El Patriarca de Birmania: Beato Clemente Vismara
El Patriarca de Birmania: Beato Clemente Vismara[1]
Hace poco S.S. Benedicto XVI beatificó al heroico misionero Clemente Vismara (nacido en 1897 en Agrate Brianza[2]), quien, luego de haber sido triplemente condecorado por su valentía en combate en la Primera Guerra Mundial[3], dejó todo para ir a evangelizar los pueblos birmanos cercanos a la frontera con China, llevado por su gran ideal: “hacer felices a los demás”[4]. Luego de su Ordenación Sacerdotal, fue a misionar a Kengtung, territorio selvático y montañoso habitado por tribus y casi inexplorado[5]. Tres meses después, luego que había aprendido algo de las lenguas locales, lo mandan a Monglin, un enclave birmano entre China, Laos y Thailandia.
El suyo, como tantos otros, es un testimonio insigne de lo que es misionar en un lugar donde la Iglesia no existe.
De hecho, cuando el llegó a Monglin, no había ningún católico. Para encontrar a otro cristiano, el Beato debía mirarse al espejo, como él decía[6]. Monglin era un paraje donde no había turistas, sino solo contrabandistas de opio, brujos y guerrilleros, como escribe el Padre Gheddo[7]. Estaba, por tanto, todo por hacerse. Había que comenzar de cero y así lo hizo. Evangelizó tres pueblos –en los cuales no había ningún bautizado. Poco a poco fue naciendo la Cristiandad y hoy en día, esos tres pueblos son Parroquias[8]. Hoy en día de esos remotos confines, surgieron vocaciones sacerdotales e, incluso, Obispos[9].Nuestro héroe no tenía miedo a la aventura. Comía topos y monos, vivió buena parte de su vida en una carpa y carecía de todo por amor a las almas, por quienes se exponía al peligro, hallando gozo en privarse de lo necesario para el bien ajeno. Pero ¿cómo comenzó su Misión si no había nada de catolicismo, ni siquiera un feligrés a quien atender espiritualmente? Comenzó así: predicando a Jesucristo y ejerciendo obras de misericordia para con los más pobres. Así, en los primeros inicios, su jornada típica era, su “cotidianeidad”, consistía en subirse a su caballo y recorrer las aldeas –plantando su carpa donde podía- hablando de Jesucristo, dando medicinas a los enfermos y haciendo extracciones dentales a quienes lo necesitaban[10]. Así, la gente lo fue conociendo al Misionero… y, sobre todo, al Gran Misionero: Jesucristo. Pero, al principio todo fue muy dificil ya que cuando la gente lo conocía, huía porque jamás habían visto a un hombre blanco, con semejante barba… pero él seguía con su labor: donar lo que tenía… y así ganó muchas almas para Jesucristo[11].
Su obra fue ciclópea. Fundó un Orfanato donde atendía paternalmente a muchísimos niños que vivían en necesidades extremas[12] (sus preferidos, de hecho, eran los huérfanos[13]), fundó un Hospital, educaba a los aldeanos, enseñandoles a leer y escribir, lo cual le valió persecución de parte de la gente culta[14]… pero sobre todo, cristianizó aldeas que –antes de su llegada- vivían en la más profunda ignorancia del único Salvador, nuestro Señor Jesucristo.
No terminó sus últimos años en ninguna residencia europea… Vivió y murió misionando. Jamás dejó su Tierra de Misión. Después de 65 años de vida misional[15], murió a los 91 años, velando por la salvación de las almas que Dios había encomendado a su ministerio sacerdotal. Hace poco la Conferencia Episcopal del país nombró al Beato Vismara “Patriarca de Birmania”, título merecidísimo para alguien que vivió la caridad hasta el final, seguro de que “la vida no tiene valor si no se la dona a los demás”[16].
P. Federico, misionero en la meseta tibetana
[1] Noviembre 2013.
[2] Cf. P. Gheddo, «Beato Clemente Vismara Sacerdote missionario», Fonte: Zenit, Santi e beati, in http://www.santiebeati.it/dettaglio/94018.
[3] Cf. Ibid.
[4] Cf. Beato Clemente Vismara, «Tiriamo le somme», in Il bosco delle perle, Extracto publicado en http://www.chiesadimilano.it/cms/speciali-archivio/santi-per-vocazione-tre-beati/privarmi-del-necessario-mi-era-di-soddisfazione-1.43387 1970.
[5] Cf. P. Gheddo, «Beato Clemente Vismara Sacerdote missionario».
[6] Cf. Ibid.
