Blaise Pascal
Primeros años
Blaise Pascal nació el 19 de junio de 1623, en la ciudad de Clermont (Auvernia, en el centro de Francia). Era hijo de Étienne Pascal, un noble que ostentaba una de las más importantes magistraturas regionales del reino, la de maître des requêtes, (literalmente «maestro de los requerimientos»), un jurista con conocimientos administrativos que, además de las funciones de oidor de las peticiones al rey, ejercía de juez del tribunal de impuestos de Auvernia. Su madre, Antoinette Begon, murió tras el complicado parto de la hija menor, Jacqueline, en 1626, por lo que a la edad de tres años, Blaise quedó huérfano. Cinco años después, Étienne se trasladó a París con sus tres hijos, buscando mejores ocasiones para ellos, sobre todo para Blaise, en el que había advertido ya signos de brillante inteligencia. Según testimonio de su hermana Gilberte, Étienne, muy aficionado a las matemáticas, fue el único maestro de Blaise, ya que no quiso dejarle en manos de preceptores.
En Normandía. La Pascalina
En 1640 el cardenal Richelieu nombró a Étienne jefe de los recaudadores de impuestos de Normandía, y la familia se trasladó a Ruán, su capital. Para ayudar a su padre con su trabajo, el ingenioso Blaise creó para él en 1642 una «máquina de aritmética» a base de ruedas, llamada poco más tarde «rueda Pascalina», que se cree fue la primera calculadora moderna. Tenía entonces tan solo 19 años y el aparato de metal únicamente realizaba sumas, pero durante los siguientes tres años, y tras muchos prototipos, consiguió una máquina que hacía sumas y restas de dos números, que multiplicaba y dividía por repetición (incluso con dos decimales), y que regaló al canciller Pierre Séguier. Logró de Luis XIV un privilegio real por el que le concedía la producción exclusiva para Francia de máquinas de calcular.
El joven Blaise puso gran empeño en su pequeña industria de fabricación de Pascalinas, intentando sobre todo a partir de 1649 reducir el coste de fabricación, pues eran tan caras que apenas tenían distribución. Fabricó hasta 50 prototipos, de los cuales han llegado hasta nosotros 9. Todas las calculadoras posteriores (como la de Leibniz y la de Colmar), hasta llegar al procesador, están basadas en esta.
En 1641, su hermana Gilberte casó con un pariente lejano de Auvernia, Florin Périer. Jacqueline, por su parte, mostraba gran interés en la literatura, y llegó a escribir poesía bajo el patrocinio del gran dramaturgo normando Pierre Corneille. En 1646, Étienne sufrió un accidente, y durante la convalescencia, aunque jamás había mostrado interés por la religión, a través del médico que le atendía conoció y comenzó a simpatizar con los escritos de Cornelio Jansenio, obispo de Ypres muerto en 1638, que había revitalizado la teología agustina en su disputa con la casuística jesuítica. En su obra Augustinus, publicada póstumamente en 1640, ponía al día las enseñanzas de san Agustín sobre el pecado original y la Gracia, contenidas en sus disputas con los pelagianos. Argumentaba Jansenio que la Gracia de Adán en el Paraíso terrenal era una «gracia suficiente», es decir, se hallaba en libertad por un auxilio de Dios suficiente para evitar el pecado. Tras el pecado original, el hombre había perdido la libertad, y sentía una «atracción irresistible por las cosas terrenas». Para vencerla, necesitaba la «gracia eficaz», aquella traída por Cristo en la Redención humana, y que era capaz de vencer siempre al pecado porque inducía al hombre la «atracción irresistible por las cosas celestes». Dado que se consideraba que la gracia eficaz no se hallaba presente en todos los hombres, se abría paso a la doctrina de la predestinación. Aunque Jansenio fue firme católico (y puso su obra explícitamente bajo la corrección papal) y ardiente disputador con el protestantismo holandés, es evidente que en su enseñanza se habían infiltrado postulados de Calvino.
