Eppur si muove - Sobre la fe y la razón
En el albor de la creencia en Dios, al padre Abraham le movió la fe que tuvo en el Aquel que le habló, le transmitió su voluntad y le movió a iniciar un éxodo bastante peculiar por el desierto.
La razón que hizo que aquel hombre hiciera aquello no debió estar muy alejada de la fe que lo había conquistado y fue, seguramente, la primera persona de la humanidad que comprendió que razón y fe son una realidad que, en común, hace avanzar al mundo.
Sin embargo, se suele argumentar, en muchas ocasiones, que una y otra, razón y fe, no pueden mantener una relación muy duradera porque resulta inexplicable, con la razón, la fe.
Pero este análisis adolece de un error que, de raíz, falsifica el resultado del mismo y lo convierte en torticero y voluntariamente equivocado.
Entre fe y razón existe algo que, en realidad, hace que una presuponga la otra.
Podemos decir que existe una sociedad entre la fe y la razón según la cual cuando a lo largo de la historia la segunda ha actuado sin el acuerdo de la primera, las más grandes aberraciones se han sucedido. Al respecto, muy conocida es aquella expresión procedente de un aguafuerte de Goya que dice “El sueño de la razón produce monstruos”. Cuánto más los sueños…
Al respecto de lo dicho arriba la razón ha de verse matizada por la fe de tal manera que sienta el fuego de purificación que la creencia supone. Así queda limpia de aquello que, como sarmiento podrido, perjudica el normal desenvolvimiento de la razón.
Al contrario, cuando se ha dado un acuerdo entre fides et ratio podemos decir que no ha habido extralimitación de las posibilidades que la segunda puede llegar a alcanzar.
Ahora bien, esto último no ha sido siempre posible.
A raíz del denominado “siglo de las luces” se fue produciendo una paulatina separación entre lo que lo que no puede haber distancia. Fe y razón parecen haberse distanciado tanto que la de vieja relación entre ellas casi nada queda.
Y es que la soberbia humana puede producir efectos en el corazón del hombre que, queriendo olvidar lo que llaman “sometimiento” a la religión, desvían el correcto caminar por el mundo y, llevados por un relativismo rampante, vierten su voluntad en un hacer equivocado.
A esto se le ha llamado, con acierto, “tentación racionalista” pues no es más que un intento, a veces conseguido, de evadir la influencia que la fe tiene en la razón.
¿Qué tipo de influencia es ésta?
Se quiera decir lo que se quiera decir, entendemos que la fe se sitúa por encima de la razón. Esto es así porque Dios, en cada uno de sus hijos, infunde, en el alma, la luz de la razón. Por eso incurriría el Creador en una negación de sí mismo si admitiese disensión entre fe y razón de una forma tan clara que hiciera infecunda tal expresión de su voluntad.
Quizá la prueba de que fe y razón no son, sino, realidades inseparables está en el hecho de que la segunda, en cuanto se acepta como don de Dios a su semejanza deja de causar alteraciones en el concepto que de la fe tiene el creyente.
No hay, por tanto, que discernir entre fe y razón como si se tratara de mundos separados que, por eso mismo, nada tienen que comunicarse. Muy al contrario sucede: a la Verdad, destino anhelado por la fe de quien se siente hijo del Creador, se tiende por la razón, preciada forma de concluir que Dios es Padre sin, por ello, ruborizarse ni sentir vergüenza mundana.
¿Dónde está, entonces, el ánimo que pretende hacer, separar, lo que es, espiritualmente, imposible?
Siempre, a lo largo de la historia de la Iglesia, ha habido pensamientos que se han pretendido separar fe y razón. Arriba se ha dejado escrito que desde la mal llamada revolución de las luces (pues mucha tiniebla devino de la misma) todo ha ido a peor. Sin embargo fue con Nietzsche con quien se asentó la creencia según la cual la Verdad, a la que tiende el espíritu humano a través de la razón (y que hace inseparables a una y otra) es, al fin y al cabo, una ilusión. “Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son”, dejó escrito aquel.
Así, según tal pensamiento, la razón nada tiene que ver con la fe porque si se trata de una ilusión a lo que se tiende, todo esfuerzo es vano y además, supone la manifestación de un necio actuar.
Sin embargo, aquellas personas que defendemos lo contrario (a saber, que entre fe y razón existe una relación estrecha y que no es posible entenderlas antagónicas) vemos en tales intentos de poner tierra de por medio entre una y otra uno que lo es del Maligno pues sabido es que si se niega la posibilidad de que la razón se deje guiar por la fe se acaba por negar la propia fe y, sobre todo, la misma Verdad.
Por eso sobre la fe y la razón quizá lo mejor es decir que van de la mano sin que lo que haga una tenga que desconocerlo la otra.
