Los mártires de Córdoba (y II)

La gran persecución de Mohammad I y la rebelión cristiana.

Pese a los manejos de la sultana Tarub, el elegido para suceder al emir omeya fue su primogénito Muhammad, bien conocido por su odio a los cristianos. La cuestión de los mozárabes cordobeses se había convertido en la principal preocupación de los últimos años de su padre, y el nuevo emir decidió desatar una gran persecución para acabar con ellos. Ordenó clausurar numerosos monasterios, entre ellos el de Tábanos, y demoler varias de las principales iglesias que les quedaban a los cristianos. La comunidad mozárabe se quebró. El conde Gómez Antonino y muchos cristianos apostataron al islam, pero la resistencia de los fieles se exasperó.

Las expulsiones de monjes de los monasterios no hizo sino exacerbar los testimonios. Leovigildo, monje en la ciudad, y Cristóforo, del monasterio de san Martín de la Rojana, fueron martirizados poco después. Las noticias de la persecución cordobesa se extendieron por todo Al Andalus y más allá, hasta el reino leonés e incluso el imperio franco. En 853 los cristianos toledanos se rebelaron y se declararon independientes en una poco conocida y formidable rebelión mozárabe que, Dios mediante, trataré en otro artículo.

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La segunda era de los mártires

La fama de los apóstoles llegó a provocar una suerte de peregrinación martirial. Por ejemplo, la de un monje llamado Félix, originario de Complutum (Alcalá de Henares), de familia bereber y ordenado en Asturias, pero que acudió a Córdoba precisamente buscando el martirio en 853. Acompañó a Anastasio, diácono de san Acisclo, cuando proclamó su fe públicamente, negando la veracidad del islam, acompañado de una monja llamada Digna. Los tres eran religiosos en Tábanos, el principal centro de la insurrección martirial. Todos ellos fueron bárbaramente asesinados por las autoridades religiosas del emir. Al día siguiente una viuda cordobesa, llamada Benilde que había presenciado el martirio de Anastasio, empujada por su ejemplo y pese a su avanzada edad, se presentó ante el cadí y confesó su fe. También ella fue decapitada y sus restos incinerados y arrojados al río, salvo su cabeza, colgada de unos palos y expuesta por toda la ciudad.

Columba también era monja del recinto femenino del clausurado monasterio de Tábanos. Ella fue la siguiente en presentarse en público para acusar a Mahoma de falso profeta, sufriendo decapitación y mutilación antes de ser arrojada al Guadalquivir, el 17 de septiembre de 853. Se dice que su cuerpo fue hallado aguas abajo completamente intacto. La siguiente víctima fue nada menos que el abad de Peñamelaria, decapitado ese mismo año.

La campaña contra los cristianos alzados de Toledo fue tan desastrosa que el propio emir Mohammed hubo de ponerse en persona al frente de un gran ejército para frenar a los rebeldes, que con un ejército se dirigían a cruzar Despeñaperros y atacar la propia capital. Tras lograr una aplastante victoria en 854, el emir regresó acompañado de ocho mil cabezas cortadas de cristianos, repartidas por todas sus ciudades y sus posesiones en África, y con redoblados ánimos de aplastar a los mozárabes cordobeses, ahora sospechosos de colaboración con los enemigos.

El monasterio de Tábanos fue arrasado, se doblaron los tributos que debían pagar los cristianos y redobló las ejecuciones. Abundio, párroco en Ananelos fue delatado como ofensor de Mahoma. Llevado por las autoridades con falsas razones a Córdoba, fue allí juzgado y no negó las acusaciones de haber menospreciado el islam. Condenado a muerte, fue degollado a orillas del Guadalquivir el 11 de julio de 854. Los mozárabes eran sostenidos por Eulogio, que escribió Apologia martyrum, y por Álvaro, autor de Indiculus luminosus, tratados que describían la persecución musulmana y ensalzaban a los mártires.

El encono religioso espoleaba a los cristianos de todas las partes de España de tal modo que al morir el metropolitano de Toledo, Vistremiro, Eulogio fue elegido por unanimidad por los obispos de la provincia como nuevo primado de las Españas. El emir prohibió que tomara posesión, pero los obispos cartaginenses no eligieron otro.

Los siguientes tres años vieron una nueva escalada de martirios. En 855 fueron ejecutados acusados de blasfemia Amador, sacerdote de Martos, el monje Pedro y Ludovico, hermano del mártir Pablo el diácono de san Zoilo. Poco después sufrió la misma suerte Sandulfo (conocido por Sandila) y Witesindo, un laico convertido al islam y luego retractado. El cadí le dio la opción de salvar su vida si retornaba a la fe coránica y al negarse fue ejecutado por apostasía. En 856 le tocó el turno a Argimiro de Cabra. Había ocupado el cargo de censor en su ciudad natal, abandonando la función pública para ingresar en un monasterio en Córdoba. Acusado de injurias a Mahoma, fue encerrado en prisión tres días, y el juez le prometió el perdón si se retractaba de sus ofensas y abrazaba el islam. Al negarse este, fue decapitado el 28 de junio, permaneciendo su cuerpo en el patíbulo durante varios días hasta que se permitió a sus familiares enterrarlo en la basílica de san Acisclo, junto al sepulcro del mártir Perfecto. Áurea fue hija de padres musulmanes, que se convirtió al cristianismo tras enviudar, profesando en el monasterio de Cuteclara durante 20 años. Descubierta y delatada por algunos de sus parientes, fue denunciada por apostasía. Bajo presión renunció públicamente al cristianismo, pero siguió practicando secretamente su fe. Descubierta nuevamente, fue llevada al tribunal, y esta vez no se retractó, siendo ejecutada. También en 856 fueron ejecutados el sacerdote Elías y sus discípulos los monjes Pablo e Isidoro. Un caso singular fue el de Rodrigo, un egarense nacido en una familia en la que tenía un hermano cristiano y otro musulmán. Era frecuente que mediara en las disputas religiosas que ambos tenían regularmente, y tras ser acusado de cristiano, meditó largamente sobre sus creencias. Sorprendido por familiares suyos en una iglesia, confesó públicamente su fe en Cristo. Fue encerrado junto a Salomón, otro acusado de apostasía. Ambos fueron degollados el 13 de marzo de 857 y sus cuerpos arrojados al Guadalquivir. Pudieron ser recuperados y enterrados en la iglesia de san Ginés.

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La Apoteosis y el culto a los mártires cordobeses

En 585 el rey franco Carlos el Calvo, deseoso de obtener reliquias para sus nuevas iglesias, envió dos monjes a Hispania, para obtener las de san Vicente mártir, muy venerado en sus tierras desde que un rey franco llevara allí tras una de sus campañas la túnica milagrosa del santo. Los dos religiosos cometieron la fechoría de desmembrar los restos que eran entonces atribuidos al diácono mártir en Valencia y tratar de sacarlos escondidos en sus túnicas. Descubiertos en Zaragoza, les fueron requisados. Supieron entonces que en Córdoba habían mártires mucho más recientes y ciertos, y se dirigieron a la capital emiral. Allí lograron obtener en el monasterio de Pinna Mellaria los cuerpos del monje sirio Jorge y el de Aurelio, ambos martirizados seis años atrás. Fueron llevados al reino franco (curiosamente escoltados buena parte del camino por tropas cordobesas que se dirigían a combatir a los cristianos rebeldes de Toledo) y expuestos en París por orden del rey, para veneración de los católicos, que no dejaban de admirar el temple de los cristianos hispanos oprimidos por los musulmanes.

Y es que la repercusión de la persecución cordobesa llegaba a todas partes de la Europa Occidental de su tiempo. Además de Francia, los condados de la Marca Hispánica, el reino de Navarra y el poderoso reino de León se hacían eco de los mártires mozárabes, por no hablar de las comunidades cristianas de las grandes ciudades andalusíes, donde las crónicas y reliquias de los mártires eran atesoradas y servían de no poco consuelo y ejemplo.

Mas la segunda era de los mártires de Córdoba alcanzaba ya su cenit y tocaba a su fin. Eulogio (autor en 857 del Apologetycum Santorum Martyrum) y Álvaro- que vivían ocultos en el barrio cristiano, cambiando continuamente de morada- se habían convertido en los grandes referentes de la comunidad mozárabe de la capital, y a ellos acudían todos los perseguidos. Leocricia, una joven hija de padres musulmanes que se había bautizado en secreto, buscó refugio en casa de Anulona, la hermana de Eulogio, en 859. Allí fue descubierta, y tanto ella como el sacerdote, enviados a prisión. El cadí no se atrevió a juzgar al primado electo de los cristianos de España, y envió el caso a la corte. Eulogio fue juzgado por el visir, siendo testigo del juicio el emir Mohammed en persona. Preguntado sobre su violación de las leyes al ocultar a una musulmana apóstata, Eulogio realizó a cabo una ardiente defensa del cristianismo. El visir le propuso que se disculpara y se retractara de sus ataques a la enseñanza coránica, y sería perdonado: “di una sola palabra, y después sigue la religión que te plazca”. Pero aquel que había sido alma y maestro de la proclamación de Cristo que había enviado a la muerte a tantos cristianos, no podía ser ahora infiel a sus enseñanzas, y proclamó de nuevo las verdades del Evangelio y los errores del falso profeta. Como no podía ser de otra manera, fue condenado a decapitación.

Eulogio, canonizado como mártir posteriormente, procedente de una noble familia senatorial cordobesa, había viajado diez años atrás al reino franco y a los territorios cristianos del norte de la península. Allí había recuperado textos teológicos (como una “Vida de Mahoma” que refutaba sus enseñanzas) y clásicos latinos que se habían perdido en Al Andalus, y había adoptado un nuevo punto de vista al ver la pujanza de la fe en las tierras liberadas del islam, tenidas comúnmente por bárbaras a ojos de los andalusíes. Se cree que a su retorno a Córdoba esas experiencias le influyeron poderosamente en su doctrina de resistencia activa y testimonial al dominio islámico.

Eulogio contaba entonces unos 60 años de edad; fue ejecutado el sábado 11 de marzo de 859, y su cuerpo enterrado en la basílica de san Zoilo. Su amigo Paulo Álvaro escribió su biografía Vita vel passio Divi Eulogii en 860, y también murió al año siguiente. Entre ambos dejaron numerosas obras teológicas, centradas sobre todo en la defensa de la fe cristiana frente al islam, y la hagiografía de los mártires cordobeses, sin desdeñar varios tratados de métrica y poesía latinas.