Con el tiempo el llamado jansenismo evolucionaría hacia el cisma galicano, pero en esos primeros años era conocido sobre todo como movimiento rigorista, enemigo del racionalismo, y de la filosofía probabilística propugnada por la escuela jesuítica, que, en opinión de los jansenistas, tendía al laxismo moral y a la acomodación a los poderes del mundo por medio de la búsqueda sofística de casos previos que, en los dilemas morales, permitiera a los más poderosos hacer su voluntad sin adecuarse a las enseñanzas evangélicas. La familia Pascal, unida en esto como en todo, pronto siguió las tesis jansenistas. El propio Blaise consideró que los episódicos accesos de dolor y parálisis en las piernas que le acometían eran un signo divino, y comenzó a llevar una vida ascética. En 1647 solicitó del arzobispo de Ruán una sanción a un seminarista que había hablado de la religión en términos racionalistas. Pascal no hallaba ninguna contradicción entre su sentido trascendente y rigorista de la fe, y el estudio de la naturaleza desde las más estrictas normas de la ciencia de la época.
El periodo parisino
En mayo de 1647 regresó a París con su padre y su hermana Jacqueline. Allí tuvo vivas discusiones con Descartes en septiembre acerca de las teorías sobre el vacío y también sobre cuestiones teológicas.
La estancia en la capital fue fecunda para el joven Blaise. En 1648 vieron la luz dos tratados. El primero fue Traité sur le Vide (Tratado sobre el Vacío), y estaba basado en los experimentos realizados junto a su cuñado Périer, en los que confirmó la existencia de la presión atmosférica que ya había descrito Torricelli con su barómetro, y además demostró que dependía de la altura. El título del trabajo deviene del interés inicial de ambos científicos, demostrar la existencia del vacío, que Aristóteles había negado.
El segundo logró demostrar científicamente el principio de los vasos comunicantes, conocido desde la antigüedad, y que Pascal describió así: «la presión ejercida por un fluido incompresible y en equilibrio dentro de un recipiente de paredes indeformables se transmite con igual intensidad en todas las direcciones y en todos los puntos del fluido«. Fue llamado Principio de Pascal en su honor, y es la base para el funcionamiento de las prensas hidráulicas. Por cierto que en este estudio, Pascal estableció la primera definición del principio de falsabilidad, que Popper popularizaría posteriormente como uno de los principios del método científico.
Ambos descubrimientos hubiesen bastado para colmar la vida de cualquier físico, pero Pascal siguió trabajando. No obstante, acontecimientos políticos alteraron sus planes. El nuevo regente a la muerte de Richelieu, el cardenal Mazarino, gravó con nuevos impuestos a diversos estamentos, entre ellos la comuna parisina. El parlamento local, tras varios meses de tensas negociaciones, acabó insurreccionándose contra el gobierno, provocando la llamada «rebelión de la Fronda». Las agitaciones obligaron a la familia Pascal a salir de la capital y regresar a Auvernia, refugiándose en la casa solariega de los Périer, hasta otoño de 1650.
Los «años mundanos»
Nuevamente regresados a París, continuó sus estudios, A finales de 1651 murió Étienne. Jacqueline, contraviniendo los deseos de su padre y su hermano, profesó en el monasterio parisino de Port Royal, destacado centro del catolicismo jansenista. Blaise, por contra, habiendo heredado los bienes de su padre, comenzó a frecuentar la alta sociedad de la ciudad del Sena, y de esa época se conoce su relación con librepensadores como Roannez o Antoine Gombaud (llamado el Chevalier de Méré), con los que conoció la filosofía moderna y las artes de la convención social. Debido a su afición a las cartas, dos de los miembros del grupo, los posteriormente insignes Pascal y Fermat, establecieron reglas para resolver la teoría de la probabilidad (sobre todo del juego de dados), en correspondencia fechada entre 1653 y 1654 que aún se conserva. La teoría de la probabilidad no sólo se sigue empleando en el mundo de los juegos de azar, sino que ha sido usada para explicar fenómenos de la teoría económica. También conoció el salón literario de Madame de Sablé, por lo que se puede decir que su formación mundana fue completa.
En 1653 publicó el primer tratado específico conocido sobre la hidrostática. En 1654 vio la luz el Traité du triangle arithmétique, sobre la representación de los coeficientes binomiales ordenados en forma triangular, que recibió posteriormente el nombre de «Triángulo de Pascal». Aunque otros autores (tanto europeos como asiáticos) habían publicados estudios previos similares sobre los coeficientes binomiales, fue Blaise el primero que demostró 19 de sus propiedades (algunas conocidas pero no demostradas; otras descritas ex novo por Pascal). Más aún, para llevar a cabo esa demostración, empleó la primera formulación explícita del principio de inducción matemática, una de las herramientas más importantes para el desarrollo de esta disciplina. Fueron recogidas en el Traité des ordres numériques y la Combinaisons des ordres numériques.