No se trata, aquí, de una caridad que sólo Dios ve y que nadie más tiene que apreciar salvo quien se beneficia de ella sino, al contrario, del reconocimiento, hecho al mismo Creador, de que su don precioso, la razón, no desprecia a la creencia misma, la fe.
Al fin y al cabo si la fe supone creer sin haber visto, la razón no es, sino, la constatación de que tal creencia no es cosa de ilusos sino de personas que saben lo que son: hijos de Dios.
17 comentarios
Porque por movimientos haylos:
Tan denontados unos que son verticales en espíritu de exocéntrica resurrección y de salvadora ascención.
Tan de hazmerreír haylos que son verticales en espíritu de egocéntrica mórbida soterrada condenación.
Y haylos, la mayoría, que son horizontales en espíritu de este invertebrado mundo acomodados. Como hijos de la gran ramera en campo de tierra baldía acostada.
Hombre: Cierto que entre fe y razón, siempre éstas serán las que al final de todo prevalezcan.
Más ¿en quienes de estas contigencias como fe y razón hay que apoyarse: En la fe y razón de este mundo en transición; O en la fe y razón del otro mundo místico en proposición?
Aquí estoy contigo: Esto de invocar el Siglo de las Luces, o de la Ilustración como tantos hacen. Hávidos ellos de cultura digestible. Cada vez que en aras de éste " churro axiomático" de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Que tantos, aún hoy día, siguen fundamentando ese espíritu democrático de tanta justicia universal. Sin darse cuenta que en aras de este churro -como digo- se cargaron la "hegemonía aristocrática". Para poco despúes, estos mismos, ponerse de rodillas ante un Emperador -Napoleón-. Me produce una extraña risa de corso sardónico.
Conclusión: Que si queremos ver la verdadera luz de la Fe y la Razón: Hay que hacer reventar este mundo.
No sé yo si hacer reventar este mundo sea la mejor manera de ver la verdadera luz.
Es más fácil que eso: los creyentes tenemos a Dios, tenemos las Santas Escrituras y tenemos a Cristo.
Creo que son luces más que suficientes. Las otras, las de la razón desmedida que trata de imponer sus ideas como sea, son luces mundanas. Y así nos va...
Tú Eleuterio no lo sabes porque tú, como muchos a pesar dé temblaís ante tal texitura.
Y de cualquier forma si tal cual como este mundo está no véis la luz. Pues qué demás será sino ganar rompiendo este negro velo del templo universal
Porque medios los hay. ¿O acaso no habéis oído que la Tierra gime con dolores de parto? Y ya sabes lo que le queda a la prenñada: Que parir o reventar tiene. Pues el entrañado, por mucho que se diga no deja de crecer... Y está en relación de proporción directa al tiempo más su naturaleza sometida e inversa al tiempo más us naturaleza libre.
Lo que quiere decir que cuanto más naturaleza libre -de Cristo- menos tiempo sometido. Y viceversa.
Pero yo que a pesar dé lo sé y ya lo temgo asimilado no tiemblo Porque visto y constatado está que todas las reservas de tolerancia habiendo sido agotadas: Ya no queda más remedio otro que nosea que se cumpla lo escrito antes de que los elegidos sean de tal forma escandalizados que pierdan la fe.
O es que no te das cuenta de que ya estamos en faena. ¿Porqué sino tanto acoso y denigración al símbolo del hombre de fe. No ves que el demonio Satanás está poniendo toda la carne en el asador?
¿O es que por no entender no aceptáis de la fuerza de este soterrado poder?
¡Alégrate pues por lo que llega! Que no es para cobardes y pusilánimes
Sobre lo de Satanás sí que estoy de acuerdo.
De todas formas, ningún miedo tengo a nada de lo que pronosticas porque la filiación divina no me permite ser pesimista al respecto. Dios siempre saldrá a nuestro encuentro. Es más, Dios siempre sale a nuestro encuentro y la razón certifica lo que la fe dice.
Digo más Eleuterio:
Yo no soy pesimista por lo que respecta a Dios y la protección que ÉL nos da. Todo lo contrario: Yo me tengo el mayor de todos los obtimistas. Justamente por esto: Porque veo en conocimiento de causa el avenis de los tiempos, que en parte ya estamos. Y los que de antaño llegan que en cumplimiento de una esperanza prometida fueron profetizados.
Lo que me preocupa, no solamente ami; sino al propio Jesús; Es que aquellos que tienen las llaves del reino ni entran ellos, ni dejan entrar a los que quieren entrar.
Permíteme decirte algo: Tú estar de acuerdo conmigo que la ciencia de la mecánica fósil asistida por la fotomecánica de la energía ha conseguido ya -hoy día- vehículos de automotriz casi de bio preprogramación inteligente. Sin citar, pues tantos hay que...
