Crónicas indianas (2): De bengalíes y relojes suizos al Himalaya. Por Cristián Rodrigo Iturralde
De bengalíes y relojes suizos al Himalaya
Por Cristián Rodrigo Iturralde
(Fast Forward o versión abreviada del vuelo de Delhi al estado de Bengala Occidental[1] desde que salí del hotel) Valija hecha, café, esperar, café, esperar, esperar, taxi, “hola” al taxista (sin respuesta), tráfico, “Autopista al infierno” por AC DC suena en la radio, aeropuerto, “gracias’ al taxista (sin respuesta), más aeropuerto, esperar, esperar, abordando avión, comiendo, picante en la comida, picante en el agua, picante en la ventilación, denme un #$%!!# respiro. Me desmayo, PAZ. Me reaniman, #$@ (sigo en la India #!%$#%).
(Play, en tiempo real) Uff…. “¡Llegué! Deo gratias. Falta menos”, respiré aliviado, mientras el comisario de abordo despedía con un “enjoy your stay”, un guiño de ojo y una mueca (que en ese momento no pude descifrar) a los pasajeros occidentales. No sé si lo soñé o qué, pero recuerdo que seguidamente a sus palabras la tripulación y medio aeropuerto explotaron en carcajadas… Pero como haya sido, en ese momento estaba casi exultante de alegría. Delhi ya había quedado atrás (aunque marcado en mi memoria para siempre) y solo me restaban ocho horas en 4X4 de zigzagueantes subidas y bajadas para llegar a Naga, esto es, a la misión: mi destino final (Pero todavía me quedaba besar algunos sapos).
Para entender lo que vendrá después, deben saber algo que yo no sabía en aquel entonces. Cuenta la leyenda local que mucho tiempo atrás llegaron a Bengala Occidental unos empresarios suizos (sí, los mismos de los chocolates, las navajas y las esculturales Martina Hingis) buscando colocar sus productos en el mercado local (nada menos que 1000 millones de potenciales clientes; nada mal). Al principio todo anduvo viento en popa; tanto indios como europeos vivitos, contentos y coleando: los chocolates se vendían como pan caliente y los suizos seguían ganando Grand Slams. Pero la historia toma un giro siniestro cuando, envalentonados y mega inversión mediante, intentaron introducir al mercado bengalí sus relojes. Fue el fin de la bonanza y la aventura suiza. El pueblo se levantó y comenzó a linchar a todo lo que se parecía a un suizo (por si las dudas también la ligaron los suecos). ¿Qué sucedió que enardeció de ese modo a las masas? Al parecer (según revelaron estudios posteriores realizados por las más prestigiosas universidades y consultoras del planeta), los malditos relojes adolecían de tres fallas imperdonables: no solo daban la hora, sino que eran demasiado precisos y no permitían al usuario volver el tiempo atrás cuando se atrasaban las agujas manualmente (es decir, los despistados técnicos alpinos se habían olvidado de incorporar la maquina del tiempo –parecida a la de Volver al Futuro-).
Los europeos cometieron la imperdonable felonía de desafiar la ley fundacional de la cultura local (al menos así lo entendieron los nativos): el horario no lo dictan caprichosas y saltarinas agujas sino la voluntad del individuo (o lo que en la jerga científica y erudita se denomina “el cuandotengoganismo”). Si algo se toma en serio aquí es la libertad. Sí, señor. Para más señas, vea Ud. que existen aquí dos fastuosos monumentos dedicados a ella. Uno se entrona en honor a Gandhi, simbolizando su resistencia a la ocupación británica (como están las cosas, el pobre de Gandhi deberá purgar tal terrible imprudencia reencarnando en avestruces por al menos un par de siglos). El otro monumento se erige en honor a un sujeto de nombre “Mr. No problem” (al parecer fue un destacado héroe nacional de la llamada “revolución contra los relojes” de 1958), que vendría a simbolizar la liberación del ser humano contra el totalitarismo del tiempo.
Fue entonces cuando comprendí todo. Ahora las cosas me cerraban y veía que el equivocado en realidad era yo. Debía una disculpa a la India.
Era comprensible entonces que mi vuelo llegara dos horas más tarde de lo previsto (cortesía de Air India) y que mi paciente existencia tuviera que esperar otras dos horas al chofer que habíamos contratado para la ocasión. Pero como en aquel entonces no conocía toda esa historieta de suizos, bengalíes y relojes, apenas se apersonó el susodicho chofer le clavé una de esas miradas de fuego que rompen ventanales, esperando alguna disculpa inmediata, una explicación lógica, atendible o al menos alguna mentira más o menos ingeniosa (Ej. “una tortuga gigante color fucsia casi nos come a mi y a la camioneta”). Pero no… (Ya lo he dicho: aquí la disculpa “sea anatema”). Con una sonrisa en que cabían dos casas, se limitó a decir con total naturalidad: “no problem, I am here”. “¿Qué no problem?!!#$%”, saltó un argento de dentro mío al que no pude contener. Pero el muchacho, a quien no le había caído en gracia mi reacción, se había guardado un as en la manga para contraatacar; una explicación infalible e inapelable que me dejaría knock out y que demostraría de una buena vez la irracionalidad e ingratitud de los extranjeros. Ensayando su mejor cara de póker, me dijo… chan chan… “Estaba lavando el auto” (léase: “era obvio que iba a atrasarme cuatro horas. Tenía que lavar el auto”. Lavarlo antes y llegar a tiempo no se le ocurrió).
Me rindo[2]. Cortá. Poné propaganda.