Conversión
A finales de 1654, con 31 años cumplidos, Pascal cayó en una profunda melancolía. Se había planteado incluso casarse y adquirir un cargo funcionarial, pero comenzó a frecuentar a su hermana en el convento de Port Royal y acabó por mudarse de casa para alejarse de sus amigos mundanos, aunque se sabe que siguió trabajando en sus inquietudes matemáticas. El 23 de noviembre, tras sufrir un accidente de carroza del que salió milagrosamente ileso, tuvo una fuerte experiencia de Dios, sintiendo que le había salvado la vida para renacer. Esa misma noche tomó la pluma y escribió el Mémorial, una confesión personal de conversión estremecedora, documento que llevaba siempre encima, hasta el día de su muerte, y que marcaría el resto de su vida.
Pascal se apartó por completo de la sociedad, visitando con frecuencia el monasterio de Port Royal y a su nuevo confesor, el abad jansenista Le Maître de Sacy. Allí sus nuevos amigos fueron los pensadores y teólogos que habían decidido llevar vida de ermitaño, los así llamados solitaires, como Antoine Arnauld y Pierre Nicole. Influido por ellos (tanto como ellos por él), comenzó a redactar trabajos de índole teológica y moral, sin descuidar otras disciplinas, com un tratado sobre el aprendizaje de la lectura, todos ellos publicados en 1655. Precisamente ese año estalló la controversia a propósito de la expulsión de Arnauld de la facultad de teología de La Sorbona gracias a la influencia de los jesuitas. Los jansenistas se quejaron amargamente de lo que apreciaban como una injusticia, y Pascal escribió con ese motivo entre 1656 y 1657 dieciocho pseudocartas, divulgadas como folletos anónimos satíricos contra los jesuitas y publicadas en Holanda bajo el título de Provinciales («cartas de L de M a un provinciano amigo así como a los jesuitas sobre la moral y la política de estos padres»). A través de un supuesto alumno de los jesuitas, Pascal ataca y ridiculiza la doctrina moral casuística de la Compañía de Jesús en Francia, acusándola de oportunista con el poder y laxa en lo moral. Blaise demostró con ellas que también era capaz de dominar el lenguaje no científico, y las Provinciales están consideradas entre las grandes obras de la literatura francesa (curiosamente, en 1660 fueron incluidas temporalmente en el índice de libros prohibidos por la Inquisición). En 1657 comenzó a redactar Écrits sur la Grâce, en el que trataba de explicar la noción jansenista de la gracia según san Agustín; esta obra quedó inconclusa, pero influyó en tratados posteriores, y de ella es la célebre cita pascaliana: «Aquel que nos creó sin nuestro concurso, no puede salvarnos sin nuestra participación», que se distanciaba tanto del optimismo jesuítico como de la predestinación calvinista. En 1658 redactó junto a sus amigos solitaires cuatro escritos contra varios párrocos jesuitas de Paris, nuevamente enzarzados con los jansenistas. Planeó una gran Apologética de la religión cristiana, para lo cual fue tomando notas diversas, incluyendo obras suyas previas, en un trabajo que preveía monumental y de dilatada redacción.
Mientras, la Santa Sede había condenado varios aspectos del jansenismo: en 1642, Urbano VIII publicó la bula In eminenti, que prohibía la publicación del Augustinus de Jansenio, por resucitar doctrinas erradas del Bayanismo y no haber solicitado el permiso pontificio que cualquier obra que tratara sobre la gracia debía requerir antes de publicarse. En 1653, Inocencio X, tras escuchar las conclusiones de una comisión de 5 cardenales y 30 asesores (varios de ellos jansenistas), publicó la bula Cum occasione, en la que condenó 5 proposiciones jansenistas.