Ahora bien piensa que hoy día. La Ciencia de la Investigación de le Genética Humana (GENOMA). Ayudada por su anterior la Ciencia de la Mecánina Fosil preprogramada llegara. Y de hecho es posible, aunque de facto no lo será porque Dios no lo permitira: Que esta ciencia provoque o fabrique no ya estos "humanos de la probeta" que tú conoces. Sino verdaderso artificios pseudo humanos preprogramados para destruir, con incontestables hechos consumados de poder y sabiduría, la idea de un Dios Creador.
Dime pues tú. ¿Con quién sería Dios más justo: Con aquellos que por miedo al fin del mundo, en insolente y blasfema acción científica, pudiera llegar a poner en peligro la fe de sus elegidos. O con aquellos a quien en razón de su fe: Dios dice: Antes de que los elegidos pierdan la fe: Destruye el Mundo. Y con ello todas sus mundanales ambiciones.
Sí... parece que el tema de la razón y la fe interesa poco.
De todas formas, lo que Ud. de la destrucción del mundo bien puede ser la destrucción de "éste" mundo, de la forma que tenemos de ver las cosas y, entonces, el mundo será otro. A mí la fe me dice que la Parusía será el tal momento y la razón me dice que, según están las cosas, el tiempo está cercano.
Ahora bien, como no sabemos qué unidad de tiempo utiliza Dios tampoco podemos elucubrar sobre cuándo será.
Por eso tenemos que estar prevenidos porque el Señor puede llegar en cualquier momento.
Por cierto, no sé si fue Ud. que, al principio de empezar a participar en mi blog, nos dio una dirección de internet en la que se podía leer sobre un libro importante. ¿Podría, por favor, volver a hacer mención de ella?
La Fe no es contraria a la razón. Creer no significa abdicar de la razón. Tampoco la Fe puede ser contraria a la Ciencia, pues lo verdadero no puede contradecir a lo verdadero. La verdad tiene una misma fuente que es Dios y Dios no puede contradecirse. Las realidades no-sagradas y las realidades sagradas provienen de la misma fuente que es Dios.
San Agustín nos indica cómo debe ser la relación entre la Fe y la razón, para qué y cómo utilizar nuestra inteligencia: “Creo para comprender y comprendo para creer mejor”.
El Catecismo de la Iglesia Católica también deja clara la interrelación de una y otra y como la razón no es posible sin la fe, estando esta última antes que la primera:
158 "La fe trata de comprender" (S. Anselmo, prosl. proem.): es inherente a la fe que el creyente desee conocer mejor a aquel en quien ha puesto su fe, y comprender mejor lo que le ha sido revelado; un conocimiento más penetrante suscitará a su vez una fe mayor, cada vez más encendida de amor. La gracia de la fe abre "los ojos del corazón" (Ef 1,18) para una inteligencia viva de los contenidos de la Revelación, es decir, del conjunto del designio de Dios y de los misterios de la fe, de su conexión entre sí y con Cristo, centro del Misterio revelado. Ahora bien, "para que la inteligencia de la Revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones" (DV 5). Así, según el adagio de S. Agustín (serm. 43,7,9), "creo para comprender y comprendo para creer mejor".
159 Fe y ciencia. "A pesar de que la fe esté por encima de la razón, jamás puede haber desacuerdo entre ellas. Puesto que el mismo Dios que revela los misterios y comunica la fe ha hecho descender en el espíritu humano la luz de la razón, Dios no podría negarse a sí mismo ni lo verdadero contradecir jamás a lo verdadero" (Cc. Vaticano I: DS 3017). "Por eso, la investigación metódica en todas las disciplinas, si se procede de un modo realmente científico y según las normas morales, nuca estará realmente en oposición con la fe, porque las realidades profanas y las realidades de fe tienen su origen en el mismo Dios. Más aún, quien con espíritu humilde y ánimo constante se esfuerza por escrutar lo escondido de las cosas, aun sin saberlo, está como guiado por la mano de Dios, que, sosteniendo todas las cosas, hace que sean lo que son" (GS 36,2).
Resulta extraño que, siento totalmente cierto y verdadero lo dicho por ti, haya personas que pretendan separar la fe de la razón haciendo ver que la segunda está por encima de la primera. Así zahieren a la fe y la menosprecian sin darse cuenta ni de donde proviene la fe ni de donde proviene la razón.
Una técnica es ser muy generoso en el momento de hacer ese "obsequio razonable de la razón" que es la Fé. Todo contenido dogmático que contradiga a la razón se admite en la Fé y con Fé.
La otra técnica, más de cristianos de estos tiempos, es admitir que los teólogos, usando razón y ciencia, depuren extremos de los Libros Sagrados y de la Tradición utilizando una "crítica formal" de los mismos y una "desmitologización".
A mi me resulta más cómodo el primer método para no tener que discutir tanto con los católicos tradicionales.
