Eppur si muove - A vueltas con el dinero de la Iglesia

La cosa, el asunto, de lo que se tanto se habla, llega a cansar un poco porque acaba uno pensando que no es fácil entender lo obvio o que, sencillamente, no se quiere entender nada de lo que pasa.

El dinero de la Iglesia católica, de dónde lo percibe y cómo lo emplea, son temas que, al parecer, cuando llega la campaña en la que tenemos que responder ante la hacienda pública, a más de uno le producen sarpullidos que les llevan a vociferar acerca de que quien tanto da no tiene derecho a recibir nada. Y esto es, además de curioso, preocupante.

El tema de hoy no tiene mucho que ver con el tema, ya tratado aquí, de la Iglesia católica pobre vs. Iglesia católica rica sino, más bien, con la base misma sobre la que se construye la Iglesia católica.

Cada vez que la Conferencia Episcopal Española se dispone a dar cuenta de los asuntos económicos que lleva a cabo más de uno, los mismos de los arriba citados, se rasgan las vestiduras porque no son capaces de comprender cómo es posible que la Iglesia católica tenga lo que tiene. Y esto porque olvidan, conveniencia obliga, qué hace con lo que tiene.

Sin embargo, lo hecho con lo que tiene justifica, más que de sobra, lo que tiene.

A la Iglesia católica la mueve “el amor al prójimo enraizado en el amor a Dios”. Para llevar a cabo la labor inmensa que tal obligación conlleva se ha de proveer de los medios económicos necesarios que colaboren en cumplir tal menester.

Entonces, “A raíz del acuerdo alcanzado entre el Estado y la Santa Sede en diciembre de 2006 el sostenimiento económico de la Iglesia Católica en España depende única y exclusivamente de los católicos y de quienes valoran la labor que desarrolla en nuestro país”.

Esto dicho arriba es lo que cualquier persona informada en lo básico relativo a la Iglesia católica conoce y ante lo cual no parece que se puedan poner pegas o hacer malas interpretaciones porque lo que hay es lo que hay: quien quiere indica que, en su declaración de la renta, una parte de la misma vaya destinada a la Esposa de Cristo.

Eso no parece difícil de entender.

Por eso resulta bastante preocupante, por no saber (o sí) lo que se esconde detrás de las voces, vociferantes, que se oponen a que el sistema que hoy día funciona siga funcionando y, si es eso posible, se mejore.

¿En qué emplea la Iglesia católica el dinero del que dispone?

Sobre todo, en tres labores, relacionadas con su misión, fundamentales y que son, a saber: anuncio de la Palabra de Dios (denominado kerygma-martyria), celebración de los Sacramentos (denominada leiturgia) y servicio de la caridad (denominada diakonia).

Aunque es lógico pensar que tanto en la transmisión de la Palabra de Dios como en lo relacionado a los Sacramentos la Iglesia católica invierte una parte importante de sus disposiciones económicas, no es poco relevante lo que ha de destinar para cumplir con una de sus labores fundamentales: amar al prójimo y hacerlo como el prójimo lo necesita.

Así, la Iglesia católica tiene en cuenta a los más necesitados de la sociedad: sin techo, familias rotas y desestructuradas, inmigrantes, ancianos, enfermos, etc. y los atiende en multitud de centros atendidos, muchas veces, por voluntarios pues, teniendo en cuenta el coste que supondría tener que hacer frente a los sueldos que deberían percibir sería, simplemente, imposible que se pudiera mantener el funcionamiento de aquellos.

Por el amor, haciendo uso y disfrute de ese principio general de comportamiento que todo cristiano debe seguir, la Iglesia asiste, en centros hospitalarios de los cuales es titular, a más de 380.000 personas (redondeo las cifras), personas que son atendidas con cariño y con el amor que saben las que tienen, a su cargo, la transmisión de la Palabra de Dios y la doctrina sembrada por Jesucristo. La financiación del Estado olvida esa realidad, deja de lado esta Verdad, la deja, por último, de la mano de Dios… y ahí está.

