El día que se perdió España (II)
El desembarco
El día 28 de abril de 711 comenzó el paso de las naves invasoras por el estrecho, dando comienzo así a la invasión de España. No se sabe si fue el propio Tarik, o Urbano Juliano, quien decidió que el punto de desembarco sería la peña de Calpe, esto es, la columna de Hércules septentrional. Se trataba de un monte empinado confinado en una estrecha península. Un lugar fácilmente defendible, pero de escasas playas practicables. Fue una decisión excesivamente prudente y que causaría serios contratiempos.
En efecto, las naves ceutíes debían hacer numerosos viajes con pocos hombres que descargaban penosamente en los contados lugares acondicionados para ello, en un proceso interminable. Tarik fortificó de inmediato su campamento en la ladera del monte, pero la lentitud de la operación evaporó rápidamente el efecto sorpresa. El dux visigodo de la provincia Bética, Teodomiro, acudió de inmediato con los pocos hombres que pudo reunir (unos mil) teniendo en cuenta que el ejército se hallaba en el lejano norte. Al ver a los bereberes numerosos y bien atrincherados, se dio cuenta de que no se trataba de una expedición de saqueo como en ocasiones precedentes. De inmediato envió mensajeros rápidos alertando al rey.
Pocos días tardó Rodrigo en enterarse de esta nueva. No se le puede acusar en ningún caso de despreciar o desatender la amenaza. De inmediato suspendió las operaciones contra los vascones, y ordenó al ejército levantar el campamento y dirigirse al sur. Por delante de él envió a marchas forzadas un contingente con un número indeterminado de tropas escogidas para que se enfrentara rápidamente a los invasores. Al frente del mismo puso al hijo de su hermana, un conde al que los cronistas dan los nombres de Sancio (Sancho), Bencio o incluso Eneko. Pocas semanas después (podemos calcular que a finales de mayo o principios de junio) el contingente godo llegaba a las puertas del campamento musulmán y se preparaba para atacar. Dicen las crónicas que los invasores apenas habían podido trasladar 2000 guerreros. Tal vez hubiese tormentas que entorpecieran la operación, pues se antoja un número muy pequeño, incluso con las dificultades logísticas antes citadas. Sea como fuese, la expedición planeada por Musa corrió de inmediato un serio riesgo de acabar al poco de haberse iniciado.
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La batalla de Gibraltar
A la vista del enemigo armado hasta los dientes, muchos soldados bereberes, habituados a cómodas razzias de saqueo sobre poblaciones indefensas, se aprestaron a retirarse. Para Tarik, sin embargo, no había opción: el fracaso hubiese supuesto el fin de su carrera militar, y probablemente también el de su cabeza. Reunió a los soldados, les recordó que combatían la guerra santa, la jihad contra el infiel, que Dios no podía abandonarles, y que había que vencer o morir. Asimismo, al igual que haría Hernán Cortés ocho siglos después, ordenó quemar las naves que se hallaban en la playa, acabando con toda opción de huida. Enardecidos por la arenga religiosa y resignados a no tener otra alternativa, los berberiscos se lanzaron a un combate del que poco sabemos. Únicamente que los invasores, superados en número, rechazaron el ataque y derrotaron a los veteranos de Sancio. La primera victoria contra un ejército godo enardeció a los guerreros conversos, ahora convencidos de su victoriosa misión divina. El peñón de Calpe fue rebautizado por los musulmanes como Yebel al Tarik (el monte de Tarik), del cual derivaría el nombre de Gibraltar por el que actualmente se le conoce.
Tarik actuó con presteza, y se dirigió al oeste, conquistando Carteya (cerca del actual san Roque) y tomando un puerto natural excelente en la misma bahía, al que los árabes pusieron el nombre de Al Yazirat al Andalus (la isla de los vándalos). Tal vez este término conservara la memoria popular del lugar desde el que partiera la flota vándala que invadió las posesiones romanas norteafricanas en el año 429. Ahora los bereberes hacían el camino inverso, y era África la que invadía Europa por el mismo punto casi tres siglos después. El puerto conservaría el nombre de Algeciras, y de su topónimo los árabes acabarían nombrando a todas sus posesiones en la península ibérica: Al Andalus.
