Eppur si muove especial - De nuevo Bethlehem
“Belén (en hebreo Bethlehem, que significa ‘la casa de pan’) es la ‘ciudad de David’, donde nació Jesús. De casualidad. Porque José y María vivían en Nazaret y ése hubiese sido el lugar natural del nacimiento de Jesús. Pero estaba escrito que había de ser en Belén, y ahí fue. Ciudad dichosa, por tanto, que contra todo pronóstico se convierte en la elegida. Un nombre con magia, que induce a creer en la predestinación, en la buena suerte, en la máxima gracia.”
Este texto es uno de tantos en los que se recoge el acontecimiento que celebramos hoy. Y aunque es sabido que, en realidad, no es que naciera, Jesús, ese día exactamente sino que, para celebrarlo como tal, el nacimiento del Salvador, se tomó, allá por el siglo III, la fecha en la que se celebraba, por así decirlo, el nacimiento del Sol, pues tenemos a Cristo por el Sol del Universo, se tomó tal decisión que, desde entonces, seguimos. Pero no porque no sea cierto el nacimiento, realidad la cual es admitida por todos, fieles, paganos e historiadores de todo pelaje (por así decirlo) sino porque así se creyó oportuno y en nada puede disminuir nuestra fe saber tal cosa.
Todo esto puede parecer algo extraño. Sin embargo, ya Pablo, el Apóstol de Tarso dejó escrito aquello de “Examínalo todo y quédate con lo bueno”, pensamiento mediante el cual el cristianismo ha ido, digámoslo así, haciendo propio todo aquello que, en realidad y sin saberlo quien lo utilizaba, era pensamiento del Dios Único y Creador.
Por otra parte, se suele decir que, cada año, por estas fechas, manifestamos ideas de cambio para nuestras vidas, ideas de llegar a ser mejores, de alcanzar dichas las cuales llenen nuestro corazón y lo ensanchen porque este es un momento adecuado para pedir lo que anhelamos que se cumpla. Tiempo es, pues, de soñar con los ojos abiertos que es la única manera de no quedarnos aislados del mundo y someternos a la realización de lo por alcanzar.
Pero también podemos tratar de ser, sin necesidad de excesos en el deseo, personas de las que se puede decir enamoradas del ser que va a nacer, que nació en su día para la eternidad; cumplidores de la palabra de Dios en el más pleno de los sentidos; acaparadores de la gracia del Padre que hacemos efectiva sin esconderla o dejarla de lado porque, quizá, entorpezca nuestra vida de seres humanos pegados a la tierra que pisamos porque nos gusta, en exceso, ser del mundo cuando no nos urge un auxilio espiritual ante un mal recibido o un daño causado.
Y, por decirlo de otra forma, podemos disfrutar del tesoro que María nos trae, acunado por su Fiat, y poder sentir su dulzura del nuevo ser en la tierra, su suave olor a gloria y a don que, ahora mismo, anticipadamente por conocido, podemos percibir si abrimos el alma para que emerja, total, a la superficie de nuestra vida, si sabemos mostrar nuestro rostro alegre, acogedor, franco ante el que lo necesita.
Por otra, y gozosa, mal que pese a algunos, vez, Dios va a estar, en recuerdo de aquello, con nosotros como si no hubiera dicho nada a lo largo de su vida; ello para conseguir dar sentido a nuestro camino, aliento a nuestro, a veces, pesimismo y cauce a nuestros pasos.
Otra, y gozosa vez, Dios se nos propone para que lo aceptemos, se nos entrega para que le reconozcamos en nosotros y le entreguemos, a su vez, el oro seguro de su presencia, el incienso de su adoración y la mirra de su anunciado dolor que nos salvará, luego, ahora y siempre.
Con esos dones, que traerán aquellos que de oriente vinieron a adorar al Rey de Israel, bien podemos encarar nuestra vida con esperanza, llenar nuestro corazón con estruendos de luz, ver renacer, de las cenizas del mundo, nuestras buenas intenciones que, ahora, ven, de nuevo, su futuro. Nunca nada es tan nuevo como ahora.
Cuando, de nuevo, veamos brillar la estrella de Dios sobre nuestras vidas y seamos capaces de comprender lo que eso significa, habremos conseguido, seguro, ser bastante mejores, preparados, de nuevo, para comenzar, otra vez, a dar pasos hacia el definitivo Reino de Dios, verdaderamente suyos.
