Hablan los exadeptos del gurú detenido por la Policía: “los tenía bajo su control espiritual”
A Valmiki lo “echaron” hace 3 años de la casa cueva número 8 donde residía dentro del complejo de la Fundación Mahasandhi, pero, a pesar de ello, no puede evitar seguir llamando “maestro” a José Manuel Cánovas Rivera, el ‘lama de Murcia’ que ha ingresado en prisión tras ser detenido en una operación del Grupo de Sectas de la Comisaría General de Información.
“Éramos sus conejillos de indias: los probadores de sus elixires”, según denuncia Francisco Javier Nieves, de 71 años, cuyo nombre en sánscrito es Valmiki, y que ha sido uno de los confidentes con los que se han entrevistado los investigadores. “Lo único que he hecho es decir la verdad”. Ha recogido sus declaraciones Jorge García Badía en El Español.
Esa verdad junto a los testimonios de otros antiguos miembros de Mahasandhi han llevado al titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Cieza a ordenar el ingreso en prisión de este lama que se autodenomina “Trascendencia Total”: por un delito de tráfico de drogas; delito contra la salud pública en su modalidad de fabricación, suministro y comercialización de productos y medicamentos; delito de intrusismo profesional; delito contra los recursos naturales y el medioambiente y delito de asociación ilícita. “Allí no se hacía nada que no mandase el maestro”, zanja Javi Nieves.
Cómo llegó a ser adepto
Javi Nieves, bilbaíno, era terapeuta holístico y ponente en conferencias, hasta que en enero de 2010 decidió dejarlo todo para empezar a vivir en la Fundación Mahasandhi: un complejo de 100.000 metros cuadrados en un paraje semidesértico de El Tollé, con tres templos para rituales religiosos, un albergue, un iglú, un jardín y 14 casas cueva donde residían los seguidores del guía espiritual ‘Trascendencia Total’ –un quiromasajista que antaño se llamó José Manuel Cánovas Rivera (Murcia, 1973)–.
“Él me puso mi nombre en sánscrito: Valmiki”. Todos los que residían en las instalaciones eran rebautizados por el ‘lama’ con nombres de la lengua indoeuropea de los textos sagrados, pero sólo su círculo íntimo participaba en los rituales espirituales que supuestamente oficiaba Trascendencia Total en su Akanishta: la casa del maestro. “Esas ceremonias las hacía con su gente más allegada: sacaba las bolas de mercurio y nos las pasaba”, confiesa este bilbaíno. “Eran como pelotas de golf”.
El supuesto uso de este metal altamente tóxico ha sido uno de los motivos por los que el ‘lama de Murcia’ ha terminado en la diana del Grupo de Sectas de la Comisaría General de Información. De hecho, el pasado 17 de noviembre se movilizó una excavadora para el registro que se practicó en el complejo, con el objetivo de localizar un almacén de mercurio y una fosa séptica ilegal donde se realizaban supuestos vertidos tras hacer experimentos de alquimia.
- ¿Cómo eran los rituales que supuestamente oficiaba Trascendencia Total con las famosas bolas de mercurio que buscaba la Policía Nacional?
- Francisco Javier: Eran ceremonias íntimas. El maestro nos hablaba de las facultades de las bolas y cómo influían a nivel energético. Hacíamos un círculo, sacaba las bolas y nos las pasábamos de mano en mano, como si fuesen el Santo Grial, cuando se trata de un producto tóxico y que te afecta neurológicamente. Yo sentía como una energía, pero seguramente me estarían afectando las radiaciones al cerebro. Ninguno pensábamos que poníamos en peligro nuestra salud porque confiábamos en el lama, pero seguro que el maestro sí lo sabía.
Un gurú con su propio laboratorio
La gente confiaba a ciegas en José Manuel Cánovas Rivera: “No teníamos ni voz ni voto”. Este antiguo quiromasajista y profesor de ninjutsu del Gimnasio Yamato de Murcia se había forjado una leyenda, desde que en 1993 se marchó a Dharamsala para dar un giro espiritual a su vida, recibiendo las enseñanzas del Lama Wangdor Rinpoche.
