De médiums y niños desamparados
Publico una croniquita hecha cuando vivía en Taiwán…
No es inusual que en Argentina, el Misionero que visita casas sea recibido en hogares ornados con varias imágenes sacras de Nuestro Señor, de la Virgen y de los Santos, hogares cuyos muros exhiben las fotos de los Sacramentos de la familia (fotos de la primera comunión de los niños, del casamiento de los padres, …), hogares en los que casi siempre los dueños de casa agradecerán contentos que el Misionero les bendiga la casa y rece con ellos.
Ayer me paso algo muy distinto, visitando casas en Taiwán. Terminada la charla de la Legión de Maria, con mi sotana y mi rosario, salí a la calle y vi gente afuera de una casa vecina. Estaban comiendo algo y tomando té. Habían adultos y varios niños. Me acerqué saludando, como si fuera amigo de ellos. Ni los conocía. Solo suponía que eran tailandeses (de hecho, lo eran) y que aún ignoran a Nuestro Señor.
Uno de los presentes muy afablemente me invito a sentarme y me sirvió té. Era la enésima taza de té que tomaba en el día, pero esta era por Apostolado. Una señora extrañamente vestida de amarillo me saluda contenta, los niños sonríen todos, y empezamos a charlar. De pronto, el dueño de casa, quien no me daba corte, convoca a todos a hacer un rito pagano, incluso a los niños. No pude ver nada pues yo permanecía afuera tomando té, pero a los pocos minutos empecé a escuchar unos gritos horrendos. Era el “médium”, como lo llaman. Recé unas Avemarías y a San Miguel Arcángel. Me dio mucha pena, especialmente por esos pobres niños, que en su más tierna edad son expuestos tan abiertamente a ritos ocultistas. Al rato volví a pasar, mientras hablaba con otros vecinos, y los niñitos tailandeses, a lo lejos, me saludaron muy felices. No me conocían, pero pienso que Jesucristo ya me está usando de instrumento para atraer a esos niños a las aguas bautismales.
Encomiendo a esos pobres niños tailandeses a vuestras oraciones para que un día lleguen a bautizarse y así lleguen a ser hijos de Dios.
P. Federico
Misionero en Extremo Oriente
3 comentarios
Exponer a niños al pecado tan grave de ritos ocultistas me parece que es por lo menos tan grave como exponerlo a una bestial orgía humana. Sin embargo, mientras muchos condenarían lo segundo (hay quienes, alejados de Dios, no ven nada de malo en ello), respetan lo primero, y se sienten virtuosos y maduros por respetarlo.
Cuando el hombre rechaza el mandamiento, grabado en la conciencia, de reconocer al Dios verdadero, y rendirle el debido culto, se vuelve más estúpido que las bestias.
Y ese mismo pecado descatalogado es el que se comete en la Iglesia cuando se frena la misión, cuando se promueve la aconfesionalidad de países supuestamente cristianos. Pero las consecuencias ya se ven, por ejemplo con el terror al que estos países están siendo sometidos por el Islam, por el creciente índice de suicidios, familias disfuncionales, etc.
Le agradezco mucho a Dios por la labor que usted ha hecho y sigue haciendo. Yo pertenezco al camino neocatecumenal. Allí tenemos unos carismas misioneros un tanto diferentes a los tradicionales (las familias en misión, por ejemplo, en las que van los padres junto con todos sus hijos a tierras lejanas y todavía despiertan críticas de distintos sectores incluso dentro de la misma Iglesia), y durante mucho tiempo he deseado poder colaborar con esta maravillosa y santa labor, aunque no me ha llegado la hora. Sin embargo, aunque no llegase nunca a embarcarme en la misión de evangelizar a los gentiles, siempre seguiré pidiendo por las personas como usted que están en el frente de batalla.
Ánimo padre!
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