Juan Masiá no se calla ni bajo aviso

La cosa aparece en el Diario de Avisos y es una especie de patada que un jesuita y su entrevistador (que es para darle de comer parte) le proporcionan a la Iglesia católica.

Antes que nada tengo que decir que resulta bastante patética la forma que tiene Juan Masiá de evitar la prohibición que le impusieron de no publicar en España escritos que, como los suyos, sólo pueden tener mala sombra e ir contra la misma Iglesia a la que pertenece. Le entrevistan, desde España y hasta Japón va la cosa vía electrónica. Todo muy original sino fuera porque importa poco el medio que se utilice si el fin es el mismo.

Si el individuo que le entrevista, un tal David Sanz, es capaz, sin pestañear, de decir que el jesuita díscolo “ha vivido en primera persona el azote de las actitudes inquisitoriales que respira la jerarquía eclesiástica” o, también, que la ética de los “poderes eclesiásticos” es “trasnochada” y está “agarrotada”, ya podemos imaginar el tenor de las preguntas y, ¡Ay!, el de las respuestas.

Una muestra, pequeña, de ambas cosas, es la que sigue.

A la pregunta “El aborto lleva a reflexionar sobre el origen de la vida humana, ¿se puede determinar?” responde que “Si me preguntan, por ejemplo, por el comienzo de una vida humana individual, diré que no antes de la implantación del preembrión en el útero materno y no después, como muy tarde, de la novena semana”.

Parece que Juan Masiá no tiene muy claro cuando un ser humano es ser humano y juega con las cifras y datos que utilizan las personas que, queriendo manipular al mismo para dar uso a su sinrazón, dicen eso de los 14 días para empezar a considerar que hay vida humana y toda la retahíla de informaciones al respecto.

Pues, muy al contrario de lo que dice Juan Masiá, la Iglesia católica tiene bastante claro bastante claro lo que, al respecto tiene como verdad.

Aunque eso, es cierto, al jesuita orientalizado, poco le debe importar.

A la pregunta “¿Por qué la Iglesia española tiene tanta alergia al pluralismo? Responde que “Por miedo y por no resignarse a carecer de un peso social y poder que, gracias a Dios, cada vez tiene menos“.

Al contrario de lo que responde Masiá, la Iglesia católica española es más que plural porque está formada por millones de personas que la constituyen como piedras vivas. Ahora bien, como debería comprender con cierta facilidad el jesuita eso no puede querer decir que cualquiera puede entender la doctrina como le venga en gana. De ser así, la Iglesia católica no sería Iglesia católica sino, como mucho, alguna de las que, como protestantes, deambulan por el mundo.

Y, en cuanto a lo del poder… permítanme que me ría de, siquiera, plantear tal cosa pues es sabido que la Iglesia católica tiene, por ejemplo, en España, un poder equivalente a… nada de nada.

A la pregunta “¿Hasta cuándo durará el proceso involucionista de la jerarquía?” responde que no lo sabe.

Pero algo sí que apunta: “Casi un cuarto de siglo con Juan Pablo II dando marcha atrás y nombrando obispos en esa línea pesa demasiado, sobre todo en algunos países como el nuestro”

Además, cree que ”Ni las teologías dogmatizadoras, ni las administraciones burocráticas, ni las espiritualidades manipuladoras de las conciencias se resignan a perder poder, ni a reconocer que lo han perdido”.

Esto quiere decir, en primer lugar, que sí cree que hay involución porque habla de los años de pontificado de Juan Pablo II Magno. Y esto, además de suponer una falta de conocimiento de parte del entrevistador de la realidad eclesial supone una afirmación de que Juan Masiá vive en otro mundo religioso que no es el católico.

Además, por si no fuera ya suficiente lo dicho por el jesuita, atribuye las siguientes características a la Iglesia católica:

1.-El establecimiento de una teología dogmatizadora porque no le debe parecer suficientemente “muelle” o “light”.

2.-El establecimiento de una administración burocrática pues, seguramente, prefiere el caos y la falta de control de la documentación eclesiástica.

3.-El establecimiento de una “espiritualidad manipuladora” que, en sí mismo, no es sólo falso sino, además, gravemente acusatorio pues si quiere, Juan Masiá, tener un ejemplo de manipulación espiritual sólo tiene que mirarse en un escrito suyo.

Y así, muchas otras cosas que cualquiera puede deducir de lo dicho en tal entrevista.

Dice, además, Masiá, que “La Iglesia vive una situación de cisma soterrado“.

Será porque él mismo es uno de los que están procurando que así sea y lo sabe de buena tinta.

Eleuterio Fernández Guzmán

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