Ayer iba a ser el fin del mundo…
Pero no pudo ser. Al menos, si he podido escribir estas líneas y usted puede leerlas, significa que ha pasado el sábado 21 de mayo de 2011 y no ha venido nadie ni nada especial. Ciertamente no ha sido la Parusía del Señor Jesús ni los justos han sido arrebatados. Mirando fijamente a mi alrededor no parece que haya comenzado el reinado milenario de Cristo, y los signos apocalípticos del fin del mundo son los de todos los días (a los que, desgraciadamente, ya estamos acostumbrados). Aunque el tema es serio y no caben muchas bromas, podemos tomárnoslo con una cierta superficialidad, quitando hierro a un asunto que ha vuelto a estar, una vez más, en una posición de protagonismo en los medios de comunicación. Hace algo más de un mes, un multimillonario estadounidense fue noticia porque llenó medio mundo con grandes anuncios publicitarios alertando sobre la fecha del 21 de mayo. Harold Camping, que así se llama el señor, dirige un movimiento de inspiración cristiana evangélica –aunque no sabemos hasta dónde la “inspiración”– llamado Family Radio. Y escudriñando la Sagrada Escritura, y quizás con calculadora en mano, se ha dado cuenta de que el día de ayer coincidía con el 7.000 aniversario del diluvio universal. Qué cosas.
La versión española del cartel, también en gran formato de valla publicitaria, decía: “Día del Juicio, 21 de mayo, 2011. La Biblia lo garantiza. Clamen a Dios fuertemente”. Son más de 3.000 carteles por todo el mundo, lo que supone un despliegue –y un coste– nada reducido. ¿Y qué se preveía en concreto para ayer? Un terremoto y otras catástrofes varias, la transformación de los cuerpos de los justos y, finalmente, el 21 de octubre, la destrucción total de la tierra. De aquí a octubre no sabemos lo que pasará, pero lo cierto es que la fatídica fecha inicial ha pasado y, unas horas después, aquí seguimos. ¿Qué pasará ahora con Harold Camping? ¿Y qué pasará con otros grupos y personas que siguieron su misma predicción y la amplificaron por todo el mundo?