(INTERREGNO LITERARIO. Me han llovido críticas como pepinos en punta por la “negatividad” (léase: realidad) y alguna presunta irrespetuosidad (léase: realidad) de mis crónicas. De esto me entero ahora, con este artículo a medio hacer. Se me informa desde la Secretaría de Redacción (perteneciente al Departamento de Diversidad y DDHH de Lesbo-Langostas Antropófagas y Poblaciones) lo siguiente: “(…) Debe Ud. cortar con la mala onda y los comentarios estigmatizadores. Le instamos fraternalmente a que anule sus sentidos y elimine su capacidad de sorpresa. Las partes negativas de su relato las pasaremos en modo “fast forward” (“adelantar”) hasta que llegue la parte linda en que todos somos iguales y respetables: sapos, alverjas, cristianos, occidentales, milenarias culturas caníbales que en milenos no han descubierto la rueda, entraña, berenjena y pata-muslo. Ejecútese. Archívese”).
Roma locuta causa finita, amigos…No me queda más remedio que ceder y ofrecerles la versión censurada de lo que siguió. Ahí va.
(Fast Forward o versión abreviada/censurada “anti mala onda”) Subo a la camioneta, hay tres chinos adentro, no entiendo nada, ya está, me pusieron, estos me esquilman. Ah, no, son amigos del chofer. Signos de pregunta… ahora entiendo menos. Arranca vehículo, leve sensación de alivio, pasan diez minutos, chofer para. “Ahora vengo”, dice. Auto mal estacionado, viene policía, quiere llevarse auto, les pago unos pesos, se van. Chofer aparece una hora y quince minutos más tarde; “no problem”, me dice (furia me invade). Le voy a aplicar un correctivo en la cabeza. “Mejor no”, digo. Recapacito. “Capaz se enoja con los tres chinos de atrás y termino como los suizos”. Auto en marcha nuevamente, noche, frío, tráfico insufrible, mal humor extremo. La tensión del ambiente hace tambalear al auto. Pasan 10 minutos, parada para comer. (Nuevamente) me viene la idea de matar al chofer. Pero (nuevamente) me doy vuelta, miró a los chinos y reculo (tres horas habían pasado desde que aterricé y solo habíamos hecho dos kilómetros y medio). Chofer me invita a comer, propone tregua. La acepto. Comemos arroz con… algo, y más arroz. Chofer me compra vaso de vino (en realidad era whisky). Acepto esta nueva ofrenda (aunque no tenía ganas de tomar alcohol). Al auto todos contentos. Me duermo, tres horas más tarde me despierto en la frontera con el hermoso Estado de Sikkim.
Lo que sigue es la parte linda, pero quedará para la próxima crónica.
Abrazo a todos
“No problem ” ($%!@)
Cristián
[1] Bengala Occidental. Yo llegaba al aeropuerto de Bagdogra, en la ciudad de Siliguri, ubicada bien al norte de ese estado y a sólo 50km de Nepal.
[2] Amigos, puedo asegurarles que no exagero una coma ni estoy tomándome licencias literarias a fin de hacer más ágil y simpática la historia. Uno aprende a cada paso en ese país, eso es seguro…
9 comentarios
Confíe en el Maestro y buen camino.
Sus palabras me dejan más tranquilo. Agradezco su aliento. Si le pareció que “el relato es un delirio”, quiere decir entonces que logré comunicar con suiza precisión la realidad de este lugar.
Por otro lado, lamento haber herido su susceptibilidad con ciertos acrónimos y alguna que otra mala palabrilla. Póngale humor, hombre. Se va a morir joven si sigue tan amargado, y buscándole el pelo al huevo se le va a ir la vida.
Para su información, tal vez le convenga saber que la misión A.G. (máxime en este tipo de lugares) requiere de grandes dosis de humor. Uno no puede ayudar desde la amargura. Cada misionero voluntario tiene su personalidad y forma de ayudar.
Si lo que le inquieta a Ud. en realidad es saber que puede haber hecho alguien como yo, tan irrespetuoso con estas “bellas y milenarias culturas” (que por ser milenarias no tienen porque ser bellas… Pregúntele sino a los pobres desgraciados almorzados por aztecas y mayas), tiene tres caminos: 1) le pregunta al Padre Federico. 2) Pregunte a la gente de Naga. 3) Se hace de paciencia y espera la crónica correspondiente.
Abrazo bengalí
Cristián
(No problem #$%@)
Abrazo grande
!ARRIBA ESPAñA!
Cristián
Adelante como San Francisco Javier!
Has hecho el relato más autentico, sincero y realista que haya podido leer sobre la India... encima escrito por un discípulo de San Francisco Javier que va a evangelizar paganos!!!
Me he reído y aterrado a la vez con la exposición de tus vivencias... rezo por ti,
Un fuerte abrazo
Espero que nos tengas al tanto y que el Señor, rey del universo y soberano de todas las naciones, te auxilie en todo momento para que Su Palabra corra veloz.
***
¡Te mantendremos al tanto Daniel!
¡Viva Cristo Rey!
PF
En lugares como la India no queda otro remedio que intentar ponerle algo de humor a la cosa.... Soy consciente que la realidad que describo es muy cruda y que puede chocarle a alguno que otro a primera vista, pero no es otra cosa que la verdad objetiva de los hechos.
Reafirmo lo que dije sobre la India y los indios... Es más, ahora que lo pienso creo que me quedé corto. Ya habrá tiempo para más crónicas sobre esta particular región del mundo y sus singularísimos habitantes.
Ahora estoy en África, y esto es otra cosa: la gente aquí, en general, realmente es honesta, pura, respetuosa . Buena. Muy espiritual. Ya les contaré más detalles en próximas crónicas africanas.
Un abrazo grande a todos
Dios, Patria y Hogar
Cristián
Dejar un comentario