Por el amor, mediando su fuerza, la Iglesia presta su atención, en centros ambulatorios y dispensarios a más de 800.000 personas que, a lo largo de un año, digamos, fiscal, ha de haber, por lógica, proporcionado algo más que ayuda médica, algo más que avances científicos y, seguramente, esas muchas miles de personas habrán agradecido, y lo seguirán haciendo, esa especial concepción de la ciencia de Hipócrates pasada por la misericordia de Dios. La financiación del Estado hace caso omiso a este hecho como si careciera de humana importancia.

Por el amor, vínculo estrecho del hombre con Dios y luz que posibilita la convivencia, la Iglesia mima, en centros de educación especial, a más de 50.000 personas necesitadas, ellas sí, de unas manos que proporcionen algo más que cuidados paliativos a su situación. Aquí, sobre todo aquí, la labor de la Iglesia, es manifestación clara de vocación reincidente, de su reiterado afán de correspondencia con la fraternidad. La financiación estatal no parece apreciar este característico detalle al cual no puede llegar con su sensibilidad de piedra.

Por el amor, esperanza que tiene, tenemos, los que nos consideramos herederos del Reino de Dios, la Iglesia hace ejercicio de aquél, asistiendo a más de 400.000 personas en centros de asistencia social y consultorios familiares donde los que asisten a ellos quizá no tengan más posibilidad de ser atendidos y se dejan visitar y cuidar por estos expertos en amor. La financiación del Estado parece no contemplar esa circunstancia porque, para su singular sensibilidad, queda lejos.

En total, más o menos, unos 30.000 millones de euros de ahorro para el Estado que es lo que se dice y, por parte de los desavisados, se critica.

Por eso, por lo dicho aquí y por lo mucho más que se podría decir, resulta algo triste tener que soportar, con caritativa paciencia, las embestidas de los que creen que, además, esto no es cierto.

Aunque, claro, ya se sabe que cuando alguien no quiere ver y entender pues no ve ni entiende.

Pero, en esto, también la Iglesia católica puede aplicarse la frase que da sentido a esta serie: Eppur si muove.

Eleuterio Fernández Guzmán

Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:


Y, si puedes, da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7).

11 comentarios

  
juvenal
El sistema actual es injusto. Si una persona no marca ninguna casilla paga los mismo impuestos que el que las marca, luego su dinero también va a la iglesia, lo quiera o no. Un sistema justo sería que la asignación a la iglesia fuese un porcentaje adicional sobre los impuestos.
02/07/10 12:53 AM
  
JSC
Este gobierno está perfectamente preparado para prescindir de los servicios de la Iglesia pues está perfectamente preparado y dispuesto para prescindir de los pobres y sufrientes.

Pobres de solemnidad son aquellos que no aman ni dejen amar. Pobres desventurados. Pues el Amor de Dios es más valioso que el oro y no se puede comprar ni obtener sino solamente amando.

Allá con sus conciencias. Pobrecitos!




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EFG


Sí señor, bien dicho.
02/07/10 1:08 AM
Injusto es no reconocer la labor de la Iglesia, su eficacia, y sobre todo el amor que ofrece a los demás.

Injusto es ignorar cúal es la asignación de los sacerdotes, trabajadores incansables, que nos ayudan a nuestra salvación.

Pero es más, el que no sea capaz de ver ésto, no se cómo va a hacer para seguir el camino de Nuestro Señor, porque si con la ayuda de la Santa Iglesia, no es fácil, mucho menos si uno cree que no lo necesita.

Éso también es injusto, porque todos tenemos derecho a salvarnos, pero no sé cómo hay que decirlo, y aquí tenemos a nuestro hermano Eleuterio, que día a día, nos muestra el camino, nos ilumina, y sin embargo, a veces creo que predica en el desierto.

Muchas gracias Eleuterio por tus magníficas aportaciones, porque "Eppur si muove". Y a Galileo.