Jesús habrá, de nuevo, nacido, y nosotros seremos, por eso mismo, algo más hermanos porque ya nada podrá ser mejor ni más eterno ni más cierto.
¡Feliz Navidad!, y que dure siempre, cada instante, cada día, cada vida.
P.D.: Hoy, muy especialmente, hay que tener esto en cuenta.
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13 comentarios
Solo lo universal es verdadero.Lo sectario,oscurantista y secretista jamas es verdadero.Los cristianos no tienen enemigos,tienen a todos los hombres como hermanos.,en estas fechas tan señaladas, los Obispos españoles se equivocan claramente con su discurso frentista,de crispacion y lleno de amargura,negando la comunion a la mitad de la población.La Navidad es para perdonar...no para condenar.Se puede criticar conductas pero los Obispos españoles se equivocan con su condena ontologica de los abortistas...entrando de lleno en el terreno de la discordia.El aborto esta mal pero es un problema de conciencia y la conciencia es una morada donde nadie puede entrar sin permiso.La conciencia no es un TEMA SOCIAL O POLITICO,la conciencia es personal e intransferible y se bebe estudiar cada caso individualizadamente.Vamos mal,asi es imposible avanzar.La Iglesia tiene que aceptar la realidad de una vez.Someterse a la realidad es someterse a Dios.Ya es hora de un Papa que apueste por el hombre,sin ninguna reserva.Es decir,la supresion del celibato sacerdotal y el tema de "la mujer" como el sacerdocio femenino.Una Iglesia no anclada en la Edad Media sino una Iglesia moderna.Con fe en la libertad y en la igualdad.
Anoche al poner al Niño Jesús en nuestro Nacimiento, que es grande pero de figuras pequeñas, me acordé de las lecturas, salmos, antífonas, que identifican en ese Dios hecho hombre al Salvador del mundo. Luz para todas las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Que Él nos conceda la humildad y piedad para reconocerle y adorarle en verdad.
Cuando, de nuevo, veamos brillar la estrella de Dios sobre nuestras vidas y seamos capaces de comprender lo que eso significa,..
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Y yo añado lo dicho,..y escrito: Esperemos que no tengamos que esperar por mucho tiempo más
Yo, Jesús, envié a un angel para testificaros estas coas sobre las iglesias.
Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella brillante de la mañana,..(ap.22,16)
Pregunta: ¿que cosas son éstas las que Jesús ha enviado?
Pues que, en verdad, nos conceda humildad y piedad... que creo que la necesitamos (y lo digo por mí mismo)
Yo también espero no tener que esperar mucho tiempo más, aunque eso, en verdad, sólo Dios lo sabe.
A nosotros nos basta con estar preparados.
De ahí para delante montense los lios que quieran y que cada uno se los apañe.
Yo no trato de perturbar tu fe, ni la de nadie. Si has elegido creer cosas, por absurdas que sean, sin tener evidencias para ello por mi plim, nunca tendremos un problema siempre que tus creencias "por fe" no me afecten. Lo que señalaba es una mas de las incongruencias, mil veces ya señaladas, de las historias biblicas... ni mas ni menos. Tu eres el que afirma que ese personaje, Jesús de Nazaret, vino al mundo en Belen y por lo tanto cae de tu parte demostrar que así fue, repito: ¿evidencias comprobables?
Hasta que no sea asi... charlataneria, en la que puedes creer si quieres, pero charlataneria.
Para nuestra fe la Tradición dice que Jesús nació en Belén, el Nuevo Testamento dice que nació en Belén...
Por eso, nada más nos hace falta. Y quien no lo crea pues allá se las componga. Si es cristiano lo creerá... si no lo es... allá películas.
El aborto no es un tema de conciencia. Es un asesinato, una destrucción masiva de vidas humanas y desde el punto de vista cristiano un pecado que aparta al hombre de Dios, irremediablemente, mientras no haga penitencia, se confiese y repare lo hecho.
No es un tema de conciencia.
Es un acto ABOMINABLE.
Los obispos son, si acaso, demasiado tibios en su condena pública. Demasiado tibios en advertir a los que lo llevan a cabo o apoyan, demasiado tibios en promover que se ore por ellos.
Ya he dicho en el artículo algo sobre la fecha. Nada quita, eso, la fe.
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