Cuatro días después de la muerte de Eulogio, el 15 de marzo, Leocricia, que se negó a apostatar del cristianismo, fue también degollada. Privados de sus principales sostenes, abatidos por la persecución, el exilio y las apostasías, los cristianos cordobeses, muy reducidos en número, cesaron en su testimonio público, aunque todavía se registra un nuevo caso, el de Laura de Córdoba, que pertenecía a una noble familia musulmana y estuvo casada con un importante funcionario de la corte. Al enviudar, se bautizó y entró secretamente en el monasterio de Santa María de Córdoba, donde llegó a ser abadesa. Descubierta en 864, fue enviada al tribunal bajo acusación de apostasía. Ante el juez proclamó con valentía su fe, y fue azotada cruelmente, sin que ello modificara su testimonio. Tras ser torturada, el emir Mohammed ordenó sumergir su cuerpo en una caldera de plomo derretido, alcanzando la palma del martirio el 19 de octubre de 864.

El reinado del implacable Mohammed no fue feliz. Sufrió diversas rebeliones de muy distintos signo, la mayoría existosas: hispanogodos en la serranía bética, aristócratas árabes en Sevilla y Murcia, mozárabes en Toledo, un renegado llamado Ibn Marwan en Badajoz, los Banu Kasim en Zaragoza… su vejez estuvo llena de amarguras, y hubo de firmar una paz humillante con el rey de León, Alfonso III. En aquellos años este monarca estaba convencido de que Dios le había destinado a restaurar el reino godo. Dentro de su programa de reconquista estaba incluida la reivindicación de campeón de los cristianos de toda España, y por ello, aprovechando la paz, en el año de 883 obtuvo del emir la entrega de los cuerpos de Eulogio y Leocricia, que fueron recibidos como símbolo del mozarabismo del reino leonés y enterrados en la capilla de Santa Leocadia de la catedral de Oviedo en enero de 884, donde todavía se veneran.

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Conclusiones

El martirio de cristianos en Al Andalus no fue algo limitado a la persecución cordobesa, pero en ningún otro lugar o momento del emirato se produjo con tanto furor y cantidad. Las crónicas de Álvaro y Eulogio registran 48 mártires en Córdoba entre 850 y 859. Treinta y ocho hombres y diez mujeres, la mayoría naturales de la propia ciudad. Treinta y cinco fueron sacerdotes o monjes, pero el resto fueron seglares. A muchos los decapitaron, una ejecución rápida y relativamente compasiva, pero algunos fueron cruelmente degollados, ahorcados o torturados, e incluso dos sufrieron martirios bárbaramente salvajes, como el empalamiento o el ahogamiento en plomo fundido.

Entre ellos hubo hijos de matrimonios musulmanes o mixtos, quienes fueron sentenciados como apóstatas por una injusta ley coránica (que todavía persiste) que violenta la conciencia personal, imponiendo el islam al hijo de un musulmán, sin consideración a su libertad. Estos fueron mártires inocentes, que verdaderamente alcanzaron la Gloria por dar testimonio de su fe ante un poder opresivo.

Sin embargo, otros muchos, cristianos de nacimiento, y por tanto bajo la teórica protección de las leyes religiosas para la minoría dhimmi, buscaron su martirio al desafiar la legislación que prohibía a los católicos el proselitismo, el anuncio de la divinidad de Jesús y la refutación de las enseñanzas del Corán.

En su momento, y también en la historiografía posterior (inclusa la contemporánea), esta actitud generó gran controversia. Los cristianos están llamados por su maestro a “proclamar la Buena Nueva del Evangelio” (Mt 10, 7), e igualmente les es necesario advertir sobre los falsos profetas que puedan arrogarse la palabra de Dios (Mt 7, 15; 24, 24). En este sentido, aquellos que proclamaban su cristianismo y refutaban los errores de Mohammed siguen los preceptos cristianos. Pero también el propio Jesús advirtió que se debía tener prudencia durante la predicación y guardarse de la maldad de los hombres (Mt 10, 14-17), recomendando huir de ellos (Mt 10, 23). No obstante, llegado el momento, no se debía renegar de Cristo bajo ningún concepto (Mt 10, 18-22). Tradicionalmente se entiende esta enseñanza como predicar el Evangelio siempre que se pueda, y preferir el martirio a la apostasía. Pero ¿reflejaba realmente la búsqueda del martirio la doctrina de Jesús?

Ya en el concilio de Córdoba muchos obispos plantearon reparos a la actitud de desafiar abiertamente las leyes musulmanas contra el apostolado buscando la muerte santa. ¿Se puede considerar realmente bueno para el conocimiento de Cristo por el mundo el actuar positivamente sabiendo que el testimonio provocará el martirio? Es una duda que siempre se ha planteado a los cristianos implantados en sociedades abiertamente anticristianas. Hoy en día, en los mismos países musulmanes, o en otros como China, el episodio de los mártires de Córdoba es mucho más actual para los católicos de lo que podamos pensar. En nuestro propio país, sin llegar a extremos de martirio, ya tenemos constancia fehaciente de que predicar a Cristo puede ser un impedimento para alcanzar o mantener ciertos puestos públicos. Hace apenas dos años un juez español fue amonestado por el Consejo General del Poder Judicial porque en la tramitación de un procedimiento de divorcio recomendó a los cónyuges que reconsideraran la separación “siguiendo las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo”, y si no llegó a la inhabilitación fue porque el “delito” había prescrito.

La razón principal que se expuso en aquel concilio, no obstante, fue la de evitar que las persecuciones afectaran a otras comunidades mozárabes. El miedo al Mundo (en este caso a una autoridad dominante) no evitó que con el tiempo, las comunidades mozárabes fueran disminuyendo en importancia y número, hasta la persecución de los fundamentalistas africanos a finales del siglo XI, que no respondió a la rebeldía de los cristianos, sino al fanatismo de sus perseguidores y a su propia debilidad.

Significativamente, el episodio de los mártires de Córdoba no estimuló tanto a los mozárabes como a los cristianos libres de León, la marca Hispánica e incluso el reino franco, que en gran medida los veneraron y vieron como ejemplo de la resistencia de los cristianos al islam. Se convirtieron, en cierto modo, en un símbolo testimonial de la resistencia hispana al invasor musulmán. Una pieza importante en el ideario de los españoles cristianos y la Reconquista.

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39 comentarios

  
Ano-nimo
Luis:

Muy bueno, realmente bueno. Desde luego que siempre se pueden sacar enseñanzas de la historia y, cambiando el contexto y la época, resulta bastante sorprendente la manera en que se presentan las mismas preguntas e interrogantes respecto a la manera de actuar en una determinada situación.

La verdad, desde un cierto punto de vista me parece lógico que el martirio que sufrieron estimulara más a los que no estaban bajo el dominio del Islam. Y es que no tienen tanto que perder a nivel personal, y con eso me refiero a la familia, por ejemplo. Se quiera o no pero el miedo a las represalias sobre hijos y demás siempre es y será un yugo para que la gente "no se mueva". Por eso quizás que sacerdotes, religiosos y monjas sean mucho más libres a la hora de dar ese testimonio; también existen laicos con hijos y tal que acaban dando testimonio, pero la realidad es que son los menos, y creo que es comprensible.

Un cordial saludo.

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LA

Sí, conmueve cuando no se vive en esa situación de opresión, aunque afecta mucho más al que la vive, claro. De todas formas, como bien sabes por tu conocimiento de la persecución de los judíos, cuando la discriminación es progresiva, se llegan a tolerar situaciones que en condiciones normales no se aceptarían.

Un cordial saludo.
03/04/12 7:54 PM
  
Javiergo
Luis Ignacio, estoy de acuerdo con la esencia de tu discurso. Yo, como ciudadano por un lado, y como historiador por otro (hice la carrera aunque no la ejerzo), soy el primero en sostener la idea de que, en efecto, como bien dices, el desconocimiento de nuestra historia es una de las causas principales de que la sociedad española en general sea tan ignorante y que además estemos tan fragmentados. Como afirmaba Nietzsche “el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”. Es preciso conocer nuestro pasado, por supuestísimo. ¡Si precisamente una de las argucias del socialismo español es que lo ignoremos por completo para así poder manipular mejor a la gente! De modo que, como ves, hasta aquí estoy de acuerdo contigo. También me parece correcto que equipares el mal de este desconocimiento de la historia con el de su empleo deformado como arma ideológica o simplemente demagógica. Pues bien, he aquí la cuestión clave, puesto que, conscientemente o no, nosotros los cristianos hacemos muchas veces lo mismo que aquellos que utilizan la demagogia para hablar de nuestro pasado. O si no, dime si hay o no hay carga ideológica en frases de este post tales como: “hasta la persecución de los fundamentalistas africanos a finales del siglo XI…” El fundamentalismo es un fenómeno protestante y se da en el siglo XIX, no existía en el siglo XI. O esta otra: “la resistencia hispana al invasor musulmán”. Bueno, todo depende del cristal con que se mire, ¿no? Con toda seguridad, los musulmanes verían como invasores a los cristianos, que de hecho durante ocho siglos les estuvieron conquistando todos sus territorios batalla tras batalla. Por otro lado, no olvides que los que construyeron la Mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada, la Giralda de Sevilla, las Alcazabas de Málaga y Almería, etc., eran hispanomusulmanes. Musulmanes, sí, pero no árabes, sino hispanos, como tú o como yo. Por tanto no tiene mucho sentido hablar de ‘resistencia hispana al invasor musulmán’. En fin, la utilización torticera de la historia se da en todas partes, la objetividad pura no existe. – Por último, piensa también en algo más. Los antiguos romanos siempre se preguntaban: Quid prodest? Estos repasos de la historia medieval que tú haces aquí, ¿a quiénes benefician realmente? ¿A los católicos? Nada de eso, pero que nada. Benefician al discurso de la islamofobia y la exclusión de los grupúsculos de la extrema derecha europea más recalcitrante, para quienes el enemigo hace un siglo era el judío y ahora es el musulmán. Mira si no alguna que otra intervención a colación de tu post, donde ya empiezan a equipararse las persecuciones contra los cristianos durante el califato cordobés con el fenómeno de la inmigración africana en este siglo, cuando -y tú sí lo sabes muy bien- no es en absoluto extrapolable y no tiene nada, nada que ver. Son dos hechos radicalmente distintos en contextos diferentes. Como dice el escritor judío (Premio Príncipe de Asturias de las Letras) George Steiner, que perdió a gran parte de su familia en los campos de concentración nazis, todo el que escribe -ya sea escritor, periodista, articulista…- debe saber que con sus palabras está asumiendo una gran responsabilidad ante Dios, ante su conciencia y ante la historia, y que si alimenta, por poco que sea, el discurso del odio, el racismo, o la exclusión hacia cualquier colectividad humana (racial, étnica, religiosa, nacional, ideológica…) tendrá sin duda que responder ante Dios, ante su conciencia y ante la historia. Un saludo

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LA

Gracias por tu comentario, Javiergo. Dices cosas muy interesantes, y me gustaría darte mi opinión.