Masiá, es un sacerdote de la Iglesia y más. Debe practicar la técnica segunda. Supongo, no lo he leído, que como Bultmann, pensará que en el Nuevo Testamento se hallan, mezclados, el "Evangelio Cristiano" con la "cosmogonía del siglo primero", de índole mitológica. Los teólogos, como Masiá, despojan "La Esencia del Evangelio" de su envoltura mítica que no tiene nada de cristiana.
En cuanto a los cristianos tradicionales que como creen todo no tienen que ser generosos, nadie los obliga a escuchar a los teólogos modernos, pueden seguir perfectamente con el Catecismo ( que es una gran obra ), el Kempis, y atender con todo el corazón y repetir incesantemente , a modo de letanías, mantras fundamentalistas que eviten que su corazón se turbe al oir las opiniones de católicos de nuestro tiempo.
A lo mejor a Ud. le parece que hay dos cristianismos: el tradicional y el moderno.
Eso no es así.La Fe es una y nada más. Lo que pasa es que algunos católicos (los llamados modernos) hacen de su capa un sayón y de su razón algo contrario a su Fe.
El problema está ahí y no en que repitamos lo que Ud. llama, de forma despectiva, mantras fundamentalistas porque sin oración no hay ni Fe ni práctica de la misma.
Y, por cierto, para nada se turba mi corazón por oír las opiniones de católicos de nuestro tiempo porque, en realidad, no se trata de católicos de este tiempo sino de personas que entienden su fe de forma equivocada.
Creo haberlo dicho:
Intrinsecamente la FE: Entendida ésta como esa consubstancia divina que de Dios procede. Y que Dios da. Dotando al ser que la recibe de una sensación de inexplicable autoridad y seguridad. Como si el receptor se viera de su natural el ser obedecido. Por ser seguro superior de todo aquello que le precede.
Así como la Razón: Esa sensación de ver y comprender en conocimiento de causa el sujeto objeto a examen de investigación. Por ser y proceder ambas de un mismo origen -la FE y la RAZON- son una misma sensación de poder y potestad.
Pues si la Fe procede del Dios Padre y del Dios Hijo; La razón procede del Dios Espiritu Santo.
De todas formas, fe y razón vienen a ser como los dos elementos de la misma moneda: sin fe, la razón no se entiende y sin razón, la fe queda, digamos, fuera del mundo porque, al fin y al cabo, tanto una como otra proceden de Dios y nada puede haber malo en eso.
- desaparicion del sistema de castas
- el clero se disuelve como sociedad cerrada
- la Iglesia se convierte en una VERDADERA DEMOCRACIA
- la Iglesia comunidad de personas libres e iguales
- la Iglesia se dedica anunciar el Reino de Dios
Parece que no tiene, Ud. una idea muy clara de lo que es la fe y la razón.
Por la fe, por ejemplo, sabemos que en la Iglesia no hay ninguna casta porque las distintas diferencias existentes son distintas funciones aunque, claro, eso Ud. no lo entenderá.
También, por la fe sabemos que el sacerdocio no es una sociedad cerrada sino un grupo (escaso, por cierto) de personas que se entregan a Dios y al prójimo; por la razón, que son necesarios los sacerdotes.
Por ejemplo, por la fe, sabemos que la Iglesia no tiene que ser una VERDADERA DEMOCRACIA porque es una sociedad perfecta creada por Jesucristo; por la razón, que es la mejor forma de organización existente y, por eso, envidiada por haber durado, hasta ahora, 2000 años. Aún es peor para personas que piensan como Ud. que aún durará hasta el final de los tiempos y eso es un tiempo muy largo para personas con pensamientos raquíticos por mundanos.
También sabemos por la fe que la Iglesia es una comunidad libres porque a nadie se le obliga a permanecer dentro de ella; por la razón, que la igualdad existe aunque no desde un punto de vista mundano.
Y, por último, por la fe sabemos, por supuesto, que la Iglesia se dedica, desde siempre, a anunciar el Reino de Dios; por la razón, que lo ha hecho contra viento y marea.
Creo que me he explicado.
Supongo que, por poner un ejemplo, habria que mirar qué significa " Sistema de Castas" y ver si se ajusta o no la iglesia. Lo propio con lo demás. Por fé sería lo que debe ser, no lo que realmente es.
Ya se que sólo hay una Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Pero hay, dentro de ella, cristianismo moderno o, como diria yo, crítico. Ya te he dicho, y explicado porqué, que, de momento, voy de tradicional por lo que ( como tú en el comentario ) tengo que hacer una profesión de Fé demasiado abultada.
En el proceso se ha descubierto también que la Madre Teresa gozaba de otros dones de Dios: por ejemplo, el de la locución interna, por el que sentía en su cabeza una voz que le decía lo que tenía que hacer en cada momento....
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