9.01.17

Católicos todoterreno

todoterrenoAl leer esta mañana la semblanza que tan acertadamente hacía el padre Jorge sobre los buenos colaboradores parroquialesse me vino a la mente una expresión que me es muy querida, con la cual me gusta describir a tantos buenos colaboradores de todas las latitudes que, por gracia de Dios, me han acompañado en todos mis años de sacerdocio.

Yo los llamo CATÓLICOS TODOTERRENOY para que se comprenda bien lo que quiero decir, no encuentro mejor fórmula que contarles cuándo se me ocurrió por primera vez la expresión.

Fue en una capilla que estaba surgiendo en Paraná, puesta bajo la protección de Madre Teresa de Calcuta, el día en que celebrábamos la fiesta patronal.

Habíamos estado desde muy temprano y durante toda la mañana haciendo y vendiendo empanadas (para los que no son argentínos, es una de nuestras típicas comidas) para pagar las deudas contraídas en la construcción del salón.

Por la tarde era necesario limpiarlo a fondo, ya que presidiría la Misa el obispo auxiliar… y porque era nuestra fiesta, claro.

La “católica todoterreno” que inspiró este título estuvo trabajando toda la mañana, como cada sábado desde que arrancamos las tareas pastorales en ese barrio, dando catequesis al principio sin techo y sin piso…

Y luego de almorzar algo rapidito en su casa, la señora volvió al salón para dejar todo impecable: barrer, echar agua, poner sillas, ornamentar, preparar el altar, echar a los inoportunos perros que querían ingresar, etc.

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8.01.17

¿Qué pecados puedo tener yo a mi edad?

ConfesiónCuando fui ordenado sacerdote, solía pensar que estaba bastante preparado para afrontar la vida pastoral con relativa solvencia. Poco a poco, y de las maneras más diversas, el Padre Providente me fue haciendo ver que mi formación sólo se había iniciado. Y que había varios aspectos para los cuales no estaba suficientemente listo.

 

Uno de ellos  fue encontrarme con personas ancianas que al llegar a la Confesión, o al ofrecérseles el Sacramento de la Unción (para el cual es preciso confesarse previamente), manifestaban, sin siquiera ruborizarse: “Pero padre, ¿qué pecados puedo tener yo a mi edad?” Reconozco que esta situación –repetida una y otra vez en mis once años de sacerdote- es una de las que logra impacientarme con rapidez. Más aún cuando algunas veces se le añade la siguiente fundamentación, oída en diversas regiones por igual: “cuando cumplí los 75/80 años el padre x me dijo que yo no necesitaba confesarme más”. ¡Cómo si nos pudiéramos jubilar como pecadores!

He ido elaborando, entonces, una especie de “estrategia” para ayudar a estas personas, y porque tengo la intuición de que situaciones parecidas se deben repetir en toda la Iglesia, me complace compartirla por aquí.

 

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7.01.17

Dos aportes a la evangelización

Con autorización expresa de nuestro amable director, quiero ofrecerles desde este espacio que me brinda Infocatolica dos pequeños aportes para la evangelización.

Audios por whatsapp

En primer lugar, la posibilidad de recibir cada día un audio con el Evangelio y una breve reflexión. El audio lo suelo grabar el día anterior (en torno a la medianoche) y la reflexión trata de ser una ayuda para llevar la palabra cotidiana a la vida. Por tal motivo, no me detengo tanto en el análisis del sentido literal sino que -sin contradecir el anterior- me enfoco en el sentido espiritual. Los audios suelen durar entre 4 y 6 minutos incluyendo el Evangelio. La calidad de los audios es variada, ya que depende mucho de cómo ha sido mi día pastoral y la posibilidad real de preparar una reflexión más profunda. No obstante, me comprometo a que ninguna de las reflexiones pondrá en riesgo su fe católica… Los domingos, viene con una “yapa” de una calidad superior: los audios del padre Diego de Jesús, monje en el monasterio del Cristo Orante, en Mendoza, Argentina. Bastará que lo escuchen una sola vez para que se despierte en ustedes una especie de adicción.

