Visión budista del matrimonio
Digamos dos palabras sobre el matrimonio en el Budismo[1].
Para empezar, hay que decir que el Budismo no parece prohíbir el matrimonio infantil, como se desprendería del hecho de que el “santísimo” gurú Milarepa fue casado desde su infancia sin que nos conste la mínima queja por esto[2].
Para el Código hindú de Manu, lo ideal es que, llegado un punto, todo hombre abandone a su familia[3]. Tengamos presente que el budismo viene del hinduismo.
La poligamia y la poliandria (llamada por la feminista David-Neel, práctica de la “esposa colectiva”) son permitidas por el Budismo Tibetano, habiendo casos en los que un hombre se casa simultáneamente con una mujer y con la hija de la mujer[4].
El Buda abandonó a su familia inmediatamente después del nacimiento de su hijo. El Segundo Buda (o Gurú Rinpoche) se manifestó directamente en contra del matrimonio diciendo que las mujeres son como los animales salvajes sin mente y rechazó la familia con estas palabras: «cuando se practica el Dharma de la liberación [= el Budismo], estar casado y llevar una vida familiar es como ser detenido por tirantes cadenas sin libertad (…) Si tú tienes niños, podrán ser amorosos pero ellos son el peso que te ata al samsara»776.