La Palabra del Domingo - 6 de diciembre de 2009- Ver la salvación de Dios
Lc 3,1-6. Todos verán la salvación de Dios.
1 En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; 2 en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. 3 Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, 4 como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas; 5 todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos llanos. 6 Y todos verán la salvación de Dios.
COMENTARIO
El Bautista, Juan
1.- Este texto de Lucas está, claramente, dividido en dos partes: en una nos presenta a Juan, hizo de Zacarías e Isabel, la prima de María, Madre de Jesús y Madre nuestra. Pero no nos presenta a Juan diciendo muchos datos biográficos de él sino que lo hace de una forma clarificadora: al hijo de Zacarías le habló Dios y allí, en el desierto, lugar muy propicio para la contemplación y el silencio, conoce cuál es su destino, cuál su misión.
2.- Ya sabemos todos cómo el ángel se le apareció al sacerdote Zacarías y cómo éste, con el pensar de la Antigua Alianza, manifestó cierta duda, a lo cual el ángel, yo creo que Gabriel, le comunicó que se quedaría sin vista hasta que naciera su hijo. Al nacer este, Zacarías no sólo recuperó la vista sino que, además, dijo cual sería el nombre del nacido: Juan, el mismo que había saltado en el vientre de la madre cuando María, de Nazaret, la visitó con Jesús en el vientre.
3.-Hay que decir que la misión de Juan no era fácil. Seguramente criado con una comunidad de esenios, que creían en el cumplimiento estricto de la Ley, al salir de aquella comunidad vive en el desierto, como ya sabemos, vestido con una piel de camello y alimentándose de langostas y, claro, de lo que encontrara y que fuera comestible. Esto no era un capricho suyo sino el cumplimiento de las propias normas de la comunidad a la que había pertenecido y que establecía, entre otras cosas, el total abandono personal, de todos sus miembros, de aquel que los abandonaba. Juan, así, vive de lo que encuentra pero, claro, en la seguridad de que debía de comunicar a su tiempo, a su mundo, a su siglo, que la Verdad se acercaba. Abandona aquella comunidad porque sabe que lo que ellos proclaman no está, totalmente, de acuerdo con la voluntad de Dios, porque sabe Quien viene.
4.-En cumplimiento de lo establecido en la Antigua Alianza, que contiene, en potencia, lo que sucederá en acto en la Nueva (o Nuevo Testamento) Juan, y en este texto se ve claramente, proclama un bautismo que perdona los pecados y con el que “todos verán la salvación de Dios”. Sin embargo, también comunica, con Isaías, Lucas, por una parte, lo que hay que hacer y, por otra, las consecuencias de la venida del Mesías que Juan comienza a anunciar (recordemos aquello de que él bautizaba con agua pero el que venía lo iba a hacer con fuego, es decir, con Espíritu Santo).
5.- Era, para empezar, la “voz que clama en el desierto”, es decir, en ese mundo que se había apartado de Dios voluntariamente y que, por eso mismo, necesitaba que otro profeta, el último de la Antigua Alianza, les conminara a cambiar, a modificar ese comportamiento tan ajeno a la voluntad de Dios que, sin embargo, tantas veces había perdonado a su pueblo.
6.- Unas cosas había que hacer, algo había que ir preparando: el camino del Señor, por una parte. Esta preparación del camino, del que lleva a Dios debía de hacerse, primero, con un bautizo de agua que limpiase los pecados para, así, convertirse a la fe en Dios y abandonar el camino equivocado por el que discurrían. Pero, además había que “enderezar sus sendas”. Esto, a mi entender, quiere decir que era posible corregir el devenir del pueblo de Dios. Sólo se puede enderezar aquello que, con ese volver a su posición original no se rompe y que, con ese volver retoma la situación inicial, esa pureza de corazón de los fieles al Señor que, con el paso del tiempo, se había desviado, cambiado de rumbo, doblado por, y para, mirar a otro sitio, a otro lado, a otro destino.
7.- Pero junto a estas indicaciones sobre lo que hay que hacer, también recoge este texto del evangelista aquello que va a suceder, aquello que, esa venida del Mesías que anunciaba, iba a traer.
Todo vacío, hueco, ese que lleva a la fosa del alma será rellenado con la gracia de Dios, todo aquello que se ha ensalzado con su vida de hombre, mundana, pegada al siglo y a la tierra, se vendrá abajo, será restituida a su posición original, será desbancada de esa situación de prepotencia en la que no es importante que sea así sino el uso torticero que se haga de ello (recordemos la parábola de Lázaro, el mendigo, y Epulón, el rico). Lo que quiere decir esto es que lo que importa no es el hecho de ser rico, en este caso, sino el mal uso que se haga de esa riqueza; si no se hace el bien con ella, es lo que quiere decir.
