Gabriel, ex testigo de Jehová, vuelve a ser víctima de la secta 4 años después
“Te matan socialmente”. Así resume Gabriel lo que supone la salida del grupo. Ahora, los testigos de Jehová lo llevan a los tribunales porque ven lesionado su “derecho al honor”. Recogemos lo que ha escrito sobre él Luis Santamaría, investigador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).
Un reportaje reciente del diario español El Mundo contaba la historia de Gabriel Pedrero, que desde los 12 hasta los 16 años fue víctima de abusos sexuales por parte de un anciano (responsable local) de la congregación de los testigos de Jehová a la que pertenecía junto con sus padres.
El sufrimiento vivido en esta secta de origen cristiano no se quedó allí, sino que más tarde tuvo lugar la muerte de su madre tras negarse a recibir una transfusión de sangre. Y, cuando en 2019 Gabriel decidió abandonar el movimiento, experimentó en primera persona lo que significa el ostracismo al que someten los testigos a sus “apóstatas”.
Él se refiere a esta práctica como “mi muerte social”, ya que se vio privado incluso del saludo de los que antes eran sus “hermanos” en la congregación de los testigos de Jehová. Al principio, ni siquiera su padre le dirigía la palabra y, como seguía viviendo con él, la situación que vivió fue muy difícil, hasta que, desde la intransigencia inicial (inculcada por la secta), su padre fue flexibilizando su postura.La gota que colma el vaso
Esta aparición reciente de Gabriel en los medios de comunicación no se debe a la denuncia que ha interpuesto contra el “anciano” de la secta que abusó sexualmente de él durante la adolescencia –y cuya causa judicial terminará pronto–. No.
La razón es que los testigos de Jehová, además de llevar a los tribunales a una asociación que reúne a algunas de sus víctimas en España, han denunciado también a título particular a algunos exadeptos cuya actividad de información y prevención molesta especialmente a la empresa multinacional que maneja los hilos de la secta, la Watch Tower Society (y a su sucursal en España, llamada “Betel”).
Entre dichos exmiembros denunciados, llama la atención que se encuentre el propio Gabriel, que no tiene ningún cargo directivo en la Asociación Española de Víctimas de los Testigos de Jehová (AEVTJ). La razón es que Gabriel es uno de los socios más visibles de este colectivo, ya que se encarga de sus publicaciones en Facebook. Por eso van a por él.
Víctima por segunda vez
Gabriel Pedrero, en el reportaje publicado por El Mundo, refleja en unas pocas palabras lo que sucede cuando alguien pertenece a los testigos de Jehová: “No hay libertad ni puedes hacer preguntas; lo que vives dentro es un horror”.
Un horror que se repite, para él, tres años después de su salida. No sólo pasó a ser un “apóstata”, rechazado por los seguidores del movimiento (incluido su propio padre, como hemos visto), sino que ahora debe hacer frente a los dirigentes de la secta en un juicio que comenzará en Torrejón de Ardoz (Madrid) el próximo 13 de febrero.
El documento de la demanda, al que hemos tenido acceso, acusa a Gabriel de “intromisión ilegítima en el derecho al honor de la confesión religiosa Testigos Cristianos de Jehová”, le pide “la cesación en la divulgación de comentarios o informaciones” y “la retirada de los comentarios divulgados por el demandado en las plataformas Twitter, LinkedIn, Instagram, Facebook, Change.org y Youtube”.
Graves acusaciones contra un “apóstata”
Como puede verse, todo un intento de limitar su libertad de expresión, que se ve remachado por la petición de una “indemnización de daños y perjuicios por dicha vulneración, en favor de la confesión religiosa Testigos Cristianos de Jehová” y la condena en costas al demandado.
Los abogados de la secta llegan a denominar “información carente del más mínimo ápice de veracidad” a lo divulgado por Gabriel Pedrero. Entre otras cosas, citan la afirmación de la AEVTJ de que los testigos de Jehová son una “religión destructiva” que puede “arruinar su familia, su salud e incluso su vida”.
La secta ha hecho un trabajo exhaustivo de revisión de todo lo publicado por la asociación de víctimas y por el propio Gabriel, llegando a hacer transcripciones completas de lo dicho por el exadepto en vídeos publicados en Youtube.
Todo ello –aseguran los abogados de los testigos de Jehová– “ha causado un desprestigio público a la confesión religiosa en la medida en que han sido objeto de imputación tan graves como de ocultar delitos sexuales, mentir a las autoridades y tribunales en defensa de su organización, daños mentales generados por la pertenencia a la religión, acarrear suicidios de miembros, secta peligrosa y destructiva, incurrir en incumplimientos ilegales de los derechos humanos y la Constitución Española”.
