Kenia: ya son 425 los cadáveres de la secta que forzó a ayunar a sus adeptos
Reproducimos a continuación un artículo que ha escrito Luis Santamaría, investigador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).
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A pesar del clamoroso silencio de los medios de comunicación de todo el mundo, Kenia sigue desenterrando poco a poco más cadáveres como resultado de la masacre de la secta cuyo líder indujo a sus seguidores a ayunar hasta la muerte para “encontrarse con Jesucristo”.
Efectivamente, el pasado mes de abril se descubrió lo que había pasado en el bosque de Shakahola: las autoridades encontraban decenas de cadáveres de adeptos del Ministerio Internacional Buenas Noticias y detenían a su líder, Paul Mackenzie, que continúa en prisión, a la espera de juicio, junto con otros 29 sospechosos.
La búsqueda de muertos continúa
El diario keniano Nation, que realiza un seguimiento continuado de las noticias sobre la masacre, anunciaba el pasado 20 de julio que el número de muertos asciende ya a 425, tras el hallazgo de otros 6 cuerpos. En total, han sido rescatados con vida 95 adeptos de la secta que seguían con el ayuno.
La comisionada regional, Rhoda Onyancha, explicó que suspendían temporalmente la exhumación para hacer las autopsias de los 87 cadáveres de la cuarta fase de investigación.
No está resultando nada sencillo, habida cuenta de que “en algunos casos, descubrimos que Mackenzie había cultivado verduras encima de las fosas comunes. También había construido estructuras similares a casas para ocultar las tumbas”, según el ministro de Interior, Kithure Kindiki.Víctimas recluidas por su seguridad
Del total de adeptos rescatados por la policía, 65 siguen recluidos en centros de rescate mientras se intenta estabilizar su salud física y mental antes de dejarlos salir, tal como informa Nation. Cuando se hayan recuperado, volverán a sus casas, y no está previsto que sean juzgadas por su posible implicación en la masacre.
Como las víctimas siguen creyendo lo que les dijo el líder sectario, están siendo supervisadas y evaluadas psicológicamente para evitar más muertes. De hecho, recientemente hubo una huelga de hambre y un intento de fuga, movidos por la persistencia del fanatismo.
“Se negaron a comer del 6 al 11 de junio, diciendo que querían morir y ver a su Creador”, según declaró el cabo Joshua Nyambu. Parece que, incluso en su reclusión, hubo un aumento de radicalización. Sin embargo, desde la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia (KNCHR) se pidió que fueran tratados como personas con patologías mentales, no como criminales.
Otros detalles de la investigación
A lo largo de estos meses de investigaciones se ha podido conocer más sobre la secta gracias a supervivientes. Por ejemplo, revelaron que el mismo Mackenzie llegó a presidir los funerales de cientos de sus seguidores –fallecidos por el ayuno inducido–, elogiándolos como héroes ante el resto del movimiento radical de origen cristiano.
También se sabe que, aunque el hambre ha sido la causa principal de la muerte de un centenar de víctimas, otras fueron estranguladas, golpeadas o asfixiadas, según los médicos forenses. Muchos de los muertos son niños.
Por otro lado, aunque los análisis del ADN de los cadáveres comenzaron a realizarse en mayo, dos meses después las familias de los adeptos desaparecidos siguen en vilo, sin conocer la identidad de los muertos, sin saber si se trata de sus parientes.
Rogers Mwibo ha contado al diario Nation que su madre, su hermana y su sobrina vivían en el bosque de Shakahola con el resto de miembros de la secta. Por dos veces le han tomado muestras del ADN y continúa esperando. “Espero que encuentren a mis familiares con vida. Varias personas me han confirmado que mi hermana Maureen y su hija Neema están enterradas en Shakahola, pero no se nos permite visitar las tumbas”, afirma.
Cadáveres recién enterrados: ¿sigue funcionando la secta?
Algo que ha llamado la atención es que varios cuerpos exhumados del bosque la semana pasada parecían haber sido enterrados recientemente. Según fuentes cercanas a la investigación, podrían haber sido inhumados un mes antes, aprovechando dos semanas de descanso que se tomaron las autoridades entre la tercera y la cuarta fase.
“Algunos aún estaban frescos, las ropas que los cubrían aún estaban intactas”, dijo una fuente. Según el diario Nation, esto apunta a que en el bosque de Shakahola podría haber escondidos colaboradores del líder sectario continuando con su “misión” y dando sepultura a adeptos que seguirían muriendo de inanición.
Consecuencias institucionales
La polémica en el país continúa, tras una masacre que, según algunos, podría haberse evitado con un control más riguroso de los excesos de algunas confesiones religiosas. Los kenianos creen que su Gobierno no los ha protegido del fanatismo del pastor Paul Mackenzie, que ya había sido investigado y detenido varias veces en los últimos años.
El Senado de Kenia mantiene abierta una comisión de investigación donde se está hablando mucho en las últimas semanas. Allí ha podido oírse cómo algunos culpan a la Justicia por las sucesivas liberaciones del líder sectario tras sus arrestos previos, y a la Policía por no aplicar correctamente las leyes en este caso.
Además de pedir una mayor supervisión de las organizaciones religiosas, los kenianos señalan que la profunda crisis económica que vive el país, unida al elevado coste de la vida, han llevado a la población a la depresión y a la desesperación, haciéndolos vulnerables a estas formas de extremismo religioso.
Para más información:
- Al menos 90 muertos en Kenia por el ayuno que ordenaba una secta, InfoCatólica, 25/04/23.
- Un centenar de cadáveres de una secta en Kenia: éstas son las claves, Aleteia, 27/04/23.
- Masacre de una secta en Kenia: los obispos africanos ya habían alertado a líderes civiles, Portaluz, 28/04/23.
- Los obispos de Kenia piden regular los grupos religiosos tras la masacre de una secta, Aleteia, 9/05/23.
4 comentarios
El sujeto ése, vivito y coleando , ¿y sus seguidores?
Son muchos los que han matado a muchos, ésos crímenes contra la humanidad que andan muy felices los malvados , deberían ser pagados con su propia vida, que será lo único que les importa a ellos.
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