Fue un golpe duro, y Arnauld contestó con una carta en la que afirmaba condenar lo mismo que el papa, explicando que las proposiciones atribuidas a Jansenio no se hallaban en el Augustinus, sino que habían sido malinterpretadas. El papa Alejandro VII, a requerimiento del sínodo de obispos franceses, publicó en 1656 la bula Ad Sanctam Beati Petri Sedem, en la que confirmaba que las proposiciones anatemizadas por Inocencio X se hallaban en efecto en el libro de Jansenio, y que se condenaba el sentido en el que su autor las proponía. La controversia continuaría, no obstante, pues los jansenistas insistían en que las proposiciones de la Cum occasione no eran las de Jansenio. Con el tiempo, el conflicto pasaría a otro plano, cuando los jansenistas lograron atraer a su bando a los obispos que querían preservar cierta independencia de la iglesia galicana frente al papa en asuntos temporales.
Últimos años. La preparación de la Apologética
Mientras se enzarzaba en estas controversias teológicas, Pascal no descuidó sus trabajos matemáticos: en 1658 calculó la superficie bajo la cicloide empleando los métodos de Cavalieri, así como el volumen del sólido de rotación resultante de la rotación de la cicloide alrededor del eje de las x. En 1659 apareció su Traité des sinus des quarts de cercle, acerca de los senos de los cuadrantes circulares. Esta obra inspiró, 14 años después, a Leibniz para desarrollar el cálculo infinitesimal. El alemán aseguró posteriormente que las nociones del mismo ya se hallaban en el Traité des sinus, pero que Pascal no lo había advertido.
A partir de 1658, Blaise retomó con fuerza su proyecto de la Apologética, basándose sobre todo en sus Écrits sur la Grâce. Su salud era precaria, pero empeoró debido al régimen de vida ascético que se impuso tras su contacto con los solitaires de Port Royal. En 1660 fue incluido en una comisión que trataba de redactar una revisión de la traducción de la Biblia. Ese año pasó por varias fases de postración en cama (algunas de semanas de duración), que hicieron más ardua su capacidad de trabajo. Hubo de abandonar Paris y establecerse en casa de su hermana y su cuñado, cerca de Clermont, donde logró recuperarse. Se impuso a sí mismo dejar aparcado sus estudios matemáticos y seguir redactando fragmentos aislados de su monumental Apologética, tarea que le ocupó los siguientes meses.
A principios de 1662 fundó con su amigo Roannez una empresa de diligencias, Les carosses à cinq sous («las carrozas a cinco perras»), el primer transporte público de París. En agosto recayó gravemente de su enfermedad, vendió sus bienes muebles para donar el producto a la caridad y murió en la casa de los Périer el 19 de agosto. Tenía 39 años.
Los Pensées
Blaise Pascal no pudo terminar su proyectada Apologética, y dejó unos 1000 papeles distribuidos en 60 fajos para ese fin. Unos amigos suyos de Port Royal (donde había muerto su hermana Jacqueline en 1661), los recogieron y ordenaron a su criterio, publicándolos en 1670 con el título de Penseés sur la religion et autres sujets («pensamientos sobre la religión y otros asuntos»). El orden y forma de esta primera edición fue un asunto polémico, y en varias ocasiones desde entonces (1842, 1844, 1904, 1930, 1952) han sufrido diversas revisiones, tanto en orden y estructura (creando o arrinconando capítulos) como según la copia, ya que se conservaron varias, además de los papeles originales.
En su conjunto, los penseés responden a la intención de Pascal de dividir su apologética en dos grandes apartados. El primero, llamado «la miseria del hombre sin Dios», incluía capítulos con títulos tan expresivos como «vanidad, miseria, aburrimiento, contradicciones, distracción» presenta una imagen decadente de la humanidad, en un estilo incisivo con comparaciones ingeniosas. A continuación habla del impulso de los filósofos en busca del Bien. En la segunda parte, «la felicidad del hombre con Dios», se plantea la solución de las contradicciones del hombre por el cristianismo. Pascal utiliza la exégesis de los Padres de la Iglesia.
Pese a que en su tiempo los jansenistas seguían enzarzados en sus discusiones con los calvinistas, sus polémicas con los jesuitas y sus intentos de convencer al papa de que los escritos de Jansenio eran conformes a la doctrina de san Agustín, Pascal planeó su gran obra como una defensa del cristianismo frente al racionalismo ateo. De hecho, es considerado (tanto por seguidores como por sus críticos ilustres como Nietzsche o Voltaire) uno de los máximos exponentes del integración de la fe y la razón. Científico brillante de su tiempo (de hecho cooperó en el establecimiento del método científico en el que se basa la investigación actual), uno de los grandes matemáticos de la historia, filósofo de raza, jamás halló contradicción con el cultivo de la fe y la teología basada en la Revelación cristiana, en la que hallaba la gran respuesta a las preguntas del hombre y el orden del universo. En ese sentido, Pascal resulta enormemente contemporáneo, pues da réplica al racionalismo que actualmente informa el pensamiento ateísta y considera incompatibles fe y razón. Blaise consideraba que la razón, siendo fundamental para definir al hombre, no lo agota ni es capaz por sí misma de explicar completamente la naturaleza.