Durante 12 años, José Manuel alternó temporadas en la India con estancias en la capital del Segura, donde volvía a trabajar para reunir fondos y regresar con su maestro budista. Entre viaje y viaje, conoció al alquimista francés Petri Murier: productor del Oro Potable que se comercializa en España como Elixir del Sol, afirmando que influye en el cerebro, la médula y el sistema nervioso.
- ¿El mercurio lo compraba en la internet oscura?
- Francisco Javier: No tengo ni idea de dónde sacaba el mercurio. El maestro lo sometía a un proceso para convertirlo en sólido. Él siempre ha tenido un laboratorio en su casa.
- ¿Qué hacía en el laboratorio?
- Mejoraba sus elixires con nuevas formulaciones.
La fundación está vinculada a Viajes Mahasandhi, al Instituto de las Ciencias Terapéuticas Devacharya y a los laboratorios Hiranyagarba: una empresa de medicina natural, hongos y cosmética ecológica. El origen de esta mercantil está en los conocimientos que el ‘lama’ José Manuel adquirió con el alquimista francés Petri Murier, y empezó a producir elixires.
Prueba de ello es que el propio Francisco Javier confesó a la Policía Nacional que Trascendencia Total se los ofrecía a los miembros de la comunidad Mahasandhi para hacer “probing” de sus productos con personas.
“Hicieron un laboratorio donde él siempre hacía pruebas de nuevas ‘yerbas’ y los elixires de Hiranyagarba los mejoraba: les añadía cosas, lo que sea…”, tal y como detalla este antiguo miembro de esa comunidad.
- ¿En qué consistía el testeo de los elixires que producía el ‘lama’?
- Francisco Javier: Lo único que hacíamos con los elixires que nos daba, era probarlos, para mejorar los medicamentos naturales que producía. Supongo que eso que hacíamos ahí no estaba legalizado porque era una cosa directa de él, pero se supone que una empresa tiene que sacar productos que tengan sus patentes y sus permisos. Éramos los probadores: estábamos de experimentación con un nuevo medicamento. Unas cuantas personas los probábamos y en un papel teníamos que escribirle lo que sentíamos a nivel emocional, espiritual, psicológico, energético, y físico.
- ¿Alguna vez le sentó mal probar alguno de esos nuevos elixires?
- Yo ando con claudicación intermitente por problemas arteriales y de circulación en las piernas que afectan a mi movilidad. Tengo que parar muy a menudo cuando camino. Una mañana, la mujer que lleva la casa del maestro me entregó un ‘botecito’ de un elixir, me puse una gota debajo de la lengua y estuve caminando tres horas sin parar. Nada más llegar a mi casa cueva, esta mujer me estaba esperando para quitarme el elixir. Esto fue lo que me dijo: ‘El maestro dice que no tienes que seguir probándolo porque es muy potente’.
- ¿Trascendencia Total trataba a personas enfermas?
- El lama seguro que ha pasado consulta. Le voy a contar un hecho y se lo voy a dejar a su criterio, pero no le voy a poner valoraciones. Una de mis compañeras y discípulas del maestro que se llamaba Magdalena, creo que cogió cáncer de intestino o colón: la trataba el maestro […]. De ese caso me acuerdo perfectamente porque ella me pidió ayuda a mí. Ella murió cuando yo estaba en la India y le eché una barca con velas al río Ganges. Esta mujer tendría cincuenta y pocos años […]. El maestro hizo un compromiso de ayudar a todos sus discípulos que estuvieran en trance de muerte.
El líder, por encima de todos los demás
Pero de lo que José Manuel no hizo ninguna promesa es acerca de vivir de una forma sencilla como suelen hacer los lamas. “No tenía voto de castidad ni de pobreza”, resume Francisco Javier Nieves. Otro antiguo miembro de la fundación detalla de manera anónima que Akanishta, como se conocía a la casa cueva del maestro, “contaba con jacuzzi, sauna, suelo radiante, gimnasio, caja fuerte, un laboratorio, equipo de música, televisión de 55 pulgadas…”.