Por orden, en primer lugar, efectivamente llamar a los almorávides o almohades "fundamentalistas" islámicos es usar una palabra moderna para una actitud medieval. De hecho, probablemente sería más correcto llamarles "fanáticos", o incluso "puros", pues predicaban un cumplimiento estricto de las leyes coránicas que, en su opinión, los musulmanes andalusíes habían adulterado. No fueron menos estrictos con sus hermanos en la fe poco piadosos de lo que lo fueron con los cristianos o judíos.

En segundo lugar es obvio que la conversión de muchos hispanogodos de Al Andalus, la gran mayoría a partir del siglo IX, y su fusión por matrimonio con las otras etnias venidas con la invasión de Musa (árabes- con sus tradicionales divisiones y rencillas entre coreixitas, yemeníes y sirios-, bereberes y eslavos) llegó a crear un solo pueblo andalusí, sobre todo durante el siglo de gloria del califato (el X), si bien, como ocurrió con los godos, las familias aristocráticas, aunque tuvieran mezclas de sangre, siempre blasonaban de su ascendencia árabe. Por tanto, a partir del califato, todas las tierras que no habían sido conquistadas por los cristianos se podrían considerar con justicia "españoles musulmanes". Ha habido y hay muy buenos historiadores de aquella España musulmana, y a ellos remito a quienes estén interesados, pero en mi repaso histórico me fijo fundamentalmente en los cristianos, por motivos obvios. Eso no quiere decir que desprecie todos los aportes en muchos campos (y no sólo el arquitectónico) de aquella civilización, que precisamente en aquel siglo fue una de las más brillantes del mundo. La invasión de los africanos realmente rompe con esa unidad, y ellos fueron tan extranjeros o más para los andalusíes que los hispanos de los reinos cristianos del norte, pese a compartir la fe.

Por último, en absoluto mi intención es fomentar el odio hacia los musulmanes por el hecho de serlo. Ni he visto tampoco ningún comentarista que pretendiera difundir ideas que van mucho más relacionadas, además, con la raza que con la religión (a fin de cuentas, uno puede cambiar de religión, pero no de raza), ni lo toleraría. De hecho, precisamente los mártires de Córdoba no fueron sembradores de odio, sino víctimas pacíficas del mismo, y sólo les puede echar en cara si la provocación de ese odio es realmente cristiana, aunque lo que se diga sea la verdad.

El hecho de que alguien pueda malinterpretar mis palabras (o sea, tomar el rábano por las hojas) no puede detenerme de escribir unos relatos que creo que son muy interesantes para los cristianos españoles actuales, porque muestran la forma de vivir su fe en privado y en público de nuestros antecesores. Y de hecho, cuando pienso en algún tipo de paralelismo (afortunadamente no a la misma escala) entre estos mártires y los católicos de hoy en día, la idea dominante que puede perseguirnos no es el islam, sino otra (por cierto, bastante relacionada con Hegel y Nietzsche).

Un saludo.
03/04/12 10:24 PM
  
asun
Muy interesante, LI. Hoy día se desconoce esa parte de nuestra historia -no es políticamente correcto reconocerla.
Estoy de acuerdo con el comentario de Ana.
Saludos cordiales a los dos.


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LA

Hola, asun. Muchas gracias por tu amable comentario. Corrijo tu pequeña errata.

un cordial saludo.
03/04/12 10:32 PM
  
Ano-nimo
Javiergo:

Perdona, pero yo siempre he leído y en libros de historia, que la invasión fué de los musulmanes, y que sí existió tal resistencia. Que vengas diciendo que si ellos veían a los cristianos como invasores, pues bueno, sin comentarios. Y aquí en el norte se tiene muy presente como por ejemplo la representación anual del "Tributo de las Cien Doncellas", así que no nos vengas contando cuentos, que por ahí no.
http://www.barriohumedo.net/gest_web/proto_Seccion.pl?rfID=11&arefid=134

Un corial saludo.
03/04/12 10:44 PM
  
Ano-nimo
Hola Asun:

También un cordial saludo para ti.
03/04/12 10:55 PM
  
Ano-nimo
O mejor aún pones lo siguiente en el buscador de Google y te lleva a un enlace a un pdf.

dialnet.unirioja.es/servlet/fichero_articulo?codigo=2381021

Un cordial saludo.
03/04/12 11:12 PM
  
Javiergo
Contesto primero a Ana_MS por ser su comentario hacia mis palabras más breve. Pondré un símil para dar mejor a entender lo que he querido decir. Veamos, la Alemania Nazi invadió a la Unión Soviética. La Unión Soviética invadió a la Alemania Nazi. Ambos hechos son igualmente ciertos, sin contradicción alguna. Invasiones militares ha habido siempre, siempre, siempre a lo largo de la historia. En la época medieval, que es la que toca nuestro amigo Luis Ángel, no se hablaba de invasiones sino de conquistas. Estamos hablando de una época en la que se formaban reinos por un lado, y tribus por el otro, que necesitaban expansionarse por los más diferentes motivos: razones demográficas, económicas, religiosas, y también, porqué no decirlo, por el ansia de aventura. Los pueblos se movilizaban mucho. Los musulmanes conquistaron (que es el término realmente adecuado) la Península y los cristianos la re-conquistaron, y no hay mayor problema. - Bueno, Luis Ángel, muchísimas gracias de verdad por tu amplia y amable respuesta, que me parece muy interesante y edificante. Veo que conoces a fondo la historia y que te gusta mucho, de modo que compartimos una misma pasión, aparte de una misma Fe. Esta vez no tengo nada que replicar, sino que aprender. Y te pido disculpas de todo corazón si he podido dar a entender con mis palabras que querías fomentar el odio hacia los musulmanes. Nada más lejos de mi voluntad que hacer un juicio de intenciones de esa naturaleza. Al final de tu respuesta, escribes: “Y de hecho, cuando pienso en algún tipo de paralelismo (afortunadamente no a la misma escala) entre estos mártires y los católicos de hoy en día, la idea dominante que puede perseguirnos no es el islam, sino otra (por cierto, bastante relacionada con Hegel y Nietzsche)”. Yo también pienso lo mismo. Y, por cierto, el cardenal Tauran, Prefecto del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, también. Un abrazo en Cristo Jesús

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LA

Gracias por tu amabilidad, javiergo. Tampoco yo pensaba en que me acusaras de fomentar el odio hacia los musulmanes, pero ya que lo has comentado, he querido dejarlo claro por si algún lector podía confundirse.
Un abrazo en Cristo Jesús.
04/04/12 12:01 AM
  
Ano-nimo
Javiergo:

Bueno, entonces te entendí mal; aclarado y ya de acuerdo.

Un cordial saludo.

PD.- Sí, por lo que yo le conozco, Luis a veces es angelical, pero es que se llama Luis Ignacio :DDDDD.


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LA

Como bien sabes, Ana, más bien soy ángel de esos de la espada llameante desenvainada, dando mandobles :D

Un cordial saludo
04/04/12 12:13 AM
  
Javiergo
Ana_MS, escribes: "...yo siempre he leído y en libros de historia..." Pues bien, yo siempre he leído y en libros de historia lo contrario de lo tú afirmas. Mira, Ana, aquí entre nosotros, esto de la historia, y te lo dice un historiador, es de lo más relativo que te puedes imaginar. Aquí sí que funciona el relativismo. Para mí, lo único Absoluto es Dios y lo único cierto la Fe. Todo lo demás está completamente trufado por intereses creados de toda índole y de un maniqueísmo descarado con 'buenos buenísimos' y 'malos malísimos' que no es más que una burla a la inteligencia. La caricatura no tiene nada que ver con la realidad. Así que yo no cuento cuentos, amiga, de verdad te lo digo. En cuanto a la 'resistencia' de la que hablas, los cristianos encontraron una resistencia exterior por parte de los musulmanes; y los musulmanes encontraron una resistencia exterior por parte de los cristianos. De ahí las guerras. Pero, en aquel entonces, la resistencia interior, el quintacolumnismo (que es mucho más de nuestros días), te aseguro que no existía, o apenas se esbozaba si acaso. Un saludo
04/04/12 12:16 AM
  
Javiergo
Bueno, bueno, ¡qué noctámbulos estamos que hasta nos entrecruzamos mensajes! Me alegro de que, entre todos, vayamos aclarando conceptos sobre esta intrincada asignatura que es la historia humana, con sus luces y sus sombras. Bueenaasss noochheessss
04/04/12 12:19 AM
  
Javiergo
Luis Ángel, has hecho muy bien en aclararlo. Tú también has sido muy amable conmigo. Gracias de corazón y buenas noches, amigo. Un saludo cordial
04/04/12 12:26 AM
  
Ano-nimo
A ver Javiergo:

¿Quienes llegaron en el 711?, ¿y qué hicieron?. ¿Y en manos de quienes estaba antes ese territorio que los musulmanes de una forma o de otra conquistaron? Pues eso. Lo que hicieron los cristianos no fue otra cosa que recuperar lo que había sido territorio cristiano.

Un cordial saludo.

04/04/12 12:28 AM
  
Ano-nimo
Se están entrecruzando mensajes y al final esto es un follón de no aclararse. Queda anulado mi mensaje último.