[7] Cf. Ibid.
[8] Cf. Ibid.
[9] Cf. Ibid.
[10] Cf. Ibid.
[11] Cf. Beato Clemente Vismara, «Tiriamo le somme».
[12] Cf. P. Gheddo, «Beato Clemente Vismara Sacerdote missionario».
[13] Cf. Beato Clemente Vismara, «Tiriamo le somme».
[14] Cf. Beato Clemente Vismara, «Alcuni brevi testi del Padre Vismara», Extracto publicado en http://www.chiesadimilano.it/polopoly_fs/1.43389.1310130618!/menu/standard/file/Le_sue_parole_vismara.pdf.
[15] Cf. P. Gheddo, «Beato Clemente Vismara Sacerdote missionario».
[16] Cf. Ibid.
8 comentarios
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¿Estás seguro?
¿Por qué tan agresiva, gratuita e infundada ironía?
PF
A mi me resulta curioso no encontrar santos devotiomodernistas e incluso muchos de los que tenían algún rasgo, como van apartándose de él (por ejemplo, como santa Teresita, de forma natural, pierde el interés por la lectura del Kempis apareciendo por la Sagrada Escritura).
Entre un lugar en la oscuridad, en donde -con prácticamente total seguridad- no han oído hablar de Jesucristo más que en alguna vaga mención, si acaso -aunque sean brujos y contrabandistas-; y otro en cualquier ciudad occidental, en donde la gente conoce a Jesucristo, pero lo rechaza; viven en la oscuridad, ven la luz a lo lejos y no quieren ir a mirar de qué se trata, ¿cuál puede ser más difícil y complicado? Al que hay que evangelizar... ¿O al que hay que 're-evangelizar'?
Es evidente que no hablo de 'jugarse el tipo' o de 'arriesgar la vida'; eso es otro tema; hablo de la complejidad de hacerles entender el Evangelio, o al menos, que te presten atención dos minutos y escuchen. Creo que es más sencillo llenar una cabeza vacía que vaciarla primero y luego llenarla.
Un abrazo y bendiciones.
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Estimado amigo
Nada más difícil que la reconversión de los apóstatas.
Pero, Dios no nos pide insistirles a las almas obstinadas que odian la sola idea de convertirse. Donde nos abren las puertas, entramos. Donde nos cierran las puertas, no nos quedamos pateando las puertas. Nos sacudimos el polvo de las sandalias y vamos a tocar otras puertas.
En Dios
Padre Federico
Yo soy de la misma opinión; tanto de que es más complicado dirigirse a los que son apóstatas -de alguna manera; directa, indirecta, consciente o inconsciente...-, como de que "Dios no nos pide insistirles a las almas obstinadas que odian la sola idea de convertirse. Donde nos abren las puertas, entramos. Donde nos cierran las puertas, no nos quedamos pateando las puertas. Nos sacudimos el polvo de las sandalias y vamos a tocar otras puertas".
De hecho, el que no 'odia la idea de convertirse', aunque no se le pase por la cabeza esa idea, suele prestar cierta atención al hablarle de Dios y de nuestra Fe, aunque sólo sea por curiosidad; y llama la atención, la facilidad que tienen para entender ideas presentadas razonadamente que el apóstata es incapaz -como que el aborto es un crimen, por ejemplo-; de manera que poco a poco, les vas sacudiendo el miedo y la ignorancia sobre el Evangelio; se nota porque de repente te hacen preguntas clásicas, pero sin ánimo de ofender o de agarrarte en un renuncio; sino de entender -por ejemplo la Trinidad, o la diferencia entre Nuevo y Antiguo Testamento (eso que les meten del 'antiguo dios malvado y vengativo' diferente del 'nuevo amable y amoroso'), preguntas muy básicas pero que ayudan a acercarse a Dios, o al menos a perderle el 'miedo' a pensar que quizá tengamos razón y que Dios se comunica con el hombre y que 'es como es, y es el que es', no como pensamos o nos gustaría que fuera.
Un abrazo enorme y si algún día necesitara cualquier cosita... No lo dude, ¡qué aquí estamos!
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¡Absolutamente de acuerdo!
¡Muchísimas gracias por el ofrecimiento de cooperación misional!
Padre Federico
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Estimada Anastasia
Sospecho que algo no le gustó. ¿Qué no le gustó?
En Dios
PF
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Muy estimado Juan Pablo
Gracias por tu comentario.
Todos deben cumplir con su deber de estado.
¿Por qué haces esa pregunta?
Padre Federico
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