Legado
A Pascal se le atribuyen muchas citas (la mayoría provenientes de los Penseés) que resumen bien su pensamiento, entre las que destaco las siguientes:
«La fe es esto: Dios que habla al corazón, no a la razón»; «dos extremos: excluir la razón y no admitir más que la razón«; «burlarse de la filosofía es ya filosofar»; «cuanto más talento tiene el hombre, más se inclina a creer en el ajeno«; «debemos creer, no por las pruebas, sino por convencimiento»; «en el corazón de todo hombre existe un vacío que tiene la forma de Dios. Este vacío no puede ser llenado por ninguna cosa creada. Él puede ser llenado únicamente por Dios, hecho conocido mediante Cristo Jesús«; «en las religiones es preciso ser sinceros; verdaderos paganos, verdaderos judíos, verdaderos cristianos»; «la grandeza de un hombre consiste en saber reconocer su propia pequeñez«; «muy débil es la razón si no llega a comprender que hay muchas cosas que la sobrepasan»; «no hay más que dos clases de hombres: unos, los justos, que se creen pecadores; otros, los pecadores, que se creen justos«: «para quienes no ansían sino ver, hay luz bastante; más para quienes tienen opuesta disposición, siempre hay bastante oscuridad»; «prefiero equivocarme creyendo en un dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un dios que existe. Porque si después no hay nada nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna; pero si hay algo, si hay alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo«; «sólo conozco dos tipos de personas razonables: las que aman a Dios de todo corazón porque le conocen, y las que le buscan de todo corazón porque no le conocen»; «el primer efecto del amor es inspirar un gran respeto; se siente veneración por quien se ama».
El Pascal (símbolo Pa) es la unidad básica internacional de presión (1 newton de fuerza aplicada sobre 1 metro cuadrado de superficie). En 1969, Niklaus Wirth, uno de los padres de la informática, dio el nombre de Pascal a un lenguaje de programación que ha devenido uno de los más populares con el tiempo. Un cráter lunar ha recibido el nombre de Pascal.
BIBLIOGRAFIA
Pascal´s Views on mathematics and the divine (2005), Adamson D. Ed Elsevier
Pascal (1954), Steinmann J. Stuttgart
Blaise Pascal (2012), Villar A. Editorial Gredos.
Blaise Pascal. 1623-1662 (1987), Loeffel H
Pascal´s wager: pragmatic arguments and belief in God (2006), Jordan J. Clarendon Press
18 comentarios
Yo, a pesar de ser de ciencias y haber estado oyendo cosas de Pascal toda mi vida, no tenía ni idea de su lado religioso (no es algo que se explique en los libros de ciencias). Supe de todo esto a través de un libro de Vittorio Messori (Por qué creo). Messori habla maravillas de Pascal.
En realidad esa no es una cita original. Fue San Agustín el que dijo "El Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti".
«El corazón tiene sus razones que la razón desconoce. No sólo con la razón sino también con el corazón, nosotros conocemos la verdad. De este segundo modo conocemos los primeros principios, y el razonamiento, que no tiene nada en común con ellos, intenta combatirlos inútilmente. Su impotencia no debiera servir para otra cosa sino para humillar a la razón, que querría juzgarlo todo, pero que no puede combatir nuestra certeza, como si sólo la razón fuera capaz de proporcionarnos conocimientos.»
«Nunca se hace el mal tan plena y alegremente como cuando se hace por un falso principio de conciencia.»
«Hay muchos que se equivocan tanto más peligrosamente cuanto que toman una verdad como comienzo de su error. Su culpa no consiste en seguir una falsedad, sino en seguir una verdad con exclusión de otras.»
Podría llenar el blog, pero tampoco es cuestión. Mejor lean directamente la obra.
Un cordial saludo.
Por más años que pasen, la lectura del Memorial cosido a su ropa y encontrado tras su muerte me sigue impresionando como en una primera lectura.