Unc cordial saludo y buenas noches y felices sueños a todos.
04/04/12 12:32 AM
  
Ricardo de Argentina
Brillante e interesantísima crónica, Luis Ignacio. Muchas gracias.
Me ha servido para entender un poco más a los dos grandes martirios hispánicos del siglo pasado, la Guerra Civil y la Cristíada.
Donde los instigadores de los verdugos, como bien dices, respondían más a ideas de Hobbes y Nietzche que de Mahoma.
04/04/12 1:00 AM
  
Javiergo
Buenos días. No te preocupes, Ana, por los mensajes entrecruzados de anoche. Para entenderme mejor, te confesaré que lo que pasa es que yo soy un patriota español muy sui generis, digámoslo así… Yo amo tanto a España que la amo en su completud, asumiendo toda su historia, sin exclusión alguna. Yo amo a la España tartésica; yo amo a la España íbera; yo amo a la España fenicia; yo amo a la España celta; yo amo a la España romana; yo amo a la España goda; yo amo a la España musulmana; yo amo a la España judía; yo amo a la España católica… Bien sé que nuestra patria no se llamaba ‘España’ en la mayoría de las épocas que he mencionado, pero sé que entenderás lo que quiero decir si afirmo solemnemente que yo amo la infinita variedad de pueblos y de culturas que han fecundado nuestra historia y que han hecho posible que como fruto de tan hermoso legado tengamos este ‘resultado’ tan hermoso que es: ESPAÑA. ¿Y qué pasa con el momento actual? Lo que tenemos ahora, en el siglo XXI, en nuestro suelo patrio ya no es una civilización, sino un sistema laicista y masónico de partidillos socialistas y liberales que se van sustituyendo en el poder y de paso nos van arruinando moral, social y económicamente. Estamos sin valores. Pero España, si vuelve su mirada a Cristo, sobrevivirá segurísimo a este desgobierno, a esta gente sin fe y sin honor del PPSOE y compañía. Y perdón por irme del post, pero tenía que decirlo. Un saludo
04/04/12 11:46 AM
  
Stephen Extraño
Este si que es un mártir moderno:
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/04/04/actualidad/1333558604_962099.html
05/04/12 11:36 AM
  
asun
¡Felices Pascuas!
08/04/12 2:25 AM
  
Juan
No fue sólo a los católicos a los que persiguieron los musulmanes. En el año 1066, se desencadena en Granada, "Garnatha Al Jehuda", Granada de los Judíos, una persecución religiosa contra los judíos que según fuentes musulmanas mataron entre 3.000 y 7.000 judíos. Las mismas fuentes dicen que la actual calle de S. Matías era un río de sangre. Teniendo en cuenta el "barroquismo" del sur es cierto que fue el primer gran progromo de la edad media. El barrio judío, actual barrio de s. Matías- Realejo quedó diezmado.Luego los judíos, fundamentalmente, crearon la fantasía del idílico Al-Andalus, nombre de España musulmana, no de Andalucía. Es curioso que aquí en Granada no se haya conservado memoria histórica de los mártires cristianos que también tuvo que haberlos. No olvidemos que en Ilíberis se celebra el primer concilio católico de occidente. Tampoco que hasta la invasión árabe la diócesis primada de España era Guadix. Trás la invasión, ocupó el lugar Toledo.
Hecho de menos el relato del martirio de san Álvaro, santo políticamente incorrecto, no sólo por morir por el evangelio sino también por no acostarse con el sultán. Relacionado con el tema han emitido por el canal MGM la película "El que debe morir" de Jules Dassin, basada en la novela de Nikos Katzanzakis: "Cristo de nuevo crucificado". Dasin recrea la novela y hace una obra maestra. Fue premiada con el Dom Bosco de oro, luego Espiga de Oro, cuando la Seminci premiaba los valores cristianos y espirituales. Considerada por la Oficina Católica Internacional de Cine como una de las mejores que se han hecho sobre la Pasión del Señor es tal vez la única que presenta la situación de los dhimmies bajo yugo musulmán. Gracias por tu artículo Luis Ignacio está muy bien documentado.

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LA

Gracias por tus amables palabras, Juan. Desconocía la jornada de los judíos en Granada a la que haces alusión, así como otros interesantes aportes que haces. Sí quisiera puntualizarte que Guadix no fue sede primada de España. Toledo fue sede metropolitana cartaginense desde el concilio provincial toledano de 610, y tácitamente se le consideró desde entonces primada del reino godo de España, título refrendado por la bula papal Cunctis Sanctorum de 1088 (emitida poco después de la reconquista de la ciudad por los cristianos).
Por otra parte, el santo martirizado por no ceder a los apetitos sexuales del califa , ejecutado efectivamente en Córdoba, no es el Álvaro citado en esta mini-serie, que no murió mártir, sino el muchacho Pelayo (que era de nación leonesa), y los hechos son 75 años posteriores a los aquí relatados, en 925.

Un saludo
08/04/12 9:16 AM
  
Juan
Estimado Luis Ignacio sobre la primacía de Guadix la información me la dio el R.P. Rodríguez Molero S.I., profesor de la Facultad de Teología de Granada y de la Universidad de Granada. Era especialista, entre otras, en San Pablo, en semíticas, fundamentalmente hebreo que impartió. Entre otras publicaciones colaboró en la Historia de la Iglesia que publicaron los jesuitas en la BAC. Según sus estudios Guadix fue la primera diócesis que se constituye en España. Allí, a ACCI, llegan los siete varones Apostólicos enviados por san Pedro y san Pablo. San Torcuato funda en Acci la primera diócesis de España. La primacía es por tanto anterior al 610. Es con las invasiones visigoda y sobre todo árabe cuando la primada se traslada a Toledo. Para Rodriguez Molero, cosa en la que estaba de acuerdo el R.P. Cándido Pozo S.J., es bastante probable incluso que el pretendido viaje a Hispania de san Pablo se realizara. Según ellos había indicios más que probables de su estancia en Abula, actual Abla, en Almería. Espero que los especialistas sobre todo el R.P. Manuel Sotomayor S.J, pienso que es el mejor experto en romanización y paleocristianismo hispano le de tiempo a publicar algo al respecto. Respecto al Islam, veo que has investigado y te lo agradezco. En la Andalucia oriental debieron entrar como el caballo de Atila. Yo no he encontrado referencias a los destrozos y mártires que causaron en su primera época. Si está muy documentada la Guerra de las Alpujarras y los mártires. Te pongo la cita de uno de los progromos en Granada: "El testimonio antijudío más conocido
es el del “devoto” alfaquí Abu
Ishaq de Elvira (m. 1067), en concreto
la célebre qasida en la que se
dirigía a Badis e incitaba a todos contra
el visir judío Yehosef ibn Nagrella.
Algunos autores posteriores,
como Ibn al-Jatib, insisten en el
importante papel que Abu Ishaq de
Elvira tuvo en el origen y gestación
de la revuelta antijudía. Sin embargo,
Abd-Allah en sus Memorias nada
dice del alfaquí." y su dirección: http://www.google.es/search?sourceid=navclient&aq=0&oq=persecuci%c3%b3n+judia+en+al&hl=es&ie=UTF-8&rlz=1T4GGHP_esES463ES463&q=persecuci%c3%b3n+judia+en+alandalus&gs_upl=0l0l1l1870551lllllllllll0&aqi=s1&pbx=1.
En las catacumbas judías de Roma se han encontrado cerámicas con la típica granada de Fajalauza, lo que demuestra según los especialistas, el origen judío y no árabe de este diseño y se debe a los antiguos asentamientos judíos de Ilíberis. Si vienes por Granada en Montefrío podrás ver restos prehistóricos, romanos, paleocristianos, visigóticos, es el único sitio que conserva un camino visigótico y una necrópolis visigótica antes de su conversión al cristianismo y restos árabes. No se si mi tío José Alemany Bolufer que cuando fue catedrático aquí en Granada publicó varias traducciones directas de autores árabes hizo alguna relativa a estos temas. Espero que la Generalitat Valenciana edite sus obras completas con motivo de su centenario.

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LA

Gracias, Juan, por la cantidad de datos que aporta sobre el judaísmo en Granada. Es curioso constatar que Ilíberis o Elvira, la Granada romana, fue una de las que más tarde se islamizó, y allí la comunidad cristiana fue la mayoritaria hasta bien entrado el siglo IX. No obstante, fue también la que mayor presencia musulmana dominante tuvo (hasta el siglo XVI).

En cuanto a lo de Guadix, veo que hemos cometido una confusión de términos. En lenguaje eclesiástico, una sede primada es aquella que es "preeminente" entre otras sedes de un mismo reino o nación, normalmente por motivos históricos o por residir la capitalidad civil en dicha sede. Eso corresponde a Toledo en España (en la Edad media fue discutida esa primacía por Tarragona y Braga, pero por motivos políticos). A lo que usted hace alusión con la "primacía" de Guadix es a que fue la sede "primera cronológicamente" en ser fundada. Eso es distinto. En ello carezco de datos, y no tengo ningún problema en aceptar su versión. El hecho de que Guadix fuese la primera sede obispal fundada en España no quiere decir que fuera la primada en sentido de preeminencia antes de Toledo. Esa preeminencia era, bien de Tarragona, bien de Cartagena.

Un saludo.
10/04/12 5:33 AM
  
Javiergo
Luis Ignacio, dentro del contexto histórico que abordas en este post, considero sumamente pertinente -y estoy convencido de que te va a interesar este asunto como amante de la historia que eres- replicar con argumentos sólidos algo que escribió nuestra amiga Ana_MS cuando hizo referencia a la ‘invasión árabe’ y demás. Bien, la práctica totalidad de los historiadores actuales, los serios claro, no los panfletarios que son una minoría, afirman con rotundidad que lo de la ‘invasión árabe’ de la Península no es más que un mito que ya no se sostiene. La realidad fue bien otra, y hablar hoy por hoy de ‘invasión’ resulta completamente ridículo, de hecho en ningún cenáculo universitario se mantiene tal bulo. Un historiador tan honesto e imparcial como el alemán Werner Freund (Essen, 1932), en su magnífica obra “Al-Andalus, ocho siglos de guerra y paz”, afirma lo siguiente: “… Así, el victorioso Tariq tiene ante sí una Andalucía completamente abierta e indefensa. Está tan impresionado, que se siente como ebrio. Del interior de Écija la masa de población descontenta se une a Tariq, feliz por escapar de la servidumbre de los visigodos. Es como suelen manifestarse los liberados de todos los tiempos […] Los visigodos eran propietarios de enormes latifundios, trabajados por sus esclavos. Y es aquí donde encontraban el mayor conflicto. Los esclavos escapaban. Poco antes de la llegada de los árabes, rigurosas leyes son promulgadas para la aprehensión de los esclavos escapados. Según la doctrina de la Iglesia católica los esclavos eran seres humanos como los otros hombres, lo que movía a muchos buenos cristianos a ayudarlos en su fuga […] Los visigodos eran arrogantes, lo que les hacía impopulares entre la población indígena. Hasta el 587 habían sido arrianos, lo que les separaba también del pueblo. Nadie lloró cuando los visigodos desaparecen en la oscuridad de la historia. – Los judíos andaluces, que bajo el régimen de los visigodos sufrían continuas persecuciones e injurias (les arrebataban a sus niños, les quemaban sus sinagogas, les esclavizaban, etc.), ofrecieron también su ayuda a los árabes a los que recibieron como a sus salvadores. En el futuro, los judíos ayudarán a los árabes con tropas auxiliares, y los árabes les confiarán la administración de las ciudades y alcazaba…” – En fin, como vemos, solo desde la ignorancia o la mala fe se puede todavía hoy hablar de ‘invasión árabe’. Otra cosa, que no discuto en absoluto, es que durante los ocho siglos de dominio árabe, se cometieran todo tipo de tropelías y persecuciones, como bien reflejas en tu post, y es bueno que recordemos a nuestros mártires, por descontado. Que una vez instalados en la Península, los árabes lo hicieron fatal, vale, podemos aceptarlo desde el punto de vista militar y de la intolerancia religiosa, pero, insisto, de lo que ya no se puede hablar bajo ningún concepto -so pena de mentir, claro, y allá cada cual con su conciencia- es de ‘invasión árabe’. De eso, nada. Las cosas no fueron así. Como ya dije en una ocasión, en este blog, y puede, Luis Ignacio, que te acuerdes de ello, los visigodos no eran buenos, la gente terminó harta de ellos. Eran los ‘nazis’ de la época, y no deja de ser esclarecedor que los movimientos fascistas de nuestro tiempo reivindiquen bastante a aquellos ‘arios’ que dominaron a sangre y a fuego la Península. Yo, desde luego, como católico, no me identifico en absoluto con ellos, nada en absoluto.

