Luis Santamaria publica un nuevo libro y alerta sobre la «buena pantalla» que muestran las sectas
«Una de las características del pluralismo religioso es la existencia de las sectas. Se calcula que en torno al uno por ciento de la población española forma parte de esos grupos que se mueven en un amplio espectro que va entre lo religioso y la búsqueda del bienestar personal». Así empieza el texto que figura en la contratapa -lato sensu- de A las afueras de la cruz. Las sectas de origen cristiano en España, obra escrita por el teólogo y experto en sectas Luis Santamaría del Río.
A grandes rasgos, ese dato significa que, en plena era de la información y la comunicación, con las tres últimas generaciones más preparadas de toda la historia nacional, con una población de casi 48,2 millones de habitantes, según la Estadística Continua de Población que proporcionó el INE a 1 de abril de 2023, más de 480.000 personas en España están adscritas a algún grupo de carácter sectario.
Así comienza el reportaje que ha escrito Juanma de Saá para la Agencia ICAL, y que ha sido reproducido por una docena de medios de comunicación de Castilla y León.
Un nuevo libro
El éxito de la reciente presentación en Madrid de su último libro superó las expectativas de la propia editorial, la Biblioteca de Autores Cristianos, cuya temática habitual no suele despertar un gran interés mediático, al margen de sectores especializados. De los 99 grupos que Luis Santamaría analiza en el libro, 15 tienen presencia hoy en Castilla y León.
Luis Santamaría (Zamora, 1982) es licenciado en Teología y máster en Ciencias de las Religiones. En 2005, fue uno de los fundadores de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas y dirige su Biblioteca-Centro de Documentación ‘José María Baamonde’. Ha escrito varios libros sobre el fenómeno sectario y numerosos artículos de investigación.Es profesor de Religión en ESO y Bachillerato y en el Máster en Análisis de la Conducta Criminal de la Universidad de Salamanca. Imparte formación en varios países europeos y americanos sobre el tema, y asesora a familias afectadas, cuerpos de seguridad y medios de comunicación.
«Siempre ha habido una progresión en el avance de las sectas y, con la pandemia de coronavirus, hemos detectado mayor actividad. Es verdad que también hubo gente que aprovechó el confinamiento, por ejemplo, para abandonar ese tipo de grupos, pero hay una alternatividad que no podemos cuantificar», señala.
«Las redes sociales y las nuevas tecnologías han supuesto una cancha abierta para las sectas porque no necesitan hacer una inversión grande de dinero, sino que es muy fácil, dedicando tiempo y personas a esto, estar a la caza de víctimas en las redes sociales. Nuestra sociedad tampoco destaca por dedicar tiempo al discernimiento de las fuentes de información y a comprobar qué es verdad y qué es mentira. Entonces, las sectas llevan las de ganar en las redes sociales porque muestran un escaparate muy atractivo», advierte.
Los testigos de Jehová
Luis Santamaría hace hincapié en la libertad, como piedra de toque para detectar la virulencia de posibles grupos sectarios y previene sobre los que pueden tener «una buena pantalla hacia el exterior», especialmente cuando están impregnados de un notable tinte religioso cristiano. «A veces, nos quedamos con el escaparate, con la apariencia, y una característica de las sectas es el mimetismo. ¿Qué es lo que hay detrás? Por ejemplo, en el caso de los testigos de Jehová, hay un sistema de manipulación y de control social muy grande», señala.
«Estas cosas que conocemos de forma anecdótica, como son la negativa a recibir transfusiones de sangre, la negativa o la prohibición interna de celebrar los cumpleaños, de participar en Juegos Olímpicos, de participar en el servicio militar o cualquier servicio sustitutorio no son más que elementos para el control social de sus adeptos. Y las personas que abandonan la secta lo dejan claro», enumera.
Según un recuento que el propio Santamaría del Río hizo hace años sobre la base de 350 sectas identificadas en España, la ratio de las que tienen vinculación religiosa cristiana es de poco más de una a diez, pero eso no resta, en absoluto, importancia a su efecto.
«No estamos ante el tipo de sectas que más abunda, pero puede decirse que la mitad de las personas que están en sectas en España lo hacen en estos grupos. Sólo la suma de Testigos de Jehová, Mormones y Adventistas del Séptimo Día, cuentan con más de 200.000 adeptos», indica.