Con un punto de desembarco mucho mejor, la operación adquirió un nuevo ritmo. En pocos días se completó el traslado de un número de hombres que los historiadores cifran entre 12.000 y 20.000 (mucho más probable la cifra menor). Entre ellos se incorporaron unos 5000 guerreros de la tribu ceutí de Gomera, los deudos de Urbano Juliano (bereberes católicos) que acudieron en virtud de su vasallaje a Musa. No es seguro- aunque sí probable- que el conde de Ceuta los dirigiera personalmente. Tarik estableció su nuevo campamento en Algeciras.
A mediados de junio Tarik ya contaba con todas sus fuerzas para iniciar la campaña. Rodrigo supo las nuevas de la derrota a su llegada a Toledo. No reparó en esfuerzos. Se dirigió con el ejército real (exercitus) a su feudo de Córdoba, lugar que señaló como punto de reunión del ejército de la leva (hostes) del reino, que fue convocado en su totalidad según lo dispuesto en la ley militar de Wamba, modificada por Ervigio. Hacía muchos años que no se producía una leva general en el reino visigodo para combatir a un enemigo extranjero.
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La concentración de Córdoba
La pregunta natural que surge es ¿por qué Córdoba, tan lejana al teatro de operaciones? ¿no hubiese sido más natural que el rey convocase al ejército en una ciudad más cercana, como la capital bética, Sevilla? Analizando las razones de esta localización podremos entender mucho acerca de la situación interna del reino visigodo.
En primer lugar, hay que ser conscientes de que la convocatoria de la leva de todo el reino era un proceso lento. Si se realizaba su concentración demasiado cerca del lugar donde se hallaba el enemigo, este podía avanzar con rapidez e ir atacando por separado a los contingentes que acudían, destruyéndolos antes de unirse al ejército real. Hay una tradición asturiana muy posterior a la batalla, que narra que el protospatarius o comandante militar de la provincia de Galecia en aquellos años, llamado Orbita Ferrándiz (al que se hace hijo de un protospatarius llamado Vítulo, citado en los concilios XII a XVI), acudió con las levas de la provincia, pero a mitad de camino conoció el desenlace de la batalla y regresó a su tierra. A similar distancia, o mayor, se hallaban las provincias de Tarraconense y Septimania, regiones populosas que podían aportar muchos más hombres que Galecia, y cuyo concurso era imprescindible. Rodrigo recogió las levas de la Cartaginense y salió de Toledo (por última vez), dirigiéndose a sus feudos de Córdoba, donde el dux Teodomiro le aportaría los hombres de la Bética.
Y es que la segunda razón de que la concentración se hiciese en la plaza fuerte de su familia es que las tropas de Tarraconense y Septimania estaban al mando de duques viticianos (las de Tarraconense, teóricamente al mando de Agila). Lógicamente, no podía esperarse fidelidad o entusiasmo de unos nobles que habían luchado contra el rey apenas un año antes. Rodrigo tenía fundadas dudas en esos contingentes, pero ante una amenaza seria como la de Tarik no podía prescindir de ellos. Era mejor concentrarlos en “territorio amigo”, y nada mejor que la comarca de Córdoba dominadas por su familia. La eventual defensa de Sevilla (pese a ser la sede episcopal de Oppas, el cabeza de los viticianos) estaba segura en manos del fiel Teodomiro.
La veracidad de esta hipótesis la confirman los hechos: las levas del norte tardaron casi un mes en llegar a Córdoba, y acamparon fuera de los muros de la ciudad. No sabemos si los vitizianos recelaban de una emboscada de los chindasvintianos, o si fue el propio Rodrigo el que ordenó esa medida por desconfianza.
Narran aquí las fuentes árabes un episodio curioso que puede arrojar luz al asunto. Cuentan que Rodrigo se presentó en el campamento vestido de púrpura, con una corona de oro y montado en un carro dorado tirado por ocho caballos blancos. De entrada, la interpretación tradicional de este relato (conociendo que las fuentes árabes retratan a Rodrigo como arquetipo de soberbia) es que se trata de una traslación anacrónica del desfile triunfal con el que los emperadores orientales se presentaban a sus tropas, intentando deslumbrarlas y aumentar así su confianza en su comandante. A los musulmanes, que preconizaban la humildad y la confianza en Dios como puntales de su forma de conducirse, estas ceremonias militares bizantinas (heredadas de los emperadores paganos divinizados en vida) les llamaban la atención y les repugnaban por arrogantes e impías. En ese sentido, es posible que el autor de la crónica tratara de equiparar a Rodrigo con los emperadores orientales que, fiados en su gloria terrena, recibían en el campo de batalla el castigo a su soberbia de manos de los “verdaderos creyentes” (cabe la disgresión de recordar que en realidad los romanos de Constantinopla no fueron siempre tan desafortunados y que, de hecho, el imperio oriental sobrevivió al califato árabe).