10/04/12 8:44 PM
  
Javiergo
Su Santidad el Papa Pío XII dijo, en referencia a todos los católicos: "Somos espiritualmente semitas". Efectivamente, somos semitas como lo son los judíos y los árabes. Y es que, de un modo u otro, los judíos, los musulmanes y los cristianos estamos condenados a entendernos, como monoteístas que somos. Esto hemos de tenerlo muy claro. Nunca me han caído bien los arios, que tan reivindicados fueron por Nietzsche y los nazis. Allí donde se instalaban esos pueblos indoeuropeos lo primero que hacían era establecer castas y hacer esclavos, en la India, en la Antigua Grecia, en Roma, y también aquí en Hispania, con los godos. Politeístas y paganos a más no poder, se hacían odiar por los pueblos indígenas con sus injusticias y desigualdades lacerantes. Como cristiano católico, conocedor además de nuestro más encarnizado enemigo, esto es, la diabólica filosofía de Nietzsche y del fascismo, jamás me identificaré con los visigodos que habitaron nuestra tierra, los cuales, como afirma el historiador que antes mencioné, desaparecieron en la oscuridad de la historia y nadie lloró por ellos.
10/04/12 10:31 PM
  
Luis I. Amorós
Estimado Javiergo. Siento decir que disiento completamente de la versión de la invasión musulmana del año 711. El argumento de "la práctica totalidad de los historiadores actuales, los serios claro, no los panfletarios que son una minoría, afirman con rotundidad que lo de la ‘invasión árabe’ de la Península no es más que un mito que ya no se sostiene" carece por completo de base ni argumento. De hecho, los tratados de historia modernos, desde Menéndez y Pelayo hasta Tuñón de Lara, coinciden con las fuentes contemporáneas (tanto cristianas como islámicas) que hablan muy claramente de invasión (unos para lamentarla y los otros para enorgullecerse de ella).

El texto de Freund que cita (más antiguo que los historiadores hispanos que he nombrado) no es sino una evocación voluntarista con anhelos líricos (muy típica del historicismo anglosajón), en la que se sientan unas bases no demostradas: para empezar, desconocemos lo que pensaba Tarik tras su victoria en Guadalete (lo de la ebriedad emotiva es licencia poética del autor), las puertas de Écija no fueron abiertas "por la masa de la población descontenta", sino por varios partidarios de los viticianos. Es cierto que los grandes nobles hispanogodos poseían enormes latifundios... como los poseyeron los grandes propietarios, primero árabes, y posteriormente andalusíes. En efecto, el rey Egica publicó en 702 una ley contra los esclavos fugitivos, pero leyes similares habían sido publicadas por los emperadores romanos sin que por ello supongamos que los romanos "eran odiados por la masa descontenta". Otra inexactitud es considerar población políticamente influyente a los esclavos, que no contaban para nada ni formaban cuerpo social alguno. Sobre las leyes antijudías de los últimos reyes godos ya escribí un artículo explicando sus motivaciones y complejo desarrollo. En ellas no se cita, por cierto, la quema de sinagogas. Lo único rescatable del párrafo es que, en efecto, los judíos colaboraron con los invasores y estos les elevaron a ciertos puestos de la administración (aunque no los más elevados, porque esos solo podían estar ocupados por musulmanes).

En conjunto disiento con su visión, y más aún con esa afirmación de rechazo genérico a "los arios", que no revela otra cosa sino su propia miopía histórica: el concepto de "pueblo ario" es un invento de la historiografía más romántica y rabiosamente racista que dio el siglo XIX. Los visigodos no se "consideraban arios", y no eran más racistas que los propios árabes, que despreciaban a los bereberes, y a los negros, desconfiaban de los griegos e hispanos y odiaban a los persas, y que procuraron durante las primeras generaciones en España conservar pura su sangre árabe casándose entre ellos (Abd al Aziz, el hijo de Muza, fue asesinado por tratar a su esposa goda Egilón como a una reina, y no como a una simple concubina).

Está completamente desacreditada toda la teoría de la recepción alborozada de los españoles a los musulmanes, que solo veo que sostengan páginas web de la talla de webislam y similares, y que se apoya en un conjunto fatal de falsedades:
1) Desde la conversión de Recaredo y sobre todo las leyes de Chindasvinto y Recesvinto no cabe hablar de una separación étnica real entre godos e hispanorromanos: han de llamarse con propiedad hispanogodos. Las familias nobles conservaron nombres y ascendientes godos al igual que los hispanoárabes conservaron los ascendientes árabes: por puro esnobismo y alardear de alcurnia de conquistadores (en aquella época era muy popular).
2) No tiene sentido llamar a los reyes godos antecedentes de los nazis, cuando la persecución goda era religiosa y la nazi era racial. Un judío en la España visigoda era considerado un ciudadano más si se convertía al cristianismo. A los nazis les importaba un bledo si los judíos eran religiosos o no: los querían expulsados o muertos simplemente por su raza.
3) Afirmaciones del tipo "la gente estaba harta de los visigodos" (como si fuesen un partido político gobernante, o una casta ajena, cuando llevaban generaciones casándose con hispanos) o "los visigodos no eran buenos", o "los árabes también lo hicieron fatal", son impropias de un historiador. No hay pueblos "buenos" o "malos", esas afirmaciones caen en un maniqueísmo pueril. Cada pueblo tiene sus características culturales, sociales, religiosas, artísticas, familiares y hasta militares, y cada una de ellas, independientemente del interés personal que le generen al historiador, merecen un estudio riguroso, contextualizado y científico.

Siento hablar con dureza, Javiergo, pero creo que usted es una persona inteligente y sensible, no dudo de su fe y amor por la Iglesia, y por ello no entiendo que se exprese en unos términos tan maximalistas y descalificadores, y en realidad, con una argumentación tan pobre. Entiéndalo, me he tirado un montón de artículos explicando el periplo de España bajo el reino visigodo, para callar ante una visión negativa y simplista de un pueblo que tanta importancia ha tenido en nuestro ser como españoles. No se trata de "me caen fatal, no quiero saber nada de ellos" o "me caen fenomenal, quiero ser como ellos". No es un equipo de futbol o una corriente ideológica. Es sencillamente conocer nuestra historia y aceptarla.

No se puede describir de un plumazo a los godos como "un pueblo politeísta y pagano a más no poder", como si entre las playas brumosas del Báltico y la jornada de Guadalete no hubiese pasado nada.

No es inteligente ni justo abominar de nuestros antepasados (iberos, celtas, vascones, romanos, griegos, visigodos, bereberes, árabes, etc, etc). Aceptemos que todos venimos de hombres de carne y hueso, con aciertos y errores. Reivindiquemos e imitemos sus aciertos, lamentemos (sabiendo que no somos culpables) sus errores, y procuremos no volver a cometerlos.

Aprendamos del pasado, que eso y no otra cosa es tradición. No caigamos en la tentación de la mirada de superioridad del que vive otra época y ya sabe el final del cuento. Con la vara que juzguemos a nuestros padres, nos juzgarán nuestros hijos.

Un saludo.
10/04/12 11:35 PM
  
Juan
Javiergo los "indígenas" cuando llegan los godos son los hispanoromanos que eran junto con el norte de África lo más culto del tardo imperio romano de occidente. Sobre todo Hispania. De hecho el conflicto que se va a dar entre los bárbaros godos y los "indígenas" cultísimos hispanoromanos era que no admitían ser gobernados por unos bestias. Es la muy preparada Iglesia Católica la que a través de sus instituciones va a educar a los invasores y al mismo tiempo aprender y asimilar lo bueno que traen. Como anécdota a los hispanoromanos les encantaron los nombre y apellidos godos y hoy nos llamamos todos Perez, Rodriguez, Sanchez... Repasa los famosos Concilios de Toledo. Sobre la esclavitud me da la impresión que no sabes nada. He trabajado varias años en países musulmanes donde la esclavitud o bien está legalizada o permitida bajo cuerda. Y está la situación de la dhimmía que quien no ha vivido años en un país musulmán no sabe lo que es por màs libros que haya leído. Los musulmanes por ley coránica tienen la esclavitud. Yo no se si el famoso especialista que citas Werner Freund (Essen, 1932, lo es realmente. Preguntaré al maestro Emilio de Santiago, que es uno de los mejores expertos vivos en Al-Andalus, a ver que me dice. Ya sabemos que el mito de Al-Andalus es creado fundamentalmente por los judios, a pesar de haber sido masacrados por los musulmanes en España, por los propios musulmanes, por el romanticismo, por Américo Castro, que no era historiador y, en fin que en todas las épocas ha habido víctimas de las LOGSES de sus épocas. Lee el "Mito de Al-Andalus" y "Al-Andalus contra España. La forja de un mito (Siglo XXI, 2000), y aunque el telepredicador hay que temerle en las cuestiones histórica es interesante su libro: "España frente al Islám". Pongo un enlace de una entrevista a Serafín Fanjul, éste sí uno de los mejores arabistas, http://nodulo.org/ec/2004/n030p01.htm.
Recuerdo que quienes más presionaron e incluso pusieron como condición a Isabel la Católica la expulsión de los judíos fueron los señores vascos. La alta administración en Castilla estaba ocupada fundamentalmente por judíos y los señores vascos querían estos puestos para sus hijos. Isabel se encontró con el dilema o unidad de España o expulsión y tomo la decisión de la expulsión. Y estos señores vascos fueron los que impusieron lo de la limpieza de sangre y lo de los cristianos viejos: ¿será por rh? en todas las épocas ha habido Sabinos Aranas, Arzallus,Setienes y Zapateros. Documéntate un poco mejor y no sigas los delirios en el mejor de los casos románticos de los maurófilos y en el peor de nuestro Sabino Arana andaluz, Blas Infante.
11/04/12 12:10 AM
  