La realidad de Castilla y León
De los 99 grupos que Luis Santamaría analiza en el libro, 15 tienen presencia hoy en Castilla y León, concretamente, los Testigos de Jehová, los Adventistas del Séptimo Día, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días -más conocida como Mormones-, el Movimiento Misionero Mundial, la Iglesia de Unificación, la Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal, la Comunidad Apostólica Fronteras Abiertas, la Iglesia El Rey Jesús, la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, Vida Universal, Pía Unión de San Pablo Apóstol, la Iglesia La Luz del Mundo, la Iglesia Católica Ecuménica, la Iglesia Cristiana Esenia y la Iglesia Universal del Reino de Dios.
La presencia contrastada de estas agrupaciones no significa que no tengan presencia otras muchas ya que, con frecuencia, hay adeptos sueltos o que se reúnen en un ámbito más privado, sin contar con que todos pueden tener actividad a través de internet y tener arraigo en cualquier territorio.
«Merece la pena tener prevención hacia todos estos grupos. Yo creo que habría que tener cuidado ante los Testigos de Jehová porque se trata de un grupo normalizado y asumido entre nosotros desde hace un siglo y tenemos que saber el sufrimiento al que llevan a sus miembros detrás de esa cara agradable de personas que se reúnen pacíficamente y que comparten sus creencias con los demás por la calle», indica.
«Hay algunos grupos menos conocidos pero que están por aquí y que se han difundido por Castilla y León en muy poquitos años como, por ejemplo, la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, de origen colombiano; la Iglesia La Luz del Mundo, de México, cuyo líder está actualmente en la cárcel en Los Ángeles (Estados Unidos), y la Iglesia Universal del Reino de Dios, que se camufla tras el nombre Centro de Ayuda Cristiano, que viene de Brasil y que está en presente en Valladolid», anota.
Por provincias, según analiza Santamaría, Valladolid registra la presencia de más grupos, con ocho, concretamente, Testigos de Jehová (en la capital y en tres municipios), Adventistas del Séptimo Día, Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Iglesia Cristiana Esenia, Iglesia Universal del Reino de Dios, Iglesia La Luz del Mundo (en la capital y en Tordesillas), Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional y algunos estands informativos ocasionales de Vida Universal.
No obstante, la provincia de Ávila, con una población total cuatro veces inferior a la de Valladolid, cuenta con cinco grupos: Testigos de Jehová (capital y Arenas de San Pedro), Adventistas del Séptimo Día (capital y Poyales del Hoyo), Movimiento Misionero Mundial, Iglesia de Unificación (finca en Navas del Marqués) y varios adeptos de la Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal.
«Siendo una provincia pequeña, hay presencia, en ocasiones, muy simbólica, no importante en cuanto a cifras, de varios grupos. Estoy convencido de que la cercanía a Madrid influye en esto y no tanto en las de origen cristiano como las de tipo New Age, que tienen que ver con el esoterismo y pseudoterapias», apunta. «Aprovechan puentes y fines de semana para sus retiros y reuniones de descanso, buscando un pretendido autoconocimiento y sanación».
En León, da cuenta de Testigos de Jehová (capital y nueve pueblos), Adventistas del Séptimo Día (además de la Asociación Cultural Radio Adventista Castilla y León), la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (capital y Ponferrada), la Iglesia El Rey Jesús y la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional.
Salamanca registra la presencia de Testigos de Jehová (capital y dos pueblos), Adventistas del Séptimo Día, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el Movimiento Misionero Mundial, la Iglesia La Luz del Mundo y un sacerdote de la Iglesia Católica Ecuménica; Burgos, Testigos de Jehová (capital y cuatro pueblos), Adventistas del Séptimo Día, Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Comunidad Apostólica Fronteras Abiertas y Movimiento Misionero Mundial, y Palencia, Testigos de Jehová (capital y dos pueblos), un seminario internacional de Pía Unión de San Pablo Apóstol y algunos signos de Vida Universal.
Por último, en Segovia, el experto detecta la presencia de Testigos de Jehová (capital y dos pueblos), la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el Movimiento Misionero Mundial y la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional; en Soria, Testigos de Jehová y Adventistas del Séptimo Día y, en Zamora, Testigos de Jehová (capital y cuatro pueblos), Iglesia El Rey Jesús (en Benavente) e Iglesia La Luz del Mundo.
El uso de espacios públicos
Desde hace años, el teólogo ha prevenido a las instituciones sobre el uso de instalaciones públicas, solicitadas y alquiladas con normalidad, para celebrar conferencias, reuniones y actos proselitistas vinculados a sectas.