Para recibir los audios, envíen un whatsapp al +54 9 343 4721344. El único costo que tiene el envío de los audios es el de rezar 1 avemaría por este cura (al menos una vez por semana, je)

7 canastasEl segundo aporte que quiero hacer es compartir con ustedes los audios de mi libro “7 Canastas. Catequesis sobre la Santa Misa". El libro es un conjunto de breves catequesis sobre la Eucaristía, donde trato de ayudar al lector -y en el caso de los audios, al oyente- a comprender mejor el significado de cada parte de la Misa y a vivirlo con mayor identidad.

Los textos de 7 Canastas fueron publicados casi en su totalidad en Infocatólica, en la sección opinión, durante el año 2016 (este es el enlace al primero)

Ambos recursos pueden difundirse con total libertad, para la Gloria de Jesús y María y la extensión de la verdad católica.

5.01.17

Yo tampoco celebraré a Lutero

Leandro Bonnin

El miércoles 4 de enero, mientras descanso en casa de mis padres, comenzó con un momento de Adoración al Santísimo, expuesto como cada semana durante todo el día en mi parroquia natal. Allí, un poco de rodillas y otro poco sentado, hice un momento de meditación y recé mi breviario lo mejor que pude. Y alabé a Dios por la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía, por quedarse con nosotros de un modo tan pero tan impresionantemente real.

Poco más tarde, salí con unos jóvenes a hacer unas tareas que me encomendaron mis padres. Pero antes de completarlas, visité la parroquia vecina, y encontré al cura párroco dispuesto a administrarme el Sacramento del Perdon, la Reconciliación, que recibí con corazón agradecido y luego pacificado. Y alabé a Dios por el regalo de su Misericordia, y por este sacramento de la Alegría, y por el ministerio del sacerdote, ungido por un sucesor de los Apóstoles, capacitado para hacer que la Sangre de Cristo se derramara sobre mi alma.

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3.01.17

"Leed el Catecismo, que no muerde"

Nuestro anciano profesor de filosofía en el Seminario de Paraná solía alentarnos a estudiar el pensamiento de Santo Tomás. Gustaba de hacerlo con una frase que aunaba la pureza del castellano con un poco de picardía criolla:

-          Leed la Summa, leed la Summa, que no muerde.

Y en ocasiones reforzaba la pintoresca frase con variados argumentos, pero insistía especialmente en dos: la Suma te “ordena las ideas” y te “enseña a pensar”.

Parafraseando al padre Lucho, me surgía con fuerza en estos tiempos aplicar esta frase al Catecismo de la Iglesia Católica:

-          Leed el Catecismo, leed el Catecismo, que no muerde.

 

Un tesoro inexplotado

En medio de las idas y venidas actuales, de las discusiones y las aclaraciones, de las acusaciones maliciosas y las defensas acerbas de innovaciones de dudosa ortodoxia, no he encontrado mejor antídoto para mí y para los demás que el Catecismo.

Y me sorprende bastante que en ambientes católicos de buena doctrina, e incluso entre quienes se hallan preocupados por la confusión de hoy, se lo use y se lo cite tan poco.

Tal vez para mí el recurso al Catecismo sea algo natural porque en mi Seminario –a diferencia de otros- era de utilización obligatoria en la enseñanza de todas las disciplinas teológicas, lo que nos impulsó a hacer de él una referencia completamente irreemplazable.

Y supimos ya entonces que el Catecismo, por aquellas mismas características que ante nosotros lo hacían insustituible, a otros les provocaba un rechazo virulento, cercano a la fobia. Ya desde su misma publicación recibió críticas de parte de quienes prefieren el claroscuro y la ambigüedad al esplendor de la verdad católica. Huían y huyen de él… como si en efecto mordiera. No les gusta que en muchos de sus puntos la cosa sea “blanco o negro".

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