Juan
Olvidaba decir que los visigodos no desaparecen en la oscuridad de la historia se mezclan con los hispanoromanos y nosotros somos afortunadamente sus descendientes. Esto de mezclarnos con todos afortunadamente desde la "noche de esa historia" que dices, lo hemos hecho con todo el que ha pasado por aquí: Ver los yacimientos mas antiguos descubiertos desde Atapuerca y los más antiguos de Venta Micena en Granada, pasando por iberos, celtas, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, judíos, godos, musulmanes de distinto origen, y, en la actualidad no hay más que darse una vuelta por la calle donde uno viva para ver que esa tradición se mantiene viva. Pero fundamentalmente somos romanos y godos y culturalmente: griegos romanos y católicos afortunadamente.Cuando me refiero a Zp no lo comparo por supuesto con la gran Isabel la Católica, la mejor gobernante que ha tenido España en toda su historia y la mejor mujer gobernante en todo el mundo.
11/04/12 12:31 AM
  
Javiergo
Estimado Luis, le agradezco muchísimo su respuesta, tanto por su amplitud como por la calidad de sus argumentos. Le confieso, sinceramente, que me ha dado una gran lección de historia. Tan impactado me dejó que no he podido contestarle hasta ahora. Tiene usted razón cuando afirma que me expresé en unos términos maximalistas y descalificadores, con una argumentación muy pobre. Obviamente mis lagunas históricas, que son grandes (como ya expliqué, no ejerzo la carrera que estudié hace más de veinte años), no justifican mi maniqueísmo manifiesto, y, por descontado, hace bien usted en no dudar de mi fe y mi amor por la Iglesia, lo cual no tiene absolutamente nada que ver con mis opiniones sobre acontecimientos históricos. Jamás mezclo mi fe con el reconocimiento, equivocado o no, de hechos históricos puntuales. Eso es como si la existencia de la Inquisición en el pasado condicionara mi fe. No tiene sentido. Por otro lado, deseo decirle algo, solo algunas puntualizaciones. Que los godos eran arios, es un hecho innegable, como lo eran los sajones, los aqueos, los celtas, etc. Sobre el término ‘ario’: que el romanticismo lo pusiera de moda o que el nazismo lo enmerdeciera para siempre, como ensució tantas otras cosas con sus crímenes horribles, no quita que haya existido el pueblo indoeuropeo, esto es una realidad indiscutible (sí, indiscutible, y la miopía histórica en este caso es la suya, no le quepa la menor duda) y no pasa nada. Como existen los mongoloides, los negroides, los semitas, etc., etc. Es maravillosa la diversidad de razas que hay en la Tierra, todas las cuales están englobadas en la gran raza humana. Ahora bien, que los godos se considerasen o no ‘arios’, es una cosa que lógicamente ignoramos, del mismo modo que, como usted dice, no podemos saber lo que pensaba Tariq cuando entró en la Península… - Sobre la ‘invasión árabe’, dice usted: “Está completamente desacreditada toda la teoría de la recepción alborozada de los españoles a los musulmanes, que solo veo que sostengan páginas web de la talla de webislam y similares”. Bueno, a mí me da exactamente igual quien lo diga, porque la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero, como dice el refrán. Usted tiene todo el derecho del mundo a sostener que fue una invasión, y a argumentarlo, faltaría más, pero yo insisto en que se equivoca. No sé si habrá leído el libro de Ignacio Olagüe titulado “La Revolución Islámica en Occidente”, libro que obtuvo en el año 1969 el premio de la Fundación March, y del que se editaron unos 3.000 ejemplares. No se comercializó en aquel entonces por entender que no convenían sus tesis. Pues bien, hoy, y cada día más, son muchos los intelectuales que en las Universidades, en la prensa, en libros, etc., reconocen que Ignacio Olagüe, tenía toda la razón cuando afirmaba -con más que sólidos argumentos- que no hubo “invasión árabe”. Lea usted también la obra de Emilio González Ferrín “Historia General de Al-Andalus” y se convencerá de lo mismo. Pero, en fin, este es un tema tan, tan, tan amplísimo y complejo, que obviamente no ha lugar aquí para debatirlo más a fondo. – Juan, documéntate más y mejor. Las obras que mencionas son completamente parciales y están llenas de mentiras. No olvides que están escritas por autores profundamente islamófobos, racistas y llenos de prejuicios. Esos sí que son panfletos. Por cierto, menos alabanzas a Isabel la Católica. Yo ya he protestado en más de una ocasión, aquí en Granada, y ante el mismo arzobispo, de que se la quiera beatificar. Mira, Juan, una fecha fatídica para España fue el año 1369, porque en este año murió el último rey de la casa de Borgoña y ascendió al trono la ominosa y deletérea dinastía de los Trastámara, que desde el origen están marcados por la propia bastardía, por la traición y por el fratricidio (a ver quién me niega esto…) Los Trastámara iniciaron las persecuciones de judíos ya en el siglo XIV (ej. progrom de 1391) y asociaron religión y raza. De hecho, la existencia de los Estatutos de Limpieza de Sangre (antecedente clarísimo del racismo nazi, pues en ellos se inspiraron las S.S.) comenzó en 1449, bajo el reinado de Juan II de Castilla. Los mal llamados reyes católicos o Felipe II, entre otros, simplemente continuaron con la tradición racista e imperialista que impusieron los Trastámara (linaje bastardo y fratricida de manera innegable) y sus aliados de la nobleza de Castilla… - Y, por último, porque esto sería interminable… Juan, te pido un respeto para Blas Infante, que no hizo daño nunca a nadie. De una manera completamente criminal y arbitraria, el padre de la patria andaluza fue arrestado por los falangistas en Sevilla, y en la carretera que va a Córdoba fue fusilado en agosto de 1936, con la aquiescencia de Queipo de Llano. ¿O esto lo vamos a negar también? Un saludo
11/04/12 11:27 PM
  
Ano-nimo
Javiergo:

Según parece el librito de Olagüe es muy citado por los españoles convertidos al Islam y musulmanes españoles y otros que están empeñados en una especie de "revisionismo histórico" completamente absurdo, y que ningún investigador serio acepta. En pocas palabras, viene a ser panfletario del todo.

http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/disparates-sobre-islam_198479.html

Un cordial saludo.
12/04/12 11:50 AM
  
hotelterminus
Olé por Juan, estoy totalmente de acuerdo con él.En cambio no me gusta nada de lo que dice Javiergo.¿Estamos ante un comcepto de la historia políticamente correcta? Todas esas zarandanjas de la convivencia pacífica de las tres culturas, inventadas por el buenismo de rigor, son una autentica burla a lo que fué.
A ver si a estas alturas nos vamos a creer ese paraíso musulman descrito por Antonio Gala. Musulmanes cultos, inteligentes, limpios, respetuosos y pacíficos, contra cristianos (el los llamaba sucios castellanos)bárbaros, incultos, asesinos, sucios y malolientes, sin pizca de inteligencia, groseros, etc....
Gracias a Dios España se libró de ellos
12/04/12 4:01 PM
  
Javiergo
Hotelterminus, yo no he caído en tal maniqueísmo ni he dicho tal cosa. Sí caí en el maniqueísmo con respecto a los godos, y ya le pedí mis más sinceras disculpas a Luis Ignacio por ello. La convivencia entre las tres culturas tuvo sus momentos, no fue uniforme: a veces hubo periodos de paz y otros de guerra (como ves, sin maniqueísmos). Eso sí, se acabó la convivencia pacífica, cuando fueron expulsados los judíos (1492) y los moriscos (1612), porque ya no hubo ninguna otra cultura con la que convivir, ya que sólo quedó una cultura, la nuestra. Pero eso es otra historia... - Ana_MS, tal y como dije ya, la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero. Y ya no solo menciono a Olagüe, o a Ferrín, sino a Américo Castro, Pedro Martínez Montávez, Miguel Cruz Hernández, Juan Castilla Brazales, etc., etc. La verdad nos hace libres, y nuestra fe no tiene que sufrir la más mínima mengua por reconocer los pecados de nuestros antepasados. Ya en el año 2000, Año de Jubileo, el Beato Juan Pablo Segundo, junto al entonces Cardenal Ratzinger, pidieron perdón por todos los pecados cometidos por la Iglesia en la historia. Expulsiones, inquisiciones, persecuciones, también las cometieron nuestros hermanos, porque todos somos pecadores, yo el primero
12/04/12 4:19 PM
  
