da mucho fruto porque "sin Mí ,no podeis hacer nada".
Estas últimas palabras, tienen que ser para nosotros un Lema que nos recuerde que,en la vida Cristiana....No podemos dar un paso sin contar con CRISTO.
Mirad atentamente como vivis; que no sea como inprudentes.Por lo tanto no seais insensatos, sino comprended cual es la voluntad del Señor (Ef 5,8-17 )
La rectitud es una virtud que lleva a emprender muchas tareas en beneficio de los demás, pero tambien hay que vivir la tensión de que la ralidad se acerque al Ideal, de que las cosas sean como deben ser, y hay que sentir con fuerza ese compromiso..quizas no podremos resolver el problema de media humanidad , pero sí podremos atender y resolver,el de esa persona que un día cualquiera está confundida, porque el mayor enemigo de la rectitud es el egoismo, y el amor desordenado de sí mismo.
El egoismo nos lleva al error de creernos más de lo que somos
Saludos
Si quien me critica a mi por mi intolerancia y fanático de mis intereses no fuera, él, tan fanático e intolerante de los suyos. No me llamaría a mi fanático e intolerante.
Lo dicho: "Ojalá fuera frío o caliente, mas porque eres tibio y no eres caliente ni frío estoy para vomitarte de mi boca" (Ap.3,16)
Vamos Eleuterio o no entiendes las citas que pones, o te haces. Iker tiene razon
Jesús no fue un ejemplo de tolerancia. Más bien de vehemencia contra comportamientos e intenciones que le herían, a la vez que de amor abismal por los hijos de Dios. Pero desde luego con los fariseos no se mostró excesivamente tolerante, no.
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