(Qué gracia, gambino, a mí me ocurrió al revés: tardé en enterarme de que Pascal era matemático, físico... no lo digo con orgullo, simplemente es que fue así. )
Saludos
Pues resulta que las personas más pensantes, buscan respuestas a las preguntas vitales. Y las encuentran, de una u otra forma. Antiguamente respuestas más verdaderas, recientemente no tanto.
El artículo es interesante, pero algunas cosas de él me dejan un poco perplejo.
Escribes: "Curiosamente, (las Provinciales) en 1660 fueron incluidas temporalmente en el índice de libros prohibidos por la Inquisición."
No me parece para nada curioso.
1) Pascal era jansenista.
2) El jansenismo fue una herejía.
3) En las Provinciales, Pascal atacó a los jesuitas.
4) Y en el siglo XVII los jesuitas eran el principal bastión de la ortodoxia católica (no eran "racionalistas", como sugiere el artículo). Por eso eran tan odiados por los racionalistas.
Por otra parte, me gustaría saber qué cosa es "el optimismo jesuítico".
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LA
Estimado Daniel:
- Hay una vaguedad en la redacción: la frase dice que los jansenistas eran conocidos como un movimiento "enemigo del racionalismo y la filosofía probabilística propugnada por la escuela jesuítica". En este caso, por falta de una coma (que ya he procedido a colocar), tal vez no se entienda que a lo que hace alusión la escuela jesuítica es a la "filosofía probabilística", y no al "racionalismo".
- Las "provinciales" no entraban en profundidad en la cuestión teológica del jansenismo, sino que eran una crítica a los jesuitas, desde el punto de vista de su filosofía moral, sus maneras y su relación con el poder. Las "provinciales" no defendían una herejía, sino que atacaban una orden influyente. De hecho, fueron retiradas al tiempo del índice de libros prohibidos, y su autor jamás fue llamado a un tribunal de la Inquisición por herejía.
- Al respecto del optimismo jesuítico, me refiero a la posición de dicha escuela en torno al papel de la "gracia eficaz", que consideraba el libre albedrío del hombre fundamental en su salvación (frente a jansenistas y calvinistas, más tendentes al concepto de predestinación).
No he pretendido en este artículo menospreciar u ofender la imagen de los jesuitas.
Un saludo.
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-El vacío intrínsecamente comprendido o absoluto, ciertamente no existe. Es imposible que exista pues si así fuera sería como negar la existencia de la infinita dimensión divina que todo lo puebla -celestial- como infinita Luz e infinita Vida que es.
-Sería como negar esta infinita dimensión divina -celestial- por una parte; Y por otra, sería como negar la limitada universal dimensión -temporal; Sería como negar la infinita luz y vida celestial que alimenta el tiempo; y su limitada oponente oscuridad y muerte que define el tiempo.
-Sería como admitir que en una infinita dimensión de Luz y de Vida donde Dios mora; pudiera existir lo contrario de una infinita dimensión carente de Luz y de Vida, que es la oscuridad y muerte absoluta.
-En el tiempo Universo, ciertamente, existe más o menos presión que tiende a identificar el objeto masa menor con el objeto masa mayor.Y por en esta atracción existe más o menos falta de presión que queremos llamar vacío.
-Como así existe más o menos atracción hacia el núcleo de las masas del mayor contra el menor;
-Como así, en cada núcleo de la masa, existe la oscura profundidad de lo que el Evangelio llama "estanque de fuego donde el gusano no muere". Que es el infierno.
-Esto queda demostrado en el siguiente postulado que mide y define todo lo que es, mientras es:
-El Principio del Movimiento Continuo o Control de la Energía Libre Ilimitada (PMCCELI): Toda energía libre (naturaleza celestial divina) sometida a otra igual en grado y potencia ( naturaleza temporal- mineral, vegetal, animal y humano racional-) experimenta una tercera energía, libre negativa ( o tiempo universo y población) y de carácter liberalizadora (sujeta a redención) igual a la potencia de la primera por la potencia de la segunda por infinito. Esta tercera energía ( el tiempo universo y población) está en relación de proporción directa al tiempo ( su universo) más su naturaleza sometida ( la masa=pecado) e inversa al tiempo ( su universo) más su naturaleza libre (espíritu= gracia).
Ahora quedó más claro.