Para aquellos que acepten, con este bautismo, en primer lugar, esa conversión que anuncia y predica Juan y, luego, acepten ese bautismo de fuego (del Espíritu Santo) que traerá Jesús, el Mesías, lo que era difícil, por la nueva comprensión de la realidad, la verdadera comprensión, todo será más fácil y las dificultadas de la vida, aunque persistan, tendrán un sentido, el dolor un razón, algo de lo que entresacar lo positivo que tiene, aunque para el mundo pueda ser una necedad, como para los griegos de entonces era la cruz.
8.- Y al final de todo, de todo este discurrir de la labor de Juan, de su bautismo de perdón, de su siembra de verdadera esperanza, el final más deseado: “todos verán la salvación de Dios”, esa sanación del alma que viene a traer Jesús será como la respuesta a ese camino enderezado, a esa preparación del camino, a ese perdón y a esa conversión.
9.- Aunque todo esto pueda parecer lejano, hoy día también podemos aplicar, a nuestras vidas, este mensaje primero de Juan. ¿Preparamos, nosotros, el camino, hacía el Señor?, ¿limpiamos nuestra vida de lo que nos sobra, del pecado?, ¿enderezamos la senda de nuestra vida? Todo eso, que podemos encontrar, desde hace tanto tiempo, escrito, es tan presente como que, cada día, para los que nos decimos seguidores de Cristo, ha de ser adviento, cada día conversión, cada día navidad, en todos los sentidos.
ORACIÓN
Padre Dios; ayúdanos a ser anuncio de la Buena Noticia como lo fue Juan, el primo de Cristo.
Gracias, Señor, por poder transmitir esto
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalem
6 comentarios
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Y aquí el encuentro de dos en el vientre de sus madres.
Dos: Uno Mesías del Espirirtu del hombre y otro Mesías del cuerpo del hombre. Uno en Espíritu y poder de Dios; y otro en Espíritu y poder de Elías que es el de Dios
Dos, en legítima herencia genética: de David Judá. Uno: como amigo del espíritu, y de sangre hermano del otro; Y otro como hermano de sangre y amigo del espíritu del Uno.
Y el otro, que son dos en Uno. Anunciando la venida del Uno. Y Éste, el Uno, diciendo: Éste -que es el segundo- es más que profeta. -hasta que llegue el tercero que también será Elías.-
Y el que fuera más que profeta; El que viniera la Mundo en espiritu y poder de Elías; El que recibiera legitima herencia genética del profeta Elías -en el tiempo de su tiempo- el mayor de todos los proefetas-:
Dejó paso al "Tercerer Elías" que en espíritu y poder de Elías, y es en espiritu y poder de Juan -que es Elías- que es poder del Uno que es Dios:
Para que ÉSTE YA HOY DÍA, COMO TERCERO Y ÚLTIMO ELÍAS, ALLANE LOS CAMINOS DEL SEÑOR EN SU SEGUNDA VENIDA.
Oráculo del Señor de Elías
Rugirá el proceloso mar de tanta iniquidad preñado.
Y todas las alturas desde sus seguras moradas. Al Mar, de su Rojo Mar, caerán. Y allí, todas ellas, anegadas en su negro y sucio fango se pudrirán.
Pues creo que tiene Ud. bastante razón en lo que dice.
Esperemos que sepamos allanar nuestro propio camino.
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Como debe de ser: Dos nacientes: Uno en su inmculado vientre; otro en con dolores de parto. Uno Mesías y otro Elías. Y finalmente el postreo, un tercero que como está escrito, nadie reconoce.
Y el viejo sin posibilidades. Hombre que por su incredulidad ceguera viene a ver a su hijo Elías. El que siendo segundo, viene en espíritu y poder de Elías anunciando la llegada del Mesías. Juan: yoHanan: Donde Dios hace, pone su gracia.
-No miréis atrás, pues, que ojos en la frente, del frente tenéis para mirar siempre adelante.
-Allad, pues, vuestros caminos que el mío está bien pisoteado y trillado. Pues dispuesto está ya a ser aventado. Y no habrá ni parte ni todo de este campo que resistirá el huracán producido de mi trigo beldado.
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