Javiergo
Luis Ignacio, en la profunda reflexión histórica que compartiste con nosotros hace dos días, llegaste a escribir con total sabiduría y equidad: “No es inteligente ni justo abominar de nuestros antepasados (iberos, celtas, vascones, romanos, griegos, visigodos, bereberes, árabes, etc, etc). Aceptemos que todos venimos de hombres de carne y hueso, con aciertos y errores. Reivindiquemos e imitemos sus aciertos, lamentemos (sabiendo que no somos culpables) sus errores, y procuremos no volver a cometerlos…” – Estoy completamente de acuerdo contigo, y es más, te tomo la palabra. Puesto que lo ves así, bueno sería entonces no solo poner las persecuciones que acometieron los musulmanes contra los cristianos u otros colectivos, las batallas y demás, como ya haces, sino también sería bueno -con esa misma justicia y equidad que manifiestas, y en coherencia con tus palabras- que escribieras alguna vez lo bueno que nos dejaron, que también lo hubo, y lo hubo en muchos aspectos (literatura, música, filosofía, agricultura, astronomía, etc., etc.) - “Hay que hacer esto sin omitir aquello” (Lc 11, 42), ¿no crees? Mira, Luis Ignacio, no lo digo por ti ni mucho menos, créeme de verdad. Sé que tú no eres así, pero lo único que yo realmente pretendo hacerte ver es que según qué mensajes enviemos, si son siempre parciales (solo hablan de una cara de la moneda, y nunca de la otra) habrá siempre lectores que se aferrarán a una visión monolítica y excluyente que les confirmará en sus prejuicios étnicos o religiosos. Yo llevo años y años luchando para que no se cuele ni infiltre, para que no se introduzca nunca el virus fascista entre las filas católicas… Como sabemos las personas que estamos mínimamente informadas, y que vivimos instaladas en la más palpitante actualidad de lo que nos rodea, según el fascismo español, Averroes y Maimónides, filósofos nacidos en Córdoba; Ibn Arabi, místico nacido en Murcia; Al-Mutamid, rey-poeta nacido en Sevilla, o el granadino Ibn Zamrak, que esculpió los hermosos poemas que adornan los muros de la Alhambra, fueron ‘malditos moros invasores’… Puestos a declarar la guerra al moro, habría que depurar por cierto del idioma español más de 5.000 vocablos árabes que lo enriquecen… Yo, la verdad, muchas veces me pregunto: ¿cómo puede un católico sensato y cabal identificarse con esos trogloditas ignorantes y semianalfabetos que, sin miedo al ridículo, desprecian el legado andalusí, nada menos que ocho siglos de aportación islámica a nuestra cultura?; ¿cómo puede un católico justo y honesto dejarse embaucar por todos esos fascistillas neonazis de tres al cuarto, que no han leído un libro serio y objetivo en toda su vida…? Cualquier persona que esté obnubilada por todos esos embusteros profesionales que se dedican a escribir libelos históricos (algunos, no lo niego, tienen muchos títulos universitarios con los que pueden poner una orla a su supina ignorancia o a su mala fe) y que nos quieren convencer de que Al Andalus fue un “mito” y bla, bla, bla, que lean, pero que lean de verdad “La civilización hispano-árabe” (Alianza Editorial) de Titus Burckhardt o una obra magnífica y extraordinaria de Juan Vernet titulada “Lo que Europa debe al Islam de España” (El Acantilado). En este libro el ínclito arabista e historiador español describe el brillante quehacer de los musulmanes españoles de aquella época en el campo de la filosofía, las matemáticas, la técnica, la astronomía o la medicina y nos explica con detalle cómo ellos introdujeron tanto la ciencia oriental persa y babilónica, como la ciencia de la antigüedad griega y latina. Un saludo
12/04/12 9:48 PM
  
Ano-nimo
Perdona Javiergo, pero Maimónides era judío. Y lo de la influencia cultural, según en que zonas de España será más o menos importante (en algunas, prácticamente nada), sin que eso signifique negarla, pero de ahí a la mitificación que se pretende hacer ahora...Mira Javiergo, ya resulta totalmente cansino que ciertos grupos en Andalucía estén intentando formar una "identidad nacional" a base de tergiversar y mitificar la historia (como negar la invasión y decir que se les esperaba con los brazos abiertos) repudiando y denostando para ello gran parte de sus raíces.
Y en cuanto a lo del fascismo, si ahora resulta que quienes sostienen lo contrario de las visiones mitificadoras y románticas son fascistas...pues bueno, lo que tu digas...

Lo "idílico" del Islam lo tienes en los muchos países que en el pasado fueron cristianos; no creo yo que la situación sobre todo de los cristianos sea envidiable, por no hablar de las mujeres y otras colectivos. Y en cuanto a su cultura...ya vemos en que acabó; en realidad me parece que fue de un vuelo muy corto (su esplendor no pudo ser más breve). Y que quede claro que no estoy negando la aportación que hicieron, pero menos mundos de Yuppy.

Un cordial saludo.

PD.- Y yo espero que Luis Ignacio siga en su línea, que para lo otro ya existen otras webs y blogs.
12/04/12 10:59 PM
  
Ano-nimo

Por cierto, sobre la obra de Titus Burckhardt aquí dejo esta tesis doctoral (ir a la página 401, que son las conclusiones del análisis crítico de la obra de Titus Burckhardt):

http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/15035/1/tesis_saez.pdf

Y disculpa de nuevo, pero en filosofía casi nada (excepto ser transmisores) y en cuanto a la técnica, si por ello se entiende ingenieria o por ejemplo agricultura, más se les debe a los romanos.

Un cordial saludo.
12/04/12 11:42 PM
  
Luis I. Amorós
Estimado Javiergo:

El concepto de indoeuropeo o ario nació inicialmente en el ámbito lingüístico, y sólo posteriormente se pretendió que fuese un hecho racial o étnico, error que hace mucho ha sido ya rebatido. Incluso partiendo de la base de que exista un pueblo ario al estilo de lo que las teorías románticas alemanas decimonónicas afirmaban, arios serían los germanos, tanto como los celtas, los griegos y los italianos. O sea, casi todos los habitantes de la parte europea del imperio romano a la llegada de los visigodos podían alegar con propiedad antecedentes arios.
Los visigodos fueron los germanos más romanizados de todos, con mucha diferencia: adoptaron el latín, casi todo su código legal estaba inspirado en el derecho romano y abrazaron el cristianismo con particular fervor. Gracias a las prédicas del obispo Ulfilas, los godos eran enteramente cristianos y, al entrar en España a finales del siglo V, es más que probable que hubiese más resabios de paganismo entre los hispanorromanos que entre los godos.
13/04/12 1:43 PM
  
Luis I. Amorós
En cuanto al libro de Olagüe (1903-1974), que por cierto en su edición original (en francés) no se llama "la revolución islámica en occidente", sino mucho más categóricamente "Los árabes nunca invadieron España" (publicado en 1967), no he podido pasar del capítulo 3, la crítica a las fuentes históricas.

En el primer capítulo sopla sobre las ascuas de la lógica sorpresa y admiración que produce la rapidísima expansión musulmana en los siglos VII y VIII, para concluir, sin razón alguna de peso, que en realidad ¡esta no existió como tal! Según Olagüe, es imposible conquistar todo el Magreb en 50 años. No aduce más razón que su propio convencimiento de la extrema dificultad.

En el segundo capítulo interpola, muy al estilo de su época, factores humanos y climáticos (actualmente sabemos que basados en datos ecológicos insuficientes) para explicar los motivos de los desplazamientos humanos. No deja de ser método historiográfico marxista: necesariamente la economía, el clima o la superpoblación deben explicar todo. Para Olagúe, como para cualquier buen marxista, el empuje de la jihad no tiene ninguna importancia. En este capítulo monta toda una teoría según la cual las sequías y la desertización provocaron la aparición de Mahoma, de una religión nueva y de una expansión inevitable por motivos climáticos. 50 años después todo esto es un puro disparate, por mucho lenguaje técnico que se pretenda emplear.

En el tercer capítulo, la crítica a las fuentes contemporáneas, es donde he dejado de leer. Olagüe muestra aquí su mala fe. A las crónicas más tardías (después del siglo IX) con la excusa (verídica) de que están llenas de relatos piadosos o novelescos, les quita todo valor. La historiografía moderna sabe que toda crónica encierra datos de interés. Primero porque en mitad de añadidos posteriores aparecen tradiciones auténticas, y en segundo lugar porque las interpolaciones nos dan información sobre la mentalidad de la época que las introdujo. Pero lo más indignante es que precisamente los dos textos más cercanos en el tiempo, ambos del siglo VIII, la crónica mozárabe y la crónica de Rasis, los descarta de pleno simplemente porque inicialmente sus redactores les atribuyeron una autoría incorrecta (la mozárabe fue atribuida a Isidoro pacense y la de Rasis hijo a su padre) ¡y con tan endeble argumento manda al cubo de la basura sin más a las dos crónicas más cercanas a la fecha de los hechos! El fenómeno de atribución prestigiosa pero falsa de un texto es común en la literatura antigua y medieval. Por esa regla de tres nos podemos cargar buena parte de la literatura griega y romana y, ya que estamos, varios libros de la Biblia (como el cantar de los cantares, el eclesiástico, y probablemente la II carta de san Pedro). Ningún historiador deshecha una fuente antigua simplemente porque su redactor le atribuya una autoría relevante o fuera posteriormente atribuido incorrectamente. Es indignante, sobre todo cuando él, a su vez, se inventa sin empacho unas supuestas crónicas de "cristianos unitaristas" conversos posteriormente al Islam, las "buenas" que apoyarían su versión, y que tanto los católicos como los musulmanes árabes habrían hecho desaparecer. Desde un punto de vista científico y desde el propio sentido común, las teorías de Olagüe son impresentables.

Para no fatigar más, las resumo aquí: los árabes no llegaron a España hasta el siglo XI porque lo que produjo en 711 fue una batalla entre hispanogodos trinitarios o niceanos e hispanogodos arrianos o unitarios, ayudados por algunos mercenarios bereberes (tampoco musulmanes, entiéndase). El triunfo de los arrianos les habría llevado en poco tiempo, y por su propia evolución teológica, al islamismo, que no sería pues más que la culminación lógica de sus creencias ancestrales al conocer a los primeros mercaderes e imanes musulmanes llegados a la península un tiempo después. Según Olagüe, pues, el islam español sería una especie de sincretismo nacido primariamente en nuestras tierras, y solo tardíamente integrado en el mundo musulmán oriental. Para ello, se inventa que Abderramán I, el restaurador de los omeyas en España, era en realidad un visigodo. Su único apoyo documental es que una crónica (esa crónica, por lo visto, sí que le vale) es descrito como de tez blanca y pelo bermejo... por lo visto a Olagüe nadie le había explicado que los soberanos árabes tienen numerosas esposas, muchas de ellas cautivas nórdicas, y que elegían sus herederos a su gusto, y no por primogenitura. Para un árabe, es su genealogía, y no el color de su piel, lo que le define como tal. Alguno se ha quedado en la época del racismo.

Y este es el hipercrítico con las fuentes contemporáneas. Toma castaña.