Una historia de sufrimiento personal
Aunque fue bautizado en 2004, “he estado en realidad 30 años como testigo de Jehová”, explica Gabriel Pedrero. Cuando sufrió los abusos sexuales por parte del anciano de su congregación, “no me atreví a decírselo a nadie, porque sabía que no me iban a hacer ni caso –por la regla de que si no hay dos o más testigos oculares no mueven un dedo–. Decidí dejarlo ‘en manos de Jehová’ para que Él juzgase, creyendo que el fin estaba muy cerca, como decían”.
Pero pasó el tiempo y llegó a intentar suicidarse “porque me superaban muchas cosas vividas antes: los abusos sexuales, el fallecimiento de mi madre, la perdida de trabajo…”. Pudo recuperarse, pero cuenta que empezó a sentirse hostigado por los ancianos de su congregación: “me acusaron de robar dinero en las cajas de contribuciones y me hicieron un ‘comité judicial’ [órgano disciplinario interno]. El veredicto fue una censura”.
Desde aquel momento, sintiéndose vigilado de forma constante por los responsables de la secta, su salud mental volvió a empeorar, cayendo en estados depresivos. Hasta que “en 2019 decidí ‘desasociarme’ de los testigos de Jehová mandando una carta. Fue muy duro, porque pierdes a todas las personas que has tenido en tu vida… Te matan socialmente”.
Así presionaron a su padre
Salir de la secta, según explica Gabriel, “es como volver a nacer. Con una diferencia: cuando naces a nivel natural tienes la guía de tus padres, pero cuando sales de esta ‘religión’ no sabes nada, porque todo el mundo fuera de su burbuja es ‘de Satanás’. Cuando estás dentro, de prohíben intimar con las personas que no pertenecen al grupo, y menos tener celebraciones de este ‘mundo de Satanás’ que será destruido por Jehová, según ellos”.
Después de su salida, y siendo considerado ya como un “apóstata”, el superintendente de circuito (un jerarca de la secta por encima de los ancianos de las congregaciones) “al saber que yo estaba viviendo con mi padre, lo amenazó: si no me echaba de casa, le quitarían la responsabilidad que él tenía de ‘siervo ministerial’, el rango inferior al anciano. Al final, no lo hicieron porque mi padre dijo que la casa era mía también”.
El último episodio (antes del juicio) tuvo lugar recientemente, cuando falleció el padre de Gabriel. “Fueron al velatorio aproximadamente 120 testigos de Jehová. Pero sólo 8 de ellos me dieron el pésame, ninguno más. Ahí se ve la actitud extremista de no poder hablarle a una persona que ya no es testigo de Jehová –ni siquiera en esa situación–, y menos a un ‘apóstata’ por el simple hecho de contar nuestra experiencia dentro de la organización y publicarlo en una página de Facebook”.
Gabriel nos dice que no tiene “ningún miedo a la denuncia personal que me han puesto”, consciente de que siempre ha dicho “la verdad”. Y concluye con una frase que ha convertido, en los últimos tiempos, en su lema de vida: “juntos venceremos”.
15 comentarios
La multinacional de los testigos de Jehová tiene miles de millones de dólares, y está haciendo todo lo que puede para "lavar su honor". Pero su problema es que no tienen honor. Llevan tantas décadas mintiendo y ocultando, e irradiando sufrimiento mediante un férreo sistema de control de los individuos, que ahora ya no pueden tapar el sol con un dedo.
Gracias a la valentía de Gabriel y otros muchos (cada vez más), esta secta finalmente tendrá que adaptar sus reglas internas a la legislación universal de los derechos humanos.
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Que yo sepa los testigos de Jehová hablan con la gente, no raptan a las personas para convencerlas y que vayan a sus reuniones. Quienes se salen de la comunidad hablando mal de ellos, contando historias que los desprestigian, se exponen a ser denunciados para cortar el daño que provocan, y que le hagan el vacío o no le hablen puede ser verdad.
Religiones hay muchas que no son sectas, las sectas obligan y maltratan, pero las religiones respetan la libertad de las personas.
Hay que protegerse, tener cuidado, mucho cuidado, informarse bien para saber dónde se mete uno. Tener en cuenta que en España hay leyes que protegen a los ciudadanos de los daños o abusos que les dañen para poder defenderse.
Va siendo tiempo de que los gobiernos tomen cartas en el asunto ya que la secta viola lis DDHH.
Suerte Gabriel, la justicia se debe imponer
saludos a todos.. son muy valiente.
Desde merida, yucatan, México.
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