Educación y Gabilondo riman con falsedad de tomo y lomo

Las cosas son, como dice el dicho, según el color del cristal con que se miran. Vamos, que cada cual entiende lo que pasa según le va en la película de que se trate.

Por ejemplo, en materia educativa el plan profundo elaborado por el Ejecutivo laicista y abortista presidido por Rodríguez Zapatero, tiene la clara intención (sin ser profeta ni hijo de profeta digo esto) de modificar el pensamiento de los alumnos que, por desgracia, tienen que caer en manos del perverso sistema educativo que tenemos en la, aún, llamada España.

Algunas personas, más llevadas por la clara voluntad de zaherir a la Iglesia católica ven bien donde hay mal y bueno donde sólo puede haber mala cosa.

Dice, para poner bien al Ministro Ángel Gabilondo, el Director de Religión Digital, que es un “Intelectual serio y bien formado, de ascendencia eclesiástica (fue religioso)”

Entonces, ya podemos empezar a tentarnos la ropa y los bolsillos porque si fue religioso y ahora está en un Gobierno que promueve el aborto, entre otras lindezas, ya podemos deducir, fácilmente, qué tipo de religioso fue porque, a lo mejor, no está lejos de muchos de los que, dentro de la Iglesia católica y formando parte de institutos religiosos (véase, por ejemplo, los jesuitas) hacen de su capa un sayo.

Dice, para arrimar el ascua a la sardina de la iglesia “alternativa”, el Director de Religión Digital, que el Ministro de Educación tiene “Unas querencias que apuntan más a la Iglesia comprometida que a la de los oropeles”.

¿A que esto ya nos va sonando?

Pues sí, porque suena a lo que más abunda en la progresía eclesial. Es decir, a ataque a la jerarquía eclesiástica, a planteamiento de “soluciones” imaginativas y mundanas a lo que pueda suceder en la Iglesia católica, etc., etc. y etc.

Esto, por tanto, tampoco juega mucho a favor de la buena consideración que pueda tener el Ministro de Educación.

Dice, además, José Manuel Vidal, que la prueba de que el ministro de Educación tiene, digamos, buen rollo con la Iglesia católica es la distinción con la que distinguió al distinguido Manuel de Castro, que fuera secretario general de FERE-CECA.

Y eso es cierto porque la entrega de la Orden de Civil de Alfonso X el Sabio con Encomienda de Plata es síntoma claro de sumisión económica a una ideología malsana promovida por el mismo ministro del que algunos predican bonhomía y comprensión hacia la escuela católica.

Es decir que, a lo mejor, la actitud presuntamente dialogante del Ministro de Educación es, eso, sólo presunta.

Así lo reconoce la hermana María Rosa de la Cierva, a la sazón secretaria general de la provincia eclesiástica de Madrid.

Dice, quien aprecia en la actitud de Gabilondo poco diálogo, que, en realidad, la segunda propuesta hecha por el mismo para conseguir un Pacto Educativo, “no satisface a nadie”.

En realidad, se ha equivocado, en su verdad, María Rosa de la Cierva, porque satisface, la tal propuesta, a quien la hace porque es voluntad, necesaria e ideológica, del Ministerio de Educación, la imposición según gusto particular de quien, ahora mismo, lleva tal departamento.

Otra cosa ni espere doña Rosa ni nadie que tenga, por conducta, una que lo sea éticamente presentable.

Por otra parte, para que nadie pueda llevarse a engaño, la Conferencia Episcopal Española, a través de presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza, el obispo de Segorbe-Castellón, monseñor Casimiro López Llorente le ha hecho ver al ministro de Educación la verdad de las cosas y que no es otra que “son los padres, en primer lugar, y la sociedad con las diversas instituciones que la integran” sobre quien recae la titularidad del derecho fundamental a la educación.

Supongo yo que lo habrá dicho por lo del intento de manipular que, a lo mejor, alma socialista, tiene el Ministro pues ya sabemos lo que están haciendo, en materia educativa impositiva y adoctrinadora, el PSOE.

Vamos, por si las moscas que, seguro, vuelan.

Pero, es que, además, dice José Manuel Vidal que el Ministro de Educación “tiende la mano a la Iglesia católica”.

Sí, claro, pero será para cortársela, porque aquí, por parte del sociata de turno, todo es apariencia y disimulo.

Vamos, falsedad tras falsedad.