La Palabra del Domingo -22 de agosto de 2010 - Lo que ha de ser

Lucas 13, 22-30: Vendrán de oriente y occidente y se sentarán a la mesa en el reino de Dios

22 Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén.
23 Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» El les dijo:
24 «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán.
25 «Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: “¡Señor, ábrenos!” Y os responderá: “No sé de dónde sois.” 26 Entonces empezaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas"; 27 y os volverá a decir: “No sé de dónde sois. = ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!” = 28 «Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. 29 Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios.
30 «Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.»

COMENTARIO

Lo que ha de ser

Muchas son las ocasiones en las que pensamos o, es más, estamos en lo cierto de que nuestro camino hacia el definitivo reino de Dios lo tenemos bien preparado y que, incluso, poco nos queda por hacer, decir o transmitir.

Como no podía ser de otra forma, Jesús se encarga de poner las cosas en su sitio y, sobre todo, de hacernos caer de la higuera en la que nuestras ilusiones espirituales nos ponen.

Como, seguramente, el pueblo judío tenía la sensación, como el que lo era elegido, de ser aquel que se salvaría y obtendría la tan ansiada eternidad, tenía que recibir la sana doctrina: ¡Cuidado con lo que entendemos por salvación y, más que nada, con lo que creemos que nos salvará!

Dos términos o, mejor, dos expresiones, de lo que Jesús dice a aquellos que le escuchan, son muy importantes: entrar por la puerta estrecha y aquellos que han de ser los primeros.

¡Qué difícil es que se comprenda que lo fácil no es siempre lo mejor! Por eso el Hijo de Dios les habla, nos habla, de lo que tenemos que sufrir y de lo que hemos de entregar para que el reino de Dios nos abra de par en par las puertas. Así es la puerta que es estrecha y que nos ha de favorecer, por decirlo de tal forma, nuestro camino, es de esperar que más o menos rector, hacia donde Cristo nos ha preparado las estancias de las que en otro momento habla.

A aquellos otros nosotros que le escuchaban les estaba echando algo en cara que no debería ser nada bueno. Por eso les dice que, a pesar de lo que ellos piensan, de lo que creen que es un buen comportamiento de acuerdo a la voluntad de Dios (voluntad que ya se encargó Jesús de demostrar que no seguían) el Creador les dirá que no los conoce.

¿Por qué el Padre se comportará de tal forma?

Sencillamente podemos creer que ha de ser porque una cosa es que sea misericordioso y otra muy distinta que tenga que soportar las continuas embestidas de su creación en contra de su voluntad. Por decirlo de forma que se entienda: Dios ha de ser justo y, claro, la justicia divina ha de tener su aquel y no va a ser la de hacer tabla rasa de todo lo hecho.

Por otra parte, mucho parecido tiene una parte de este texto de san Lucas con el caso del rico, llamado, Epulón y el pobre Lázaro que, cuando fue llamado al seno de Abraham vio como el primero le llamaba desde el infierno. Digo que se parece mucho al texto de hoy porque también dice el evangelista eso de que “cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob… mientras a vosotros os echan fuera”. Y esto ha de ser una clara advertencia al comportamiento torticero y contrario a la Ley de Dios.

Pero tampoco podemos olvidar la otra parte de la advertencia de Jesús: “hay últimos que serán primeros” y, claro, al revés.

¿Qué hay de aquel que se afanaba en agrandar los graneros porque no cabían sus cultivos y aquella misma noche iba a ser llamado a la eternidad? Aquel se podía considerar un primero entre su vecindad, entre los suyos y los ajenos. Pero no podía ser un primero para Dios porque, en realidad, no hacía lo que un buen hijo de Dios tiene que hacer y que no es otra cosa que colaborar en el remedio del mal ajeno.

Y tales primeros serán, exactamente, los últimos en el reino de Dios.

Es más, ¿no escribe el mismo evangelista lo siguiente?:

“ Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis.
Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas.
«Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo.
¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto.
¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.”

Pues al que esto escribe le parece muy parecida una cosa y la otra y suponer, más que nada, una advertencia para aquellos que tienen, de su fe, la sensación de estar llevándola a cabo cuando, en realidad, nada de eso es cierto.

Y es que lo que ha de ser ha de ser como ha de ser.

PRECES

Por todos aquellos que prefieren la anchura de la mundanidad a la estrechez que, a veces, supone, ser fiel a la fe.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que quieren ser los primeros de este mundo.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser los últimos y a amar la puerta estrecha.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalem.

Eleuterio Fernández Guzmán

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