Además, en el complejo ocupaba un lugar privilegiado porque estaba dentro de un jardín que no era de libre acceso al estar vallado, con un estanque con peces y dos estatuas de Nepal que “valían una fortuna”.
Valmiki corrobora que Trascendencia Total vivía de lujo: “Tenía una especie de criada, como los señores de dinero, y esa criada mandaba a otras de más bajo rango que tenían que limpiar, cocinar, hacer la compra…”. Otro antiguo miembro de la comunidad que también ha sido confidente de la Policía Nacional ejemplifica algunas de las supuestas comodidades que disfrutaba el ‘lama’: “Iban a comprarle la comida al gourmet de El Corte Inglés”.
Esas mujeres eran las Dakinis y a diario estaban en Akanishta: la casa del maestro. “Tenía a varias trabajando para él”, según resalta Javi, en base a la estrecha relación que mantuvo con José Manuel de 2010 a 2020, como responsable del mantenimiento de los coches del maestro y encargado del protocolo de las ceremonias que se desarrollaban en el complejo de la Fundación Mahasandhi. “Siempre estaban pidiendo dinero”.
- ¿Cobraban por asistir a las ceremonias religiosas o enseñanzas espirituales?
- Francisco Javier: Considero que aquello, al principio, era una secta buena, pero en el momento en el que al maestro se la ha ido la pinza, se cobraba por todo. Yo recogía los donativos de las ceremonias que se hacían en la Gompa [un templo con un enorme Buda, ‘escoltado’ por Shiva y Jesucristo].
Yo no sé cuánto dinero había porque lo metía en una bolsa de plástico y se lo daba a la responsable de la tienda de Mahasandhi, pero en la Gompa yo he llegado a meter a 180 personas para asistir a las enseñanzas de la lama Lena sobre percepción de la mente. Al Auditorio Municipal de Abanilla acudían más de 400 personas, para presenciar las clases de ayurveda sobre medicina tradicional de la India, a 4 o 5 euros de donativo por cabeza: se recogían unos 2.000 euros.
A todo ello hay que sumar que el complejo cuenta con una tienda para vender productos para sus ceremonias: como vasos de ofrenda, tambores tibetanos… Por asistir a los retiros espirituales se cobra de 300 a 435 euros por persona; en internet ofertan colecciones de audios con enseñanzas místicas, por precios que oscilan de 9 a 135 euros…
El flujo de ingresos debía de ser constante porque Mahasandhi se constituyó como fundación y empezó a promover la construcción de la estatua de Buda más alta de Europa, con 30 metros de altura.
Ese proyecto megalómano que se llegó a presentar al Ayuntamiento de Abanilla, para buscar subvenciones en las administraciones y captar donativos, era la guinda al complejo que el lama inició cuando hace quince años compró una casa cueva y una parcela, por dos millones y medio de las antiguas pesetas, en un descampado de El Tollé: una pedanía abanillera de 100 habitantes. El tirón espiritual de Trascendencia Total era tan grande que por aquel complejo de 100.000 metros cuadrados han pasado ingenieros industriales, docentes, psicólogos…
Algunos de ellos para vivir en una casa cueva, cambiando sus trayectorias profesionales por las enseñanzas espirituales del ‘lama de Murcia’, y otros, según cuenta Valmiki, se instalaban de manera temporal para convertirse en “renunciantes” de este mundo globalizado.
- ¿Qué hacía un renunciante?
- Francisco Javier: Un voto de renuncia durante un año, sin tener ninguna posesión material. Luego le hacían donativos a José Manuel y eso me parece indigno porque los tenía bajo su control espiritual.
- ¿Qué tipo de donativos le hacían a Trascendencia Total?
- Una profesora de música de Secundaria le regaló una furgoneta Mercedes, un valenciano le dio unos terrenos muy frondosos con agua, otro le donó su casa cueva y luego se la vendió a otra discípula y eso no me parece ético.
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