Sin embargo, antes de aceptar esta explicación, merece la pena hacer una reflexión: el ritual cortesano bizantino había sido introducido en la corte goda por Leovigildo, más de un siglo atrás, y aunque no tengamos antecedentes de un desfile militar similar en los anales hispanos, tal vez no sea descabellado pensar que sí pudo tener lugar. Desde luego, pocos reyes godos habían tenido tanta necesidad de impresionar y alentar a sus tropas como esa mañana en que Rodrigo se presentó en el campamento de los viticianos. Si lo hizo envuelto en púrpura y coronado de oro, sobre un carro precioso, no cabe duda de que tenía buenos motivos para hacerlo.
Aparentemente, no obstante, los temores del rey eran infundados. Las levas del norte se unieron sin tumultos ni rebeldías al resto del ejército, y sus comandantes viticianos simularon una colaboración plena con el monarca, aceptando aparentemente la concordia alcanzada tras su derrota en Sevilla el año anterior. Las crónicas árabes afirman que el ejército cristiano era fuerte en 100.000 hombres, pero esta cifra es probablemente exagerada. Con todo, los historiadores modernos calculan que Rodrigo comandaba unos 40 a 50.000 hombres, número en absoluto desdeñable.
Habiendo hecho todo lo humanamente posible para enfrentarse con garantías a las huestes de Tarik, el monarca emprendió el camino hacia el sur, para enfrentarse con su destino y el de todo su reino.
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13 comentarios
Así que los vitizanos, de alguna forma y aunque no fuera su intención, les abrieron las puertas a los musulmanes para la invasión. Supongo que pensarían que sería como en otras ocasiones que se había pedido ayuda en el exterior, como has señalado en los artículos anteriores. Una pena.
Un cordial saludo.
http://www.islamyal-andalus.es/index.php?option=com_content&view=article&id=7544:el-mito-de-la-invasion-arabe-de-la-pennsula-ibrica&catid=44:memoria&Itemid=120
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LA
Aprovechando que es usted doctor en historia, me gustaría que me dijera en que fuentes históricas se recoge que "el pueblo hispano estaba CANSADO de los godos", o la equiparación entre godos y nazis porque dictaron leyes antijudías (que no es lo mismo que antisemitas), leyes que en la edad media serían superadas por todos los monarcas cristianos europeos (desde Francia a Inglaterra) ¿eran todos más nazis que los reyes godos?
Lo de los "cenáculos peperos y fascistas" tampoco parece una argumentación de un método científico historiográfico riguroso.
Pues con más razón para que nos expliques, si haces el favor.
1º.- Cuando se consultan libros y otras fuentes, los autores suelen utilizar indistintamente la palabra conquista o invasión. ¿Qué diferencia existe?.
2º.- ¿Tiene algo que ver lo que dice ese link -que según parece se basa en Ignacio Olagüe- con lo que estas diciendo?. Eso es lo que pregunto, que quienes son los historiadores a los que te refieres.
El resto de lo que has dicho, yo no lo he negado.
Un cordial saludo.
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LA
"la entelequia que estas personas entienden como realidad y que solo habita en sus cabezas"
Qué salado es usted, Remy. ¿Ya se ha aprendido las capitales de las provincias de la diócesis romana de Hispania?
Pues entonces tambien deberiamos realizar el ejercicio inverso.
Estoy en ello!!!!
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LA
Bueno, mientras no blasfeme, calumnie ni insulte... cuando menos se le ha despertado cierto interés por leer sobre la historia de España. Algo es algo.
Osea que tambien los persas, los egipcios, los bizantinos, las demas tribus arabes no musulmanas, la Tripolitania, los bereberes a los cuales ni los romanos habían podido conquistar, los mauritanos, el Reino semi independiente de Aquitania, Borgoña... que fueron conquistados con la misma rapidez y con un numero de efectivos MENOR A VECES tambien estaban oprimidos por sus gobernantes? no importa para nada las ténicas militares de los árabes, la psicologia de cada bando, las estratagemas que usaron... no son los godos que los "hispanos" les odiaban, y permiteme que te pregunte ¿quienes eran esos hispanos?Pues en los escritos francos las gentes llegadas de hispania eran llamadas indistintamente gothi o hispani,cuales eran sus caracteres diferenciadores con respecto a los godos? cuando el termino godo desde el III concilio de Toledo es un termino territorial para todos aquellos habitantes del reino que fueran hombres libres y catolicos.