En cuanto al rol fundamental del libre albedrío en la salvación del hombre, es algo muy evidente en toda la Biblia y la Tradición. Por ejemplo, en San Agustín, que escribió: "Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti".
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-El rol fundamental del libre albedrío en la salvación o condenación del hombre - libre y responsablemente-: Fue sí para el Hombre Adán y la Mujer Eva en aquel tiempo atrás, ya pasado.. Mas no para nosotros su descendencia. Los que, por continuidad de principio de herencia genética transmitida somos hijo de su pecado. Y aquí la historia.
-Pues se dice que Dios dijo Adán y Eva; Hombre y Mujer, que no macho y hembra; Los que, en aquel tiempo, aún tenían la facultad de ser libres y responsable de su propio albedrío. O los que aún tenían la facultad de poder salvarse, -o,.. condenarse- libre y responsablemente por sí mismos.
-Del fruto de los árboles del paraíso podéis comer, pero del que está en el medio del paraíso. "No comáis de él, ni lo toquéis siquiera, no vayáis a morir"
-Y sin que quede dicho en qué consistía el tal fruto tan emponzoñado que solo tocarlo producía la muerte,..
-Adán y Eva comieron del fruto de aquel árbol prohibido. Y murieron; Y, como muertos, perdieron la facultad del libre albedrío, que es el poder salvarse por sí mismos.
-Y como muertos Adán Y Eva, por principio de herencia genética trasmitida y recibida -en continuidad de movimiento continuo- perdiendo su vida, perdieron la facultad del libre albedrío que es el poder salvarse por sí solos, para ellos mismos y para toda su descendencia. Por esto más tarde, en atención al hombre muerto sin libre albedrío: quedó escrito
-"Oyendo esto, los discípulos se quedaron estupefactos y dijeron: ¿Quién pues podrá salvarse? Mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.” (Mt.19,25-26)
-"-Mas aún se pasmaron, y decían entre sí: ¿Entonces quién puede salvarse? Fijando en ellos Jesús su mirada, dijo: A los hombres sí es imposible, más no a Dios, porque a Dios todo es posible" (Mc.10,26-27)
"Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Porque si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna; pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo"
Es el corazón el que mueve en todo a los humanes. Y la razón no trata de contrariar sus intuiciones a no ser que esa pulsión proceda también del propio corazón.
Muy bueno el post.
Vos tampoco te hagas el pancho, tambien escribis barbaridades casi igual de grandes.
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LA
Aquí hay un texto, no sé si completo:
http://pedaleosymas.wordpress.com/2008/08/01/memorial-de-blaise-pascal/
“El año de gracia de 1654. Lunes 23 de noviembre, día de San Clemente papa y mártir y de otros en el martirologio. Víspera de San Crisógono mártir, y de otros.
Desde aproximadamente las diez y media de la noche,
hasta aproximadamente las doce y media.
Fuego. “Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob”
(Ex 3, 6) y no de filósofos y sabios. Certeza. Certeza.
Sentimiento. Alegría. Paz.
Dios de Jesucristo.
Deum meum et Deum vestrum (Jn 20,7) “Tu Dios será mi Dios” (Rt 1, 16)
Olvido del mundo y de todo, excepto de Dios.
No se encuentra sino en los caminos indicados por el Evangelio.
Grandeza del alma humana.
“Padre justo, el mundo no Te ha conocido, pero Yo te
he conocido” (Jn 17, 25)
Alegría, alegría, llantos de alegría.
Yo me he alejado.
Derelinquerunt me fontem aquae vivae (Jr 2, 13)
“Dios mío, ¿seré yo abandonado?” (Mt 27, 46)
Que yo no esté nunca separado de Él por toda la eternidad.
“Esta es la vida eterna, que te conozcan a Ti solo Dios
verdadero, y a aquel a quién has enviado, Jesucristo” (Jn 17, 3)
Jesucristo. Jesucristo.
Yo me he separado, he huido de Él, lo he renegado,
crucificado. Que no esté nunca separado de Él.
No se conserva sino por los caminos enseñados por
el Evangelio. Renuncia total y dulce.
Completa sumisión a Jesucristo y a mi director.
La alegría eterna por un día de prueba en la tierra.
Non oblviscar sermones tuos (salmo 118, 16) Amén.”
Edición en papel, lo desconozco. Puede buscar en las páginas de la Red de las editoriales que publiquen clásicos o lecturas piadosas.
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