Emiten un documental sobre personas que lograron salir de sectas
Se estima que en Estados Unidos hay 20 millones de personas que pertenecen a cinco mil sectas activas. Con esas escalofriantes cifras el productor ejecutivo de “Yo escapé de una secta”, Alan Hall, comienza a hablar del documental que estrena estos días Nat Geo y se enfoca en la historia de dos personas que consiguieron salir de las sectas de las que formaban parte. Así lo cuenta La Tercera en un artículo de Carolina Cerda Maira.
“Lo que queríamos era gente que hubiese vivido totalmente privados de comunicación del mundo exterior, con un abuso patológico en que se lava al cerebro a sus miembros. Buscamos dos tipos de culto: uno en que la persona nace en él y otro en que se une por su propia decisión y luego quiere escapar”, explica el ejecutivo al teléfono desde Estados Unidos.
Si bien Hall asegura que fue “fascinante” trabajar con las víctimas, admite que el documental “fue difícil de hacer: muchos de quienes escapan viven escondidos porque temen represalias”. Y agrega sobre su contenido: “Nos impresionó la historia de por qué se unen a una secta, qué pasa en ella y lo felices que están al escapar. Hablamos de grupos que tienen un líder carismático que exige obediencia total de sus seguidores y muchos de ellos los manipula para mantener el control”.
Durante una hora, se cuentan dos historias. Primero está un joven que nació y se crió en la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, una secta de origen mormón de Salt Lake Valley donde su tío, Warren Jeffs, era el líder mesiánico. “Él era quien tenía control total sobre todo diciendo que arderían en el infierno si no hacían caso. El líder tenía 60 esposas pero tenía una doble vida: era pedófilo y violó sistemáticamente a su sobrino, quien estaba demasiado asustado y avergonzado para decir algo”. Esta vida incluso terminó con el suicidio de uno de los hermanos de la víctima. “Al final persiguió legalmente a Jeffs y Warren se dio a la fuga y fue encontrado por el FBI y fue encarcelado con una condena de cien años en prisión”.