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EFG


A veces también el desierto puede nacer una flor. Eso no podemos descartar porque la fuerza de Dios no la podemos ni medir ni, seguro, entender.
02/07/10 1:15 AM
  
JSC
El desierto es el lugar donde Dios habla al hombre y lo purifica. El triunfo final de la Iglesia que todavía tiene que llegar será obra de Dios, no de los hombres. Es necesario que todo esto ocurra, que nos pasen por el crisol una y otra vez. Pero no tengamos miedo, pues está cerca nuestra liberación. Lo malo es que los inocentes seguirán siendo las víctimas preferidas de estos vampiros de almas.
Pero a una Madre no se le escapa el gemido de sus hijos.
Que el mundo vea cómo nos amamos. Eso es todo.
02/07/10 1:25 AM
Muy brillante, JSC.

Has tocado temas fundamentales:

El triunfo será de Dios, no de los hombres.
No tener miedo, estamos cerca de la liberación.
Los inocentes serán sus víctimas.
El gemido de los hijos.

Un abrazo
02/07/10 2:51 AM
  
JSC
Gracias amigos Eleu e Ignacio. En lo peor Dios sacará lo mejor. Está sacando lo mejor.
Para el mundo, este lenguaje de locos, pero no importa, mejor así. Y es que no entienden. Pero entenderán, tarde o temprano. Él nos conoce y reconoce una a una a cada una de sus ovejas.
Si la Iglesia no atiende a los pobres en lo material, ¿quien lo hará? ¿El INEM? Cuando escaséen los bienes lloverá maná. Lo creo firmemente.
Vislumbro un renacer espiritual grandioso cuando ya liberados de la carga de la riqueza podamos amar y comprender mejor a Dios. Puede ser algo increíble. Unidos con la Iglesia ortodoxa, unidos con muchos hermanos musulmanes también que comprenderán y hermanos judíos, etc ...

Se acercan tiempos de comprender ... ansío ese momento. Suframos con paciencia pues los aguijoneos del desierto. Jesús también quiso pasar por ellos ... y todo VOLUNTARIAMENTE, escepcional ejemplo! y cuántos nos dió!
02/07/10 9:57 AM
  
María
JSC

Efectivamente,son vampiros de almas, que los absorben , pero contra eso hay solución...SER HOMBRES Y MUJERES DE CRITERIO...ser autenticos, y no dejarse manipular.

Saludos
02/07/10 10:12 AM
  
JSC
Si MARÏA, pero estos vampiros actúan con nocturnidad, premeditación, alevosía y ventaja. De momento están prevaleciendo.
Pero No prevalecerán!
PALABRA DE DIOS
02/07/10 10:53 AM
  
pedro
Juvenal, tu criterio es muy discutible. Desde el punto de vista legal, por los impuestos se financia lo que la mayoría quiere, incluyendo sindicatos, partidos, fundaciones creadas por los partidos (propaganda), "cultura" (propaganda)... ¿Quiénes cumplen una función social? ¿qué es cumplir una función social? Para mí, sin duda alguna, la Iglesia cumple una función social mucho más beneficiosa para la sociedad que el resto de las instituciones, tanto en su labor espiritual y doctrinal, como en su labor social, como en su labor cultural. Y hay una ley que lo reconoce, aunque a mí lo del positivismo jurídico me produce urticaria.
02/07/10 11:07 AM
  
una amiga
Juvenal, no te enteras. Si no marcas la casilla de la Iglesia, pagarás lo mismo, pero de tu dinero no se destinará ni un céntimo a la Iglesia. Mira que es fácil de comprender. Si no fuera así, ¿a qué viene la campaña del "por tantos"? Ahora, eso sí, con tu dienro aunque no hayas puesto una cruz en la casilla "otros fines sociales", el Ministerio de Igualdad financiará, es un poner, un estudio sobre el "mapa del clítoris", que eso sí que merece la pena…
02/07/10 12:23 PM
  
IUS
Mucho se ha hablado del nacionalcatolicismo. Es hora de que nos preguntemos por los resultados del liberalcatolicismo post 1978. Podemos usar de las libertades que brinda pero no pensar que el régimen demoliberal es una maravilla. Y mucho menos, de tanto usar del discurso liberal, terminar haciéndolo nuestro.

Mirad aquí:

http://hombrecitogris.blogspot.com/2010/07/liberalismo-satanico-o-satanismo.html

Saludos.
02/07/10 4:00 PM

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