¿Todavía no te confesaste para recibir la Navidad?
Te dejo 5 consejos sencillos para hacerlo bien.
1. Haz tu examen de conciencia en un clima de oración y apertura al Espíritu Santo: sólo Él puede revelarte lo amado que sos y tus faltas al amor, de acuerdo al Evangelio. Toma al menos 10 minutos para revisar tu vida desde la última confesión, y en lo posible, hacelo con una guía de preguntas que te oriente y clarifique.
2. Pide como gracia -tal vez ante un Crucifijo- experimentar dolor por los pecados. La contrición y el arrepentimiento son el alma de la confesión. No te contentes solo con “enumerar transgresiones a las normas": ábrete a la gracia de la compunción, de “sentir” que cada pecado hizo llorar al Padre, lastimó el Cuerpo de Jesús, entristeció al Espíritu.
3. Recuerda que el sacerdote actúa -en la Confesión- “in persona Christi". Puede ser alto, bajo, flaco, gordito, joven, anciano, letrado, sencillo… siempre es Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, a quien te acercarás en la Reconciliación. Si te ayuda, al confesar, cierra tus ojos e imagina que estás -como la mujer adúltera- a los pies de la Misericordia hecha carne, o en la cumbre del Calvario, con María y la Magdalena.
4. Confiésate con sencillez: no es necesario que describas con detalle cada pecado, basta que lo enuncies con claridad. Nunca te justifiques, ni añadas circunstancias que parezcan “atenuar” el sentido mismo de la falta. ¡Nunca confieses pecados de otros! Con humildad, con claridad, con la extensión adecuada, desnuda tu alma y sus heridas así como están, para que el bálsamo del perdón lo renueve todo.
5. Cuando el sacerdote pronuncie las palabras de la absolución, presta atención: en ese instante el Costado de Cristo se abre y de ese manantial emana para ti el Espíritu que te devuelve la inocencia bautismal. Permanece con el corazón abierto, como “tierra reseca, agostada y sin agua", para que ese agua purificadora y vivificadora lo penetre e impregne todo. Y luego da gracias, y eleva en tu corazón un Magnificat sincero, con María y como María.
¡Gracias, Jesús, por haber “inventado” esta gran sacramento!
¡Que nunca me acostumbre a tu Misericordia!
9 comentarios
Ahora falta encontrar un lugar donde un sacerdote se ponga a confesar, en algunos lugares no es fácil.
Feliz Navidad
La proxima vez que me confiese, pensaré en esto, es el motivo más importante por el que debemos confesarnos...
¡ Feliz Navidad !
---
Depende
Una vez al año, en Ejercicios espirituales, se puede hacer examen general para la confesión general. Ese podría extenderse una hora o una hora y media.
Habitualmente y para la confesión mensual, si uno hace examen diario, con un examen de 10 minutos bastaría.
Dejar un comentario