La obra de Olagúe es un delirio continuado: parte de una premisa basada en su propia convicción, sin pruebas, y tortura a las fuentes y los estudios hasta hacerles decir lo que le interesa, deshechando lo que no concuerda con sus apriorismos. Para explicar la supuesta dualidad hispanogoda, en la que habría unos godos católicos y otros arrianos en pleno siglo VIII, se basa únicamente en la situación en el mediterráneo oriental, en absoluto similar a la hispánica. establece además una delirante continuidad entre el priscilianismo hispanorromano (del que a mediados del siglo VII no quedaban en Galicia más que algunas supersticiones o costumbres rurales, y nada de teología) y el arrianismo godo, religión de estado muerta con la conversión de su rey (los godos nunca fueron fuertes en teología). Con tan endebles materiales construye una falsa persistencia del arrianismo en el reino hispanogodo (que ninguna fuente recoge), y le atribuye a la cuestión religiosa un papel fundamental en la mayoría de conflictos civiles que lo atormentaron. Es alucinante, porque de esa época sí contamos con testimonios directos, las actas conciliares (¿también las considerará inválidas Olagüe?) y en ellas, cuando hubo conflictos religiosos, fueron puestos de relieve... y en las guerras civiles no aparecen por ninguna parte. El arrianismo murió no más tarde de 620 en España, porque los únicos que los sostenían, los godos, se convirtieron al catolicismo. Todo lo que puede oponer el autor a esa realidad es su convicción de que los escritos arrianos ("unitarios", los llama él), que pervivieron hasta la invasión árabe fueron destruidos: por los católicos, por ser heterodoxos, y por los musulmanes posteriores, por estar escritos en latin, y no en árabe. ¡Olé la construcción histórica! Todo menos el rigor.

Añadamos que si se supone que los viticianos eran arrianos, no se explica porque Egica, padre de Vitiza, fue el rey godo que más concilios católicos convocó. Tampoco se explica cómo hay inscripciones árabes en monedas y piedras, estructuras administrativas y fiscales típicas de Oriente, así como onomástica árabe desde 711 en España, si se supone que los árabes no llegaron hasta un par de siglos después. Lo atribuye todo a una especie de conspiración universal de católicos derrotados y árabes que querían adueñarse a posteriori del triunfo de Guadalete. Tampoco se explica de dónde sale el califa de Damasco y luego de Bagdad, proclamado como soberano en las oraciones de la mezquita mayor cordobesa en los textos andalusíes hasta la emancipación de Abderramán III. Etc, etc. prefiero no cansar más a mis lectores, Javiergo.

Las teorías de Olagúe, salvo el rescate que hace González Ferrín, han sido rechazadas por los historiadores más serios, desde Guichard a Glick, pasando por todas las cátedras de historia contemporáneas y posteriores (Vicens Vives, Américo Castro, Sánchez Albornoz, Tuñón de Lara, etc). Si en los últimos años han cobrado algo de actualidad es merced a su rescate por parte del reducido, pero influyente, grupo de musulmanes conversos españoles (curiosamente, la mayoría ex-comunistas; Olagüe perteneció en su tiempo a las JONS. Este tipo de teorías son muy del gusto de la ideologización socialista). Una gota de agua en un mar de musulmanes norteafricanos, pero con la fortaleza que da ser nativos y su superior nivel cultural, les hace querer reivindicarse dentro del islam como fuerza propia e independiente del wahabismo o la autoridad religiosa del rey marroquí. Una especie de intento de islam liberal, que por medio de la obrita de Olagüe se arrogaría una legitimidad de originalidad hispánica.

Lo siento, pero bebes de fuentes con agua más que sospechosa. Olagüe es un argumentador ingenioso, pero tramposo, nada sistemático y torticero.
13/04/12 2:22 PM
  
Luis I. Amorós
Por cierto, la misma página webislam, que ha promocionado al grupo de conversos que rescata a Olagüe, publica también este artículo de una profesora de historia de Barcelona, llamando disparate a sus teorías.
13/04/12 2:29 PM
  
yomismo
Lo de la dichosa "convivencia" de las tres culturas no es más que un timo. Tened en cuenta 2 cosas:
1) Hablar de "convivencia", cuando cristianos, musulmanes y judíos vivían en barrios separados y ¡ay de aquel que se metiera en el barrio equivocado! (vamos, como hablar de la convivencia entre los judíos de los Ghetos y los arios que vivían fuera de éstos) es en el mejor de los casos una broma batante mala.
2) Si aquella "convivencia" se pudo mantener fue porque todos tenían claras una serie de normas que se resumen en: "Si tu religión es la religión dominante en la zona (cristianos en el norte, musulmanes en el sur), eres ciudadano de 1ª. Si tu religión es otra (cristianos en el sur, musulmanes en el norte y los judíos en todas partes), ajo y agua."
No sé vosotros, pero desde luego mi idea de convivencia es bastante diferente.

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LA

Bueno, convivencia, etimológicamente significa "vivir con". Desde ese punto de vista, en buena parte de la Edad Media convivieron en muchos lugares cristianos, musulmanes y judíos. Pero desde luego no eran todos ciudadanos con los mismos derechos y oportunidades. Precisamente, esa circunstancia era un factor importante para conseguir que tu fe se convirtiera en la dominante. Lo hicieron los musulmanes cuando eran una minoría gobernante, y lo hicieron los cristianos cuando reconquistaron la península.
15/04/12 8:25 PM
  
Javiergo
Aunque sea abordando un asunto completamente diferente al que aquí se trata, me ha encantado la máxima que utiliza Luis Fernando Bustamante en su post de ayer y que dice así: “Platón es amigo, pero la verdad es más amiga”. Esto es precisamente lo que yo quise dar a entender cuando debatía este tema contigo, Luis Ignacio, y con el resto de foristas que han participado en los comentarios de este post. El hecho de que yo sea católico practicante no me impide ver en absoluto que hay otros pueblos, otras culturas, otras religiones, otras civilizaciones, que sin ser cristianas, y como tales estando necesitadas de conversión (esto está clarísimo para mí, y es lo esencial), pueden haber hecho o hacer cosas que estén bien, sólo faltaba. El mismo P. José María Iraburu, por citar solo un ejemplo, cuando nos hablaba en su apartado sobre las persecuciones que se dieron contra los primeros cristianos, sin negarlas, sino todo lo contrario, abordándolas a fondo, reconocía también que los antiguos romanos gozaban de cualidades y virtudes humanas valiosas. ¿Te das cuenta, Ana_MS (y me dirijo a ti porque considero francamente que debes reflexionar con seriedad sobre ello)? Una cosa no quita la otra… Que los musulmanes invadieron Hispania, sí. Que persiguieron a cristianos y judíos en momentos determinados, sí. Que eran y son “malos, malísimos”, sí, vale. Que tú no los puedes ni ver, claro, clarísimo. Pero oye, que también tenían algunas cosas buenas, ¿eh? So pena de pasar por ignorante, nadie en su sano juicio, hoy por hoy, puede negar el legado andalusí. Es parte de nuestra historia (no podemos cercenar ocho siglos de nuestra historia porque sí) y podemos sentirnos orgullosos de ella. Que cogieron de los romanos, pues claro, ¡como nosotros! No hay pueblo que no haya cogido cosas de los pueblos que les precedieron, y en el caso andalusí, recogieron y mejoraron, porque entonces sí que eran una civilización, no como ahora, que son (no todos, claro) unos bárbaros. Un arabista -de una talla indiscutible- como Pedro Martínez Montávez afirma: “En España es necesario un gran debate intelectual con dimensión pública sobre qué es y qué fue Al-Andalus, qué significa en la identidad hispánica. Al-Andalus es un tesoro, una mina de valores que no hemos sabido aprovechar” [fragmento de una entrevista concedida al ‘Ideal’ de Granada, 11-3-09]. – Por cierto, Luis Ignacio, muchísimas gracias por todas las precisiones, tan clarificadoras, que has hecho sobre la obra de Olagüe. Un saludo

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LA

De nada, Javiergo. Suscribo lo que dices en este mensaje. Muchas gracias por tu participación y un abrazo en Cristo.
18/04/12 11:36 PM
  
Javiergo
Su Santidad el Papa Benedicto XVI nos enseña: "No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva". ¿Qué tiene que ver esta cita del Santo Padre con lo que aquí debatimos? Mucho, aunque no lo parezca. A mí me ha dado muchas veces la sensación, al escuchar o al leer a determinados hermanos/as en la fe, que para estas personas ser cristianos es algo así como pertenecer a un club elitista (así entienden la Iglesia, qué pena) que te potencia el ego y te hace creer que eres infinitamente superior a los que no pertenecen a tu club, y, desde luego, no es así. No se potencia la virtud fundamental y axial de la humildad despreciando, denostando o menoscabando a los que no creen lo que tú crees, a los que no piensan lo que tú no piensas. Esos no son los modos de Jesús, eso no es lo que nos enseña el Señor. Por eso, insisto en que me quedo con algo que escribió Luis Ignacio, en este su post, y que me gustó mucho. Dice así: "No es inteligente ni justo abominar de nuestros antepasados (iberos, celtas, vascones, romanos, griegos, visigodos, bereberes, árabes, etc, etc). Aceptemos que todos venimos de hombres de carne y hueso, con aciertos y errores. Reivindiquemos e imitemos sus aciertos, lamentemos (sabiendo que no somos culpables) sus errores, y procuremos no volver a cometerlos. Aprendamos del pasado, que eso y no otra cosa es tradición. No caigamos en la tentación de la mirada de superioridad del que vive otra época y ya sabe el final del cuento. Con la vara que juzguemos a nuestros padres, nos juzgarán nuestros hijos". Amén
19/04/12 12:27 AM
  
Ano-nimo
A ver, Javiergo:

Por supuesto que los romanos tenían muchísimas cosas muy valiosas. No me hace ninguna falta reflexionar sobre ello, ya que antes de mi conversión, gran parte de mis valores -y contravalores- procedían de su cultura y algunos aún persisten. Y ya no digo más. Pero por lo que a mi respecta, en este tema mejor no apelar a mi cristianismo, ya que es muy anterior a ello. Y por mi parte dejo el tema; ni tu me vas a convencer a mi, ni yo a ti.

19/04/12 9:56 AM
  
Javiergo
Luis Ignacio, muchas gracias a ti por dejarme participar en este debate y gracias también de todo corazón por la gran lección de historia que aquí has dado (entre otros cosas, me has hecho ver con mucho mejores ojos a los godos, por ejemplo), que ha sido para mí sumamente instructiva. Y gracias a ti también a ti, Ana_MS, por tu respuesta. Pax tecum
19/04/12 8:14 PM

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