«Ahora parece que se trata el tema con más cuidado y las administraciones procuran no ceder sus espacios para esas actividades. Lo que pasa es que muchos grupos cumplen los requisitos legales, es decir, están registrados como asociaciones en el Ministerio del Interior, cumplimentan los formularios y cumplen las condiciones», comenta.
«En la actualidad, hay más precaución, sobre todo, porque ha habido casos en los que se ha cedido el espacio a representantes de grupos pseudoterapéuticos, que dan en público un discurso peligroso para la salud, que invita a abandonar tratamientos convencionales y que hacen un adoctrinamiento directo», añade.
Aislamiento y promesas
A pesar de toda la información disponible, la máxima es que no hay nadie totalmente libre de caer en las garras de una secta y, a modo de prevención, Luis Santamaría recuerda que es «fundamental» la libertad.
«Hay una sobrecarga de información que muchas sectas aprovechan para presentar la suya, cuidando mucho la imagen y cómo llegar a las personas y a sus necesidades particulares en un momento de crisis y vulnerabilidad. Hay que tener elementos para distinguir la verdad de la mentira», expone.
En cualquier caso, los dos primeros signos que invitan a sospechar son la oferta de soluciones vitales sencillas y el aislamiento. «Tiene que ponernos inmediatamente en guardia que nos ofrezcan soluciones fáciles, recetas mágicas, a problemas complejos, y es preciso observar y darse cuenta de la presión que ejercen para que no haya libertad, de la presión emocional, la ocultación de información y la veneración al líder», previene.
«Especialmente, darnos cuenta de que pretenden conseguir el aislamiento de la familia y los amigos, de cualquier fuente de autoridad o de cariño, de sus referencias fundamentales. Además, las sectas presentan una confusa mezcla de elementos espirituales, filosóficos, psicológicos y, a veces, religiosos, para llegar mejor a las personas desde ese pensamiento líquido», concluye.
4 comentarios
Discrepo. Un católico formado es imposible que caiga en una secta. Porque es consciente de la verdad de su religión, aunque se indigne a menudo por la deriva modernista de la Iglesia. Vive vacunado porque sabe que posee la verdad, aunque también esté desengañado por la condición humana, empeñada en diluir (ecuménicamente) esa verdad. Esa mezcla de Verdad y desengaño bloquea cualquier confianza en otras propuestas religiosas.
En fin, es alguien parecido a aquel ateo español al que le animaron para conocer a un grupo protestante. Su respuesta fue memorable: Mire, si yo no creo en la religión católica que es la verdadera, cómo voy a creer en las otras, que son falsas.
Me refiero en particular a dos puntos en concreto: uno el contenido de lo que se predica y otro el poco aprovechamiento de los medios a disposición.
Para nadie es un secreto que nuestras sociedades tan conflictivas hoy día, necesitan el anuncio del Evangelio, como un desierto necesita el agua. Violencia, corrupción y oscuridad hay por doquier, mientras la LUZ DEL EVANGELIO se mete debajo de la cama, privando a la sociedad de este faro luminoso. Se habla de todo menos del Señor Jesucristo, como solución a todos los problemas: al problema que es el hombre en sí. Por ejemplo, en la reciente celebración del Corpus, fueron ya varias parroquias las que hicieron la Procesión dentro del Templo, otras de noche, otras recorriendo la mínima cantidad de cuadras posible. Hay timidez (o falta de Fe) para proclamar a Jesucristo.
En referencia al segundo punto, por lo menos en mi país, se usan los medios católicos de radio y televisión, con un alto porcentaje de espacio para contenidos que no tienen relación alguna con el Evangelio. Para ponerles un ejemplo: en la principal televisora católica se pasa un programa cuyo contenido es explicar cómo funcionan y se manejan los aviones. Todo esto mientras las TV evangélicas hablan de Cristo en todo momento.
Las redes sociales, los espacios públicos, los púlpitos de los templos y otros recursos están a disposición de todas las ofertas religiosas; que algunas los aprovechen al máximo mientras la Iglesia Católica mira para el horizonte, no es culpa de aquellas. Parafraseando lo que dijo el Señor: son más astutos (y menos respetuosos y perezosos) los hijos del error que los hijos de la Verdad.
Esta publicación tiene 1 comentario esperando moderación...
Dejar un comentario