Aborto: los jesuitas, algunos, a su aire

En el tema del aborto, muy al día de hoy, muchos se definen por lo que dicen y otros, por lo que hacen.

Resulta demasiado sangrante que alguien, dentro de la Iglesia católica, se manifieste a favor de matar al nasciturus porque supone una aberración o, lo que es lo mismo, una desviación del sentido esencial de la fe en Dios y, aquí, de la doctrina de la Esposa de Cristo.

Por eso, no sin cierta desazón y tristeza, ha informado InfoCatólica del hecho, por desgracia, no increíble, de que el Instituto Borja de Bioética haya publicado un informe sobre el embrión humano en el que se dan a entender ideas que no están muy de acuerdo con la doctrina de la Iglesia católica.

¿No es posible que se digan tales cosas?

Pues según y cómo.

En atención a quien lo dice, es decir un Instituto presidido por un jesuita (Francesc Abel Fabre, s.j.), pues no es muy admisible que se sostengan determinados pensamientos haciéndolos públicos. Sabemos que hay una frase en el mundo jurídico que dice que “el pensamiento no delinque”. Ahora bien, cuando se manifesta el mismo es más que posible que se pueda incurrir en algún tipo de contravención de la norma o, simplemente, decir algo manifiestamente opuesto a la doctrina.

Y así ha sido.

Tan sólo voy a destacar dos “perlas” del informe susodicho porque en sus 12 largas páginas, plagadas de barbaridades anticristianas, otras muchas podrían ser destacadas.

1.-“Como consideración previa a cualquier intervención sobre el embrión, hay que señalar las medidas de anticoncepción, entendiendo como tales todas aquellas técnicas contraceptivas, sean de tipo farmacológico (contracepción hormonal, incluyendo la “píldora poscoital”) o actuando con otros mecanismos (abstinencia periódica, métodos de barrera, etc.), cuya finalidad es directamente evitar la fecundación del óvulo, o muy eventualmente su implantación, si ya ha sido fecundado. Estos métodos permiten mantener relaciones sexuales no reproductivas y hacer planificación familiar, evitando el riesgo de embarazos no deseados que predispongan al aborto. Consideramos que todas ellas son aceptables desde un punto de vista ético, siempre que se deriven de una decisión responsable”.

Es decir, que un informe que sale a la luz pública con el visto bueno de un jesuita (más los que por allí pululan) defiende que la contracepción, así en general, no está mal. Es más, que se puede aceptar “desde el punto de vista ético”.

¿Qué ética católica puede admitir tal forma de proceder?

Seguramente la que lo sea corrompida por el mundo y por la mundanidad, por el hedonismo y por el relativismo. Tal ética sí puede admitir tal cosa.

Además, creen que se trata de algo “responsable” decidir sobre la vida de otro ser humano (ejemplo de la píldora del día después que, muy probablemente, acaba con una vida humana ya concebida)

Pues es una responsabilidad que, desde el punto de vista cristiano, es irresponsable.

2.-Se acogen, a la teoría de los 14 días para favorecer que, entonces, cualquier manipulación sea posible:

“La fase preimplantatoria del embrión se da en el tiempo transcurrido desde el momento de la fecundación del óvulo hasta la finalización del proceso de implantación en el útero materno, aproximadamente alrededor del día 14º”.

“En este intervalo de tiempo, las intervenciones sobre el embrión humano o sobre los gametos masculinos y femeninos entendemos que pueden ser éticamente aceptables”

Fue Anne Maclaren, embrióloga, la “madre” de tal concepto. Falleció, sin embargo, el 7 de julio del 2007 en un accidente de tráfico. Poco, pues, podría decir ahora sobre su inicial idea a la que se han cogido, como a un clavo ardiendo, aquellos (de dentro y fuera de la Iglesia católica) que quieren utilizar tal espacio de tiempo para llevar a cabo sus aberrantes ideas sobre la vida humana.

Pero aquí, desde el punto de vista católico, hay algo que está bastante claro porque, por ejemplo, la Constitución Pastoral Gaudium et Spes (51) se dice que “la vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado” y, acto seguido, que “el aborto y el infanticidio son crímenes abominables” . Y aquí nada se dice de los citados 14 días; ni siquiera de las 14 horas tras la concepción sino, sólo, de concepción y de protección inmediata.

Eso, sin embargo, parece muy difícil de entender. Sobre todo por aquellos que, dentro de la Iglesia católica quieren pasar por modernos cuando no son, sino, cómplices de asesinos vestidos de progres.

Cómplices de asesinos. De asesinos. Asesinos.