El antisemitismo de los godos no era racial era religioso, y estaba apollado por el Papa, quien incluso se quejaba de lo poco que actuaban por la conversion de los judios,si tan antisemitas que eran no se como su comindad se mantvo intacta.
Me ha sorprendido enormemente esto: "Al frente del mismo puso al hijo de su hermana, un conde al que los cronistas dan los nombres de Sancio (Sancho), Bencio o incluso Eneko. Pocas semanas después (podemos calcular que a finales de mayo o principios de junio) el contingente godo llegaba a las puertas del campamento musulmán y se preparaba para atacar"
Los nombres Sancho y Enneco(Iñigo) son nombres muy usados por los señores de Pamplona en los inicios de la reconquista, de hecho en el s.VIII las dos familias que dominan en la ciudad son la Iñiga (descendientes de algun Iñigo) y la Velasco.Ver esto me ha hecho enlazar cosas.¿Porqué la mujer de Rodrigo lleva nombre vascón: Egilona?, ¿Se sabe de donde viene esta mujer?Si fuera vascona es cuanto menos curioso que también la hermana de Rodrigo esté emparentada con un Pamplonés probablemente vascón, ¿algun tipo de alianza con señores vascones de pamplona a través de un doble matrimonio?Está claro que había distintas facciones y caudillos entre los vascones pues ya en el 721 con suintila se habla de señores entre los vascones.
En el texto original ¿que nombre exactamente lleva este conde pamplonés?
Y también es muy sospechoso que la dinastía Iñiga(que podria descender de este conde visigodo de pamplona)se una desde un principio de la reconquista a los Banu casi,los nobles hispanogodos de Tudela y la zona del valle del ebro navarra.En cambio los velasco fomentan uniones con zonas extrapeninsulares.¿Puede que esto se debe a que los Iñigo desde esta epoca están relacionados con la nobleza hispanogoda?
Un saludo, excelente articulo, espero respuesta.
muchas gracias.
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Hola, Flavio. Le agradezco sus elogios. El usuario que firma como Spania utiliza el mismo correo electrónico y equipo informático. No sé si son dos personas que emplean el mismo ordenador, o más bien la misma. De ser esto último, le ruego que no emplee más un apodo o nick, porque va contra las normas. Gracias
En cuanto a la pregunta que hace, desconozco los datos que cita. Sí es cierto que de la familia de Rodrigo no sabemos nada por las fuentes contemporáneas, sino por fuentes posteriores a los hechos, por lo que el nombre de la esposa y el sobrino del rey podrían ser interpolaciones. Si no fuera así, entonces resultaría un interesante misterio histórico, sin duda.
Un saludo.
Perdon, si que soy yo las dos. Es que había realizado muchos comentarios ya con temática diferente y no se para que resaltara más y hubiera más probabilidades de respuesta.
Lo de que el tal Sancio/Eneko que menciona en su texto:
Es verdad que he supuesto que sería algun tipo de noble godo de la zona de Pamplona, pero lo he supuesto por el hecho de que Rodrigo está en Pamplona y allí está con el ejercito real, no con ningun ejercito privado ducal, por lo que he supuesto que Sancio/Eneko es algun noble godo de Pamplona. Además es que esos dos nombres son muy habituales en el ambito navarro durante los primeros siglos de la reconquista. Y durante el s.VIII las dos dinastías que mandan en la Pamplona sometida a los arabes y durante breves periodos a los Carolingios son la Iñiga y la Velasco. Si ese posible Conde de Pamplona se llamara Iñigo (Enneco es como se escribia antiguamente Iñigo) es bastante probable que la dinastia Iñiga descienda de él. Puede que de la familia de Rodrigo nada se diga en epoca goda, pero en las cronicas arabes no figura que Egilona (o Eylo) se casa con el primer emir de Al andalus? es algo demostrado, y también está demostrado que Egilona es un nombre vascón.
No puedo darle fuentes exactas ahora mismo. Pero si busca historia del Reino de Pamplona
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